Por Dean Baker *
Los llamamientos a la derogaciónde
la ley Dodd-Frank de reforma financiera son algo más que
estrafalarios. Solamente hace tres años que el sistema financiero en su
conjunto estuvo al borde del colapso, con el presidente Bush
alertándonos de una segunda Gran Depresión si el Congreso no aprobaba
rápidamente un plan de rescate masivo.
Esta
crisis fue el resultado de un sistema financiero pobremente regulado
que permitió millones de hipotecas de las que no se esperaba su pago.
Se empaquetó estas malas hipotecas en títulos respaldados por estas
hipotecas y otros más instrumentos complejos, y todo ello se pasó a los
compradores ingenuos en todo el mundo. Y vimos corporaciones como AIG
lanzando centenares de miles de millones de permutas de incumplimiento
crediticio (CDS) que no tenían ninguna posibilidad de sostener.
Así
era el mundo antes de la ley Dodd-Frank [que fue aprobada el
21-7-2010. NdT]. ¿Es este el mundo que los que piden la derogación
quieren hacernos traer de vuelta?
La
Dodd-Frank está lejos de representar una ley perfecta. Podría haber
sido mucho más dura. Por ejemplo, podría haber requerido que los bancos
demasiado-grandes-para-quebrar se hundieran solitos, de manera que no
pudieran vivir a costa de una garantía implícita del apoyo del Gobierno
si se metían en problemas. Podría haber también restituido una estricta
barrera tipo ley Glass-Steagall [que se aprobó en 1933 y se derogó en
1999 después de múltiples presiones de los cabilderos financieros. NdT]
que prohibiera a los bancos que tuvieran depósitos asegurados por el
Gobierno participar en inversiones de riesgo o en actividades de fondos
de alto riesgo (hedge fund).
Pues
hace los riesgos del sistema financiero más transparentes. Y aporta a
los reguladores una alternativa a los rescates para lidiar con una
situación del tipo Lehman-AIG que enfrentamos en el año 2008.
Teniendo
presente el desastre económico que fue provocado por la mala gestión
del sistema financiero, la Dodd-Frank es en realidad una ley muy
permisiva. Sus oponentes han puesto de relieve los requisitos de
tramitación que impone la ley. De hecho, los bancos pequeños no se
verán obligados a hacer frente a la mayor parte de los requisitos puesto
que están explícitamente exentos. Los Goldman Sachs y J.P. Morgan del
mundo se especializan en la creación de documentos por lo que tendrán
pocas dificultades para ajustarse a los requisitos de la ley.
Sin
embargo, la cuestión más importante es la lógica de esta queja. Existe
un montón de papeleo innecesario en el Departamento de Defensa que,
siguiendo la lógica de los que se oponen a la ley Dodd-Frank,
deberíamos suprimir y empezar de cero.
Tal
cosa no tiene sentido como no lo tiene derogar la ley Dodd-Frank. Los
partidarios de la derogación deberían exponer sus quejas específicas
sobre la mesa y discutirlas. Esta es la forma en que la gente seria
hace las cosas.
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