Por Sam Pizzigati
Sin Permiso
Un nuevo informe muestra como los
bolsillos más poderosos de América se están quedando grandes cantidades de
dinero del Sistema Tributario de los Estados Unidos mediante amplias
desgravaciones fiscales sobre la renta. La ausencia de impuestos sobre el
patrimonio hace que todavía se queden más dinero.
Hace 100 años, en 1913, el
Congreso incluyó en la ley un impuesto de la renta a nivel federal. Los
legisladores han ido implantando los impuestos desde un inicio haciendo en
varios momentos ‘la vista gorda’, y esto nos acaba tocando a todos nosotros a
la hora de pagar impuestos en un momento u otro.
Estos descuentos pueden resultar
muy útiles. Por ejemplo: si te compras una casa, puedes deducir los intereses
de la Hipoteca de tus impuestos. Si levantas una familia puedes pedir un
crédito para tus hijos. Si te retiras, puedes excluir los ingresos de la
Seguridad Social de tus impuestos.
Y si ganas una fortuna en el
mercado bursátil, sólo deberás pagar a mitad del precio normal los impuestos de
tus inesperadas ganancias.
Pero, ¿cuánto cuestan todas estas
deducciones, créditos, exclusiones y tasas preferenciales de impuestos al
Tesoro Federal? El representante y legislador de Maryland Chris Van Hollen
quiso saberlo. Preguntó a la no
partidista Oficina de Presupuesto del Congreso que calculara cuánto estaba
costando exactamente el ‘gasto tributario’ ( la distorsionada etiqueta usada en
Washington para hablar de la ya citada ‘vista gorda’).
Van Hollsen también pidió a la
Oficina de Presupuesto del Congreso que calculara qué contribuyentes
americanos, en relación a su nivel de ingresos, se beneficiaban en mayor medida
de estos gastos fiscales.
La semana pasada, la Oficina de
Presupuesto del Congreso le contestó con cifras desmesuradas: el top ten en desgravaciones fiscales
dentro del Sistema Tributario le ha costado al gobierno federal $900 mil
millones en el 2012 y $12 billones a lo largo de la próxima década.
Es más, la mayoría de los
beneficios que provienen de estos trillones de ahorro fiscal, reportó la CBO,
van a parar de manera directa a la clase más acomodada de América.
Si el gasto fiscal operara de un
modo neutral, el 1% de las personas con ingresos más altos de América
recibirían justamente un 1% de los ahorros de los contribuyentes que el gasto
tributario genera. De hecho, ha calculado la Oficina de Presupuesto del
Congreso, este 1% de los contribuyentes americanos reciben un 17% de los
beneficios fiscales.
Si se proyectan estos números
durante una década, los ahorros de los americanos más influyentes empezaran a
sumar de manera importante. En los próximos diez años, si la ley permanece
vigente, el gasto fiscal derramará $3’6 billones en los bolsillos del 5% de los
americanos más ricos - y $1’9 billones en los bolsillos del de aquellos hogares
que ganan alrededor de $450,000 y se sitúan en este 1% más bien
posicionado.
Pero la inmensidad de estos
trillones sólo insinúa hasta qué punto la carga fiscal recae en los ricos a
nivel global, como sugiere un estudio
realizado hace una semana en el Boston Consulting Group.
Algo menos del 5% de los hogares
americanos, cuenta este estudio, disponen cada un como mínimo de $1 millón en
activos financieros, cuentas de ahorros, cuentas corrientes y similares.
En el año 2012, el valor neto de
este 5% de hogares acomodados bombeó la riqueza financiera americana hasta los $39
billones, un total de un billón de dólares mayor que toda la riqueza financiera
sumada de Japón, China y Alemania . Estos suponen los siguientes tres países
más ricos del mundo.
Los hogares más ricos de América
no pagan impuestos federales de ninguno de esos trillones. ¿Por qué? Porque los
Estados Unidos no tienen un impuesto federal anual sobre la riqueza financiera.
Lo que sí tenemos, por otro lado,
son impuestos sobre la propiedad inmobiliaria. Este impuesto sobre la propiedad
– un impuesto gubernamental a nivel local y estatal- afecta básicamente a la
clase media americana. Esto se explica porque la propiedad inmobiliaria
corresponde sobre todo a una riqueza de la clase media – en un 66% de mediana
según muestra la última ‘Fed
figure’.
Por contraste, en lo que atañe al
1% de los hogares más ricos, la riqueza en propiedad sólo representa un 9’4% de
la riqueza total.
En otras palabras, en EEUU a día
de hoy se cobran impuestos a la riqueza de clase media sobre una base anual.
Básicamente se da vía libre a la riqueza de los más ricos.
Otras naciones sí que cobran
impuestos sobre el patrimonio a los ricos. Una de estas naciones, Francia,
acaba de subir las tasas de los impuestos de riqueza. Con una riqueza alrededor
de los $21.5 millones, los hogares franceses están pagando en la actualidad un impuesto
sobre el patrimonio de un 2% anual.
¿Cuánto se hubiera recaudado de
los hogares multimillonarios de América con un 2% anual? Un estudio realizado
por el Centro Deloitte de Servicios Financieros puede ayudarnos a responder.
Los investigadores de Deloitte han calculado que
los multimillonarios americanos retuvieron en el año 2011 un total de $38.6 billones
de activo neto.
El estudio de Deloitte estima que
en el año 2020, los hogares de Estados Unidos que tengan un valor de $1 millón
o más tendrán $87.1 billones en riqueza. Esto supone cinco veces más que lo que
se atribuye anualmente a la deuda federal. Aplicar un 2% anual de impuestos a estos $87.1 billones
recaudaría un total de $1.7 billones. Pensando en perspectiva, la Oficina de
Presupuesto del Congreso calcula el impuesto sobre la renta personal sería de
un total de $2.16 billones para todos los americanos.
Los números que muestra la
Oficina de Presupuesto del Congreso en gasto fiscal, cuenta Chris Van Hollen de
Maryland, dejan claro que la
actual deducción tributaria federal, los créditos, las exclusiones y las
preferencias ayudan de un modo “exageradamente desproporcionado a este 1% de
personas con mayores ingresos”.
La ausencia en América de un
impuesto nacional anual para la riqueza de los más ricos supone una desigualdad
totalmente asimétrica para los impuestos en general.
Sam Pizzigati es miembro asociado del
Institute for Policy Studies, ha escrito recientemente sobre desigualdad. Su
último libro, The Rich Don’t Always Win: The
Forgotten Triumph over Plutocracy that Created the American Middle Class,
acaba de ser publicado.
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