Por Manuel Freytas
IAR NOTICIAS
Resumido, el capitalismo no es nada más que una empresa de ladrones comunes, que niveló a escala planetaria un "sistema" (económico, político y social) para legalizar y legitimar con leyes e instituciones un robo masivo y planetario de trabajo social y de recursos naturales, disfrazado de "economía mundial".
La telaraña del robo
IAR NOTICIAS
Resumido, el capitalismo no es nada más que una empresa de ladrones comunes, que niveló a escala planetaria un "sistema" (económico, político y social) para legalizar y legitimar con leyes e instituciones un robo masivo y planetario de trabajo social y de recursos naturales, disfrazado de "economía mundial".
En la economía, el corazón
estratégico del sistema capitalista, no existen ni la verdad ni la mentira (son
sólo moralismos antitéticos para controlar cerebros), sino que existen
situaciones objetivas e intereses comerciales que determinan el qué y el
para qué de los procesos económicos.
Y hay que tener en cuenta un
principio probado por la historia: La guerras militares no se hacen para matar
(la muerte es solo un emergente del robo) sino para dominar países, apoderarse
de sus recursos y sus mercados y robarlos con total impunidad. Toda la historia
del capitalismo (y de los sistemas imperiales que lo precedieron) está marcada
por esa dinámica .
Como definición el capitalismo no es
solamente un modelo económico, sino un sistema de dominación mundial
establecido como civilización única.
La
"economía global"
En el actual diseño de "economía
mundial trasnacionalizada" no son (en forma práctica) los gobiernos ni los
países quienes deciden cuánto se produce y para quién se produce a escala
mundial, sino las corporaciones y los bancos trasnacionales que tienen el
dominio sobre las tres estructuras económicas básicas del sistema capitalista:
La estructura de producción, la estructura de comercialización y
la estructura financiera.
Esta dinámica funcional arroja la
primera contradicción histórica del sistema: El capitalismo solo produce para
quien quien puede pagar por los bienes y servicios producidos. La producción
(controlada por las corporaciones transnacionales) no está orientada por la
búsqueda del bien social sino por la búsqueda de la rentabilidad empresarial
capitalista.
Esta asimetría funcional (del trabajo
social y la apropiación individual) es la clave determinante de la existencia de
ricos y pobres, de incluidos y excluidos, de empleados y desocupados, dentro de
la pirámide histórico funcional del sistema capitalista nivelado como
"civilización única".
Es más, la llamada "civilización"
capitalista, sus instituciones, sus sistemas políticos y jurídicos, su
cultura, sus reglas morales, sus credos religiosos, su arte, su arquitectura,
sus ciudades, sus universidades, sus construcciones filosóficas, fueron
edificadas a partir del robo y la esclavización de seres humanos.
Todo en el sistema capitalista, nace
y empieza por el robo. O sea, empieza por la economía. Y luego, como decía
Hauser, viene la abstracción, política, social y cultural, para
disfrazar el robo.
En la Argentina se dice popularmente
¿"Dónde está el curro" (que significa "dónde está el negocio"), para
descubrir la estafa que subyace detrás del discurso abstracto y retorcido de la
tecnocracia económica de la City económica.
El axioma funcional
La economía del capitalismo empieza
con dos frases: Compro barato y vendo caro.
Compro mano de obra barata (la
explotación del hombre por el hombre), compro barato y controlo toda la
producción (medios económicos), controlo todo el mercado (la comercialización),
controlo todo el sistema financiero (la moneda), compro acciones baratas y las
vendo caras (la especulación financiera) controlo todo el comercio exterior (el
mercado internacional) evado o pago impuestos irrisorios (control de gobiernos),
y luego vendo la producción al precio más caro (la hegemonía monopólica de la
economía).
La diferencia matemática resultante
de esta ecuación, es la ganancia capitalista (generadora de concentración
de riqueza en pocas manos), producida por un sistema que no está orientado a
satisfacer la demanda social colectiva sino a satisfacer la rentabilidad
privada de los macrobancos y megaempresas que controlan todo el proceso
económico.
El primer axioma funcional de un
capitalista sionista (los padres del sionismo de Wall Street) es vender caro y
comprar barato, lo que da como resumen la ganancia capitalista.
Eso exactamente es lo que hicieron
los bancos y grupos financieros sionistas que controlan la Reserva Federal y las
tasas de interés, con la "burbuja hipotecaria", primero, y con la
"crisis hipotecaria" después.
Si el capitalista dijera la verdad
abierta (su único mensaje efectivo y real que es el robo), las masas lo
colgarían a los cinco segundos.
Así como al usurero lo protegen las
leyes y la policía, la existencia impune del sistema capitalista solo se
justifica por la existencia de los Estados imperialistas (con EEUU a la cabeza)
con sus aparatos militares y sus arsenales nucleares rodeando como un anillo de
muerte a países y recursos estratégicos.
Si las mayorías tomaran conciencia
del macro-robo capitalista no habría refugio en todo el mundo para proteger a
los empresarios y banqueros de la ira popular.
Por eso el capitalismo inventó y le
dio identidad y escalas de "prestigio" a la cultura, a las universidades, y más
recientemente a los medios de comunicación. Son los grandes ocultadores y
legitimadores del robo capitalista ejecutado a escala masiva y con total
impunidad.
Quien se interese en la investigación
de sistemas y procesos económicos productivos (tanto de las potencias centrales
como de los países periféricos) podrá comprobar que tanto los recursos naturales
como los sistemas de producción y de comercialización a escala global están
hegemonizados por no más de 200 bancos y corporaciones empresarias
transnacionales cuyas casas centrales se encuentran en EEUU o Europa.
Estos gigantes "diversificados" e
interactivos (ligados a través de infinitos vasos comunicantes) de la
producción, el comercio y las finanzas mundiales, están liderados por los 30
primeros primeros consorcios trasnacionales que cotizan en el índice Dow
Jones de Wall Street, el centro financiero del capitalismo a nivel
mundial.
Dentro de esta lógica económica
funcional del capitalismo, los Estados capitalistas (tanto del mundo
imperial como del mundo dependiente) solo cumplen una función reguladora y
ordenadora (elaboración de leyes, cobros de impuestos, gobernabilidad política y
jurídica, etc) sobre la actividad económica desarrollada por las corporaciones
privadas que hegemonizan las decisiones y el control sobre los recursos
naturales, la producción y la comercialización de los bienes y servicios que
consume la genéricamente llamada "humanidad".
En el sistema capitalista está todo
a la vista. Los directorios los activos empresariales, las facturaciones,
las ganancias y las fortunas personales están por Internet. Se pueden rastrear
los procesos, verificar (en cifras numéricas) como bancos y empresas
trasnacionales controlan el comercio interno, el comercio exterior y el sistema
financiero de los países (tanto centrales como periféricos).
Con sólo leer y comparar los números,
las "inversiones" y el saldo rentable, se puede verificar y hacer un seguimiento
de la depredación económica (la transferencia de riqueza y de recursos) que
realizan los conglomerados capitalistas multinacionales que controlan gobiernos
y países.
La sociedad de consumo
Para cumplir con sus objetivos de
dominación imperial (orientada a la depredación económica y a la conquista
de mercados) el sistema capitalista utilizó históricamente (y sigue utilizando)
dos técnicas básicas combinadas: El pensamiento individualista (como
matriz de conducta social orientada a imponer la conciencia atomizada imperial
por sobre la conciencia nacional de los países y sociedades conquistadas) y la
desaparición de la frontera entre el dominador y el dominado (orientada a
imponer al dominado el pensamiento y la ideología del dominador).
Mediante la publicidad comercial
(la ideología del consumo) y la sociedad de consumo (la conducta
consumista), el sistema capitalista niveló (en una fase de su desarrollo
histórico) una "conciencia universal" basada y adaptada a los esquemas
funcionales del mercado y a la búsqueda de rentabilidad comercial capitalista.
Los teóricos de la izquierda solo han
llegado a la raíz "economicista" y "militarista" del sistema capitalista sin
ahondar en el rol funcional que cumplen los medios de comunicación y la sociedad
de consumo en el esquema del dominio sin el uso de las armas.
Hoy el sistema capitalista,
masivamente y a nivel planetario, ya no domina con ejércitos militares sino
con ejércitos mediáticos y técnicas de manipulación cerebral orientadas al
direccionamiento de conducta masiva con fines de control político y social.
La expansión transnacional
Destruido el Estado nacional (la
barrera de contención territorial del capitalismo trasnacional) y sustituida la
"conciencia social" por la "conciencia individual", se rompe toda escala de
pertenencia de los individuos a una particular línea histórica de sociedad,
familia, lengua, cultura, tradiciones y creencias (propias de un país y de sus
fronteras geográficas) para convertirlos en terminales funcionales de una
"conciencia universal" consumista del sistema capitalista nivelado a escala
planetaria como "civilización única".
De manera tal que, durante la
vigencia del capitalismo "transnacional", el esquema referencial de
"socialización" de los individuos ya no se parametran en los "valores
locales" sociales, históricos y culturales de cada país, sino en los
"valores universales" expresados por formas del consumo de pensamiento
social, modas, etc, enmarcados en la conciencia individualista.
Esta nivelación de conducta y
pensamiento social individualista (que se puede confirmar en lo que reflejan a
nivel planetario las grandes cadenas informativas y la propia Internet) permite
alienar y "des-socializar" al individuo de su entorno natural y social
(extrañamiento) y convertirlo en una pieza funcional destinada a consumir los
diferentes productos y programas que el sistema capitalista utiliza para
generar rentabilidad y dominar a escala planetaria.
El objetivo final es convertir y
nivelar planetariamente al ser en una célula funcional del macro robo
capitalista de la sociedad de consumo masificada también como "ideología
única".
Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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