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jueves, 15 de mayo de 2008

ORIENTAR LA INVERSION PARA CONSTRUIR NACION

Un amigo que había leído mi artículo anterior sobre este mismo tema, me preguntó: ¿Cómo se orientan las inversiones? ¿Estás proponiendo utilizar aquellas medidas «primitivas» del pasado, exoneraciones tributarias y subsidios, que ya fracasaron porque afectaron terriblemente la caja fiscal? ¡No!, le respondí. Convendrás conmigo –le dije-- que muchos de los que gobernaron nuestro país cuando «favorecieron» a la inversión privada, emplearon un lenguaje oblicuo, porque no les importó su orientación ni las condiciones en la que se llevaba a cabo. Y, lo que es peor, siempre miraron hacia afuera cuando declamaron sobre producción y crecimiento económico. No es casual que el llamado modelo exportador tiene, en nuestro país, la antigüedad de sus oligarquías. Para estas, exigirle «condiciones de desempeño» a la inversión extranjera –como la que acaba de hacerle el pueblo piurano a la Minera Majaz-, era considerado una «conspiración» contra el crecimiento y desarrollo. Hay que leer Redoble por Rancas, de Manuel Scorza, para no olvidar a La Oroya convertida en un páramo.

Los gobernantes deben saber que la inversión privada nacional tiene limitaciones de financiamiento y de mercado, que la inversión extranjera no los tiene. Esta última, dirigida fundamentalmente a la producción de «commodities» (minería, petróleo y gas) o de servicios de alta tecnología (telefonía y electricidad), tiene financiamiento y mercados asegurados. No pasa lo mismo con la inversión privada nacional. ¿Por qué las medianas, pequeñas y micro empresas no crecen y aumentan su productividad sostenidamente? ¿Por qué estas empresas también anhelan exportar y ganar, sin hacer cambios técnicos o innovaciones en sus procesos de producción y sin mejorar las remuneraciones de sus asalariados? ¿Por qué cerca del 30% de los trabajadores de las pequeñas empresas y más del 50% de los trabajadores de las micro empresas, perciben salarios menores que el mínimo?

Limitación de Financiamiento
¿Qué hechos –me preguntó mi amigo-- impiden que se produzcan en nuestro país mejoras sostenidas en la productividad? Respondí: los mismos que obstaculizan la inversión privada nacional. No hay financiamiento ni mercados internos en expansión para ejecutar proyectos productivos de mediano y largo plazo. La gran mayoría de empresas (medianas, pequeñas y micros), no pueden innovar sus procesos de producción para hacerse más productivas. No hay proyecto de inversión cuya rentabilidad supere las tasas de 30% o 45% promedio de los créditos que obtienen en el mercado, con una inflación que no supera el 3% anual. Si la «revolución del crédito» que proponía Belaúnde para derrotar a la oligarquía financiera no hubiera fracasado, otra sería la situación. El «ruido político» de la coalición APRA-UNO de esos años, constituido de motu proprio en «primer poder del estado», nos hizo perder la oportunidad de desarrollarnos. Hay que expandir el mercado de capitales, adecuando su marco regulatorio, para que las medianas y pequeñas empresas puedan financiar proyectos de mediano y largo plazo emitiendo bonos con garantías soberanas o de instituciones financieras internacionales. Imagínate –-le dije-- la «revolución capitalista» que ocurriría en el país si las diez o veinte empresas, con los mejores antecedentes crediticios, se asociaran para emitir un bono garantizado de sólo cinco años de plazo, para empezar, a tasas equivalentes a la cuarta parte de la tasa promedio que hoy pagan.

Limitación de mercado
Por otro lado, la limitación de mercado ha generado una propensión a mirar y admirar todo lo que está «fuera de nosotros mismos». Fracasó también la «Colonización Vial» de la que nos hablaba en los años sesenta el presidente Belaúnde, por las mismas razones que fracasó su «Revolución del Crédito». Para crear y expandir los mercados internos, poniendo en valor tierras aun no explotadas de la sierra y de la selva del país, hay que ocupar el territorio con infraestructura económica y social (buenas carreteras, telecomunicaciones, electrificación, aeropuertos, módulos de escuelas y colegios, hospitales, canales de riego, etc.); pero en serio, no la infraestructura de «sierra exportadora» ni los caminos rurales que financian las conocidas instituciones multilaterales. Sólo así los empresarios nacionales arriesgarán sus capitales para producir, abasteciendo tanto el mercado interno como el mercado externo. Con mercados en expansión ya no será imposible que las empresas introduzcan cambios técnicos en sus procesos de producción para producir más y mejor, es decir, para aumentar su productividad y, por ende, su competitividad. Es, además, la manera de integrar la economía con la geografía y demografía del país, de construir una verdadera Nación.

Carrera hacia el fondo
La ideología neoliberal –le dije a mi paciente amigo-- ha resucitado el viejo fenómeno de fines del siglo XIX conocido como la «carrera hacia el fondo» (Race to the Bottom). Es la competencia entre países para atraer inversiones que dio lugar al desmantelamiento de los estándares regulatorios. El mismo fenómeno ocurrió en los Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX, cuando sus estados compitieron entre sí para atraer empresas y capitales a sus localidades. El resultado de este tipo de competencia fue la reducción generalizada de impuestos y el abaratamiento generalizado de la mano de obra, que hicieron más desigual la distribución del ingreso y aumentaron el porcentaje de población en situación de pobreza.
Esta es la receta de nuestros neoliberales criollos. Para estos, la competitividad en los mercados internacionales se conserva o se gana con salarios bajos y, si acaso, manteniendo a la abrumadora mayoría de los trabajadores con salarios por debajo del mínimo. Esta es la base del modelo exportador que preconizan. Poco se habla de los modos de mejorar la productividad que es la manera genuina de ganar competitividad en los mercados internacionales. La razón, imagino, es que hablar sobre este tema necesariamente nos conduce a mirar hacia adentro para mirar mejor hacia afuera.

El Perú como commodity
Para terminar –dije--, la creación de mercados internos y el desarrollo del mercado de capitales, adecuándolos al objetivo de construir Nación, son tareas que deben ser parte de la lucha política, en esta primera década del siglo XXI, para enfrentar a la derecha y al entreguismo de nuestro país. Para enfrentar a los que hoy reencarnan a José Rufino Echenique (1851-1855), el de la consignación del guano, con su peculiar lotización del mercado internacional; a Mariano Ignacio Prado (1876-1879), el de la inefable ley de bases de la minería; a Eduardo López de Romaña (1899-1903), el del primer Código de Minería; a Manuel Apolinario Odría (1948-1956), el del segundo Código de Minería y de la primera depreciación acelerada de activos; y, a Alberto Fujimori Fujimori (1990-2000), el de los contratos de estabilidad jurídica y tributaria, y restaurador de la depreciación acelerada de activos. Esta es, pues, también la manera de enfrentar en estos años, al gobierno del aprismo alanista, el del «óbolo» minero, que, al igual que los anteriores, representa, como dice ese ilustrado periodista César Hildebrant, «la economía primaria del saqueo colonial, la subasta invertida del Perú como commodity».


AUTOR : FELIX JIMENEZ, ECONOMIA POLITICA PERUANA, SETIEMBRE 2007

DERECHA ECONOMICA, EMPRESAS ESTATALES Y PUEBLOS IGNORANTES


Uno de los temas que la derecha económica peruana no ha logrado entender es el rol de las empresas públicas en países como el nuestro. Su punto de partida es dogmático: "la actividad empresarial del Estado debe desaparecer, por lo que hay que privatizar todas las empresas públicas". Se han quedado anclados en 1990, con las consignas del ya fenecido Consenso de Washington, lo que no ha pasado con la derecha de otros países.

El punto más alto de su incomprensión fue el "arequipazo" del 2002 que les impidió privatizar las eléctricas EGASA, Arequipa, y EGESUR, Moquegua y Tacna. Su reacción fue, de un lado, tildar al gobierno de "débil" y, de otro, decir que son tontos los tacneños, arequipeños y moqueguanos pues "ignoran los beneficios de la privatización".

Como no pudieron privatizarlas, se dedicaron a impedir que crezcan, negándoles la reinversión. Ojo: como los fondos provienen de sus propias utilidades, no significan desembolso alguno del Tesoro Público, lo que demuestra su eficiencia.

Para muestra, algunos botones. Dice FONAFE, dependencia del MEF dueña de las acciones de las empresas públicas: "el principal problema en la gestión de EGEMSA (Cusco) es la demora en la aprobación de la viabilidad del proyecto de la II Etapa de la Hidroeléctrica de MachuPicchu, a cargo del MEF (Evaluación, II Trimestre 2004). La II Etapa reduce las tarifas eléctricas en todo el Perú en 1,5%. ¿Por qué este absurdo? Recién ahora, a fines del 2005, parece que el MEF ha autorizado esta inversión.

A ENAPU, desde 1999 no la dejan invertir en las grúas pórtico en el Muelle 5 del Callao, lo que es un ataque directo a nuestra competitividad y proyección estratégica al Sudeste Asiático. Otra vez, dice FONAFE: "en el II Trimestre 2005, ENAPU no tuvo el déficit programado de S/. 5,5 millones, sino un superávit de S/. 39,9 millones, debido a que no aplicó la rebaja de tarifas aprobada por Ositran, lo que incidió en su gestión" (Evaluación, III Trimestre 2005).

ENAPU no aplica la rebaja porque el Estado la obliga a pagar las pensiones de la 20530 (S/. 66 millones anuales), por lo que acudió al Poder Judicial. Pero la dueña FONAFE no apoya a su empresa, sino que quiere que pierda plata, para privatizarla. De Ripley.

A Petroperú, hace años que el MEF y el SNIP le demoran la ampliación de la Refinería Talara, necesaria por consideraciones ambientales (reducir el azufre) y económicas (se importaría menos Diesel 2). No solo eso. Le impiden competir con las mismas reglas de la empresa privada, imponiéndole exigencias absurdas con el CONSUCODE. Las Comisiones de Economía y Energía y Minas del Congreso también ponen su granito de arena, pues hace 3 meses que tienen el dictamen aprobado para la modernización de Talara. Pero como discuten los "gastos de desinstalación…."

Podríamos seguir, pero hay que concluir. Para la derecha económica, las estatales deben desaparecer, por lo que no se les deja invertir, aunque esto implique pérdidas para el país. Tal cual. Piensan que su deterioro llevará a que el público se queje (es lo que hacen con Sedapal), generando las condiciones para privatizarlas.

Mientras, en toda América Latina hay empresas públicas exitosas (Petrobras, Codelco). Hasta en Perú florecen las estatales extranjeras (comenzando por la estatal chilena ENAP, que ha comprado los grifos de Shell, ex Petroperú, con el Grupo Romero), alentadas y aplaudidas por ProInversión, así como por la Sociedad de Minería y Petróleo, la Asociación de Empresas de Servicios Públicos y sus "think tanks".

Y después no quieren que el país se indigne y se radicalice, comenzando por Arequipa, Moquegua y Tacna, pueblos dignos a quienes llamaron "tontos" e "ignorantes". En los 90, los neoliberales llevaron el péndulo económico a la extrema derecha, lo que convino a los intereses de unos pocos, pero no al país. Es hora de ponerlo al medio.

AUTOR :HUMBERTO CAMPODONICO, CRISTAL DE MIRA,DICIEMBRE 01, 2005

CADAVERES EN EL CUARTEL LOS CABITOS

En las últimas semanas, el Instituto de Medicina Legal ha recuperado 81 cuerpos de hombres, mujeres, niños y no nacidos, enterrados en fosas clandestinas dentro del cuartel militar Los Cabitos, en Huamanga. Entre ellos, niños con disparos en la cabeza.

Recordemos que, según el informe de la CVR (tomo VII), "el cuartel Los Cabitos tenía una estructura jerarquizada rígida por su condición militar; que el comando político militar tenía a su cargo el planeamiento y ejecución de las operaciones militares que se realizaban en la zona; que las instrucciones emitidas por el comando eran acatadas por todo el personal bajo el riesgo de ser sancionados por desobediencia... resulta evidente que los altos mandos de la citada instalación militar han tenido el dominio y control de los actos violatorios de los derechos humanos".

Además, la CVR señala que existió en Huamanga, entre 1983 y 1984, un patrón sistemático de actuación en la lucha contrasubversiva, que implicó la violación de los derechos humanos: "se puede apreciar la existencia de un patrón de conducta (que) se caracterizó por seguir las siguientes fases: detención arbitraria, conducción a una instalación militar, tortura, liberación selectiva, ejecución extrajudicial y desaparición. En el caso de las detenciones arbitrarias, los agentes no se identificaban al momento de realizar las intervenciones y, posteriormente, negaban haberlas perpetrado". "Los lugares donde se mantenía irregularmente privadas de su libertad a las personas detenidas por la fuerzas del orden fueron el cuartel Los Cabitos y, excepcionalmente, el inmueble conocido como La Casa Rosada".

Los macabros hallazgos de las últimas semanas confirman las tesis de la CVR.

Haciendo un esfuerzo por entender cómo estos sucesos fueron posibles, recordemos que las fuerzas del orden recibieron el encargo de enfrentar a un sanguinario proyecto subversivo, en un contexto en el cual no se conocía al enemigo, en el cual el liderazgo político no tenía una idea clara de qué estrategia proponer, ni en el gobierno ni en la oposición (tampoco la elite intelectual). En este marco, las fuerzas del orden implementaron una estrategia contrasubversiva que opuso el terror del Estado al de Sendero Luminoso, mientras las autoridades políticas optaron por mirar hacia otro lado y desentenderse del asunto.

Con la ventaja que da el tiempo, sabemos hoy que no hay nada que pueda justificar este tipo de prácticas. No solo por su naturaleza criminal; además, porque resultaron ineficaces para solucionar el problema. Con el correr de los años se entenderá que la población no era cómplice, sino víctima del terrorismo, y que, por lo tanto, había que establecer una alianza firme con ella. Entre otras lecciones, que ojalá hayamos aprendido.

Imágenes de La República
http://www.larepublica.com.pe/content/view/217033/483/
AUTOR : MARTIN TANAKA, BLOG VIRTU E FORTUNA

CECILIA RECUERDA A JAVIER

Cecilia Heraud Pérez, hermana de Javier, ha escrito el texto que hoy ocupa, con todo derecho, el espacio de esta columna que, en días pasados, recordó al poeta asesinado el 15 de mayo de 1963, hace exactamente 45 años. Ella tuvo la generosidad de agradecerme, en nombre de la familia Heraud, lo que yo apenas pude balbucear en aquellas líneas que ­evocaron la imagen de un poeta que sólo quería que su patria fuera hermosa y justa y que pereció acribillado en ­“ese paraje humeante” que más tarde, en su discurso de aceptación del premio Rómulo Gallegos, recordaría también, doliente e indignado, Mario Vargas Llosa. Hoy le toca a Cecilia recordar a su presente hermano. Que los encumbrados asistentes a la reunión que ha feriado a Lima se enteren de que el Perú no es sólo negocios y oportunidades. Que sepan que nuestro país tiene deudas viejas y deberes olvidados. Y que Javier Heraud también nos encarna y nos encara. (¡Pensar que hoy el buen Javier sería llamado, gracias al triunfo semántico de la Caverna, un terrorista!)

“Hace 45 años Javier Heraud fue muerto en el río Madre de Dios, en ese río enorme donde paradójicamente se ha instalado la base de lo que será el puente que unirá la carretera interoceánica que se espera traiga progreso y desarrollo en la zona. Hace 45 años, Puerto Maldonado, capital del departamento de Madre de Dios, era un pueblito de apenas unas cuadras y unos pocos miles de habitantes –no sé exactamente cuántos–.

Yo visité la tumba de mi hermano en noviembre de 1963, ­apenas unos meses después de su asesinato, y aprecié el atraso y el ­abandono. Javier, en realidad, iba de paso a Puerto Maldonado. No fue a quedarse ni a iniciar allí ninguna acción. Según versiones que recogí, el pueblo fue azuzado por curas y autoridades, los gamonales de siempre que tienen miedo a perder lo que tienen. Y lo mataron: a él, que sólo quería luchar por los pobres de su tierra.

Desde entonces acudí a su tumba en varias oportunidades y me hice amiga de algunos pobladores y autoridades, gente buena que cuidó la tumba de Javier con amor y dedicación. El cementerio “Los Pioneros” era un hermoso lugar donde paseaba y charlaba con Javier. El día de hoy su abandono es impresionante. Un lugar que debería ser la memoria colectiva del pueblo y sus precursores es un lugar abandonado, con maleza que no permite ver más allá de unos metros. La hermosa puerta de hierro fue clausurada y se abrió otra en una esquina, en lo que antes era el final del cementerio. Se ingresaba por allí y se lograba llegar casi sólo hasta la tumba de Javier. Lo demás estaba abandonado y hasta las tumbas habían sido destrozadas, no sé si por robos o por los traslados al nuevo cementerio.

Pero este 29 de abril la tumba de Javier estaba limpia y cuidada como siempre. Un cartel pegado decía: “Gracias hermanitas por venir a visitarme. Javier”. Ni el amigo que nos esperaba sabía que habíamos iniciado el viaje de regreso de Javier a Lima.

He dormido todo/ un año/ o tal vez he muerto/ sólo un tiempo/ no lo sé./ Pero sé que un año/ he estado ausente,/ sé que un año he descansado,/ sé que en ese tiempo/ las moras y las frutas/ secaban sus raíces/ triturándolas/ de sabor y regocijo/. Yo descansé/ en la tierra/ y felizmente/ mi corazón no se secó con la humedad/ del llanto,/ no sollozó,/ no reclamó tristezas pasadas/.

He vuelto ya./ Mamá, papá,/ he vuelto. Hermanos,/ aquí estoy/ como antes,/ cantando en las noches del invierno/ con mi seco corazón de pan y piedra/. Gustavo, tú has crecido/. ¿Y ya no cuentas/ con los dedos/ y ya no lees/ letra a letra/ y ya no sueñas/ con los tigres y elefantes?/ Es cierto, padres,/ hermanos, aquí estoy./

He estado un largo año/ tendido en la hierba del olvido/ cubierto por las hojas/ del ­amor y del otoño/. Ya he descansado un poco,/ lo confieso,/ yo partí/ sin despedirme,/ pero es que en mi corazón/ no cabían ya más flores/ en mi corazón no entraba ya/ el duro secreto de la vida/…

Y seguía caminando,/ pensando en el pan/ caliente de la casa,/ saboreando el arroz/ preparado por mi madre,/ sintiendo a mi cama con sus sábanas felices…/

Pues sí, trajimos a Javier de vuelta a Lima, a descansar junto a mi padre y cumpliendo un deseo vivo de mi madre. Ella misma firmó el poder que nos daba para iniciar las gestiones del traslado. Y lo hicimos con mucho amor.

Pedimos al Equipo Peruano de Antropología Forense para atenderlo como Javier se lo merecía. Yo deseo expresar la sensación que sentí cuando sus huesos aparecieron increíblemente ante nuestros ojos. Era como si Javier nos estuviese diciendo: “los he estado esperando 45 años”.

José Pablo y Franco han limpiado y recogido cuidadosamente el cúbito, el radio, el fémur, su mandíbula, sus dientes, vimos la muela del juicio apareciéndole, como justamente suele hacerlo, entre los 20 y 21 años (los que él tenía), su húmero, su tibia y peroné, su hermosa cabeza, su pelvis… Fue un regalo de hermano. Y el dolor de tantos años se transformó en ese consuelo que buscan todos los que pierden a un ser amado al que no pueden dar sepultura.

Hemos traído en ­avión a Javier, lo hemos tenido ­una noche con nosotros y lo hemos despedido los hermanos cantando Porque mi patria es hermosa,/ como una espada en el aire,/ y más grande ahora y/ más hermosa todavía,/ yo hablo y la defiendo con mi vida…

Y lo hemos sepultado junto a nuestro padre, según expreso deseo de esa mujer maravillosa que le dio vida y que ha vivido esperando este momento.

Por primera vez, al decolar el avión de Puerto Maldonado, no se me quebró la garganta por el llanto como cada vez que partía dejándolo solo en esas tierras. Ahora podremos visitarlo siempre y llevarle flores a su tumba. Si bien ­eso no lo devolverá con vida, sí nos dará consuelo y nos ­ayudará a ser mejores que antes, como él hubiese querido.
AUTOR : CESAR HILDEBRANT, DIARIO LA PRIMERA,5/15/2008