El tercer ejemplo es Mexico; que tiene firmado ya 14 anos de tratado commercial con EE.UU. Y Canada.Por la cercania del continente y por ser un ejemplo de que los problemas de empleo y desocupacion no ha sido solucionado, mas gente migra hacia los EE.UU, muchas veces ariesgandose sus propias vidas.Para venir a supuestamente al “SUENO AMERICANO”. Cliché que en estos momentos de Crisis Economica ,esta muy venida a menos.
El Tratado de Libre Comercio de Norteamérica firmado entre Estados Unidos, Canadá y México, inició su operación el 1º de enero de 1994. El acuerdo agrícola (Capítulo VII) promueve la liberalización total del comercio del sector agropecuario y forestal en la región. Entre todos los acuerdos comerciales internacionales, los compromisos para la agricultura, establecidos en el TLCAN entre México y Estados Unidos son los más radicales, pues incluyen la liberalización de todo el comercio agrícola y agroalimentario en un plazo máximo de catorce años.
El TLCAN es el primer Tratado que asocia como iguales a dos países desarrollados y a uno subdesarrollado. El sector agrícola de México presenta grandes asimetrías económicas, tecnológicas, de factores de producción y de políticas agrícolas y recursos de apoyo a la agricultura, frente a sus homólogos de Estados Unidos y Canadá.
Los compromisos del capítulo agrícola en el TLCAN son determinantes para México pues aún antes de su firma se destinaban el 75.4 por ciento de las exportaciones sectoriales a Estados Unidos y provenían de este país el 69 por ciento de las importaciones. [3] Estados Unidos importó casi todos los productos que México destinó a la exportación y aportó más de tres cuartos de las importaciones mexicanas. El comercio exterior de México ha estado fuertemente orientado hacia Estados Unidos. En contraparte México proveía sólo el 12 por ciento de las importaciones agrícolas de Estados Unidos y compraba el equivalente al 7 por ciento de sus exportaciones. Las exportaciones agrícolas de Canadá a México representan el 28 por ciento de sus exportaciones totales y las exportaciones de México a Canadá representan el 8 por ciento de las importaciones canadienses.
En México la negociación del TLCAN se dio sin considerar a la sociedad civil. La incorporación del sector agropecuario y forestal fue uno de los temas más polémicos debido a las profundas asimetrías entre la agricultura mexicana y la de Estados Unidos y Canadá.
Desde 1989, México había iniciado un proceso de modernización de la agricultura “a golpes de mercado”. La apertura comercial, el retiro del Estado de la mayoría de las actividades económicas, la reducción de los subsidios, la privatización o eliminación de la mayoría de las empresas estatales, fueron los objetivos que orientaron la política agrícola. Todas las reformas neoliberales impulsadas desembocaron en el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, puesto en operación a partir de 1994. El Tratado se convirtió en “el candado que cierra la puerta e impide dar marcha atrás a las reformas”. [4] Separar los efectos de las reformas de los efectos del Tratado es prácticamente imposible.
Estados Unidos promovió el TLCAN como una medida de seguridad en sus relaciones con México y Canadá para reforzar la estabilidad económica en ambos países y garantizar la permanencia de las reformas de políticas y comercio logradas desde mediados de los ochenta. [5] Según la primera evaluación del USDA, uno de los principales logros del Tratado fue impedir a México la tentación de recurrir a políticas proteccionistas durante la crisis de 1995. [6]
El Tratado garantizó que las drásticas reformas estructurales impulsadas en la agricultura se mantuvieran durante los catorce años de su vigencia y se consolidarán como políticas agrícolas institucionales, a pesar de sus efectos devastadores para los productores, principalmente para los campesinos.
México es un ejemplo histórico de los efectos que causa la liberalización agrícola a ultranza, en un mercado agrícola internacional organizado a partir de la protección estatal y los subsidios, en donde los precios se igualan sin importar las diferencias en costos de producción, rendimientos o subsidios a la agricultura y dan rentas extraordinarias a quienes pueden producir al menor costo.
El TLCAN se firmó buscando aprovechar las oportunidades del comercio internacional en los productos agropecuarios con ventajas comparativas para mejorar la balanza comercial deficitaria durante los últimos años. Estados Unidos y Canadá son dos de los mayores y más eficientes exportadores de granos en el mundo, mientras México es un exportador competitivo de productos hortofrutícolas. Sin embargo, esto no implica una complementariedad entre los sectores de la región. Para México la negociación implicaba un cambio en el patrón de cultivos. Del total de la superficie nacional sólo un 12.3 por ciento se dedica a la agricultura, alrededor de un 54 por ciento se orienta a la producción ganadera y un 26 por ciento a la producción forestal. 71 por ciento de la superficie dedicada a la agricultura se destina al cultivo de granos básicos y oleaginosas. En términos generales México no tiene ventajas comparativas con la producción ganadera, con la de granos básicos y oleaginosas, ni con la producción forestal de Estados Unidos. Las frutas, las hortalizas y los productos tropicales como la piña, la caña de azúcar, el café, son los únicos que pueden tener alguna ventaja, sin embargo las frutas únicamente absorben el 6 por ciento de la superficie dedicada a la agricultura y las hortalizas el 3 por ciento.
Los granos básicos y oleaginosas son los principales cultivos de la mayoría de los productores — 3.1 millones, de los cuales 85 por ciento son campesinos con parcelas menores a cinco hectáreas [14] — mientras que sólo se dedican a la producción de hortalizas y frutas cerca de 500 mil productores, principalmente medianos y grandes productores pues los elevados costos de inversión no la hace factible para los campesinos.
El comercio agroalimentario de México con Estados Unidos se fundamenta en la importación de alimentos básicos —maíz, soya, arroz, trigo, sorgo, leche, aceites y grasas, carnes de bovino, porcino y pollo— a cambio de la exportación de jitomate, pimiento, frutas y hortalizas, ganado vacuno para engorda, camarón, pero sobre todo cerveza y tequila.
En el 2006, cuatro productos representaron el 73 por ciento de las exportaciones agropecuarias de México: jitomate, legumbres y hortalizas, frutas frescas, y ganado vacuno en pie.
Las importaciones de productos básicos — maíz, soya y oleaginosas, sorgo, trigo, arroz y algodón — representaron el 60 por ciento de las importaciones agropecuarias. Las importaciones de maíz aumentaron exponencialmente a raíz del TLCAN.
En el caso de los alimentos, para el 2006, más de la mitad de las exportaciones mexicanas están concentradas en cuatro productos: cerveza, tequila, camarón y conservas de frutas y legumbres. La cerveza y el tequila representan el 26 y 10 por ciento. Para el 2006 las exportaciones de cerveza alcanzaron los 1,138 millones de dólares. El azúcar y el jugo de naranja, considerados como ganadores de la negociación del TLCAN perdieron importancia y redujeron su participación en las exportaciones de 11.7 y 5.3 por ciento respectivamente a sólo 2 y 1 por ciento en el 2006.
Las importaciones principales son carnes de bovino, porcino y aves, leche en polvo, aceites y grasas, cereales, malta y extracto de malta. A partir del TLCAN los productores de puerco de Estados Unidos aumentaron su participación en el mercado mexicano en 130 por ciento y las importaciones de México de carne de res y ternera se quintuplicaron.
Así mientras las exportaciones agropecuarias y alimentarias de México se concentran en un reducido número de productos suntuarios para las élites de Estados Unidos, México ha perdido la capacidad de alimentar a su población y aumentado su dependencia de las importaciones de productos básicos.
Maíz
El caso del maíz en el TLCAN es paradigmático, pues ilustra el comportamiento del gobierno y de las empresas transnacionales que se han beneficiado con la liberalización.
El maíz es el cultivo más importante de México, en cuanto volumen de producción, superficie sembrada, valor de la producción y número de productores. En la negociación del TLCAN –con base en la teoría de las ventajas comparativas– el maíz era uno de los principales problemas pues no podía competir con la producción de Estados Unidos y Canadá. Desde el enfoque de los diseñadores de las políticas la actividad de 85 por ciento de los productores, con predios de menos de cinco hectáreas no sería competitiva; 4.7 millones de hectáreas deberían ser reconvertidas a otro cultivo y se dejarían de producir 7.1 millones de toneladas de maíz en esa superficie. La pequeña producción campesina de maíz debía desaparecer, a pesar de que aportaba más de la mitad de la producción nacional, aunque destinaba la mitad de ella para autoconsumo.
La realidad fue diferente, las políticas diferenciadas para los granos básicos y oleaginosas durante 1989 y 1993, provocaron la sustitución de cultivos a favor del maíz. Los otros granos y las oleaginosas, habían sufrido un proceso de apertura y desregulación previo a partir de 1989. La agricultura mexicana sufrió un fenómeno de maicificación provocado por la desprotección de otros cultivos. La producción de maíz entre 1989 y 1993 aumentó en un 65 por ciento, al pasar de 11 millones de toneladas a 18.1 millones de toneladas.
El aumento del cultivo de maíz se dio en superficies de riego, en los estados del noroeste, principalmente en Sinaloa, dedicadas tradicionalmente a cultivos comerciales muchos de ellos de exportación. La superficie dedicada al maíz en superficies de temporal se mantuvo relativamente constante.
Sin el consenso de la sociedad civil, el gobierno mexicano acordó la liberalización del maíz en el Tratado. Bajo sus supuestos, la apertura comercial forzaría la reconversión de cultivos hacia productos con mayor competitividad en el mercado internacional.
En el TLCAN para el maíz se acordó una protección a través de aranceles-cuota, por el plazo más largo de desgravación — quince años — próximos a vencerse en el 2008, que según los negociadores permitiría a los productores adecuarse a una economía abierta. [20]
Durante el periodo TLCAN el aumento de la producción de maíz no ha registrado reducciones, si no que por el contrario ha aumentado y actualmente sobrepasa los 20 millones de toneladas. Estos indicadores sugieren que no existen otras alternativas de producción para los neomaiceros de los años noventa.
La crisis neoliberal de la tortilla.
Al iniciar el año 2007, la tortilla registró una abrupta alza de precios (entre un 42 y un 67 por ciento) al pasar de 6 pesos, a un mínimo de 8.50 pesos, que desplomó el poder de compra de los salarios. La crisis de la tortilla es la muestra del fracaso de las políticas neoliberales para la agricultura y la alimentación, que han impulsado desde hace 25 años los sucesivos gobiernos.
Para el caso del maíz en el modelo de sustitución de importaciones, el Estado había impulsado una política agrícola que tendía hacia la autosuficiencia alimentaria. Para ello había construido alrededor de los productos básicos un sistema de acopio y compra a los productores, de transformación, comercialización y distribución de productos básicos. El sistema Conasupo — institución fundada desde el cardenismo (1936-1941) para evitar el control monopólico y la especulación con los productos básicos — tenía entre sus funciones ser el único y posteriormente el principal importador y exportador de productos básicos, en un sistema de economía cerrada, en donde la agricultura estaba protegida por permisos previos de importación. También era su función manejar una reserva reguladora que garantizaba el abasto de productos básicos para cerca de tres meses. Conasupo funcionaba como el principal abastecedor de la industria de molinos y masa nixtamalizada para la fabricación de tortillas. El esquema permitía asegurar el control del precio de la tortilla, elemento central en un país con salarios muy bajos. En este sistema a los productores se les garantizaba un precio de garantía y a los consumidores un precio máximo de venta, ambos precios se apoyaban con subsidios.
Pero las políticas neoliberales que el TLCAN institucionaliza, modificaron de raíz las funciones de regulación del Estado y eliminaron las instituciones que la hacían posible, partiendo del supuesto de que el mercado se autoregula. Como parte de la negociación del TLCAN, antes de su puesta en marcha, se eliminaron los precios de garantía y en 1999 Conasupo fue liquidada. También en este año los consumidores pobres recibieron un duro golpe pues el subsidio a la tortilla que llegaba a 1.2 millones de familias fue eliminado.
La escasez de maíz en los primeros meses del año 2007 fue producto de tres factores:
1.
La especulación de los grandes monopolios que dominan actualmente el mercado del maíz y la tortilla en México.
2.
Los compromisos del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica de abrir totalmente el sector agropecuario a las importaciones de Estados Unidos partir del 1 de enero del 2008 y que para el 2007 han provocado el aumento de la dependencia alimentaria de las importaciones de Estados Unidos.
3.
El aumento de precios del maíz en el mercado internacional debido al aumento de la demanda para producir etanol, pero que en una economía abierta tienen gran influencia en el mercado doméstico.
El aumento de precios en México no fue por una falta de producción nacional, ya que en el 2006 se produjeron 21.9 millones de toneladas que puede considerarse una producción récord. También se importaron volúmenes récord de maíz. 7.3 millones de toneladas de maíz amarillo y 254 mil toneladas de maíz blanco, que llegan a 10. 3 millones de toneladas si se toman en cuenta las importaciones de maíz quebrado. En el año de crisis por desabasto de maíz, las existencias de maíz alcanzaron los mayores volúmenes.
Las comercializadoras acapararon las cosechas del año 2006 y a principios del 2007, pretextando escasez del grano en un momento de aumento de los precios internacionales y de bajos inventarios, elevaron especulativamente los precios.
Las empresas obtuvieron ganancias extraordinarias pues compraron el maíz de la cosecha otoño-invierno 2005-2006, que inicia en abril a los productores de Sinaloa y Tamaulipas en 1,450 pesos y a los productores del ciclo primavera verano 2006, que inicia en septiembre en 1,760 pesos, pero a finales de diciembre lo podían vender entre 3 mil y 3,500 pesos, provocando que el precio de la tortilla se disparara. Ni siquiera tuvieron que costear el pago de los costos financieros, ni de almacenamiento, ya que el programa de subsidios para la comercialización de excedentes, [28] operado por la Secretaría de Agricultura, es destinado casi exclusivamente a las grandes comercializadoras como Cargill, Maseca, Minsa, Arancia, y les otorga subsidios para la pignoración, el almacenamiento, las maniobras, fletes, cabotaje y exportación. Las organizaciones campesinas acusaron el uso que de estos programas hicieron las comercializadoras para “secar” artificialmente el mercado.
Las organizaciones denunciaron que Cargill compró y almacenó 600 mil toneladas de maíz de Sinaloa. [29] La Secretaría de Economía, la de Agricultura y ASERCA, apoyaron para que 1.5 millones de toneladas de maíz de la cosecha de otoño invierno de Sinaloa se exportaran con subsidios a Estados Unidos, Centro y Sudamérica o se utilizaran para el consumo de ganado por las grandes empresas como Bachoco en Sonora, también con subsidios, lo que provocó una escasez artificial de maíz blanco para consumo humano.
En Estados Unidos al aumentar la demanda de maíz amarillo para la producción de etanol, la superficie dedicada a la siembra de maíz blanco se redujo, las empresas transnacionales con base en México aprovecharon la coyuntura para exportar maíz blanco a sus plantas de Estados Unidos y Sudamérica. La estadística oficial únicamente registró la exportación de 174 mil 413 toneladas de maíz en el 2006, [30] por lo que queda la duda del destino de grandes volúmenes de maíz.
Durante el ciclo otoño –invierno 2006-2007, Cargill no acudió a comprar maíz en Sinaloa como normalmente acostumbra, lo cual permite suponer que contaba con inventarios de maíz en su poder.
El precio del maíz en el mercado mundial aumentó por el crecimiento de su demanda para la elaboración de etanol, pero ese incremento no tuvo relación con el precio al que se vendió en México.
La crisis de la tortilla benefició con una mayor proporción del mercado a las dos grandes empresas productoras de harina de maíz: Maseca y Minsa. En México la tortilla se elabora mediante dos métodos diferentes. El tradicional proceso de nixamalización absorbe la mitad del mercado (51 por ciento) y es realizado por cerca de tres mil pequeños molineros, (muchos de ellos actualmente clientes de Cargill). El restante 49 por ciento de las tortillas se fabrica con harina de maíz. La industria de la harina de maíz es sumamente concentrada en México ya que sólo cuatro empresas dominan el mercado, siendo el Grupo Industrial Maseca la número uno, con un 73 por ciento de participación de mercado, mientras Minsa, Agroinsa y Harimasa se dividen el resto. Las tortillas fabricadas con harina de maíz se distribuyen principalmente en las grandes tiendas de autoservicio como WalMart. La crisis de la tortilla ampliará la proporción del mercado para las tortillas fabricadas con harina de maíz, pues las grandes empresas y cadenas de distribución pueden reducir sus márgenes y venden la tortilla en un precio 30 por ciento menor, al precio máximo establecido de manera concertada entre el gobierno y los industriales.
Los productores pecuarios que utilizan como insumos el maíz y que se han beneficiado estos últimos catorce años de la eliminación de la protección a los campesinos, se proponen elevar los precios de la carne, la leche, el huevo y el pollo, todos ellos alimentos básicos, debido al aumento de los costos del maíz.
El último año de vigencia del periodo de transición del TLCAN, las empresas transnacionales que controlan el mercado de los productos básicos en México, muestran su capacidad monopólica y actúan en contra de productores y consumidores.
La crisis de la tortilla muestra que uno de los supuestos básicos del TLCAN, el de beneficiar a los consumidores, sin importar el sacrificio de los campesinos es una falacia macabra.
NOTAS
3] Shwedel, Kenneth, “El TLC y el cambio estructural” en: Encinas, A, J. de la Fuente y H. Mackinlay, (coords.), La disputa por los mercados. TLC y sector agropecuario, México, editorial Diana, 1992.
[4] Luis Hernández, “TLC, Corte de caja”, en Cuadernos del Ceccam No.7, México, 1996.
[5] USDA, ERS, Leaders T., T. Craford y Link, J. Coord. NAFTA International Agriculture and Trade, op. cit., septiembre de 1997. p. 8
[6] Ibíd.. p. 7
[7] Alejandro Díaz Bautista, “El TLCAN y el crecimiento económico de la frontera norte de México”, en Revista Comercio exterior, Vol. 53, No. 12, México, diciembre 2003 p. 1090
[8] Secofi, TLCAN, texto oficial, Capítulo VIII
[9] Secofi, TLCAN, Texto oficial, Artículo 703
[10] México ingresó al GATT en 1986. A partir de este momento cambió drásticamente su política de protección a los sectores productivos nacionales.
[11] Incluye agricultura, ganaderia, silvicultura, caza y pesca.
[12] INEGI,Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos, 2006. Hasta 2004 los datos se refieren a la población de 12 años o más y para el 2005 se refieren a la población de 14 años y más lo que impide la comparación en los años recientes.
[13] Romero José y Alicia Puyana, Diez años con el TLCAN, las experiencias del sector agropecuario mexicano, El Colegio de México. Pp 227
[14] Aserca, Número de productores de acuerdo al Procampo, 2001
[15] Los métodos para reportar IED en México han tenido variaciones lo que dificulta su comparación entre años, sin embargo y a pesar de sustanciales variaciones en el periodo 1994-2004, la IED nunca fue mayor a los 93 millones de dólares. Secretaría de Economía, Registro Nacional de Inversión Extranjera
[16] Zahniser Steven, NAFTA at 13. Implementation nears completion, Economic Research Service, USDA, March 2007. p. 9
[17] Ibid, p. 10
[18] INEGI, Censo Agrícola y Ganadero, 1991 y Aserca, Procampo, 2001
[19] Sagarpa, las hectáreas sembradas con granos básicos y oelaginosas pasaron de 14.2 millones en el 2000 a 13.3 millones en el 2005.
[20] La protección a través de aranceles –cuota consiste en determinar una cuota de imortación que entrará al país libre de aranceles, pero cualquier volumen por arriba de la cuota está sujeto a aranceles altos. Para el maíz la cuota inicial estipulada para Estados Unidos fue de 2.5 millones de toneladas y para Canadá de 50 mil toneladas. Estos volumenes aumentarían un 3 por ciento cada año. El arancel inicial fue de 215 por ciento, este arancel se reduciría gradualmente hasta llegar a cero en el año 2008.
[21] CCC Export Credit Guarantee Program (GSM-102) y CCC Intermediate Export Credit Guarantee Program (GSM-103)
[22] Ver: de Ita Ana, Schwentesiuss Ruta, ¿Cuánta liberalización aguanta la agricultura?. Impacto del tlcan en el sector agroalimentario, Cámara de Diputados, LXII Legislatura, Comisión de Agricultura, México, 2000
[23] Del total de importaciones de maíz en 1996, al sector pecuario le correspondieron el 46 por ciento; a Conasupo 20 por ciento; a la industria harinera 16 por ciento; a la industria almidonera 11por ciento; y a las empresas comercializadoras 7 por ciento. La Conasupo importó 1 millón 270 mil toneladas durante este año.
[24] Ver: de Ita Ana, El control transnacional del mercado de maíz en México y su responsabilidad en la contaminación transgénica del maíz nativo” en RAPAL, UACH, Memoria del Foro, México, agosto 2002.
[25] Según la información del Comité de Cupos de Importación de Maíz, Aserca, Sagarpa.
[26] Ver, de Ita Ana, “Maíz transgénico en México: apagar el fuego con gasolina”, en: Muñoz Julio, Alimentos trasngénicos, México, Siglo XXI editores, 2003
[27] Ver: de Ita Ana, “El control transnacional del mercado de maíz en México y su responsabilidad en la contaminación transgénica del maíz nativo” en RAPAL, UACH, Memoria del Foro, México, agosto 2002.
[28] Programa de Apoyos Directos al Productor por Excedentes de Comercilización para Reconversión Productiva, Integración de Cadenas Agroalimentarias y Atención a Factores Críticos, que incluyen entre las modalidades de apoyo los subisidios para: acceso a granos forrajeros, cabotaje, pignoración, exportación, flete terrestre.
[29] Hernández Luis, Cargill “el maíz de sus tortillas”, en La Jornada, 30 de enero, 2007
[30] Datos de Sagarpa.
FUENTE: GRAIN
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