Mostrando las entradas con la etiqueta 05/31/2009. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta 05/31/2009. Mostrar todas las entradas

domingo, 31 de mayo de 2009

Bandera

El capital tiene el beneficio que no se le otorga al resto de mantener el doble discurso como una virtud avalada por analistas, economistas y políticos. Reclamos encendidos a estrategias económicas que supuestamente no los favorecen. Críticas despiadadas a gobiernos considerados de izquierda. Demandas de seguridad jurídica para el desarrollo de sus actividades. Estas son algunas de las manifestaciones que repite insistentemente como verdades absolutas, que como tales quedan relativizadas con fríos números. Esas gélidas cifras ofrecen reveladores comportamientos del capital extranjero en América latina durante el año pasado. Para perturbar la calma de los intelectuales de la restauración conservadora, la Cepal distribuyó el informe sobre Inversión Extranjera Directa destinada a la región en 2008 con un resultado asombroso, que hasta el propio organismo de la ONU se ocupó de no resaltar: los países que muestran mayor incremento relativo de la IED respecto del año anterior son Ecuador y la República Bolivariana de Venezuela. Los sigue Uruguay y luego Bolivia. De ese top four, tres países constituyen el eje rebelde que aparentemente atemoriza al capital. Pero al momento de concretar negocios atractivos, las multinacionales no se detienen en los partes de prensa que prolijamente preparan asistentes inquietos por la calidad de la democracia regional o en encendidas arengas sobre la libertad que se escuchan en convenciones empresarias.

En un extenso y completo documento de 221 páginas, la Cepal presentó un detallado panorama de la IED en la región. Uno de los cuadros con el título “Ingresos de Inversión Extranjera Directa, por país receptor, 1994-2008”, ofrece esa información sorprendente. El año pasado con relación al anterior, la IED en Ecuador aumentó 404 por ciento, en Venezuela el alza fue de 166 por ciento, en Uruguay la variación positiva fue de 67 por ciento y en Bolivia el saldo fue un incremento de 40 por ciento. “En el caso del Ecuador, aproximadamente el 80 por ciento del aumento es atribuible al incremento de la inversión en los sectores de transporte, almacenamiento y comunicaciones, impulsado por las inversiones de América Móvil y Telefónica, lo que compensó el descenso en las corrientes de IED en sectores de recursos naturales y otros servicios públicos (electricidad, agua y gas)”, se explica en el documento. Más escueto fue el comentario referido al gobierno de Hugo Chávez: “Aunque la IED aumentó en la República Bolivariana de Venezuela, principalmente en servicios, también presentó desinversiones en uno de los sectores más importantes, el de hidrocarburos, ante el riesgo de nacionalización, la espada de Damocles de las empresas transnacionales que operan en el país”. Las cifras de IED corresponden a las entradas de inversión extranjera directa, descontadas de las desinversiones (repatriaciones de capital) realizadas por los inversionistas extranjeros.

En términos generales, también ha sido notable la evolución de la IED destinada a América latina y el Caribe en 2008 dada la crisis internacional y que el discurso hegemónico plantea prevenciones sobre la región al señalar que gran parte de los países están englobados dentro del color político del progresismo o de izquierda, definición que el prejuicio conservador concluiría en que no serían amigables con el capital. De acuerdo con los montos involucrados no parece que ése haya sido un tema relevante para las multinacionales, puesto que el año pasado se alcanzó un nuevo record histórico de IED en la región. Excluidos los centros financieros, América latina recepcionó 128.301 millones de dólares, con lo que superó por un 13 por ciento el máximo registrado en 2007. “Este resultado es aún más notable si se considera que las corrientes de IED a nivel mundial cayeron un 15 por ciento en el mismo período”, se explica en el documento de la Cepal. Ese comportamiento adquiere aún más relevancia en base al diagnóstico realizado por los especialistas de ese organismo internacional: “El avance de la crisis financiera y económica durante 2008 afectó de tres maneras a la inversión extranjera directa en el mundo: deteriorando las perspectivas de crecimiento económico, el principal motor de la IED; limitando el acceso a recursos financieros internos (menores ganancias corporativas) y externos (menor disponibilidad y mayor costo del crédito), y acentuando la incertidumbre y, por ende, las perspectivas de riesgo”.

La corriente de IED a la región creció por encima del promedio mundial y de los países en desarrollo. No obstante, la cifra record de IED esconde una realidad subregional muy distinta. Mientras que los flujos de IED recibidos por América del Sur aumentaron un 24 por ciento alcanzando los 89.862 millones de dólares, los flujos de IED destinados a México y la Cuenca del Caribe cayeron un 5 por ciento, con lo cual llegaron a los 38.438 millones de dólares, debido a su estrecha dependencia con Estados Unidos a partir de liberales Tratados de Libre Comercio. En el informe se precisa que Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México concentran el 80 por ciento de las IED de la región. Ese aumento de los flujos tuvo su principal motor en los altos precios de los productos básicos durante la mayor parte de 2008, que impulsaron ese tipo de inversiones en recursos naturales (hidrocarburos y minería). Además, fue fuerte el incentivo que constituyó el intenso crecimiento económico subregional, de un 5,5 por ciento. “El destino principal de las inversiones en el conjunto de la región continuó siendo el sector de los servicios, fundamentalmente las telecomunicaciones, los servicios financieros y los servicios públicos”, detalla el informe de la Cepal. Y en cuanto al origen, los Estados Unidos continuó siendo el principal inversionista, seguidos por España y el Canadá.

Argentina contabilizó un aumento de 23 por ciento de la IED el año pasado respecto de la anterior, al sumar 7979 millones de dólares, ubicándose en el sexto puesto en el ranking por variación relativa, detrás de Brasil, que contabilizó un alza del 30 por ciento. Esa evolución de la inversión extranjera durante el 2008 también es llamativa teniendo en cuenta dos momentos de máxima tensión política-económica: el conflicto con el campo y el fin del negocio especulativo de las AFJP. En comparación, según el relevamiento de la Cepal, el comportamiento de la IED el año pasado superó el promedio de 1994-1998 (6529 millones de dólares), la media de 2004-2008 (5874 millones de dólares) y fue superior a la de 2007 (6462 millones de dólares), y sólo se ubicó apenas por debajo del promedio 1999-2003 (8075 millones de dólares). Estas cifras son notables no por el monto involucrado, puesto que se requiere de un análisis particular sobre su impacto en la estabilidad económica de mediano plazo de esas IED, la orientación sectorial y su efecto multiplicado en el mercado interno, sino porque desmienten las alarmas de gendarmes de los buenos modales sobre el aislamiento del país.

A nivel regional, la Cepal advierte que “no obstante, estos resultados, tan sorprendentes, en un período de profundas turbulencias económicas y financieras, deben interpretarse con cautela. Gran parte de las inversiones ejecutadas en 2008 obedecieron a la inercia de tendencias de mercado previas al inicio de la crisis, por lo que se prevé una reducción de ambos flujos de capital en el transcurso de 2009”. De todos modos, más allá de la evolución de este año, que estará afectada por la crisis global, el recorrido de la IED de 2008 al igual que en los años previos muestra, una vez más, que el capital no tiene bandera... ideológica.

AUTOR :Alfredo Zaiat
FUENTE : PAGINA/12

sábado, 30 de mayo de 2009

Estado de parálisis

Siempre se ha dicho que California es el lugar al que primero llega el futuro. ¿Pero sigue eso siendo cierto? Si es así, que Dios ampare a Estados Unidos.

La recesión ha golpeado con fuerza al Estado Dorado. La burbuja inmobiliaria era allí mayor que en casi cualquier otro lugar, y el desastre también ha sido mayor. La tasa de paro de California, del 11%, es la quinta más alta del país. Y por consiguiente, los ingresos del Estado se han resentido.

Sin embargo, lo que es realmente preocupante acerca de California es la incapacidad del sistema político para hacer frente a la situación.

A pesar de la depresión económica, a pesar de las políticas irresponsables que han duplicado la carga de la deuda del Estado desde que Arnold Schwarzenegger se convirtió en gobernador, California tiene unos recursos humanos y financieros inmensos. No debería tener una crisis fiscal; no debería estar a punto de recortar servicios públicos esenciales y de negar la cobertura sanitaria a casi un millón de niños. Pero así es, y uno tiene que preguntarse si la parálisis política de California es un presagio del futuro que le espera a todo el país.

Las semillas de la actual crisis de California se plantaron hace más de treinta años, cuando la inmensa mayoría de los votantes aprobó la Propuesta 13, una medida electoral que colocó una camisa de fuerza al presupuesto del Estado. Se limitaron los tipos de interés sobre la propiedad, y los propietarios de viviendas se vieron protegidos de los aumentos en sus bases imponibles aunque el valor de sus casas estuviera subiendo.

La consecuencia fue un sistema de impuestos que es tan injusto como inestable. Es injusto porque los propietarios de vivienda más mayores suelen pagar muchos menos impuestos sobre la propiedad que sus vecinos más jóvenes. Es inestable porque la limitación de los impuestos sobre el patrimonio ha obligado a California a ser mucho más dependiente que otros Estados de los impuestos sobre la renta, que caen en picado durante las recesiones.

Sin embargo, es más grave aún el hecho de que la Propuesta 13 ha hecho que sea extremadamente difícil subir los impuestos, incluso en momentos de emergencia: no se puede subir ningún impuesto estatal sin una mayoría de dos tercios en las dos cámaras legislativas del Estado. Y la reacción recíproca entre esta disposición y las tendencias políticas del Estado ha sido desastrosa.

Porque California, donde los republicanos iniciaron la transformación mediante la que dejaron de ser el partido de Eisenhower y se convirtieron en el partido de Reagan, es también el lugar en el que iniciaron su siguiente transformación, la que les convirtió en el partido de Rush Limbaugh. A medida que la marea política se ha ido volviendo en contra de los republicanos de California, los miembros restantes del partido se han vuelto cada vez más radicales, cada vez menos interesados en la labor de gobernar.

Y mientras el creciente extremismo del partido lo condena a una situación de minoría aparentemente permanente (Schwarzenegger era y es una excepción), el remanente republicano sigue conservando escaños suficientes en la asamblea legislativa para bloquear cualquier medida responsable para atajar la crisis fiscal.

¿Le sucederá lo mismo al país en su conjunto? La semana pasada, Bill Gross, de Pimco, el gigante de los fondos de bonos, advertía de que el Gobierno de EE UU podría perder su triple A en la calificación de la deuda en unos cuantos años, por culpa de los billones que se está gastando en rescatar la economía y los bancos. ¿Es ésta una posibilidad real?

Bueno, en un mundo racional la advertencia de Gross no tendría sentido. Los déficit previstos para EE UU pueden parecer grandes, pero sólo sería necesaria una pequeña subida de los impuestos para compensar el aumento que se presagia en los pagos de los intereses (y ahora mismo, los impuestos estadounidenses están muy por debajo de los de la mayoría de los países ricos). En otras palabras, las consecuencias fiscales de la actual crisis deberían ser controlables.

Pero eso parte de la suposición de que, desde el punto de vista político, seremos capaces de actuar de forma responsable. El ejemplo de California demuestra que esto no está ni mucho menos garantizado. Y los problemas políticos que han atormentado a California durante años cada vez se están poniendo más de manifiesto a escala nacional.

Dicho sin rodeos: los últimos acontecimientos indican que el Partido Republicano se ha vuelto loco al perder el poder. Los pocos moderados que quedaban han sido derrotados, han huido, o se les está obligando a marcharse. Lo que queda es un partido cuyo comité nacional acaba de aprobar una resolución que declara solemnemente que los demócratas están "empeñados en reestructurar la sociedad estadounidense conforme a los ideales socialistas" y de publicar un vídeo que compara a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, con Pussy Galore

[la piloto personal de Goldfinger en la película de James Bond].

Y ese partido todavía tiene 40 senadores.

Así que la pregunta es si Estados Unidos seguirá los pasos de California hacia la ingobernabilidad. Bueno, California tiene algunos puntos débiles particulares que el Gobierno federal no comparte. En concreto, las subidas de impuestos a escala federal no requieren una mayoría de dos tercios y en algunos casos pueden esquivar las maniobras obstruccionistas. Así que actuar de forma responsable debería ser más fácil en Washington que en Sacramento.

Pero el precedente de California sigue inquietándome. ¿Quién iba a decir que el Estado más grande de EE UU, un Estado cuya economía es más grande que la de la mayoría de los países, a excepción de unos cuantos, podría convertirse tan fácilmente en una república bananera?

Por otra parte, los problemas que afligen a la política californiana también afectan al conjunto del país. -

AUTOR : PAUL KRUGMAN; PREMIO NOBEL DE ECONOMIA 2008
FUENTE : EL PAIS