domingo, 14 de febrero de 2010

La crítica de Krugman


Con un artículo que se titula “¿Cómo pudieron los economistas equivocarse tanto?”, el premio Nobel Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton, hace una reflexión sobre las buenas intenciones camino al infierno. Así, pasa lista a los profesores que de un modo u otro habían dado por sentado el hallazgo de la verdad absoluta macroeconómica. Mencionaré a dos: Olivier Blanchard, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y Robert Lucas, de la Universidad de Chicago.

El primero es economista jefe del FMI y afirmó, en un escrito titulado “El Estado de la Macro”, que “después de la explosión de la macroeconomía en la década de los 70, hubo un enorme progreso y una convergencia sustancial… una visión compartida (entre neokeynesianos, neoclásicos y teóricos del crecimiento) sobre las fluctuaciones y la metodología” de esta rama de la economía. “No todo está bien”, reconocía, pero “el estado de la macro está bien”, concluye.

Blanchard menciona, en una nota al pie, el desacuerdo de Robert Solow y dice que para estar seguro de no estar desvariando organizó una conferencia cuyos textos están publicados en el “American Economic Journal: Macro”. Además, cita a Robert Lucas y Thomas Sargent (1978), quienes dicen “que las predicciones keynesianas fueron totalmente incorrectas y que la doctrina sobre la cual se basaron estaba fundamentalmente errada, que ahora son simplemente datos que no dejan espacio para novedades en la teoría económica”. Con ello, “la tarea que enfrentan los estudiosos del ciclo de negocios es el de revisar, a partir de los restos, qué elementos quedan de aquel acontecimiento intelectual notable llamado la Revolución Keynesiana, y cuáles otros deben ser desechados”.

El tema de Lucas y Sargent es si debe de mantenerse el dinero restringido y los equilibrios, externo (entre exportaciones e importaciones) e interno (entre ahorro e inversión), o no. Ellos culpan a las políticas keynesianas (dinero laxo y desequilibrios) de la crisis estadounidense de los 70, que registró inflación (por encima del 10%) y un estancamiento que se transmitió al resto del mundo.

La crítica de Krugman prosigue con Robert Lucas, Nobel de Economía en 1995 y profesor de la Universidad de Chicago, quien en el 2003 dijo que “la macroeconomía nació como un campo distinto en la década de 1940, como parte de la respuesta intelectual a la Gran Depresión. El término se refiere al cuerpo de conocimientos y experiencia que esperábamos evitara la repetición de ese desastre económico”. Lucas afirmaba creer que la estabilidad de los agregados monetarios y del gasto nominal en EE.UU. de la posguerra fueron importantes para la estabilidad de la producción y del consumo durante esos años, comparada con la experiencia del período de entreguerras y la experiencia contemporánea de otras economías”.

¿Qué pasó, entonces?

¿El Fracaso de la economía positiva y el retorno de la economía normativa?


Paul Krugman en su citado artículo[i] recuerda que Keynes[ii] propone el incremento del gasto público en momentos de desaceleración económica, es decir propone incrementar el gasto público – vía empleo e inversión – y la demanda efectiva manteniendo la economía libre, antes que insistir en la lógica de un Estado interventor en la economía. En la lógica de Keynes, no se rescatan bancos ni empresas. Krugman lo señala ahora por la campaña de prensa en contra del incremento del gasto público y la intervención del Estado en la economía.

Milton Friedman en 1953 cita John Neville Keynes[iii], padre de John Maynard Keynes, quien sostiene que la economía positiva debe de ser una ciencia con capacidad para predecir. La política económica “correcta”, dice Friedman, depende menos del progreso de la economía normativa como tal y más del progreso de la economía positiva que brinda conclusiones que son y merecen ser ampliamente aceptadas.[iv]

La interrogante de Krugman es cómo se sigue aún enseñando economía positiva, cuando no pudo predecir la crisis del 2007, la más importante desde que dicha teoría se construyó en los años 50 ni los marshallianos la crisis del 29. Es decir los positivistas económicos tienen poco que mostrar en términos de predicción, cuando resulta justamente que convertir la economía a fórmulas matemáticas tiene como objeto predecir.

La economía normativa de otro lado es el enfoque caracterizado por el predominio de juicios de valor -"lo que debería ser"- y se encuentra estrechamente asociado a la formulación de estrategias y políticas económicas, mientras que la economía positiva busca conocer cómo son los procesos económicos, sin anteponer juicios de valor. J.M. Keynes buscaba “pleno empleo” porque pensaba que eso era lo deseable y por lo tanto orientó la política económica en esa dirección.

La diferencia entre ambos enfoques en realidad es de valores. Para unos la ciencia económica debe de estar en función del bienestar de las personas, para los otros en función del desentrañamiento y predicción de los hechos de naturaleza económica que acaecen en el mundo. En líneas generales, lo que se enseña como buena economía desde los años 70 del siglo XX es esto último. El único problema es que funciona bien sólo cuando la economía se encuentra estable.

Las proyecciones de crecimiento efectuadas por el FMI, – que en julio pasado proyectaron para las economías del G7 una contracción del PBI el doble de lo anticipado en enero de este año, – es una muestra de la inutilidad de las proyecciones, requiriendo posiblemente más del ojo experto y menos sólo de fórmulas para predecir el desempeño económico. Las matemáticas, aunque no predigan la realidad, dan certezas porque las ecuaciones bien hechas funcionan perfectamente. Esa es la médula de la crisis de la profesión a inicios del siglo XXI.

i] “How Did Economists Get It So Wrong?”, 6 de setiembre, 2009, New York Times Magazine, http://www.nytimes.com/2009/09/06/magazine/06Economic-t.html
[ii] Keynes, J.M. The General Theory of Employment, Interest and Money. Ed.: McMillan, C. London, 1936.
[iii] Keynes, J.N. (1890), The Scope and Method of Political Economy, 1890
(4th ed., 1917). New York: Kelley Reprints of Economic Classics, 1963.
http://socserv.mcmaster.ca/econ/ugcm/3ll3/keynesjn/Scope.pdf
[iv] Friedman, Milton, Essays in Positive Economics, “The Methodology of Positive Economics”, U of Chicago Press, 1953, p.7.


AUTOR : Oscar Ugarteche es economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI e integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org

FUENTE : OBELA.ORG

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