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lunes, 9 de julio de 2012

El Tea Party y 1776: la historia destrozada

 Por Sam Pizzigati


Nuevas investigaciones acreditan que la generación revolucionaria de EEUU vivía en una sociedad mucho más igualitaria que la nuestra. Los primeros americanos apreciaban esta igualdad, una realidad incómoda para los actuales conservadores.

Hasta no hace mucho, los estadounidenses sólo se ponían pelucas George Washington, chalecos y tricornios, el cuatro de Julio. Pero luego apareció el Tea Party y la vestimenta colonial empezó a llevarse en las concentraciones a lo largo de todo el año.
A simple vista, el legado de 1776 empezó “perteneciendo” a la masa anti-“Gran Gobierno” del Tea Party. Los tipos del Tea Party reivindicaban que los Fundadores no permitirían la interferencia del gobierno en sus vidas. Nosotros tampoco deberíamos permitirlo. Si nos mantuviéramos fieles al espíritu del 1776 los Estados Unidos serían perpetuamente “excepcionales”.
¿Cómo permanecer fiel? El Tea Party – y los líderes afines al GOP en el Congreso – tenían una respuesta preparada. No más impuestos. Nunca. Ni siquiera a los súper ricos. Olvidemos esta cantinela de la desigualdad. Matemos a la bestia. El gobierno debe ser pequeño.
Esta línea básica del Tea Party se ha convertido ahora en el mantra reinante en los círculos conservadores. Pero este mantra destroza totalmente la memoria histórica. Los patriotas de 1776 no llevaron a cabo una revolución para tener un gobierno pequeño. Se rebelaron para tener unos Estados Unidos relativamente igualitarios.
Tal como prueba de forma dramática la investigación archivística de los economistas Peter Lindert y Jeffrey Williamson, aquellos colonos vivían en una sociedad mucho más igualitaria que la madre patria Inglaterra. En 1774, en la vigilia de la Revolución Americana, las 13 colonias americanas gozaban aparentemente de “una distribución de la renta más igualitaria” que en “cualquier otro lugar del mundo”.
Lindert y Williamson calculan, en una investigación publicada el año pasado, que el 1% más rico de la época colonial se llevaba tan solo el 8,9 % del producto interior colonial. En Inglaterra, el 1% más rico se llevaba el 17,5 %, casi dos veces esta participación.