Los recientes eventos económicos, financieros y geopolíticos sugieren que la decadencia del Imperio Americano ha empezado. Después del colapso de la Unión Soviética hubo un breve período donde el mundo cambió de un bipolar balance de dos superpoderes a un mundo unipolar con un superpoder económico, financiero, geoestratégico, o mejor dicho, un híper poder: ni más ni menos que los Estados Unidos. Pero por ahora tres factores sugieren que a los Estados Unidos se les ha desgastado su momento unipolar y que la decadencia del Imperio Americano ha empezado (porque los Estados Unidos son en efecto un imperio global). Déjennos explicar por qué…
En primer lugar, a los Estados Unidos se les desgastó su poder por confiar excesivamente en su fuerte potencia militar en las guerras de Irak y Afganistán y en su unilateral política exterior, incluyendo asuntos económicos como el calentamiento global, en vez de emplear más su fino poder diplomático y sus enfoques multilaterales entorno a asuntos de política mundial.
En segundo lugar, sin tomar en cuenta las erradas políticas estadounidenses, el fortalecimiento de otros poderes económicos y financieros, el fortalecimiento de China, el reciente resurgimiento de Rusia, el proceso de la integración económica y política en la Unión Europea, la aparición de la India, y el fortalecimiento de otros poderes regionales como Brasil, Sudáfrica e Irán, implican que el relativo poder económico, financiero y geopolítico de los Estados Unidos se reducirá con el tiempo. Sin duda, estamos pasando lentamente hacia un mundo bipolar donde existirá un balance de los Grandes Poderes más que en la hegemonía de un solo híper poder. Mientras que, en términos militares, los Estados Unidos siguen siendo todavía el único superpoder a pesar de que su poder militar está siendo limitado por el gran despliegue imperial y porque sus fuerzas armadas se han estancado en Irak y Afganistán. De la misma manera, Rusia ha sido capaz de estirar sus músculos en su patio de Asia Central y ha logrado humillar a los Estados Unidos, no solo a Georgia, en el último conflicto en Osetia del Sur. Para la administración Bush el hecho de haber apoyado a Georgia tan solo a través de palabras y mostrar su ineptitud, o indisposición, para apoyar a un aliado, a pesar de las presiones de la administración para que Georgia se uniera a la OTAN, muestra los límites del poder estadounidense. Los Estados Unidos son los culpables de dejar que Georgia empezara un imprudente ataque contra Osetia del Sur. Rusia tiene aterradoras y peligrosas metas neoimperialistas profundamente viciadas por la política exterior de los Estados Unidos lo cual acorraló a una paranoica Rusia y permitió que las peores tendencias nacionalistas rusas reaparecieran.
En tercer lugar, y más importante aún, a los Estados Unidos se les ha desgastado su poder económico y financiero por implementar políticas económicas irresponsables, especialmente el déficit de los gemelos fiscales y el déficit de cuenta corriente. La última vez, el déficit de cuenta corriente empezó entrar en zona negativa en 1991 después de un breve superávit durante la recesión en el período 1990–1991. En los noventas, el creciente déficit estadounidense de cuenta corriente fue llevado a una explosión de la inversión privada, la revolución tecnológica de Internet, y consecuentemente la acumulación de pasivos extranjeros estadounidenses se vio impulsada por la inversión extranjera directa y la actividad de fusiones y adquisiciones. Es decir, Estados Unidos ha acumulado pasivos extranjeros en forma de capital en lugar de la deuda.
Pero desde el 2001, el mayor empeoramiento del déficit de cuenta corriente fue dirigido más bien por los crecientes déficits fiscales, especialmente en el período 2001–2004, causado por los recortes insostenibles de impuestos y el aumento del gasto en las guerras en el extranjero y en seguridad doméstica, y además, desde el 2002 por el colapso de los ahorros de la vivienda y la explosión de la inversión en el improductivo mercado del capital de la vivienda inducido por la burbuja de la vivienda.
Y mientras el débil dólar está provocando un modesto mejoramiento del déficit externo amenazando un duro aumento en los déficits fiscales, que la actual recesión y crisis financiera están provocando, esto causará un regreso al déficit de los gemelos en los años venideros. Por ahora Estados Unidos es el mayor prestatario en el mundo, sus déficits fiscales se encuentran en el rango de $700 billones, y es el mayor deudor neto en el mundo con pasivos externos que rondan más de $2,5 trillones.
El problema con el déficit de los gemelos tiene muchos aspectos. Primero, los superpoderes y los imperios, como el británico en su cúspide, tienden a ser prestamistas netos (es decir, ejecutan superávits de cuenta corriente– acreedores y no son deudores netos). La decadencia del Imperio Británico empezó en la Segunda Guerra Mundial cuando el déficit fiscal británico en la guerra y el déficit de cuenta corriente hicieron que el imperio se convirtiera en prestatario neto y deudor neto tanto en su deuda interna como en la externa. Este cambio financiero hacia una posición de deudor externo y prestatario fue también la razón del final de la libra como principal moneda de reserva. Y el déficit de los gemelos británico fue financiado por un creciente poder económico y financiero que era prestamista neto y acreedor neto, Estados Unidos.
Segundo, la última vez que Estados Unidos experimentó el déficit de los gemelos en los ochentas, los primeros financistas de este déficit fueron los amigos y aliados de los Estados Unidos, es decir, Japón, Alemania y Europa debido a que el déficit externo estadounidense atentaba contra sus economías.
Hoy en lugar de que sean los poderes económicos quienes financien el déficit de los gemelos, son los rivales estratégicos de los Estados Unidos (China y Rusia, y los inestables estados petroleros, es decir, Arabia Saudita, los Estados del Golfo y otros estados petroleros). Este sistema de proveer financiamiento, con los acreedores estadounidenses importando productos y al mismo tiempo financiando tales déficits, ha producido un balance de terror financiero: si estos acreedores cortaran el financiamiento del déficit de los gemelos, el dólar se derrumbaría y las tasas de interés estadounidenses llegarían a las nubes.
Tercero, mientras que es poco probable que China, Rusia y otros poderes abandonen repentinamente a Estados Unidos, debido a que tal acción produciría una delicada apreciación de la moneda y afectaría negativamente su modelo de crecimiento de exportaciones, el hecho de confiar excesivamente en la bondad de los extraños (especialmente la bondad de los rivales estratégicos) es extremadamente peligroso. Desde que casi el 100% de todo el déficit fiscal estadounidense desde el 2001 ha sido financiado por los no residentes, debido a que los accionistas netos del Tesoro estadounidense se han visto abatidos a nivel económico desde el 2001, por ahora el total de acciones del Tesoro financiadas por los no residentes es cercano al 60%. Y el financiamiento extranjero del déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos también se ha vuelto más riesgoso: menos inversión extranjera directa y acciones, más deuda, más deuda a corto plazo, más deuda promovida por los actores políticos oficiales (bancos centrales y fondos soberanos de riqueza), menos deuda manejada por fondos privados de inversión, y más deuda manejada por los rivales políticos en lugar de los aliados de los Estados Unidos. Este cambio hace a Estados Unidos más vulnerable que sus rivales que utilizan armas de terror financiero en situaciones de tensión geoestratégica (retención de los activos estadounidenses y/o reducción del financiamiento del déficit de los gemelos).
Supongamos que Rusia estire su músculo en su patio trasero, bajo la mampara de la protección de defender a las minorías rusas abusadas en Ucrania, el Báltico y otros países exmiembros de la Unión Soviética o la Cortina de Hierro. Luego Rusia podría utilizar este poder financiero (la habilidad de retener cientos de billones de dólares en activos) para ejercer tanto su influencia financiera como militar. De igual forma y con algún tiempo, China podría causar problemas en Taiwán mientras que otros territorios asiáticos podrían causar serios inconvenientes geopolíticos. Rusia y China están ganando la nueva guerra por el control de los productos básicos (commodities) y los recursos a través de sus inversiones en África y Latinoamérica (en el caso de China) y a través del control interno y en el extranjero de energía y sus tuberías en Asia Central en el caso de Rusia. Efectivamente China y Rusia están ganando la nueva Carrera por los Recursos.
Cuarto, los acreedores extranjeros de los Estados Unidos se están cansando de financiarlos en la forma de bajo rendimiento de la Hacienda estadounidense. Así el cambio de dichos partícipes de la reserva a SWF que están planeando hacer grandes inversiones en acciones posiblemente controladas por firmas corporativas e instituciones financieras que están desesperadas por obtener capital para recapitalizarse a ellas mismas. Pero este deseo de nuestros acreedores de obtener inversiones (las gemas del mundo corporativo en Estados Unidos) más que en instrumentos de deuda de bajo rendimiento está golpeando la reacción política del proteccionismo financiero como en el caso de los gigantes del crudo UNOCAL y la Corporación Nacional de Petróleo Submarino de China, los casos de los Puertos de Dubai y la reforma proteccionista del proceso del Comité de Inversiones Extranjeras (CIFIUS, con sus siglas en inglés) para aprobar la Inversión Extranjera Directa bajo la petición de Estados Unidos. Pero un país que necesita pedir prestado entre $700 billones y $800 billones al extranjero al año para financiar su deuda externa no puede ser muy selectivo en las formas (acciones ordinarias más que en débito) en las que sus prestamistas y acreedores quieran financiar estos déficits. La primera regla de buenos modales si uno es invitado es no escupir en el plato en el cual el anfitrión le da a uno de comer. Pero bajo este corrompido proteccionismo financiero, Estados Unidos cree que va a ordenar a otros países la manera y los términos cómo estos deben financiar su déficit de los gemelos. Esta actitud no será permitida por los acreedores por mucho tiempo más.
El consiguiente final del dólar estadounidense como principal moneda de reserva tomará tiempo y no ocurrirá de la noche a la mañana, pero es irrevocable dado la relativa caída en el poder económico, financiero y geopolítico de Estados Unidos. Por el momento Rusia está estirando su músculo y presiona para un papel internacional del rublo; el euro está escalando como una importante moneda de reserva; los bancos centrales y el SWF están empezando lento pero definitivamente a diversificarse de los activos del dólar especialmente de los del régimen de Bretton Woods 2 para desvincularse; y el yen podría convertirse en la moneda dominante en Asia en la próxima década mientras los controles del capital son removidos en China. Tardará poco tiempo (si el final material del valor del dólar continúa) para que el petróleo y otros productos básicos sean cotizados en otras monedas que no sean el dólar o en una variedad de monedas.
Todos estos cambios en el relativo poder económico, financiero, de moneda de reserva y el papel geopolítico de los Estados Unidos no ocurrirán de la noche a la mañana. Pero la tendencia es clara. El ascenso de las economías de Brasil, Rusia, India y China combinadas y otras economías de mercados emergentes, la continuación de los procesos de integración económica y política en Europa; los errores de la política estadounidense en política económica, financiera y exterior erosionarán poco a poco el poder del Imperio Americano. Este proceso no será repentino y tomará un par de décadas. Pero la tendencia es clara: el breve período del poder unipolar del híper poder estadounidense está terminando y una nueva época de equilibrio de los grandes poderes está empezando en el mundo. También, el ascenso de los actores no gubernamentales (corporaciones multinacionales, ONGs, grupos terroristas, poderes de estados no nación, estados fallidos e inestables, participantes mundiales no tradicionales) cambiarán radicalmente el balance tradicional del poder a la misma vez que el poder de los estados–nación se encoge para pasar a otros participantes mundiales.
Si el final de un poder hegemónico provee productos públicos a nivel mundial (seguridad, libre comercio, una movilidad más libre de capital y personas, incentivos a los libres mercados y la democracia, un mejor medio ambiente, y paz), construirá un mundo más estable con poderes cooperando multilateralmente en estos temas económicos, financieros, y geopolíticos mundiales; o si la ausencia de tales poderes hegemónicos estables construirá un mundo más inestable caracterizado por los conflictos (económicos, políticos y hasta militares) entre los tradicionales estados–nación, los grandes poderes y los actores no tradicionales, es una interrogante abierta y difícil de responder. Pero es definitivo que la decadencia del Imperio Americano ha comenzado.
AUTOR:Nouriel Roubini
FUENTE:Global EconoMonitor
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