Por Vicenc Navarro*
Como era de esperar, un movimiento tal como el del 15-M, crítico con los poderes financieros y empresariales y su enorme influencia en el mundo político, ha creado una respuesta por parte de columnistas conservadores y neoliberales que, a través de sus escritos, reproducen la ideología dominante que está siendo cuestionada por tal movimiento. Importantes sectores de la derecha española, han respondido con gran hostilidad. Pío Moa, influyente en el Partido Popular, con un estilo representativo de los golpistas que destruyeron la democracia existente en España en 1936, define a los manifestantes del 15-M como “descerebrados” que deben ser “reprimidos y desalojados de los lugares públicos a base de usar la fuerza aunque ello conllevara muertes”. Creo que tales declaraciones no requieren ni siquiera una réplica. Hablan por sí mismas, y definen el bajo nivel intelectual y mezquindad personal de tales derechas que incluyen sectores importantes del mayor partido de la oposición.
En Catalunya, sin embargo, la respuesta de los columnistas de las derechas ha sido más sofisticada, diferente en estilo y en sustancia. En lugar de hostilidad ha habido, en general, un tono condescendiente presentando tal movimiento como bien intencionado pero profundamente equivocado, errado en su definición de las causas de la crisis y en las soluciones propuestas por tal movimiento. Una voz representativa de esta derecha (de sensibilidad neoliberal) ha sido la del economista y columnista Xavier Sala i Martín, autor promovido ampliamente en medios tanto públicos (TV3 y Catalunya Ràdio) como privados (La Vanguardia y RAC1). En un artículo reciente, “Otra primavera fracasada” (La Vanguardia, 02.06.11), empieza el artículo indicando que entiende que se movilicen los jóvenes para protestar por la situación en la que se encuentran, pero les critica por considerar como responsables de la crisis a instituciones como las bancarias que –según él- no tienen nada que ver con la crisis en España. Admite que puede que tales instituciones tengan algo que ver en la crisis financiera de EEUU, pero no con la crisis española. En su lugar, Xavier Sala i Martín considera que la crisis la ha causado el gobierno Zapatero que -en sus políticas de incremento del gasto público como manera de estimular la economía- creó un gran déficit, que es la raíz de la crisis. Y en cuanto a la situación de desempleo y bajos salarios de gran parte de la juventud que se moviliza, Xavier Sala i Martín lo atribuye –como no- a las rigideces del mercado laboral, resultado del excesivo poder de los sindicatos y también de los profesores universitarios que no les han educado para facilitar su integración en el mercado laboral. Y así termina.
Tal artículo es un buen ejemplo del carácter ideológico y propagandístico del pensamiento neoliberal que continúa promoviendo sus tesis en contra de toda la evidencia empírica que muestra lo contrario. Veamos los datos. En cuanto a la supuesta inocencia y falta de culpabilidad de la banca, Xavier Sala i Martín parece desconocer la génesis de la burbuja inmobiliaria en España y del complejo banca-industria inmobiliaria-industria de la construcción que la generó. Parece ser de los pocos economistas que todavía no se ha enterado. Como tampoco parece haber descubierto que la banca contribuyó a una enorme especulación que creó el estallido de la burbuja. Los jóvenes del 15-M llevan toda la razón en considerar la banca como una de las causas de la crisis a la que España se enfrenta.
En cuanto al origen del déficit del estado y su impacto en la crisis, Xavier Sala i Martín parece desconocer también que en 2007, el año que se inició la crisis, el estado español estaba en superávit, y ello no le protegió frente a la enorme crisis. Es más, este déficit no se debió al incremento del gasto público (el más bajo de la UE-15) sino a la disminución de los ingresos, en parte resultado de las medidas que Sala i Martín apoyó por muchos años, como la bajada de impuestos. Es más, el estímulo económico del gobierno Zapatero se basó más en recortar impuestos –como Sala i Martín recomendaba- que en expandir el gasto público y crear empleo. Y como era de esperar, esta bajada de impuestos tuvo muy poco impacto estimulante en la economía. En otro artículo en La Vanguardia, (06- 2011) Xavier Sala i Martín había atribuido erróneamente el crecimiento económico en los años ochenta en EEUU a la bajada de impuestos realizada en 1981 por el Presidente Reagan. Ahora bien, nada menos que el director de la oficina del presupuesto del Presidente Reagan, el Sr. David Stockman, indicó en una entrevista reciente a la ABC (uno de los canales de televisión más importantes de EEUU) que la bajada de impuestos de 1981 tuvo poco impacto estimulante. El mayor impacto –según David Stockman- fue el crecimiento de gasto público (que se destinó a los sectores militares), financiado a través del déficit del estado y del aumento de los impuestos. En realidad, el Presidente Reagan bajó los impuestos para los ricos pero subió los impuestos de todos los demás. Ningún Presidente estadounidense subió los impuestos en tiempos de paz en mayor cantidad que el Presidente Reagan.
Por último, Xavier Sala i Martín también repite la cantinela neoliberal de que el problema del desempleo lo crea la supuesta rigidez del mercado de trabajo. Como bien indicó Joseph Stiglitz recientemente en Sitges, es extraordinario que este dogma continúe promoviéndose cuando la evidencia empírica que lo sustenta es tan débil. EEUU tiene plena flexibilidad laboral y tiene un desempleo mayor que los países nórdicos, que tienen sus mercados laborales más regulados que EEUU y España. El desempleo se debe a las políticas neoliberales de austeridad que están disminuyendo la demanda, y con ello el crecimiento económico, y causando un enorme daño a las clases populares.
Los indignados del 15-M saben mejor que Xavier Sala i Martín lo que está pasando con la economía española, y cómo salir de ella. Sus peticiones de nacionalizar el crédito, aumentar el gasto público para crear empleo y limitar las actividades especulativas, entre otras medidas, van más al grano que el dogma de Sala i Martín, impermeable a los datos, cuyos fundadores, como David Stockman, ya lo han abandonado.
Una última observación. En España la visibilidad mediática de un economista tiene poco que ver con la fortaleza de sus argumentos, y sí con la función a la que sirven tales argumentos. De ahí que el lector, el oyente o el vidente de los mayores medios de difusión verá en tales medios economistas neoliberales (de distintas coloraciones) y nunca (o casi nunca) economistas críticos del pensamiento neoliberal dominante. Y cuando un movimiento crítico como el 15-M aparece, con gran apoyo popular, los aparatos ideológicos del sistema se movilizan inmediatamente para desacreditarlos. Las derechas a base de represión o, más astutamente, a base de condescendencia y marginación.
En Catalunya, sin embargo, la respuesta de los columnistas de las derechas ha sido más sofisticada, diferente en estilo y en sustancia. En lugar de hostilidad ha habido, en general, un tono condescendiente presentando tal movimiento como bien intencionado pero profundamente equivocado, errado en su definición de las causas de la crisis y en las soluciones propuestas por tal movimiento. Una voz representativa de esta derecha (de sensibilidad neoliberal) ha sido la del economista y columnista Xavier Sala i Martín, autor promovido ampliamente en medios tanto públicos (TV3 y Catalunya Ràdio) como privados (La Vanguardia y RAC1). En un artículo reciente, “Otra primavera fracasada” (La Vanguardia, 02.06.11), empieza el artículo indicando que entiende que se movilicen los jóvenes para protestar por la situación en la que se encuentran, pero les critica por considerar como responsables de la crisis a instituciones como las bancarias que –según él- no tienen nada que ver con la crisis en España. Admite que puede que tales instituciones tengan algo que ver en la crisis financiera de EEUU, pero no con la crisis española. En su lugar, Xavier Sala i Martín considera que la crisis la ha causado el gobierno Zapatero que -en sus políticas de incremento del gasto público como manera de estimular la economía- creó un gran déficit, que es la raíz de la crisis. Y en cuanto a la situación de desempleo y bajos salarios de gran parte de la juventud que se moviliza, Xavier Sala i Martín lo atribuye –como no- a las rigideces del mercado laboral, resultado del excesivo poder de los sindicatos y también de los profesores universitarios que no les han educado para facilitar su integración en el mercado laboral. Y así termina.
Tal artículo es un buen ejemplo del carácter ideológico y propagandístico del pensamiento neoliberal que continúa promoviendo sus tesis en contra de toda la evidencia empírica que muestra lo contrario. Veamos los datos. En cuanto a la supuesta inocencia y falta de culpabilidad de la banca, Xavier Sala i Martín parece desconocer la génesis de la burbuja inmobiliaria en España y del complejo banca-industria inmobiliaria-industria de la construcción que la generó. Parece ser de los pocos economistas que todavía no se ha enterado. Como tampoco parece haber descubierto que la banca contribuyó a una enorme especulación que creó el estallido de la burbuja. Los jóvenes del 15-M llevan toda la razón en considerar la banca como una de las causas de la crisis a la que España se enfrenta.
En cuanto al origen del déficit del estado y su impacto en la crisis, Xavier Sala i Martín parece desconocer también que en 2007, el año que se inició la crisis, el estado español estaba en superávit, y ello no le protegió frente a la enorme crisis. Es más, este déficit no se debió al incremento del gasto público (el más bajo de la UE-15) sino a la disminución de los ingresos, en parte resultado de las medidas que Sala i Martín apoyó por muchos años, como la bajada de impuestos. Es más, el estímulo económico del gobierno Zapatero se basó más en recortar impuestos –como Sala i Martín recomendaba- que en expandir el gasto público y crear empleo. Y como era de esperar, esta bajada de impuestos tuvo muy poco impacto estimulante en la economía. En otro artículo en La Vanguardia, (06- 2011) Xavier Sala i Martín había atribuido erróneamente el crecimiento económico en los años ochenta en EEUU a la bajada de impuestos realizada en 1981 por el Presidente Reagan. Ahora bien, nada menos que el director de la oficina del presupuesto del Presidente Reagan, el Sr. David Stockman, indicó en una entrevista reciente a la ABC (uno de los canales de televisión más importantes de EEUU) que la bajada de impuestos de 1981 tuvo poco impacto estimulante. El mayor impacto –según David Stockman- fue el crecimiento de gasto público (que se destinó a los sectores militares), financiado a través del déficit del estado y del aumento de los impuestos. En realidad, el Presidente Reagan bajó los impuestos para los ricos pero subió los impuestos de todos los demás. Ningún Presidente estadounidense subió los impuestos en tiempos de paz en mayor cantidad que el Presidente Reagan.
Por último, Xavier Sala i Martín también repite la cantinela neoliberal de que el problema del desempleo lo crea la supuesta rigidez del mercado de trabajo. Como bien indicó Joseph Stiglitz recientemente en Sitges, es extraordinario que este dogma continúe promoviéndose cuando la evidencia empírica que lo sustenta es tan débil. EEUU tiene plena flexibilidad laboral y tiene un desempleo mayor que los países nórdicos, que tienen sus mercados laborales más regulados que EEUU y España. El desempleo se debe a las políticas neoliberales de austeridad que están disminuyendo la demanda, y con ello el crecimiento económico, y causando un enorme daño a las clases populares.
Los indignados del 15-M saben mejor que Xavier Sala i Martín lo que está pasando con la economía española, y cómo salir de ella. Sus peticiones de nacionalizar el crédito, aumentar el gasto público para crear empleo y limitar las actividades especulativas, entre otras medidas, van más al grano que el dogma de Sala i Martín, impermeable a los datos, cuyos fundadores, como David Stockman, ya lo han abandonado.
Una última observación. En España la visibilidad mediática de un economista tiene poco que ver con la fortaleza de sus argumentos, y sí con la función a la que sirven tales argumentos. De ahí que el lector, el oyente o el vidente de los mayores medios de difusión verá en tales medios economistas neoliberales (de distintas coloraciones) y nunca (o casi nunca) economistas críticos del pensamiento neoliberal dominante. Y cuando un movimiento crítico como el 15-M aparece, con gran apoyo popular, los aparatos ideológicos del sistema se movilizan inmediatamente para desacreditarlos. Las derechas a base de represión o, más astutamente, a base de condescendencia y marginación.
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