Mostrando las entradas con la etiqueta 04/23/2009. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta 04/23/2009. Mostrar todas las entradas

jueves, 23 de abril de 2009

Repuntes engañosos

Las tibias señales de que el ritmo de contracción económica se está reduciendo en los Estados Unidos, China y otras partes del mundo han llevado a varios economistas a predecir que volverá a haber crecimiento positivo en EE.UU. en el segundo semestre, y que en otras economías avanzadas ocurrirá una recuperación similar. El consenso emergente entre los economistas es que el año próximo el crecimiento se acercará al índice de tendencia de 2,5%.

Los inversionistas están hablando de “aciertos” en el camino hacia la recuperación y de positivos “derivativos secundarios de la actividad económica” (la contracción económica ininterrumpida es el primer derivativo negativo, pero el ritmo más lento sugiere que se está por tocar fondo). Como resultado, los mercados de valores han comenzado a repuntar en los Estados Unidos y el resto del mundo. Parecen creer que hay luz al final del túnel para la economía y para las adoloridas utilidades de las corporaciones y las firmas financieras.

Mi opinión es que este optimismo no se apoya en los hechos. De hecho, veo que si bien el ritmo de contracción bajará de -6% en los últimos dos trimestres, el crecimiento estadounidense seguirá siendo negativo (alrededor de -1,5 a 2%) en el segundo semestre (a diferencia del optimista consenso de que será superior al 2%). Más aún, el crecimiento el año próximo será tan débil (0,5 a 1%, a diferencia de la opinión generalizada de que será de un 2% o más) y el desempleo tan alto (sobre el 10%) que todavía sentiremos que estamos en recesión.

En la eurozona y Japón, las perspectivas para 2009 y 2010 son incluso peores, con un crecimiento cercano a cero incluso el año próximo. China tendrá una recuperación más rápida más avanzado este año, pero el crecimiento alcanzará apenas un 5% este año y un 7% el próximo, muy por debajo del promedio de 10% de la última década.

Considerando este sombrío panorama para las economías más importantes, las pérdidas de los bancos y otras instituciones financieras seguirán en aumento. Mis últimas estimaciones son 3,6 billones de dólares para los préstamos y valores emitidos por instituciones estadounidenses, y 1 billón de dólares para el resto del mundo.

Se dice que el Fondo Monetario Internacional, que este año revisó al alza su estimación de pérdidas bancarias, de 1 billón a 2,2 billones de dólares, anunciará una nueva estimación de 3,1 billones para activos estadounidenses y 0,9 billones para activos extranjeros, cifras muy similares a las mías. Según esto, muchos bancos estadounidenses y extranjeros son, en la práctica, insolventes y tendrán que ser intervenidos por los gobiernos. La crisis crediticia durará mucho más si mantenemos con vida a bancos "zombie", a pesar de sus enormes y continuas pérdidas.

Dadas estas perspectivas para la economía real y las instituciones financieras, el último repunte de los mercados accionarios estadounidenses y mundiales se debe interpretar como el repunte de un mercado a la baja. Por lo general los economistas bromean diciendo que el mercado accionario ha predicho 12 de las últimas nueve recesiones, ya que a menudo caen abruptamente sin que siga a eso una recesión. Sin embargo, en los últimos dos años el mercado accionario ha predicho seis de las últimas recuperaciones económicas engañosas, es decir, seis repuntes de mercados a la baja que finalmente terminaron en nuevas bajas.

El último “rebote por inercia” del mercado accionario puede durar un poco más, pero tres factores habrán que en su momento vuelva a bajar. Primero, los indicadores macroeconómicos serán peores a lo esperado y el crecimiento no se recuperará tan rápido como lo espera la opinión de consenso:

Segundo, las utilidades y ganancias de las corporaciones e instituciones financieras no se recuperarán tan rápidamente como lo predice el consenso, ya que el crecimiento económico débil, las presiones deflacionarias y el aumento de los impagos de los bonos corporativos limitarán el poder de determinación de precios de las firmas y mantendrán bajos los márgenes de utilidades.

En tercer lugar, los “shocks” financieros serán peores de lo que se espera. En algún punto, los inversionistas caerán en cuenta de que las pérdidas de los bancos son enormes y que algunos bancos son insolventes. El desapalancamiento por parte de firmas altamente apalancadas -como los fondos de cobertura- las llevará a vender activos no líquidos en mercados sin liquidez. Y algunas economías de mercado emergentes - a pesar de un masivo apoyo del FMI- sufrirán crisis financieras masivas, con efectos contagiosos sobre otras economías.

Así, si bien este último repunte del mercado bajista pueda continuar por un tiempo más, es inevitable que se renueve la presión a la baja sobre las acciones y otros activos riesgosos.

No hay duda de que, en muchos países las mucho más decididas medidas de política económica (flexibilización monetaria masiva y poco convencional, mayores paquetes de estímulo fiscal, rescates de firmas financieras, alivio de las deudas hipotecarias de las personas y mayor apoyo financiero para los mercados emergentes en problemas) adoptadas en los últimos meses ha reducido del riesgo de una cuasi depresión. Ese resultado parecía altamente probable hace seis meses, cuando los mercados financieros globales casi se desplomaron.

Aún así, esta recesión global continuará por un periodo mayor que lo que sugiere la opinión de consenso. Puede que haya luz al final del túnel, es decir, escapemos a la depresión y el desastre financiero, pero la recuperación económica en todo el mundo será más débil y tomará más tiempo que lo esperado. Lo mismo se puede decir acerca de una recuperación sostenida de los mercados financieros.

AUTOR :Nouriel Roubini es Profesor de Economía de la Escuela Stern de Negocios de la Universidad de Nueva York, y Presidente de RGE Monitor (www.rgemonitor.com)

FUENTE : PROJECT SYNDICATE

El Perú y la crisis mundial PARTE FINAL

El nuevo plan anticrisis del gobierno gira alrededor de una sola bala de plata para matar al tigre de la recesión: se trata de impedir la paralización de la industria de la construcción poniendo en marcha un programa de grandes obras públicas. Según el Reporte de Inflación de marzo pasado, la inversión pública crecería a una tasa del 50% anual durante 2009, elevando así su participación desde un 4% hasta un 6% del PBI. Aunque existen otros componentes secundarios en este paquete de política fiscal expansiva, como la rebaja del precio de los combustibles o el incremento de la devolución de impuestos a los exportadores no-tradicionales, la gran cuestión es si este impulso fiscal llegará a tiempo y con la fuerza suficiente para evitar una recesión el 2009. El gobierno no parece haber advertido que, en situaciones como esta, mejor es pecar por exceso que por defecto.

De acuerdo al Reporte de Inflación, este impulso fiscal y la previsible reducción de la recaudación tributaria convertirían el superávit fiscal de 2.1% del PBI del 2008 en un déficit fiscal del 1% del PBI en 2009; déficit que el gobierno financiaría fácilmente con los depósitos que tiene acumulados en el Banco Central.

El nuevo plan anticrisis del gobierno no considera la rebaja de impuestos que pondrían el dinero directa e inmediatamente en el bolsillo de las clases populares, como la rebaja del IGV. Y también excluye otras medidas que elevarían la demanda agregada de bienes nacionales, especialmente para la manufactura no primaria orientada al mercado interno que está expuesta a una fuerte competencia de importaciones, como las reclamadas recientemente por la CGTP y que incluyen el aumento de los aranceles (que el gobierno ha rebajado repetidamente) y la suspensión de la firma de nuevos tratados de libre comercio (el gobierno ha anunciado que firmará uno de estos tratados con China próximamente), el incremento del salario mínimo y las pensiones de jubilación, etc. Esta vez, sin embargo, el plan fiscal anticrisis ha ido acompañado, primero, por un par de tímidas rebajas de un cuarto de punto de la tasa de interés de referencia del Banco Central; y luego, a principios de abril, por una rebaja más sustantiva de un punto, que debiera continuar.

Finalmente, cabe enfatizar lo obvio: la persistencia del déficit de la balanza de pagos depende de la duración de la crisis mundial, que determina la caída de los precios de las materias primas de exportación y la salida de capitales de la periferia. El último Reporte de Inflación proyecta, sin embargo, un déficit de balanza de pagos para el 2009 equivalente a tan solo un 2.5% del PBI, a pesar de que el déficit externo registrado en el cuarto trimestre del 2008 alcanzó un 13.2% del PBI. Segundo, es claro que las políticas fiscales y monetarias expansivas que contrapesan con éxito el efecto recesivo de la caída de las exportaciones y la salida de capitales también deterioran la cuenta corriente de la balanza de pagos vía las mayores importaciones. En consecuencia, es perfectamente posible que las reservas de divisas actuales no sean suficientes para atravesar esta enorme crisis mundial de duración incierta y llegar a un puerto seguro, si se mantiene el tipo de cambio real multilateral existente. Este aspecto crucial de la situación económica actual (que exige, por lo menos, un alza del tipo de cambio y/o de los aranceles) parece ser ignorado por el gobierno de García y su plan anticrisis.

Una oración de la segunda parte del artículo del autor, que fue publicada el martes 21 en la página 13, apareció, por un error de corrección, con un cambio que alteró el sentido de esa oración. El texto con el error decía:

”De allí, no hubo el ajuste del gasto público ni la adopción de otras medidas como el subsidio a los combustibles importados o la rebaja generalizada y unilateral de aranceles a las importaciones, sin embargo, sí estuvieron presentes los aumentos del salario mínimo o las pensiones de jubilación pagadas por el gobierno”.

Debió decir:

”De allí, el ajuste del gasto público y la adopción de otras medidas como el subsidio a los combustibles importados o la rebaja generalizada y unilateral de aranceles a las importaciones; no hubo, sin embargo, aumentos del salario mínimo o las pensiones de jubilación pagadas por el gobierno”.

Ofrecemos disculpas al columnista y a nuestros lectores.

AUTOR : OSCAR DANCOURT
FUENTE : ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU