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domingo, 14 de febrero de 2010

La crítica de Krugman


Con un artículo que se titula “¿Cómo pudieron los economistas equivocarse tanto?”, el premio Nobel Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton, hace una reflexión sobre las buenas intenciones camino al infierno. Así, pasa lista a los profesores que de un modo u otro habían dado por sentado el hallazgo de la verdad absoluta macroeconómica. Mencionaré a dos: Olivier Blanchard, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y Robert Lucas, de la Universidad de Chicago.

El primero es economista jefe del FMI y afirmó, en un escrito titulado “El Estado de la Macro”, que “después de la explosión de la macroeconomía en la década de los 70, hubo un enorme progreso y una convergencia sustancial… una visión compartida (entre neokeynesianos, neoclásicos y teóricos del crecimiento) sobre las fluctuaciones y la metodología” de esta rama de la economía. “No todo está bien”, reconocía, pero “el estado de la macro está bien”, concluye.

Blanchard menciona, en una nota al pie, el desacuerdo de Robert Solow y dice que para estar seguro de no estar desvariando organizó una conferencia cuyos textos están publicados en el “American Economic Journal: Macro”. Además, cita a Robert Lucas y Thomas Sargent (1978), quienes dicen “que las predicciones keynesianas fueron totalmente incorrectas y que la doctrina sobre la cual se basaron estaba fundamentalmente errada, que ahora son simplemente datos que no dejan espacio para novedades en la teoría económica”. Con ello, “la tarea que enfrentan los estudiosos del ciclo de negocios es el de revisar, a partir de los restos, qué elementos quedan de aquel acontecimiento intelectual notable llamado la Revolución Keynesiana, y cuáles otros deben ser desechados”.

El tema de Lucas y Sargent es si debe de mantenerse el dinero restringido y los equilibrios, externo (entre exportaciones e importaciones) e interno (entre ahorro e inversión), o no. Ellos culpan a las políticas keynesianas (dinero laxo y desequilibrios) de la crisis estadounidense de los 70, que registró inflación (por encima del 10%) y un estancamiento que se transmitió al resto del mundo.

La crítica de Krugman prosigue con Robert Lucas, Nobel de Economía en 1995 y profesor de la Universidad de Chicago, quien en el 2003 dijo que “la macroeconomía nació como un campo distinto en la década de 1940, como parte de la respuesta intelectual a la Gran Depresión. El término se refiere al cuerpo de conocimientos y experiencia que esperábamos evitara la repetición de ese desastre económico”. Lucas afirmaba creer que la estabilidad de los agregados monetarios y del gasto nominal en EE.UU. de la posguerra fueron importantes para la estabilidad de la producción y del consumo durante esos años, comparada con la experiencia del período de entreguerras y la experiencia contemporánea de otras economías”.

¿Qué pasó, entonces?

¿El Fracaso de la economía positiva y el retorno de la economía normativa?


Paul Krugman en su citado artículo[i] recuerda que Keynes[ii] propone el incremento del gasto público en momentos de desaceleración económica, es decir propone incrementar el gasto público – vía empleo e inversión – y la demanda efectiva manteniendo la economía libre, antes que insistir en la lógica de un Estado interventor en la economía. En la lógica de Keynes, no se rescatan bancos ni empresas. Krugman lo señala ahora por la campaña de prensa en contra del incremento del gasto público y la intervención del Estado en la economía.

Milton Friedman en 1953 cita John Neville Keynes[iii], padre de John Maynard Keynes, quien sostiene que la economía positiva debe de ser una ciencia con capacidad para predecir. La política económica “correcta”, dice Friedman, depende menos del progreso de la economía normativa como tal y más del progreso de la economía positiva que brinda conclusiones que son y merecen ser ampliamente aceptadas.[iv]

La interrogante de Krugman es cómo se sigue aún enseñando economía positiva, cuando no pudo predecir la crisis del 2007, la más importante desde que dicha teoría se construyó en los años 50 ni los marshallianos la crisis del 29. Es decir los positivistas económicos tienen poco que mostrar en términos de predicción, cuando resulta justamente que convertir la economía a fórmulas matemáticas tiene como objeto predecir.

La economía normativa de otro lado es el enfoque caracterizado por el predominio de juicios de valor -"lo que debería ser"- y se encuentra estrechamente asociado a la formulación de estrategias y políticas económicas, mientras que la economía positiva busca conocer cómo son los procesos económicos, sin anteponer juicios de valor. J.M. Keynes buscaba “pleno empleo” porque pensaba que eso era lo deseable y por lo tanto orientó la política económica en esa dirección.

La diferencia entre ambos enfoques en realidad es de valores. Para unos la ciencia económica debe de estar en función del bienestar de las personas, para los otros en función del desentrañamiento y predicción de los hechos de naturaleza económica que acaecen en el mundo. En líneas generales, lo que se enseña como buena economía desde los años 70 del siglo XX es esto último. El único problema es que funciona bien sólo cuando la economía se encuentra estable.

Las proyecciones de crecimiento efectuadas por el FMI, – que en julio pasado proyectaron para las economías del G7 una contracción del PBI el doble de lo anticipado en enero de este año, – es una muestra de la inutilidad de las proyecciones, requiriendo posiblemente más del ojo experto y menos sólo de fórmulas para predecir el desempeño económico. Las matemáticas, aunque no predigan la realidad, dan certezas porque las ecuaciones bien hechas funcionan perfectamente. Esa es la médula de la crisis de la profesión a inicios del siglo XXI.

i] “How Did Economists Get It So Wrong?”, 6 de setiembre, 2009, New York Times Magazine, http://www.nytimes.com/2009/09/06/magazine/06Economic-t.html
[ii] Keynes, J.M. The General Theory of Employment, Interest and Money. Ed.: McMillan, C. London, 1936.
[iii] Keynes, J.N. (1890), The Scope and Method of Political Economy, 1890
(4th ed., 1917). New York: Kelley Reprints of Economic Classics, 1963.
http://socserv.mcmaster.ca/econ/ugcm/3ll3/keynesjn/Scope.pdf
[iv] Friedman, Milton, Essays in Positive Economics, “The Methodology of Positive Economics”, U of Chicago Press, 1953, p.7.


AUTOR : Oscar Ugarteche es economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI e integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org

FUENTE : OBELA.ORG

lunes, 1 de diciembre de 2008

POLITICA MACROECONOMICA DE VACACIONES

Un sismo económico está recorriendo el mundo. El epicentro es Estados Unidos y sus ondas están remeciendo al planeta Tierra. Más de la mitad del mundo está en recesión y el resto puede seguir la misma ruta. En todo el mundo se están tomando medidas para enfrentar la crisis; menos aquí. Nos hemos tomado en serio lo del blindaje y lo del “Perú, refugio de la inversiones del mundo”. La política macroeconómica está de vacaciones.


Para que el sector externo no explote y para que la economía siga creciendo, no sirve limitarse a la receta del curandero: “Si tienes fe, sanarás”. El MEF y el BCRP tienen que actuar desde hoy para impedir la primera recesión y crisis de balanza de pagos de este siglo.


La probabilidad de una crisis de balanza de pagos, o de una recesión en el 2009, no es nula. Un sismo de grado mucho menor, con epicentro en un país emergente – Rusia, 1998- provocó una crisis de balanza de pagos, un salto de más de 15 % del tipo de cambio real entre fines de 1998 y principios de 1999, que nos trasladó de la euforia, con 7% de crecimiento en 1997, a la depresión, crecimiento de -1 %, con quiebra de bancos incluida, en 1998.


La amenaza de crisis de balanza de pagos y de recesión existe porque no se ha activado aun una política macroeconómica apropiada para enfrentar al choque de demanda externo más fuerte de las últimas décadas.


Las cuentas externas han pasado de azul a rojo. La recesión mundial, que ha hecho caer nuestras exportaciones, con importaciones aun dinámicas, ha producido en octubre un déficit comercial de más de USD$ 300 millones, el más alto de los últimos 10 años. Por otro lado, se han interrumpido las líneas de crédito externo de corto plazo para los bancos locales.


En un sistema de tipo de cambio libre, este choque externo debiera tener un impacto notable sobre el precio del dólar, cosa que no ha ocurrido aquí. En los últimos meses, mientras el resto de países latinoamericanos ha devaluado en más de 20 %, nuestro tipo de cambio está prácticamente fijo. Vender dólares para mantener el tipo de cambio fijo, y mostrarlo como ejemplo de solidez de la economía peruana, es imprudente.


A la velocidad que se están perdiendo reservas internacionales- US$ 6000 millones en los últimos tres meses- una de nuestras fortalezas, tener elevadas reservas, puede convertirse rápidamente en historia. Hay muchos ejemplos, aquí y en el mundo, que un esquema de intervención cambiaria que retrasa el tipo de cambio puede terminar en una crisis de balanza de pagos. Esto es, un salto virulento del precio del dólar que ocurre cuando el banco central se queda sin las reservas suficientes para seguir defendiendo el tipo de cambio.



Cuando el tipo de cambio salta, de la euforia puede pasarse rápidamente a la depresión: México 1994, Perú 1998, Brasil 1999 y Argentina 2001 son algunos ejemplos que muestra la historia. El deterioro de los salarios reales y la incapacidad para pagar las obligaciones en moneda extranjera de familias o empresas que tienen ingresos en moneda nacional, que produce el salto del dólar, son los activadores o amplificadores de la recesión.


El problema es que el BCRP sigue operando como si la inflación fuese el problema central y por eso ha congelado el tipo de cambio. Pero la inflación, a pesar de los ajustes recientes en algunos precios regulados, descenderá en los próximos meses, por la caída de la inflación mundial y la reducción de nuestro ritmo de crecimiento.


Por otro lado, el nuevo contexto externo amenaza también con interrumpir el crecimiento de la economía peruana. Primero, porque la caída de la demanda por nuestras exportaciones está afectando al precio y al volumen de nuestras exportaciones. Segundo, porque se están recortando las líneas de crédito del exterior con el que se financia parte del crédito bancario en dólares. Tercero, porque la caída de los precios de nuestras exportaciones, al bajar la rentabilidad de algunos proyectos en marcha y otros que estaban en proceso, está reduciendo el ritmo de crecimiento de la inversión privada.


El cuarto factor, que no se ha activado aun, y que puede decidir el curso futuro que tome la economía peruana, es la dirección que tomará el crédito bancario agregado. El auge del crédito bancario que ha sostenido el crecimiento reciente puede interrumpirse como resultado de la salida de capitales, por alguna señal de fuerte enfriamiento de la economía o por la amenaza de una crisis de balanza de pagos. En estos casos, el optimismo exagerado de banqueros y empresarios puede convertirse rápidamente en un pesimismo infundado, paralizando el mercado de créditos y la inversión privada.


¿Qué hacer para que la economía peruana siga creciendo en el 2009 y, al mismo tiempo, no explote una crisis de balanza de pagos?


En política fiscal, además de poner el pie en el acelerador de la inversión de los gobiernos regionales y locales que tienen recursos del Canon y las regalías, hay que cambiar el Proyecto de Presupuesto 2009 para hacer un espacio a la inversión pública del Gobierno central que compense la caída de demanda externa. Hoy, a diferencia de 1998, el fisco cuenta con esos recursos financieros y no hay necesidad de pasar por el aval de los mercados internacionales, vendiendo bonos afuera, ni del FMI, cuyos tecnócratas, en escenarios como el actual, suelen recomendar bajar el gasto público y subir la tasa de interés.


En política monetaria, hay que conjurar la sequía crediticia en moneda extranjera con una política monetaria expansiva en moneda nacional. Eso significa que debe iniciarse una fase de reducciones de la tasa de interés de referencia del BCRP que amortigüe los efectos de la contracción del crédito en moneda extranjera.


Sin embargo, esta política keynesiana, apropiada para economías más grandes y más cerradas, puede ser aquí el detonante de una crisis de balanza de pagos, porque deteriora la balanza comercial y puede acelerar la salida de capitales. Por eso, en el Perú, esta política necesita estar acompañada de una elevación apreciable pero ordenada del tipo de cambio real, aun cuando eso signifique demorar la caída de la inflación y, simultáneamente, de acciones que frenen el crecimiento de las importaciones, sin afectar a la producción nacional, como el alza del ISC a los bienes importados.


Si evitamos una crisis de balanza de pagos y mantenemos una tasa de crecimiento decente en el 2009, podremos decir, con propiedad, que el Perú es una estrella que logra observarse en un cielo nublado.

AUTOR:WALDO MENDOZA BELLIDO
FUENTE:ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU.


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miércoles, 22 de octubre de 2008

Cómo enfrentar la crisis que nos amenaza

La actual crisis internacional tendrá fuertes efectos recesivos e inflacionarios sobre la economía peruana. También tendrá efectos financieros que pueden poner en peligro al sistema bancario local. Primero, porque disminuirán las exportaciones tanto por la caída de los precios internacionales de los metales como por la recesión en USA, Europa y Japón; lo cual acrecentará el actual déficit del sector externo (balanza en cuenta corriente). Segundo, porque se reducirán los ingresos fiscales por la caída de los precios de las materias primas. Tercero, porque desaparecerá el boom del crédito en dólares que estimuló el crecimiento económico de estos dos últimos años. Las líneas de crédito que obtenían los bancos locales en el exterior se han cortado y/o encarecido por la crisis financiera externa. Cuarto, porque aumentará la salida de capitales del país lo que, junto con el déficit de la balanza en cuenta corriente, presionará al alza del tipo de cambio. Este aumento del tipo de cambio tendrá efectos inflacionarios y afectará negativamente a todos aquellos que tienen deudas en dólares pero ganan en soles.

Aumentando la fragilidad de la economía

Estos efectos negativos sobre la economía peruana de la crisis internacional serán mayores de lo necesario debido a las modificaciones contraproducentes de la política macroeconómica efectuadas durante los dos últimos años. Estas modificaciones han aumentando la vulnerabilidad de la economía ante cambios adversos en el contexto internacional, en lugar de reducirla.

En primer lugar, el actual deterioro externo de la economía (creciente déficit en la balanza en cuenta corriente), es también resultado de la drástica reducción arancelaria, de la aceleración del crédito bancario al sector privado en moneda extranjera y de la caída del tipo de cambio real. Las importaciones crecieron de manera espectacular mientras se desaceleraron las exportaciones. El déficit en la cuenta corriente del segundo trimestre fue de 4.5% del PBI y es muy probable que este año termine con un déficit de 7% del PBI. En consecuencia, aún sin la recesión mundial, los neoliberales de este gobierno, al igual que lo hicieron antes, ya nos conducían directamente a una crisis del sector externo. Y todavía no hemos firmado el TLC con China.

En segundo lugar, el crecimiento de la deuda externa de corto y largo plazo de los bancos locales, ocurrido durante el último año, justo desde que se inicio la crisis financiera en USA, fue fomentado por el Banco Central. Las medidas más importantes fueron el aumento de la remuneración al encaje en moneda extranjera y la exoneración de encajes a los pasivos externos mayores de dos años.

De diciembre de 2006 a agosto de 2008, la deuda externa del sistema bancario aumentó en cerca de 500%. El 45% de esta deuda externa es de corto plazo. En este mismo período el crédito al sector privado de las empresas bancarias en dólares aumentó en 46.6%. La deuda externa financia el 41.1% de estos créditos en moneda extranjera.

Esta deuda externa aumenta la fragilidad del sistema financiero porque ante un recorte abrupto de estos recursos externos puede generarse una crisis bancaria similar a la que ocurrió en 1998 que tiene efectos recesivos y eleva el tipo de cambio. A esto, habría que sumarle la elevación del límite operativo de las inversiones de las AFPs en el exterior hasta 30%, cosa que también incrementará la presión alcista sobre el dólar.

En tercer lugar, la ausencia de una reforma tributaria, junto al «óbolo minero» y la pérdida de ingresos tributarios por más de 3 mil millones de soles por las rebajas arancelarías, han acentuado la inestabilidad de las cuentas fiscales ante cambios adversos en el contexto internacional. Un sistema tributario regresivo como el actual impide aumentar el gasto público durante las recesiones. Nótese que en el presupuesto del próximo año ya se ha recortado el gasto en inversión pública ante la eventualidad de una caída de los ingresos fiscales.

¿Qué hacer?

Primero, hay que impedir el agravamiento del déficit externo. Para ello debe imponerse aranceles a las importaciones a los bienes de consumo conspicuo o elevar el respectivo impuesto selectivo al consumo de estos bienes importados.

Segundo, hay que evitar un ataque especulativo contra nuestra moneda y una salida masiva de capitales. Para ello debe dejarse subir gradualmente el tipo de cambio, que atenuará la reducción acelerada de las reservas internacionales del BCR y, además, contribuirá a restablecer el equilibrio del sector externo. Asimismo, debe congelarse el límite de las inversiones en el exterior de las AFPs en el nivel actualmente utilizado y que no supere el 17%.

Tercero, hay que evitar un ajuste recesivo de tipo fondomonetarista porque genera desempleo y pobreza. Para ello debe aumentar, en lugar de recortarse, la inversión publica en infraestructura económica y social, así como el gasto en los programas sociales.

Cuarto, hay que evitar una crisis bancaria como la del 98, pero sin repetir el atentado contra las arcas del Estado que promovió el fujimorismo con el «rescate financiero» de los bancos Wiese, Latino, Financiero, etc. La medida que proponemos es una garantía del Estado por la deuda externa de los bancos locales y, si esta garantía se efectiviza, el Estado pasaría a ser propietario de las acciones del Banco por el monto equivalente de dicha garantía. Este es, peruanizado, el modelo inglés anunciado por el primer ministro Gordon Brown.

Por último, hay que señalar que las recientes medidas anunciadas por el titular del MEF no resuelven ninguno de los problemas mencionados anteriormente. Estas medidas son el endeudamiento contingente en moneda extranjera con instituciones multilaterales (FMI, Banco Mundial, BID, CAF) y la emisión de deuda externa (bono global) en el mercado internacional hasta por 600 millones de dólares. Primero, porque el FMI y el Banco Mundial acompañarían sus préstamos con las usuales condiciones en materia de política económica que, como demostró la experiencia de la crisis asiática de 1997-98, logran que el remedio sea peor que la enfermedad. Segundo porque el costo de esta nueva emisión de deuda externa sería muy alto en el contexto actual de sequía de liquidez en los mercados internacionales.
AUTOR:FELIX JIMENEZ, PhD EN ECONOMIA, PROFESOR PRINCIPAL PUCP
FUENTE:ECONOMIA POLITICA PERUANA.

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viernes, 29 de agosto de 2008

DESLINDES, ESTAMOS DEVERAS BLINDADOS?

En vista del pánico en la mayoría de las bolsas del mundo, incluyendo la peruana, debido a la crisis hipotecaria de los EEUU, cabe preguntarse si el Perú se está preparando para enfrentar un eventual descenso en la actividad económica norteamericana. Al respecto, mucho se dice a nivel oficial que la situación es mejor que nunca, que estamos "blindados", y que no nos va a pasar nada. Si bien es cierto que estamos mejor que antes, no estoy seguro de que estemos tan "blindados" y tampoco que nada nos vaya a pasar. Actualmente hay algunos indicadores económicos que andan medio "desbocados" y, en algunos casos, confrontándose el uno con el otro en términos de las contradictorias políticas económicas correctivas.

Me refiero, por un lado, al índice de inflación interna que en el 2007 ha bordeado el 4% anual para Lima y 5% para todo el país, llegando casi al 7% -10% anual en algunas provincias. En contraste, la meta de inflación interna del BCR era de tan solo 2% anual para el 2007 (con una banda máxima de tolerancia de hasta el 3%) Al respecto, mucho se dice a nivel oficial que esta aceleración de la inflación interna se debe a factores externos y que es una "inflación importada"; además, que la inflación "subyacente" (aquella no influenciada por las volatilidades externas) está dentro de lo previsto por el BCR. Esto es solo parcialmente cierto.

La demanda interna continúa creciendo por encima del incremento de la producción nacional o PBI (12.6% versus 8.4% anual en 2007). Y esto se ha concentrado en un crecimiento muy dinámico, en particular, de la inversión y el consumo privados. Si bien este dinamismo en la demanda interna ha sido acompañado por el incremento de las importaciones, estas han sido mayormente de bienes de capital y su contribución a la generación de mayor producción nacional no se hará evidente sino en un futuro no tan inmediato.

En suma, no toda la mayor inflación del 2007 es explicada por los mayores precios internacionales de nuestras principales importaciones (petróleo y ‘commodities’ alimentarias), sino también por las presiones de demanda interna, las cuales, además, se han estado acelerando paulatinamente. Si observamos la inflación subyacente, también pasó la banda máxima del BCR en el 2007, aunque marginalmente (3.1%) y muestra un pequeño aumento en enero (3.3%). Y aunque esta sea tan solo una cifra puntual en la ecuación anual, vale la pena observarla con cuidado.


Al respecto, el BCR ha virado hacia una política monetaria más restrictiva, subiendo los encajes en ambas monedas y elevando la tasa de interés de referencia. Ambas medidas son apropiadas para frenar el posible recrudecimiento de expectativas inflacionarias y para "enfriar" las posibles presiones de demanda que todavía subsistan. Sin embargo, cualquier medida antiinflacionaria que aplique el BCR traerá como consecuencia una apreciación más acelerada del sol, lo cual es deseable desde el punto de vista inflacionario, pero no desde el punto de vista de nuestra competitividad externa y del dinamismo de largo plazo de nuestras exportaciones. He aquí un "tira y afloja" muy delicado que va a tener que aplicar la autoridad monetaria ante el conflicto de interés entre dos indicadores macroeconómicos (la inflación y el tipo de cambio).

Otros indicadores un tanto "desbocados" también son las principales variables monetarias del sistema financiero. Así tenemos que la Liquidez en Soles del Sistema Bancario creció 38% en el 2007; y la Liquidez Total (Broad Money) lo hizo en casi 24%. El crédito al consumo, según reporta la SBS, creció 34% en soles para el período enero-noviembre 2007 (61% en provincias), imaginamos que influenciado fuertemente por una concesión indiscriminada de tarjetas de crédito bancarias. Este exceso de entusiasmo de los bancos en otorgar laxamente créditos de consumo no solo está atizando el fuego de la inflación, sino que podría derivar en una crisis bancaria.

Cabe preguntarse entonces si estamos realmente blindados ante cualquier repercusión negativa de la ya confirmada desaceleración económica de EEUU. Parcialmente sí, porque estamos mejor que nunca, es cierto, y sobre todo porque tenemos una posición positiva de Reservas Internacionales como nunca la habíamos tenido (+US$ 31,000 millones), lo cual representa 19 meses de importaciones. Un indicador muy sólido. Pero ¿está el lado fiscal contribuyendo también a una posible política macroeconómica anticíclica? Mejor dicho, ¿estamos guardando pan para mayo? La respuesta es no. Por ejemplo, en siete años desde su creación, el fondo de estabilización fiscal ha acumulado ahorros para resguardar el tramo recesivo del ciclo económico por tan solo US$ 400 millones, o sea un 0.4% aproximadamente del PBI del Perú. Comparativamente, ¿saben cuánto tiene Chile en un fondo similar? 10% de su PBI, o aproximadamente US$ 16,000 millones (40 veces lo que tiene el Perú). ¿Quién está realmente blindado?
AUTOR :LUIS GAMERO,M.P.A HARVARD
FUENTE : ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU,AGOSTO 25,2008

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domingo, 17 de agosto de 2008

CRISIS FINANCIERA DE LOS ESTADOS UNIDOS Y SUS IMPACTOS EN EL MUNDO

La crisis actual tiene dos aspectos. Por un lado, está la crisis financiera de los EE.UU., y por otro lado, hay desequilibrios internacionales muy grandes entre países con un déficit importante en la cuenta corriente como los EE.UU. y naciones con un superávit muy grande como China, Alemania y Japón. Los dos aspectos están estrechamente vinculados.

Esta doble crisis tiene sus raíces en los modelos económicos dominantes. En los Estados Unidos, la política económica ha favorecido la acumulación financiera. Ya en el año 2000, estalló una burbuja en la bolsa, el telecom bubble. Sus consecuencias fueron sorprendentemente limitadas. No obstante, la burbuja se desplazó hacia el sector inmobiliario. Los precios inmobiliarios crecieron más de 7% por año desde 2002 (e inclusive más de 10% desde 2004). Se ofrecieron créditos con criterios cada vez menos rigurosos. Surgió el segmento de créditos para gente con bajos ingresos y sin activos. Se llamaron los créditos NINA (no income, no assets en inglés). Cuando los precios dejaron de crecer, quedó cada vez más claro que muchos deudores no eran capaces de pagar los intereses y el principal de sus créditos.

La crisis inmobiliaria es un síntoma de un mal más amplio. El crecimiento de los EE.UU. estaba basado en consumo a crédito. El ahorro de los hogares estadounidenses es cero. Hubo años en que los gastos de consumo superaron los ingresos. Un modelo con estas características no es sostenible a largo plazo. Además, estaba basado en importaciones de mercancías y de capital. En 2006, el déficit de la cuenta corriente llegó al 6,6 por ciento del PBI. Los EE.UU. son el importador más importante de capital en el mundo. En el año 2002, ese país fue responsable del 76% de las importaciones de capital a nivel global.

Los impactos de la crisis financiera


La crisis se expandió por dos canales: el contagio y las exportaciones; no quedó limitada a los créditos inmobiliarios. Los créditos fueron transformados en títulos y vendidos a otros bancos. Los problemas pasaron entonces a muchos otros bancos, especialmente en Europa, donde varios sufrieron pérdidas enormes (por ejemplo, UBS, Deutsche Bank, Saechsische Landesbank-Girozentrale). Por lo tanto, también el mercado inter-bancario se ha visto muy afectado por la crisis.

En algunos países el modelo económico se basaba igualmente en el sector financiero y/o inmobiliario. Por lo tanto, países como Gran Bretaña, España o Irlanda sufren una crisis la cual es más bien estructural que coyuntural.

Un segundo grupo, se ve afectado principalmente por vía de las exportaciones. Por un lado, países como Alemania, Japón y China que se destacan por un fuerte mercantilismo, es decir una política económica que privilegia al superávit de la balanza comercial, pertenecen a este grupo. Por otro lado, exportadores de materias primas como muchos países latinoamericanos también sufren de la desaceleración de consumo en los países del centro a través de una desaceleración de sus exportaciones de materias primas. Para muchas materias primas, el boom de los precios puede fácilmente revelarse como efímero. Pueden considerarse como una excepción parcial el petróleo y el gas, donde se perfila un lento agotamiento al horizonte. Por lo tanto, una tendencia fundamental hacia el alza de los precios energéticos puede estar en marcha, lo cual no excluye que puedan existir altibajos coyunturales.

Existe un tercer grupo todavía más vulnerable. Son países con un crecimiento financiado a crédito externo y con un déficit muy grande en la cuenta corriente. Su fragilidad financiera se agudiza por la desaceleración de las exportaciones. Además, es muy probable que los inversores financieros vayan a prestar más atención a la fragilidad de sus cuentas externas. Varios países de Europa del Este muestran índices de un crecimiento muy rápido de su deuda externa y de su déficit en cuenta corriente. Se trata especialmente de países con un “currency board” al estilo argentino o una política cambiaria muy rígida, y una posición relativamente periférica en la división de trabajo europea. En 2007, Letonia y Bulgaria padecieron de un déficit de la cuenta corriente que superó el 20 por ciento del PBI, lo cual es más de cuatro veces la cifra de 5% que normalmente ya se percibe como riesgosa. En dos países bálticos, el crecimiento económico ya se redujo de una manera brutal. El rating de crédito ya fue bajado, las tasas de interés crecen. La situación de Turquía y –en menor grado– África del Sur parece frágil. En estos países, una crisis al estilo de los noventa no se puede excluir.

La política económica frente a la crisis

La respuesta a la crisis financiera en el centro ha sido bastante diferente a las recetas adoptadas durante las crisis en la periferia. Mientras que se impusieron un alza de las tasas de interés y una política fiscal muy restrictiva en la periferia desde Brasil a Corea del Sur, los Bancos Centrales de los EE.UU. y de la Unión Europea inyectaron mucha liquidez en el sistema financiero. Los Estados Unidos redujeron la tasa de interés fuertemente y adoptaron políticas fiscales expansivas. Hubo salvataje de bancos, algunos fueron inclusive estatizados. Es decir, la respuesta a la crisis ha sido básicamente keynesiana. Sin embargo, la Unión Europea ha sido más restrictiva que los Estados Unidos. Entonces, hay matices diferentes en la reacción a la crisis. Mientras que hay un debate incipiente sobre una regulación más rigurosa del sistema financiero, las medidas de la política económica no han tocado los problemas de fondo.

Tampoco se enfrentaron los desequilibrios en las cuentas corrientes de una manera sistemática y, exceptuando unos países, no se han tomado medidas contra la inestabilidad de las tasas de cambio. La depreciación del dólar incentivó las exportaciones a varias regiones del mundo, pero no toca al comercio con China. El gobierno chino solamente permitió una ligera apreciación del yuan respecto al dólar (19% desde 2005) lo cual ha sido insuficiente para reducir el enorme superávit de China frente a EE.UU. Las importaciones baratas desde China han sido uno de los sustentos del modelo de sobre-consumo de los EE.UU. Por lo tanto, la posición estadounidense respecto al comercio con China ha sido ambigua. Un acuerdo sobre el realineamiento de las tasas de interés y una reducción de los desequilibrios comerciales globales no parece posible sin China. No obstante, los flujos comerciales son meramente una parte de la ecuación. La otra parte son fondos colocados en los Estados Unidos. China ha invertido muchos fondos en los EE.UU. Por la lenta depreciación del dólar frente al yuan, los activos chinos en los Estados Unidos ya han sufrido una depreciación en términos del yuan. Con una revaluación del yuan eso fondos serían devaluados aún más. El gobierno chino ha comenzado reorientar la estrategia hacia el mercado interno.

Una reducción de los desequilibrios comerciales cuestionaría tanto los modelos neo-mercantilistas como los modelos de sobre-consumo. En los dos casos, una revisión del modelo implicaría una revisión de la política salarial. En el caso de los países neo-mercantilistas, salarios más altos y una distribución del ingreso más igualitaria seria necesaria para colocar más productos en el mercado interno. En el caso del sobre-consumo, solamente salarios más altos pudieran sustentar el consumo de las capas de ingreso bajo.

La crisis financiera es un síntoma de la erosión de la posición dominante de los Estados Unidos. Washington ya no puede reaccionar frente a la erosión de su posición en la manera en que lo hiciera a fines de los años setenta cuando subió bruscamente las tasas de interés. Por el momento, la morosidad del sistema financiero estadounidense es tan grande que una medida como esa no es aconsejable. Además, el euro es un competidor más fuerte para el dólar de lo que era el marco alemán (deutsche mark). No obstante, el euro enfrenta sus propios problemas. Las reglas monetarias del Banco Central Europeo son demasiados rígidas. El desarrollo dentro de la Unión Europea es muy desigual. Hay enormes desequilibrios comerciales dentro de la Unión Europea. Mientras que Alemania tuvo un superávit de 5,1% en la cuenta corriente en el año 2006, varios países de la zona euro mostraron un déficit de alrededor del 10%. Para varios países miembros de la UE fuera de la zona euro, los déficits son todavía peores.

La crisis todavía no es resuelta...

AUTOR :JOACHIM BECKER.
REBELION, 08/16/2008

miércoles, 13 de agosto de 2008

OBSESION POR EL CRECIMIENTO ECONOMICO

Desde principios de los 90, se le ha atribuido cada vez más importancia a la tarea de hacer subir la tasa de crecimiento económico. De hecho, se ha convertido en la meta principal de los gobiernos que llegan al poder en el centro del imperio. Se ha enfatizado que la única manera de lograrlo es siguiendo los diez puntos del consenso de Washington, que se pueden resumir en liberalización, privatización y globalización. Hace tiempo ya que los seguidores de este modo de pensar, y sus partidarios del mundo académicoasí como los medios de comunicación, anuncian que ésta es la manera de salvar la India. A Nehru le echan la culpa de haber limitado las posibilidades tanto de la economía india como de las fuerzas del crecimiento económico a través de sus "desastrosas ideas y modelos socialistas"! El resultado fue lo que los medios de comunicación y algunos académicos occidentalistas apodaron "la tasa Hindú de crecimiento económico" que oscilaba alrededor de un medio de 3 a 3.5 por ciento por año. Actualmente se afirma que, siguiendo la receta del consenso de Washington India ha podido aumentar la tasa anual de crecimiento económico al 7-8 por ciento. Se afirma también que dentro de poco llegará al 10 por ciento, y que en un futuro no lejano ganará a China, lo que quiere decir que se verá aceptado como miembro del club de las superpotencias mundiales. Pero entonces surge una pregunta incómoda: ¿pondrá fin a los problemas de desempleo en todas sus formas, el analfabetismo, la pobreza, las enfermedades, la disparidad económica entre regiones etc? Antes de intentar responder a esta pertinente pregunta, hay que aclarar todas las connotaciones del crecimiento económico.

Rara vez se diferencia entre crecimiento económico y desarrollo en el habla común, se suelen tratar como sinónimos. Sin embargo, en la economía del desarrollo tienen connotaciones distintas. El crecimiento económico sólo supone un incremento sostenido en el volumen de bienes y servicios que un país produce anualmente, expresado en general como el Producto Interior Bruto (PIB). El volumen total de bienes y servicios puede aumentar mediante el uso de una mayor mano de obra, sin que la productividad cambie, o mediante un aumento de productividad sin ningún cambio o incluso con un declive, de la mano de obra, o incrementando tanto la mano de obra como su productividad. Es obvio que existe una posibilidad de "crecimiento sin empleo", es decir, el PIB puede aumentar sin crear nuevas oportunidades de empleo, o incluso echando a los trabajadores de sus puestos.

Por otro lado, el desarrollo económico es un concepto mucho más amplio, que incluye no sólo el crecimiento (es decir un incremento sostenido del PIB), sino también cambios técnicos e institucionales. Sin crecimiento no hay desarrollo, pero si un país experimenta crecimiento esto no quiere decir que también tenga desarrollo económico, por lo menos a corto plazo. Dicho de otra manera, el desarrollo económico implica crecimiento económico junto con cambios de la distribución del PIB y de la estructura económica. A su vez, estos cambios implican una mejora del bienestar material del sector más pobre de la población; un declive de la parte relativa del sector primario del PIB y un incremento correspondiente de la parte de los sectores secundario y terciario, además de una mejora del nivel y calidad de la educación y formación de la población obrera que tenga como resultado que el país sea capaz de originar la mayoría de los avances tecnológicos. Dudley Seers ha señalado las diferencias entre el desarrollo y el crecimiento de manera muy clara: "¿Qué ha pasado con la pobreza? ¿Qué ha pasado con el paro? ¿Qué ha pasado con la desigualdad? Si las tres situaciones han mejorado, no cabe duda que éste ha sido un periodo de desarrollo en el país. Sin embargo, si uno o dos de estos problemas centrales ha empeorado, y sobre todo si han empeorado los tres, sería de extrañar entender el resultado como desarrollo, aunque el sueldo por persona haya subido." ("The Meaning of Development", International Development Review, December 1969). A la larga, el desarrollo lleva a cambios en los valores, actitudes y visiones para el futuro de la población, y en la sociedad y la vida política. Se ven cambios de gran envergadura en la organización del comercio, la producción y las finanzas. Las relaciones sociales basadas en jerarquías, costumbres y tradiciones se ven desplazadas por otras basadas en los contrctos, y con el paso de los años se vuelven cada vez más impersonales.

A lo largo de las décadas de los 60 y 70 varios países experimentaron tasas elevadas de crecimiento sin desarrollo apreciable. Por ejemplo, en un país como Arabia Saudita existía una tasa de crecimiento económico muy alta debido a un incremento tanto de la producción como del precio del petróleo, pero la mayor parte de este aumento del PIB se vio acaparada por unas cuantas personas y no se produjo ningún cambio en los valores, actitudes o visiones sociales. Además, la vida política y la jurisprudencia seguían en un estado medieval. Es obvio que no se vio ningún desarrollo económico. H.W Arndt hizo hincapié en que "Las políticas de desarrollo deben tener como objetivo mínimo el crecimiento con equidad. Aún mejor, se debería considerar como prioridad la tarea de satisfacer las necesidades básicas." (Economic Development. The History of an Idea, 1987, p.4). Dudley Sears criticó de manera severa la obsesión por el crecimiento económico: "Al contrario de lo que se suele imaginar, lo que se necesita no es acelerar el crecimiento económico, que incluso podría ser peligroso, sino cambiar la índole del proceso de desarrollo." Aplazar para más adelante la redistribución de ingresos y riqueza era un paso equivocado. "De modo inevitable, los que disfrutan de ingresos elevados...intentarán mantener su privilegio, más dispuestos a recurrir a la violencia que a renunciar ese privilegio."

Obviamente, los que quieren desviar la atención de la redistribución lo consideran como una consecuencia afortunada del crecimiento, y son, de hecho partidarios de la teoría de "el goteo económico". Ésta implica que con el pasar del tiempo, los beneficios económicos de los sectores ricos caerán gota a gota a los sectores pobres. Por poner un ejemplo, ya que los ricos tendrán más coches, harán falta chóferes, limpiadoras y mecánicos, lo que supondrá que una parte de sus ingresos llegará a los sectores más bajos.

John Kenneth Galbraith ha sido un crítico constante de esta teoría. Ya en 1958, había expresado su esperanza: "En los países avanzados...un aumento de la producción es una alternativa a la redistribución. Es más, ha podido aliviar la tensión creada por la desigualdad...Mucho mejor concentrar el esfuerzo en aumentar la producción, una meta compartida por los ricos y los pobres, ya que les trae beneficios a ambos...En este caso los hechos son irrefutables." Sin embargo, quedó completamente decepcionado. Tras una década revisó su opinión de manera drástica, sobre todo a la luz de lo que pasaba en los países en vías de desarrollo: "En los países subdesarrollados, el simple objetivo de expandir la producción, reflejando ésta la demanda según a pirámide de ingresos, no nos proporciona una guía satisfactoria. Existe, en primer lugar, una población muy grande que suele estar cerca, o a veces por debajo, del nivel de subsistencia. Los hambrientos tienen un derecho especial a los recursos, y asimismo las medidas que remedien esta privación. De la misma manera, existen mayores argumentos contra el consumo de bienes de lujo por parte de los ricos." En los 90, atacó la estrategia del "goteo económico" para la redistribución con una crítica severa. La siguiente cita deja clara su opinión: "El goteo económico, esametáfora poco elegante que sugiere que si se le da suficiente comida a un caballo, terminada la digestión quedará algo para los pájaros." No hace falta añadir que promover esta estrategia no hace más que insultar a la población en general. El actual vicepresidente de la Comisión India de Planificación ha seguido fielmente esta estrategia y ha escrito diversos informes supuestamente de investigación en importantes revistas expresando su apoyo a la teoría.

Desde que esta obsesión por el crecimiento económico se puso de moda, ha ido subiendo el desempleo, acentuándose la disparidad entre las regiones, y aumentando la desigualdad. Los ricos y la clase media alta se han contagiado de una "Fiebre consumista", y el consumo manifiesto de estos grupos ha impulsado el soborno y la corrupción, la tensión social y delitos de todo tipo. Ningún incremento de la presencia policial o despliegue de paramilitares podrá acabar con estos problemas hasta que se abandone la obsesión por el crecimiento económico.
AUTOR : GIRISH MISHRA
ZNET,JULIO 2008

viernes, 8 de agosto de 2008

GANANCIAS Y SALARIOS EN DIRECCION OPUESTA, COMO SIEMPRE

Según la consultora Gerens, las primeras 1,000 empresas peruanas tuvieron una rentabilidad promedio (RP) de 25.8% en el 2007. Si bien este índice es inferior al 29.2% del 2006, sigue siendo bastante alto si se le compara con los estándares internacionales. En efecto, como la rentabilidad resulta de dividir la Utilidad Neta / Patrimonio, la cifra de 25% quiere decir que el patrimonio promedio se recupera en solo 4 años; normalmente, la rentabilidad es del 10 al 12%, recuperándose la inversión en 10 años.

La causa de la caída de la RP fueron las mineras, pues bajaron del 53 al 45% (caída del precio del zinc y aumento de costos de producción del oro). Aún así, la RP de 45% es súper espectacular, pues el patrimonio se recupera en solo dos años, lo que justifica plenamente el Impuesto a las Sobreganancias. Pero el gobierno, no oye, padre.

De su lado, la RP de las primeras 1,000 empresas –excluyendo a las mineras– aumentó de 15.8 a 18% del 2006 al 2007, cifra notable. Dice Gerens: "Estas empresas representan el 90% y son las que abastecen al mercado interno, y gracias al buen desempeño de la economía nacional muestran índices óptimos de rentabilidad". Además, la RP de estas empresas (la mayoría de las cuales tienen más de 50 trabajadores) seguiría aumentando en el 2008 hasta el 19%.

Según Gerens, los propietarios de las AFP, en el periodo 2002-2006, tuvieron la RP más alta, con el 46% (la que proviene exclusivamente de las altas comisiones que siguen cobrando a los usuarios). Le siguen Publicidad y Marketing (40.5%), Minería y Petróleo (36.6%), Transporte Marítimo (31.1%), Computación y Servicios de Información (24.5%) Valores (18.7%) y Minoristas (18.3%).

Este nivel de utilidades, sin embargo, no se ha reflejado en la mejoría de los sueldos de los empleados que solo han aumentado en 2.6% en términos reales desde 1994. Peor están los salarios de los obreros, que están 13.3% por debajo de los de 1994 (BCR, Nota Semanal Nº 29, 2008, cuadro 82). O sea que las utilidades crecen, pero no los sueldos y salarios.

Estas cifras corroboran a las Cuentas Nacionales del INEI: la participación de los salarios en el PBI ha disminuido del 25 al 21.8% del 2003 al 2006, mientras que las utilidades han crecido del 58.7 al 62% (ver Boca de Cocodrilo). La pérdida de poder adquisitivo de los asalariados equivale más de S/. 25,000 millones anuales (ver Boca de Cocodrilo, www.cristaldemira.com 12/11/07), que ahora ganan los empresarios.

La cuestión de fondo es que los salarios deberían subir, pues, de un lado, ha aumentado el índice de productividad de 100 a 128 y, de otro, ha bajado el índice de Costos Laborales de 100 a 78, según el Marco Macroeconómico 2009-2011 del MEF (www.mef.gob.pe). O sea: un aumento de salarios no es "una carga" para el empleador ni le hace perder competitividad, ya que ahora produce más mercancías y gasta menos en el pago de sueldos y salarios.

Pero esto no sucede ya que se mantiene la legislación antiobrera del fujimorismo (facilitación del despido, dificultad para crear sindicatos, laxa inspección laboral). Y esto no lo cambia la reciente Ley de Mype (que tiene aspectos positivos para la microempresa), pues ahora la pequeña empresa pasará de 50 a 100 trabajadores, con lo que estos perderán derechos y salarios.

Tampoco el actual gobierno ha creado una institución que decida anualmente el valor del salario mínimo (eso lo decide el "libre mercado"), como sí existe en Colombia y Chile (donde el ingreso mínimo aumentó en julio pasado de 144,000 a 159,000 pesos, es decir, 10.7%, cifra superior a la inflación), con la participación de los empleadores y los sindicatos. En el Perú, el salario mínimo aumenta cuando al gobierno le da la gana, lo que indica también el grado de debilidad sindical local.

Es comprensible, entonces, el descontento de la población, pues se corrobora que la actual política económica "chorrea" para un solo lado, lo que agrava la desigualdad. A mas crecimiento, más concentración del ingreso, es decir, más de lo mismo que vemos hace 17 años.
AUTOR : HUMBERTO CAMPODONICO
CRISTAL DE MIRA,AGOSTO 2008

sábado, 2 de agosto de 2008

LA SUPER ALZA DE LOS METALES Y EL IMPUESTO A LAS GANANCIAS EXTRAORDINARIAS

Es demasiado bueno para ser verdad. Los precios del oro llegaron a US$ 726/onza, superando en 2 y media veces el precio de US$ 269,50/onza de mayo de 1999. El cobre superó todos sus récords con US$ 3,99/libra, seis veces más que su precio del 2001 de US$ 0,67/libra. El zinc, con US$ 1,76/libra, se ha multiplicado por 5 en los últimos 3 años, pues estaba en US$ 0,35/lb en el 2002” (Bloomberg; La República, 12/5/2006).

Según el Banco de Crédito, las Utilidades Netas de las mineras peruanas quebraron récords en el 2004. Y en el I Trimestre 2005 Southern ganó USS$ 421 millones, 41% más que en el I Trimestre 2004. Cerro Verde y Buenaventura tuvieron Utilidades por US$ 77 y 125 millones, 136% y 88% más que el 2004 (Gestión, 8/05/2006).

Esto se debe no solo a los altos precios sino a los súper bajos costos de producción de las minas peruanas, las más competitivas del mundo (www.cristaldemira.com, 28/1/2006).

Cuando se propone que las mineras paguen un impuesto a las ganancias extraordinarias (IGE), de manera que el país también se beneficie de los altos precios de sus recursos naturales (por causas externas, como la alta demanda de China), se esgrimen varios argumentos en contrario. Por ejemplo, se dice que si suben las Utilidades Netas, también aumenta el impuesto a la renta. Por tanto, el Estado también está ganando.

Cierto. Pero no lo que debería si existiera el IGE. Veamos un ejemplo. Si con un precio “normal” la empresa minera tiene S/.100 de utilidades antes de impuestos, entonces paga 30% de impuesto a la renta (30 soles) y su utilidad neta es de S/. 70. Cuando el precio aumenta enormemente por causas exógenas, digamos que ahora la empresa tiene S/. 200 de utilidades antes de impuestos. Por tanto, paga 60 soles de impuesto a la renta (el 30% de 200) y tiene utilidades netas por 140 soles.

Si el primer año la empresa tenía una utilidad neta de 70 soles, en el segundo esta aumenta a 140 soles. El IGE debería aplicarse a los 70 soles “extraordinarios” ganados el segundo año. ¿A cuánto ascendería el IGE? Eso se debe negociar. El quid de la cuestión es que la Nación, propietaria del recurso natural, tiene derecho a un ingreso extra (es decir, adicional al aumento del IR) por los altos precios de los minerales por causas exógenas. Exactamente eso fue lo que hizo el conservador Ronald Reagan a principios de los 80 (ver www.cristaldemira.com, 7/5/2006).

También se dice que “es muy difícil saber cuál es el precio del mineral a partir del cual se obtiene una sobreganancia”. Discrepamos, eso no es difícil de determinar. Se puede tomar, por ejemplo, el precio promedio de la década 1994-2004 y establecer que si el precio internacional cae por debajo ese nivel, entonces el IGE deja de cobrarse. En fin, existe una infinidad de fórmulas técnicas.

Finalmente, se dice que estas son políticas “populistas”, una “vuelta al pasado”. No es así. Las políticas “populistas” en lo económico -tal como las definió Rudiger Dornbusch en su libro 'Macroeconomía del Populismo'- tienen que ver con un enfoque económico que privilegia el crecimiento y la distribución del ingreso, al mismo tiempo que minimiza los riesgos de la inflación, el déficit fiscal y se dedica, por ejemplo, a establecer controles de precios y alzas indiscriminadas de salarios.

El IGE no tiene nada que ver con eso. Lo que se plantea, tal como lo hizo Reagan (o el gobierno de Lagos el año pasado al poner un “royalty” a las mineras) es que la renta extraordinaria (que, una vez más, tiene causas exógenas) sea repartida equitativamente entre la empresa y el Estado, lo que permitirá el aumento de los ingresos fiscales e invertirlos en infraestructura y programas sociales.

Quienes no quieren cambiar nada para que nada cambie, se esfuerzan en mostrar “cucos populistas” donde no los hay. Lo que quieren es quedarse con el íntegro de las sobreganancias, sin compartirlas con el dueño del recurso que, mire usted, es un país pobre. Un mendigo sentado en un banco de oro.



AUTOR :HUMBERTO CAMPODONICO
CRISTAL DE MIRA,05/13/2006

martes, 29 de julio de 2008

OJALA QUE ACTUEN

En estas últimas semanas los comentarios económicos han estado centrados en la evolución de la inflación, asunto a su vez asociado con el fuerte crecimiento de la demanda interna; incluso esta situación ha implicado desde un primer momento menciones explícitas del nuevo Ministro de Economía al respecto. ¿Tiene algo que ver en esto las altas tasas de crecimiento del PBI y de la demanda interna? Miremos mas de cerca esto.


Según el BCR el PBI en el mes de junio habría crecido en 11.5%, y la demanda interna lo habría hecho en 17.4% en dicho mes; Con ello el PBI del primer semestre habría crecido en 10.1% y la demanda interna lo habría hecho en 12.3%. Incluso si consideramos sus proyecciones para el año, el PBI crecería en 8% y la demanda interna en 9.8%; con un PBI potencial que a lo sumo crece en un 7%, es previsible que el desequilibrio resultante no sólo origine subidas de precios en razón de factores internos (exceso de demanda) sino también un creciente deterioro de las cuentas externas, tal como viene ocurriendo a la fecha. ¿Pero que factores explican esta fuerte expansión de la demanda interna? Según el BCR el crecimiento proyectado de la demanda interna (9.8) respondería al crecimiento del consumo e inversión privadas en 6.6 y 20.4% respectivamente, a los que se agrega la proyectada expansión del gasto público en 15.2%.


A su vez,la expansión del consumo e inversión privados respondería a las expectativas favorables sobre el futuro de la economía por parte de familias y empresas pero sobretodo a la excesiva expansión del crédito (33% a mayo), producto a su vez del declinio de la tasa de interés de referencia en términos reales que a principio de año estaba en alrededor de 3% y hacia junio se redujo a 1.5%. Y esto a pesar que el actual directorio del BCR ha venido –aunque a destiempo- elevando la tasa de referencia nominal así como los encajes en soles y dólares, tratando con ello de desacelerar la expansión de la demanda interna via encarecimiento del crédito. Paradójicamente, la “exitosa” gestion del MEF con su política fiscal expansiva desarrollada desde 2 años atrás, se contrapuso al prudente (aunque insuficiente) carácter restrictivo de la política monetaria actual.


Como ya hemos venido insistiendo desde meses atrás, se necesita desacelerar la tasa de crecimiento de la demanda interna, puesto que los números de ahora nos dicen que la inflación no es sólo importada según el oficialismo económico, sino también tiene un componente interno por el lado de la demanda. Esto último se corrobora cuando observamos la inflación de bienes y servicios no transables (que muy poco tiene que ver con los precios internacionales y explica el 58.8% de la canasta de consumo) que pasa de 1.4% en diciembre de 2006 a 3.66% en diciembre de 2007;hasta llegar a 5.52% en junio de este año en comparación con junio del 2007.


Buscar reducir la tasa de crecimiento de la demanda interna vía una menor expansión del gasto público ayudaría además a incrementar el superávit fiscal nominal proyectado (2.2% del PBI), y así fortalecer el Fondo de Estabilización Fiscal (FEF), que hoy no tiene ni US$ 500 mills, mientras que países como Chile tienen US$ 10,600 mills. El esfuerzo de control de expansión del gasto es mayor, dado que se necesita también hacer sitio en las cuentas fiscales para los S/. 1,400 mills. que están pendientes de pago a las refinerías por aplicación del fondo de estabilización de los combustibles y sobretodo a continuación tomar una decisión respecto al mismo, dado que tal como siguen las cosas este subsidio podría llegar a costar S/. 3,500 mills este año. Claro que todo esto implicará menos cintas por cortar, menos inauguraciones menos fotos; pero a cambio, el crecimiento económico no sólo se haría sostenible con una inflación bajo control y moderándose el deterioro de la cuenta corriente (que ya hacia el 1er trimestre de este año presenta un déficit equivalente a 2.2% del PBI, hecho que no había venido ocurriendo desde 4 años atrás) sino también al posibilitarse un mayor incremento del FEF, ello nos daría una mayor capacidad de estabilización fiscal para las épocas de vacas flacas que pareciera por las noticias que vienen de EE.UU y China, ya no estarían tan lejanas.
AUTOR : KURT BURNEO,EX PRESIDENTE BCR PERU
ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU,07/27/2008