El Presidente Obama insiste en que es un muy mal negociador y, por ende, el trato que obtuvo para extender en dos años los recortes tributarios de Bush y la ampliación de un año de los beneficios del seguro de desempleo fueron lo mejor que pudo lograr. Este paquete también vino con un recorte de un año al impuesto de la Seguridad Social.
Este recorte amenazará seriamente las finanzas del programa si, el año próximo, el Congreso Republicano no muestra la voluntad de terminar con un recorte fiscal temporal que no demostró este año el Congreso Demócrata.
La lógica aquí es clara. Por ley, se suponía que los recortes fiscales de Bush terminarían en 2010 y que las tasas impositivas regresarían a los niveles de antes de los recortes en 2011. Sin embargo, los Republicanos mantuvieron un constante flujo de mensajes acerca de la amenaza de elevar los impuestos en medio de una recesión, aún cuando estos aumentos de las tasas impositivas sólo afectarían al 2% de la población, o a los extremadamente ricos.
Como pudimos apreciar, el Presidente Obama y su Congreso Demócrata no lograron reunir los votos necesarios para vencer a los Republicanos y terminaron extendiendo los recortes tributarios para el 2% de la poblacion. Los Demócratas deberán enfrentar una situación similar a fines de 2011 cuando se supone que vencerá el impuesto de la Seguridad Social, salvo que, esta vez, el recorte en cuestion afectaría a la enorme mayoría de la población trabajadora.
Asimismo, la Casa [de Representantes] pasará a manos de los Republicanos y el Senado será mucho menos Demócrata. Esto crea la posibilidad, si no la probabilidad, de que se mantenga indefinidamente los recortes tributarios, duplicando así el défitcit proyectado a largo plazo de la Seguridad Social.
Pero antes que siquiera lleguemos a esa encrucijada, los Republicanos tendrán otra oportunidad de imponer un trato verdaderamente malo al Presidente Obama. En algún momento de la primavera, el gobierno tocará su techo de endeudamiento, lo que, en esencia, impedirá que el gobierno se endeude más.
Dado que el gobierno ya tiene un déficit sustancial, y que su gasto excede sus ingresos, el llegar a este límite significaría que el gobierno no tendría suficientes fondos para pagar por todos sus programas. Significaría, también, que el gobierno no podría hacer frente a los pagos por concepto de intereses o principal sobre deuda que se le acercan; de hecho, esto lo obligaría a incumplir dichos pagos.
La perspectiva de que el gobierno de los Estados Unidos incumpla el pago de su deuda crea una suerte de escenario del fin del mundo, así que el Congreso se apresuró en aprobar la ley de ‘Programa De Alivio Para Activos En Problemas’ o TARP (Troubled Asset Relief Program) en 2008. En ese entonces, el Presidente Bush, el Director del [Banco de] Reserva Federal [1], Ben Bernanke, y otras luminarias de toda ralea no se cansaron de decirle a los miembros del Congreso y al público en general que entraríamos en una segunda Gran Depresión si no se rescataba inmediatamente, y sin preguntas, a los bancos de Wall Street. Y el dinero empezó a llover.
El anuncio de incumplimiento de los pagos de la deuda [estadounidense] crearía un despliegue similar de advertencias de desastre, que, probablemente, nos llevarían a un escenario en el que el Presidente Obama firmaría cualquier acuerdo de techo de endeudamiento que le presente la Casa de Representantes Republicana, aún si incluye la privatizacion de la Seguridad Social y de Medicare y grandes recortes y/o la total eliminacion de otros programas sociales importantes. El argumento de la administracion: que no tenemos alternativa.
Si queremos evitar lo inevitable, los defensores de la Seguridad Social y Medicare debemos reestructurar las opciones. Deberemos hacer que el Presidente Obama anuncie que jamás firmará una ley que imponga un techo a la deuda si es que incluye recortes en Seguridad Social o Medicare, que son los dos programas sociales más importantes del país.
Estos programas son vitales para la seguridad financiera y de salud de decenas de millones de personas. Si es que se ha de hacer cambios a estos programas, deberían hacerse sólo después de un debate público abierto, y no como resultado de las mañas y los juegos de pasadizo de los [congresistas] Republicanos.
Esta posición sería enormemente popular dado que no solamente los Demócratas, sino también los independentes e incluso los Republicanos del ‘Tea Party’, respaldan abrumadoramente la Seguridad Social y el Medicare. Más aún, la escopeta, bajo la forma de un posible incumplimiento del pago de la deuda, está apuntando a los bancos de Wall Street, y no al público.
El incumplimiento del pago de la deuda sería una situación muy mala, por decir lo menos, y algo que se debe buscar evitar a toda costa. Pero un día después del hipotético incumplimiento, el país continuaría teniendo la misma base de capital e infraestructura, la misma mano de obra capacitada y el mismo conocimiento técnico que el día anterior al incumplimiento. En otras palabras, tendría la misma capacidad económica para producir más de $15 billones en bienes y servicios cada año, que no habría sido afectada.
Lo que sí no estaría allí al día siguiente del incumplimiento, sería Wall Street. El incumplimiento de pago arrasaría con todos los activos de los bancos de Wall Street, enviando a los Goldman Sachs, Citigroup, y el resto, a la quiebra. La recuperación de la economía de tal situación sería difícil, pero los accionistas de los bancos de Wall Street lo perderían todo y sus altos ejecutivos quedarían en la calle.
Por este motivo, la amenaza de incumplimiento de pago de la deuda soberana es un arma que apunta casi exclusivamente a Wall Street. Si tomamos en cuenta el poder que Wall Street tiene sobre el Congreso, es inconcebible que permitiera que los Republicanos tiren del gatillo.
Esto quiere decir que, si el Presidente Obama está preparado para asumir la posición justa y popular de respaldar la Seguridad Social y el Medicare, ganaría. Ya que sería una buena política y política de la buena. El público solo tiene que obligar al Presidente Obama a ponerse los pantalones y a mostrar un poco de liderazgo.
Nota del t.:
[1] Si hablamos de ‘La Reserva Federal’ estaríamos perpetuando la mentira de que dicho Banco es parte del gobierno federal de los EEUU. Pero sabemos que no lo es, que se trata de un banco privado con un nombre intencionalmente engañoso… que de hecho se llama Federal Reserve Bank.
AUTOR : Dean Baker es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR). Es autor de Plunder and Blunder: The Rise and Fall of the Bubble Economy, así como de False Profits: Recoverying From the Bubble Economy.
FUENTE : SIN PERMISO
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