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domingo, 23 de septiembre de 2012

“Un dólar un voto expresa el fracaso de la democracia”

  
 
 
Por Sandro Pozzi
 
 
El escritorio de Joseph Stiglitz es caótico, con papeles en todas direcciones. Es imposible ver el fondo. Sobre ellos, dos latas de Coca-Cola Light. No quedaba otra que poner la grabadora sobre tan frondoso forraje, de casi cuatro dedos de espesor. Su despacho en la Universidad de Columbia mira a la biblioteca. Está en la octava planta, altura suficiente para ver el perfil de Manhattan, corazón del capitalismo. Pero el calor pegajoso del verano se ocupó de poner una capa blanca de humedad para evitar distracciones.

Stiglitz, economista jefe del Banco Mundial hasta 2000 y Nobel de Economía en 2001, publica en España su último libro, en el que explica las causas por las que la desigualdad crece tan rápido en Estados Unidos y trata de anticipar su impacto económico. Una obra que nace de un artículo que escribió en Vanity Fair, un vehículo poco usual para los académicos, y cuyo título se convirtió hace un año en el lema del movimiento social de protesta Ocupemos Wall Street. “El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita”, señala el autor. De alguna manera, este trabajo es una vuelta a su origen, ya que la desigualdad en un contexto de crecimiento económico fue el tema de su tesis doctoral. Ahora explica que los mercados no son ni eficientes ni estables y tienden a acumular la riqueza en las manos de unos pocos. Trata de lanzar un debate en torno a El precio de la desigualdad. Cómo la división social pone en peligro nuestro futuro (Editorial Taurus).

Como si tratara de inyectar moralidad al capitalismo. El día de la entrevista, la revista New York lanzaba en su portada una pregunta que, por un lado, revela la nostalgia que los estadounidenses tienen sobre su pasado y, por otro, evidencia en su respuesta la polarización actual del debate en una sociedad inmersa en una batalla ideológica constante.

viernes, 11 de mayo de 2012

“El capitalismo se aproxima a una crisis ideológica”




-La Teoría de la Dependencia ya ha demostrado que el capitalismo no promueve el crecimiento y el progreso en los países en desarrollo. Con lo que está pasando en Estados Unidos y Europa, ¿puede afirmarse que ha entrado en una crisis estructural y tampoco los promueve en los países industrializados?

–Bueno, la verdad es que el capitalismo vive una crisis estructural desde que entró en la etapa imperialista, a finales del siglo XIX. La gente habla del siglo XX como si hubiese sido un tiempo de éxito del capitalismo, pero no lo fue. La I Guerra Mundial fue una confrontación colosal entre las potencias imperialistas, con millones de muertos y una enorme destrucción de fuerzas productivas. Eso no es un éxito. Luego se produjo una revolución socialista que comenzó en Rusia y se expandió por Europa y el resto del mundo, incluyendo México. Eso tampoco fue un éxito para el capitalismo. Después vino la crisis de 1929, que derrumbó las economías capitalistas por 20 años, y hubo otra guerra mundial con 60 millones de muertos. Eso no fue un éxito. En la segunda mitad del siglo fue cuando el capitalismo logró consolidarse, pero lo hizo con una expansión del gasto público hasta 40% del Producto Interno Bruto, es decir, que tuvo éxito solo cuando incorporó al Estado de manera muy fuerte en la economía, es decir, mediante una fórmula supuestamente no capitalista. En los años 70 y 80 se pretende abandonar esas recetas de (John Maynard) Keynes (1883-1946, economista inglés que defendió el rol del Estado como motor principal de la economía). Fue eso que se llamó neoliberalismo, una locura que significaba volver al siglo XVIII, pero que se presentaba como lo más avanzado. Esa locura sirvió solo a los monopolios y al sector financiero, que pasó a intervenir en rol protagónico en la economía, a nombre de un ente supuestamente abstracto que es el mercado. Uno oye hablar en la televisión de que “el mercado quiere”, “el mercado dice”, y si se investiga bien quién es el mercado, resulta que son cinco tipos que controlan el sector financiero. El intento neoliberal, que parecía victorioso en los años 90, generó un desequilibrio económico brutal. La deuda de Estados Unidos, al iniciarse la era Reagan era de 50 mil millones de dólares, y al finalizar, de 350 mil millones…

domingo, 22 de abril de 2012

Entrevista a Costas Lapavitsas


 Por Natalia Aruguete - PAGINA/12

Ya lo había advertido en reiteradas oportunidades: Grecia debe defoltear su deuda y salirse del euro. Y una vez más, el griego Costas Lapavitsas lo repitió enfático ante Cash: si los griegos “aceptan ser un rincón de Europa para vacacionar, entonces se pueden quedar en la Unión. Si no aceptan eso, deben irse del euro”. Destacado economista marxista, el profesor de la Universidad de Londres fue uno de los invitados para participar en Buenos Aires del Congreso de Economistas Heterodoxos, organizado por la Universidad Nacional de Quilmes.

¿Cuál es la principal causa de la crisis europea?

–La causa más profunda es la estructura del sistema monetario europeo, que genera diferencias entre los países centrales y periféricos. Concretamente genera deuda en los países periféricos con respecto a los centrales. Pero la forma que toma este tipo de problema es distinta en cada país periférico.

¿Por ejemplo?

–En el caso de Grecia, el problema es la deuda pública. En Irlanda, la deuda de los bancos. En Portugal, los créditos privados y las hipotecas. Un aspecto muy importante es que la crisis europea, que nació como crisis de la periferia, ahora se está moviendo hacia los países centrales europeos, y allí también la deuda aparece en el centro de la crisis. Ahora la deuda es importante, pero es el epifenómeno, por detrás hay otro fenómeno.

¿Cuál?

–Se están desarrollando dos tendencias clave. La primera es la persistencia del déficit de acumulación, los países maduros (centrales) tienen problemas de dinamismo de su capitalismo y no encuentran nuevas áreas, lo cual deviene en problemas para la capitalización: su tasa de ganancia no cae, pero no crece. Eso evidencia su imposibilidad de poder seguir. Hay un estancamiento salarial en Alemania y Estados Unidos. La segunda tendencia es la financiación. Como el capital pierde dinamismo productivo, la financiación va ganando espacio y empieza a intervenir en sectores en que antes no intervenía. La combinación actual es producción débil y deuda alta. Es una pelea de burbujas.