A principios de los 90s la economía peruana sufrió cambios estructurales que alteraron el modo de asignación de recursos vigente hasta antes de las reformas. En un régimen de precios libres, se ejecutaron reformas comerciales, financieras, laborales y de la actividad económica del Estado. Asimismo, se reformó la ley que gobierna la actuación del Banco Central. Las leyes de responsabilidad fiscal demoraron hasta fines de esa década.
En la presente década, se consolidó el manejo monetario y fiscal, mientras que –en general- las reformas económicas entraron en un estancamiento ante las dificultades propias de su mayor complejidad y la falta de respaldo político al más alto nivel. Nos referimos al resto de políticas públicas como las concesiones público-privadas, la reforma laboral, las exoneraciones y la evasión tributaria, el acceso a financiamiento para las pymes, reforma de los sistemas públicos de educación y salud, entre otros. El diseño y puesta en marcha de estas políticas son más difíciles que estabilizar la economía o bajar aranceles. Se requiere más burocracia profesional y mejoras continuas. Los frutos son más lentos. Algo se ha comenzado a mover en 2008, sobre todo lo relativo a las normas pre TLC con EEUU.
En lo que va de la presente década la economía peruana viene comportándose dentro de un cuadro de estabilidad macroeconómica no visto en el último tercio del siglo pasado. Este comportamiento la hace destacar también en la región latinoamericana. Incluso en estos años de recesión en Estados Unidos y desaceleración en el crecimiento mundial (2008-2009), la economía peruana sería la de mayor expansión y menor inflación dentro de la región.
Sin embargo, en el plano de la pobreza y exclusión social, el Perú presenta datos todavía muy elevados. Reducirlos constituye el principal objetivo de las políticas públicas en los próximos años.
La Macroeconomía
El desempeño macroeconómico de Perú en las décadas de los 70, 80 y 90 son los de una economía con un cuadro permanente de inestabilidad. Un país en desarrollo con muy bajo e inestable crecimiento. Un país inflacionario con recientes experiencias de estabilidad monetaria. Un tesoro público con políticas fiscales insostenibles (y procíclicas). Una economía propensa a crisis externas.
No es de extrañar que ésta economía haya tenido pronunciados ciclos económicos, antecedidos por enormes ajustes fiscales y devaluaciones reales importantes. En este clima de inestabilidad, era de esperarse que la inversión privada se retrajese y afectase el crecimiento de mediano plazo de la economía.
En cambio, luego de la estabilización económica y las reformas realizadas, una vez terminada la última recesión (2002 en adelante), las perspectivas macroeconómicas se han vuelto muy alentadoras. Los datos muestran que luego de una larga recesión (fruto de choques exógenos y malas respuestas de política macroeconómica) entre 1998 y 2001, la economía se ha venido recuperando y el crecimiento puede pasar a una meseta de 7.6% en el quinquenio 2005-2009. Si el Perú mantiene el actual ritmo de expansión, podría duplicar el tamaño de su economía entre 2004 y 2014.
Actividad Económica y Política Macroeconómica
La economía peruana ha crecido 8% en 2006 y cerca de 9% en 2007. En el primer semestre de 2008 viene creciendo 10%. Estos magníficos resultados tienen que ver con el buen desempeño del sector privado. Tanto el consumo como la inversión muestran un alto dinamismo, en un círculo virtuoso que viene acelerándose desde mediados de 2004.
En 2006 y 2007 se sumaron buenos términos de intercambio que ayudaron a mejorar el ingreso nacional, las cuentas externas y fiscales.
Sin embargo, las políticas macroeconómicas (fiscal y monetaria) han sido expansivas. Así, la demanda agregada se dinamizó al punto de comenzar a exceder el PBI y comenzar a debilitar la cuenta corriente de la balanza de pagos a niveles de cierto riesgo hacia 2010 si mantiene su actual dinamismo.
Sin embargo, ante los temores de los efectos negativos de la economía mundial sobre nuestras cuentas externas y fiscales, la autoridad fiscal ha respondido adecuadamente. Asimismo, ante el boom crediticio la autoridad monetaria ha respondido elevando las tasas de encaje en ambas monedas hasta que el dinamismo crediticio se modere.
La Inflación es Coyuntural
La actual inflación no tiene que ver con el incremento de la demanda interna. No es un fenómeno exclusivo de Perú.
En países latinoamericanos sin moneda propia como Panamá, El Salvador y Ecuador, la inflación está por el orden de 9% anual. En Chile está cerca del 10%. En Perú alrededor de 7% (Lima 6%). En estos 5 países (y en todo el mundo) la inflación comenzó a aumentar en el segundo semestre de 2007 y el proceso aún no se ha estabilizado. Estos 5 países tienen poco en común, diferentes tasas de crecimiento (Panamá, El Salvador y Ecuador; 10%, 4.5% y 1.5%, respectivamente) y diferentes posiciones fiscales (Chile mantiene un superávit de ¡8% del PBI!).
En otras palabras, la inflación actual no está causada por un supuesto exceso de demanda agregada, sino por un muy fuerte choque de oferta (uno de los peores de los últimos 40 años). Sin embargo, las autoridades macroeconómicas han reaccionado para evitar que el proceso de propague al resto de precios y sobre todo a las expectativas, que aunque tarde o temprano se ajustan, pueden mantener viva la inflación más allá de lo que los fundamentos indicarían.
Todo indica que la inflación cederá antes que comiencen a operar los efectos de las políticas fiscales y monetarias menos expansivas (más neutrales).
Contención de los Efectos de la Crisis Internacional
La economía peruana es una economía pequeña y abierta que siempre estará sujeta a los vaivenes de la economía mundial, aunque ha construido importantes factores de amortiguamiento de las crisis. Primero, el fisco no requiere financiamiento y el país ha alcanzado el grado de inversión para su deuda soberana. Segundo, el banco central ha acumulado importantes stocks de reservas internacionales y certificados de depósito, que permitirán enfrentar tanto presiones devaluatorias como de inyección de soles, en caso las condiciones externas se compliquen por un tiempo.
Las Regiones y las Familias Pobres
Con un crecimiento cercano al 5% entre 2001 y 2005, la pobreza ha venido disminuyendo lentamente. Sin embargo, luego del alto crecimiento de 2006 y 2007, disminuyó más rápido. En episodios de acelerada expansión económica dicha tasa debería ceder más rápidamente. En 2007 la pobreza asolaba al 39.3% de la población, mientras que en 2005 dicha tasa era de 48.7%.
Sin embargo, la pobreza ha caído más en las ciudades que en las áreas rurales. Asimismo, la pobreza en el campo es más del doble que en las zonas urbanas. Se observan grandes desigualdades entre Lima y el resto del país. La pobreza afecta a casi la totalidad de la sierra rural.
Desigualdad
La pobreza es menor en Lima, crece en las ciudades y es mayor en las áreas rurales. Asimismo, al observar los diferentes quintiles de la población, se constatan las grandes diferencias en los ingresos familiares.
Las 25 regiones del Perú muestran muy diversos patrones de pobreza e ingresos. Por otro lado, las regiones más ricas y que en general se han beneficiado más de las reformas y el crecimiento económico son las de la costa. Por el contrario, las regiones más pobres y que en general se han beneficiado menos son las de la sierra y la selva. Incluso algunas estarían peor que hace 5 años.
Las viviendas en el Perú presentan elevados déficit de infraestructura de servicios públicos. El acceso a la electricidad y a los servicios de agua es muy desigual a lo largo y ancho del país. En general la costa está en mejores condiciones. Los recursos públicos deberán orientarse a reducir estas brechas en infraestructura.
Nutrición
Los datos de desnutrición infantil son tristemente muy altos, 24.1% en 2004 (último dato). Niños que no miden ni pesan lo que deberían a esas cortas edades nos hablan de hombres y mujeres con desventajas de diversa índole en su vida adulta. En zonas rurales, la desnutrición no ha disminuido en 10 años (39%), mientras que en las áreas urbanas la caída ha sido permanente (está en 10%). Las desigualdades entre Lima (6%) y el resto del país (26%) también son notables. Por su parte, la anemia a escala nacional llegaba a 21.3% en 2005.
Educación
Las pruebas internacionales de medición de la educación en el Perú muestran resultados desalentadores: están entre los peores de la región. Ello es resultado de varios factores, entre los que destacan la baja calidad del servicio educativo y la pobreza misma.
Las pruebas tomadas a los maestros peruanos también muestran resultados deplorables.
Empleo
Finalmente, cerca de dos tercios de peruanos es autoempleado o trabaja en empresas de menos de 5 trabajadores. Esta realidad laboral viene acompañada de baja productividad, bajos sueldos y falta de acceso a derechos laborales como vacaciones, jubilación y seguros médicos.
Cualquier estrategia de desarrollo debe plantearse seriamente el problema laboral, tomando en cuenta simultáneamente los derechos de los trabajadores y los bajos niveles de productividad de las mypes. Ello dará lugar a un esquema de derechos progresivos. Algo de esto es recogido por la reciente Ley de Pymes.
Igualdad de Oportunidades
Recién en el año 2006 el PBI per cápita de Perú fue superior al alcanzado en 1975. Luego de recurrentes crisis económicas y varias décadas pedidas. Sin embargo, es muy probable que el país haya despegado con sólidas bases para ir dejando el subdesarrollo.
Las enormes carencias de porcentajes amplios de la población peruana hacen pensar en un largo camino. Las condiciones necesarias están dadas: estabilidad macroeconómica y clima propicio para la inversión. Pero las condiciones suficientes serán mejores instituciones y políticas públicas (en los frentes no macroeconómicos). Los factores en contra son la eficiencia del sector público y la visión de sus autoridades en todos los niveles de gobierno.
AUTOR: ELMER CUBA
FUENTE:LE MONDE DIPLOMATIQUE
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