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jueves, 19 de marzo de 2009

Salarios y despidos

Esta grave crisis económica en la que estamos inmersos que ha sido generada por las desmesuras e incompetencias del capitalismo, está provocando una serie de medidas económicas que a uno le dejan atónito.

Todos están asombrados por la intensidad y la rapidez de la crisis. Estos capitalistas creadores de la crisis por su avaricia, deberían dedicarse a reflexionar sobre las causas que la han provocado.

Para que entendamos bien la crisis, en el año 2008 los miembros del G7 disponían de recursos fiscales por una cuantía de 10 billones de dólares mientras que los productos financieros y derivados registrados por el Banco de Basilea pasaban los 600 billones de dólares, a lo que habría que añadir otros negocios financieros, que según algunos expertos, hacen que la masa especulativa mundial sobrepasa los mil billones de dólares, aproximadamente veinte veces el PIB mundial. ¡Es la locura! Por eso los planes de rescate que se están realizando no surten efecto por la esquizofrenia total en que nos han metido. ¿Acabaran en la cárcel algunos de estos ladrones?

Uno que todavía guarda un punto de ingenuidad esperaba que por ejemplo, solicitaran la desaparición de los paraísos fiscales, un sistema fiscal más justo y menos discriminatorio con los pobres, una regulación estricta del sistema financiero, un control sobre los beneficios para que estos no sean tan escandalosos. Nada de esto se solicita sino las clásicas recetas de siempre para que paguen los pobres.

Ni en el partido en el poder ni el de la oposición hablan de estas cosas y en algunos casos, hacen cosas que provocan escándalo público, a pesar de su ocultación, como es la rebaja de impuestos dado por Zapatero a las cúpulas de los bancos o la supresión del impuesto de sucesiones. Una cosa es el lenguaje socialdemócrata y otra la práctica neoliberal.

En estos momentos dos temas están en las reivindicaciones empresariales: salarios y despidos.

Respecto a los salarios, podemos confirmar que el peso de los salarios a pesar del aumento en el número de trabajadores en los últimos años pierde peso en el PIB nacional de forma sistemática y continuada, mientras que las rentas del capital las gana continuamente. La política de moderación salarial practicada entre empresarios/sindicatos ha provocado en los últimos diez años una pérdida del poder adquisitivo del 4%, la más alta de toda Europa. Entonces si en la época de esplendor económico perdemos poder adquisitivo ¿Cuándo mejorara nuestro nivel de vida?

Ahora los empresarios nos vuelven a pedir la receta clásica de disminución de los salarios para salir de la crisis. Crisis provocada no por las demandas de los trabajadores sino por los excesos financieros y empresariales

El empresariado aduce que en el año 2008, la inflación acabó en el 1,4%, cuando todos los convenios han estado por encima del 2%. Como ellos bien saben, la inflación media del 2008 fue del 3,4%, con lo cual no solamente no se ganó poder adquisitivo sino que se volvió a perder.

Veamos por ejemplo, el año 2007, cuando se siguió como todos los años anteriores y posteriores el criterio del Banco Central Europeo, de la previsión de la inflación del 2%, cuando se sabía que se iba a pasar por mucho este dato. Año a año el mundo empresarial ha sido beneficiado por esta previsión. Entonces nunca escuchamos ninguna queja de estos. En el año 2007, la vida subió el 4,4% y sin embargo la nóminas solo subieron el 2% aunque posteriormente en algunos convenios hubiera cláusula de revisión.

Como dice Ramón Gorriz de CCOO "la crisis no tiene que ver con esta, sino con un modelo de crecimiento que no ha sido sano. No vamos a renunciar a los objetivos salariales. El BCE no ha cambiado el objetivo de inflación"

Para los sindicatos, reclamar y aplicar ahora una congelación salarial sólo agravaría la crisis. Su argumento es que una pérdida de poder adquisitivo no ayudaría a recuperar el consumo y sería un golpe de confianza.

La crisis económica está originando un debate sobre la necesidad de abaratar y flexibilizar el despido. Cuando llevamos más de 1.500.000 de despidos y nos quedan otros tantos hasta final del 2010 que rondaremos los cinco millones de parados, es necesario un debate serio y fuera del oportunismo empresarial lleno de dogmatismos neoliberales.

Está claro, que nuestro mercado laboral posee una gran capacidad de destrucción silenciosa de empleos de bajo coste. El debate no debe basarse en el abaratamiento sino en su racionalización con la finalidad de crear mejores condiciones futuras de empleo dentro de un nuevo modelo productivo más dinámico y competitivo, entendiendo a los trabajadores como un capital humano valioso e imprescindible.

En nuestra economía, el empleo temporal es el más alto de toda la Unión Europea y esto abarata en exceso el despido. El despido libre ya existe y se produce con gran flexibilidad. Reflexionemos sobre nuestro singular modelo de despido y la especial vulnerabilidad de nuestro mercado de trabajo ante la crisis económica.

Intentar crear empleo de baja calidad y temporal nos llevará en un futuro a tener poca productividad y más desempleo. No deben tomarse medidas para favorecer la flexibilizar aún más el empleo temporal.

Desde mi punto de vista, se debería mejorar la regulación del contrato indefinido superando la actual dualidad y creando un contrato estable con coste económico único que facilité la contratación indefinida a tiempo parcial en sus diversas modalidades. Se tiene que racionalizar la regulación del despido, dando una mayor seguridad a los procedimientos de despidos y dando mayor seguridad a los procedimientos de despido con causa empresarial y otorgando a los sindicatos y a la negociación colectiva un mayor protagonismo en la gestión de las indemnizaciones.

Hay una gran disfunción en las reglas y costes extintivos entre la pequeña y la gran empresa. Más que abaratar el despido, sería bueno reducir sus costes a la pequeña empresa, sin que ello perjudique a los trabajadores. Tendría que ser el fondo de garantía salarial financiado por todas las empresas la que se encargaría de cubrir gran parte de la indemnización de los despidos en pequeñas empresas. Esta medida favorecería superar el temor a la contratación indefinida y aseguraría la compensación económica a los trabajadores.

El despido es injustamente barato a causa de la fuerte temporalidad y extraordinariamente flexible, por ello se deberían centrarse los esfuerzos en su racionalización para construir un mercado laboral menos vulnerable a las crisis y que mejore las condiciones de empleo favoreciendo una mayor competitividad empresarial.

La ideologización de algunos sectores empresariales que todavía no se han enterado que el neoliberalismo está en fase Terminal, impide cualquier avance. Cuanto más tiempo tardemos en aplicar esta solución más costosa será nuestra salida.

AUTOR :Edmundo Fayanas Escuer
FUENTE :TELESUR

martes, 20 de mayo de 2008

SALARIOS Y GANANCIA:BOCA DE COCODRILO


Para el gobierno, las protestas sociales no se justifican "porque el país está creciendo" y "las cosas están mejorando para los trabajadores". Por eso, dicen que las protestas tienen "una motivación política".

Pero las recientes estadísticas del INEI sobre "PBI por tipo de ingreso" (ahora con datos al 2006) dicen otra cosa. Así, del 2003 al 2006 ha bajado la participación de los salarios en el PBI de 25% a 21.8%. Ojo, esos años son, justamente, los de recuperación del crecimiento económico: del 2002 al 2006 el PBI aumentó nada menos que 32%.

Esto quiere decir que si bien crece el PBI, decrece la participación de los salarios en la torta del ingreso nacional (PBI). Lo inverso sucede con las ganancias empresariales, pues el excedente de explotación pasó del 58.7% al 62% del PBI del 2003 al 2006. Se corrobora que los empresarios están obteniendo utilidades netas extraordinarias y sí se benefician del crecimiento económico. Por eso, bien visto el gráfico, del 2003 al 2006 la desigualdad se ensancha como boca de cocodrilo.

La participación de los salarios ha venido bajando desde los 70, cuando bordeaba el 40% del PBI. La pérdida más importante fue con la hiperinflación de 1987-90, bajo García: los salarios quedaron en solo 32% del PBI. Después, con el fujishock de agosto de 1990 se produjo otro agudo bajón de 1991 a 1993. De 1993 al 2003, se estanca la participación de los salarios en el "fondo del pozo", para después volver a caer.

Una adecuada política socialdemócrata, o de "cambio responsable", debiera pugnar por una mayor equidad. Pero no. Solo se escucha la prédica de la derecha económica, que insiste en los "sobrecostos laborales", que no hay que subir el miserable salario mínimo (a pesar de que ha aumentado la productividad) y que bloquea desde hace 6 años la promulgación de la Ley General del Trabajo.

En Argentina, por ejemplo, no sucede lo mismo. Si bien los salarios bajaron con la crisis de 1998 y, después, con la devaluación de fines del 2001, hoy han recuperado posiciones y están en 28% del PBI, lo cual sigue siendo bajísimo. No hablemos, por favor, de los niveles europeos o de EEUU, donde la participación salarial supera el 50% del PBI –y en algunos países el 60%–.

En valor monetario, la pérdida salarial de los trabajadores peruanos es inmensa: en el 2006 el PBI fue S/. 302,000 millones. Si los trabajadores hubieran participado con el 30% (como en 1991), les hubiera tocado S/. 91,000 millones. En cambio, con el 21.8% del 2006 solo reciben S/. 66,000 millones, es decir, S/. 25,000 millones menos. Así como lo lee, aunque usted no lo crea. Ese dinero que los trabajadores recibieron de menos, las ganancias empresariales lo recibieron de más.

Alan García, principal responsable de la pérdida salarial en el PBI durante su presidencia del 85-90, debiera ser el principal interesado en que esta vuelva a aumentar, lo que apuntalaría el crecimiento económico y, lo más importante, podríamos crecer y a la vez redistribuir el ingreso nacional. Pero no le interesa. Parece que está contento con la situación actual: hay crecimiento económico, pero no redistribución porque las ganancias se las quedan unos pocos, sobre todo las grandes empresas mineras y petroleras. ¿Qué les parece?

AUTOR : HUMBERTO CAMPODONICO
CRISTAL DE MIRA, 11/12/2007