viernes, 26 de febrero de 2010

¿Se cae la locomotora?



Ante el nuevo peligro de un nuevo colapso financiero con las deudas públicas (crisis fiscal) que se extiende de EEUU a las potencias centrales del euro, el peligro del estallido de una burbuja en China reviste una importancia estratégica central por el alto nivel de dependencia y entrelazamiento que mantienen las primeras economías mundiales con su comercio exterior.


En un contexto internacional golpeado por la crisis fiscal emergente en EEUU y Europa, la economía china genera cada vez más dudas y sospechas a los economistas que siguen su evolución.

La mayoría de los analistas privados cree que la recuperación económica de China perdió fuerza en el cuarto trimestre de 2009, según una nueva encuesta realizada por The Wall Street Journal.

La conclusión contradice las estadísticas oficiales, que muestran una aceleración en el crecimiento, y pone de manifiesto las señales en conflicto que envía la economía en un momento en el que el gobierno trata de contener posibles burbujas sin descarrilar la expansión.

The Wall Street Journal sondea regularmente a economistas que hacen sus propias estimaciones del crecimiento frente al trimestre anterior, conocidas como apreciaciones secuenciales.

Ocho de los 10 economistas que respondieron la encuesta más reciente consideran que la expansión del cuarto trimestre fue más baja que la que transcurrió entre julio y septiembre. La mayoría pronostica un enfriamiento gradual con un crecimiento de 9% para el resto de 2010.

La situación se complica aún más por los pronósticos recién revisados del crecimiento trimestre a trimestre del Banco Popular de China.

Los números muestran una trayectoria sorprendentemente pareja: tras tocar fondo con una expansión de 4,3% en el cuarto trimestre de 2008, el crecimiento anualizado saltó a 11,4% para el segundo trimestre de 2009, cayó levemente a 11,0% y volvió a repuntar a 11,3% en el cuarto trimestre.

Este panorama es bastante diferente al pronosticado por la mayoría de los economistas que participaron en la encuesta: un mayor crecimiento en el segundo trimestre del año pasado debido a los efectos de los planes de estímulo, seguido de un enfriamiento a medida que menguó su impacto.

La suerte del mercado inmobiliario es un factor cada vez más importante para la economía china.

A medida que el gobierno retira paulatinamente sus programas de estímulo, las empresas privadas necesitan gastar más para mantener el ritmo del crecimiento.

El Banco Mundial estima que el boom de la construcción ha sido el principal motor de la inversión privada en el último año. Otros sectores son reacios a expandirse ante la debilidad de la economía mundial y el exceso de capacidad en las industrias locales.

El gran temor mundial es que China esté incubando su propia "burbuja" financiera, producto de la especulación bursátil con los fondos públicos orientados (como en Europa y EEUU) al salvataje de bancos y empresas en problemas.

"Ahora que las exportaciones afrontan tiempos difíciles, los bienes raíces se han convertido en un pilar del crecimiento económico de China", señala Ji Zhu, profesor de economía en la Universidad Tecnológica y de Negocios de Beijing. "Nadie quiere ver caer los precios de la vivienda", argumenta, ni los inversionistas, ni las empresas inmobiliarias ni, mucho menos, las autoridades gubernamentales.

La "Burbuja"


Los principales diarios financieros y analistas comparan a la locomotora china con Japón de los años '80 (cuando los japoneses compraron, por ejemplo, el Rockefeller Center de Nueva York) y su burbuja económica que acabó explotando, seguida de dos décadas de crecimiento raquítico.

Según The Financial Times, una debacle financiera china supondría la "amenaza más seria a las economías mundiales", sobre todo para las latinoamericanas, cada vez más dependientes del comercio con China para salir de la actual crisis.

Con una moneda infravalorada, y un crecimiento impulsado por las exportaciones y el crecimiento del mercado interno, ya hay señales de que la economía china se está recalentando. La inflación en diciembre pasado, por ejemplo, fue la más alta en casi dos años, y los precios de las propiedades inmobiliarias en Pekín y Shanghai se han disparado.

Por otro lado, y según The Wall Street Journal, si China retira los estímulos (rescates a empresas y bancos) de forma demasiado brusca, su economía podría ingresar en una desaceleración.

Las autoridades chinas están conscientes de que las comparaciones frente al año previo aplanan las tasas de crecimiento. El propio primer ministro, Wen Jiabao, enfatizó recientemente la importancia de usar estimaciones secuenciales. "Debemos incluir el efecto base del año pasado, fortalecer el análisis secuencial de los principales indicadores económicos y seguir de cerca los cambios en la demanda del mercado, para evaluar más fielmente la tendencia y hacer políticas macroeconómicas más focalizadas y eficaces", aseveró Wen en una reunión del Consejo de Estado el 19 de enero, según un comunicado del gobierno.

El renaciente mercado inmobiliario apuntaló la recuperación de la economía china durante el año pasado. Sin embargo, ahora este boom de la construcción podría convertirse en uno de los mayores riesgos que afronta el país a largo plazo.

En 2009, la economía china se expandió 8,7%, superando con creces la meta de 8% fijada por el gobierno a principios del año, cuando algunos economistas advirtieron que el crecimiento podría alcanzar apenas un 5%.

"Nos encontramos ante una tendencia secular de una demanda que aumenta con el tiempo pero, por otro lado, aún podría formarse una burbuja", explica Wang Tao, economista de China para UBS. "En la calle, desde luego, se intuye una sensación burbujeante: la gente espera para comprarse un apartamento de lujo como si estuviera haciendo cola para comprar repollo".

El riesgo es que se estén construyendo demasiadas viviendas a precios demasiado caros para encontrar compradores.

Esto, según el Journal, resultaría en un desperdicio de inversiones y deudas incobrables que debilitarían la economía. Incluso sin un estallido, un mercado de bienes raíces que sirve exclusivamente a un pequeño grupo de la élite urbana podría desembocar en un problema político para Beijing.

Por su entrelazamiento e interdependencia global, hay tres procesos centrales que determinan por estos días el curso de la economía mundial: La crisis fiscal de EEUU, la crisis fiscal de Europa, y la crisis comercial EEUU-China.

De esa relación estratégica, depende el equilibrio, o el desequilibrio, del resto de las economías de las áreas periféricas de Asia, África y América Latina.

Esta es la razón por la que el trípode estratégico EEUU-Europa-China, marcado por la crisis fiscal y un conflicto bilateral (cuyo desenlace puede detonar un nuevo colapso financiero y económico global), va a seguir marcando la agenda de la atención mundial en los días que se avecinan.

AUTOR : REDACCION
FUENTE : IAR

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