viernes, 1 de octubre de 2010

Pobreza y desempleo en ascenso

 

La crisis financiera que ya se expande por toda la eurozona) ha derivado en "crisis social" por medio de tres actores centrales: La baja de salarios como producto de los ajustes, la baja de la capacidad de consumo, el trabajo en negro y el desempleo, que afecta principalmente a los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad europea occidental, y que también se extiende como reguero de pólvora por los ex países soviéticos de Europa del Este. El miércoles, ya se produjo un primer desenlace con 100.000 personas participando en Bruselas de una “euromanifestación” contra el ajuste.

A dos años del estallido de la crisis financiera, mientras la economía mundial mezcla datos alentadores con otros sombríos, el desempleo se mantiene en un 10 % en la UE y amenaza con pegar un salto con la aplicación de los programas de ajuste en marcha para atenuar el déficit fiscal.

En este escenario, más de 100.000 personas  de 24 países europeos se se movilizaron el miércoles en Bruselas contra los planes de ajuste aprobados en la UE.
Reunidos por la Confederación Europea de Sindicatos, los manifestantes desfilaron sin incidentes por el centro de la ciudad hasta el barrio europeo.

Decenas de miles de trabajadores belgas, franceses, británicos, españoles, italianos, metalúrgicos alemanes, profesores griegos, policías rumanos, polacos llegados en autobús tras un largo viaje y hasta un grupo de belgas vestidos de negro y portando el lema irónico “Federación de Ricos de Bélgica”, desembocaron en el Parque del Cincuentenario, donde se gritó un “no a la austeridad, prioridad al empleo y al crecimiento”.
La Confederación Europea de Sindicatos, que convocó a esta manifestación, señaló a la cadena BBC que la estrategia actual de la UE está llevando al fin del modelo social europeo.

"Queremos un cambio del rumbo económico. El actual programa está aumentando el desempleo y no contribuye al crecimiento ni a la cohesión social ni a disminuir el déficit fiscal", dijo a la BBC Juan Mendoza, consejero especial de la Confederación.
Yves Leterme, primer ministro belga –Bélgica ostenta la presidencia semestral de la UE– afirmó que la manifestación era “una señal importante a tener en cuenta”.
Leterme, que aseguró también que “Europa debe tomar medidas para evitar que la crisis económica se convierta en crisis social”, recibió a los representantes de los principales sindicatos belgas y manifestó que “es importante reforzar la competitividad sin caer en una austeridad sin perspectivas”.

El presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, por su parte señaló que el resultante de los planes de ajuste es el de las "cuentas públicas desequilibradas y las deudas excesivas".
Durao Barroso no citó a qué se debe la escalada de las deudas europeas.
El miércoles también hubo grandes manifestaciones en Grecia, España, Polonia e Irlanda, donde un hombre bloqueó las puertas del Parlamento con un camión con la inscripción “Banco Tóxico” pintada en un lateral junto a una petición “para echar a todos los políticos”.

La crisis social como producto del desempleo se empieza a instalar como una enfermedad incurable en la mayoría de los países desarrollados.
En la Unión Europea el mercado laboral tiende a empeorar debido al impacto de los planes de ajuste.

Se estima que en los últimos tres meses del presente año y, sobre todo, en 2011 se harán sentir en toda su dimensión los recortes fiscales anunciados por muchos países para lidiar con el déficit.
En medio del debate en toda la UE sobre qué hacer con el déficit, hay millones de desempleados y una advertencia del primer ministro de Noruega Jens Stoltenberg en un reciente seminario en la OIT:

"Tenemos que evitar que este alto nivel de desempleo se convierta en permanente"
El impacto social ya se empieza a verificar.

En los 33 países más ricos, agrupados en torno a la OCDE (Organización de la Cooperación y Desarrollo Económico), la desocupación ha subido al 18,7 por ciento entre 2007 y 2009 y en Estados Unidos está en 9,5 por ciento.

En Estados Unidos los datos oficiales dados a conocer a mediados de septiembre señalan que uno de cada siete estadounidenses vive bajo la línea de la pobreza: unos 45 millones de la población total de 307 millones.

En el Reino Unido, las casas de empeño han experimentado un boom desde la crisis.

Hace siete años había 800: hoy hay 1300.
Según la Confederación Europea de Sindicatos, hoy, unos 85 millones de personas de los 501 millones que habitan la UE viven en el umbral de la pobreza.

"Afortundamente todavía tenemos en Europa una red de cohesión importante en términos de salud, educación y políticas asistenciales. Pero a nivel de ingreso, hay unos 85 millones que están por debajo del salario mínimo", explicó a la BBC Juan Mendoza.
A este escenario, según un informe de la OCDE difundido en mayo pasado  (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), se agrega otro dato central: El 60% de la población laboral europea trabaja con contratos de trabajos precarios y sin prestaciones sociales.
Esta situación -según los especialistas- va a derivar en un situación en la que ese sector, sin cobertura ni protección legal, será despedido en masa, cuando la crisis y los ajustes se profundicen y las empresas decidan "achicar costos laborales"  para preservar su rentabilidad.
El reconocimiento de la profundidad de la crisis por los propios líderes y autoridades monetarias, acompañado de anuncios de más ajustes salvajes, se convierte en la antesala natural de más  explosiones sociales y conflictos sindicales contagiándose por toda la eurozona.
Un primer nivel de respuesta a "los ajustes salvajes" está conformado por las huelgas y protestas sociales violentas que amenazan  con extenderse de Grecia a España, y desde allí a todos los países de la región puestos en la mira de los recortes de salarios y reducción de beneficios sociales como Portugal, Reino Unido e Italia, entre los más próximos.
Un segundo nivel de respuesta, todavía potencial, pero proyectado como emergente, es un proceso de "crisis de "gobernabilidad" política que va sobrevenir como emergente inexorable de las protestas sociales contra los gobiernos y la clase política.
La bomba social
 
Con Estados quebrados por la crisis fiscal, con una recuperación todavía débil de la recesión (con países que siguen desacelerados), mercados financieros volátiles (vuelta a la desconfianza del sube y baja), contracción del crédito orientado a la producción, consumo social sin recuperación, bajas de recaudación y subas siderales del déficit, desempleo masivo y ajustes salariales en ascenso la "bomba social" (emergente de la crisis y de los ajustes) ya asoma como el desenlace más lógico en la eurozona.
El sistema de gobernabilidad político y económico de la eurozona hoy se encuentran en riesgo de disolución a raíz de la "crisis financiera" que derivó primero en "crisis recesiva", luego en "crisis fiscal" de  los Estados, y que ahora se convirtió en "crisis social" de la mano de los ajustes, los despidos laborales y el achicamiento del consumo popular.
Esta dialéctica de acción-reacción  es lo que define, en forma totalizada, un fenómeno que excede la denominación reduccionisa de "crisis económica" con el que los analistas del sistema califican el actual colapso económico europeo.
El capitalismo europeo no está en "crisis económica", sino en "crisis total", y al final del proceso, si quiere supervivir como bloque, deberá echar mano a lo único que puede preservar su dominio: La represión militar.
La dinámica histórica de la crisis y los ajustes pulverizan la columna vertebral del sistema (consumo, voto y credibilidad social) y obligará al poder central europeo a cambiar la estrategia para mantener el dominio y reciclar un nuevo proceso de control político y social.
Esa es la lectura inmediata que surge del proceso europeo con Estados quebrados y ajustes salvajes, que profundiza el desempleo en masa y la crisis de credibilidad social en los políticos y las instituciones.



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