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jueves, 19 de junio de 2008

CANON: NO SOLO APAGAR EL FUEGO

En un gobierno centralista como el peruano, las provincias siempre fueron la última rueda del coche. Todos los años, en la época de formulación del Presupuesto, los representantes de los departamentos venían a Lima a pelear con el Ministerio de Economía los fondos de inversión para una obra pública, una escuela, un hospital, una carretera, una irrigación.

En este juego las cartas se distribuían según la pertenencia al partido de gobierno, el peso de determinada provincia, la amplitud de las súplicas (los memoriales) ó, también, el lugar de nacimiento del Presidente (Odría y Tarma, Toledo y Cabana).

En 1976, el pueblo loretano quiebra esta “tradición” al obtener que el 10% del valor de la producción de petróleo se aplique directamente al desarrollo socio económico del departamento (DL 21678), quebrando “el poder” del MEF. Piura obtiene su canon en 1983 (Ley 23630), después de sendas movilizaciones. En 1991, la minería también obtiene el canon (DL 704), que en este caso es el 20 % del impuesto a la renta que pagan las empresas (luego se eleva al 50%). Como se ve, hay diferencias entre la fuente del canon petrolero y el minero.

No hay duda del carácter progresivo del canon pues avanza hacia la descentralización fiscal, que consiste en que las Regiones tengan ingresos directos (del impuesto a la renta, del IGV y del Selectivo al consumo), de acuerdo a asunción de competencias, delegación de funciones, transparencia y equidad. Pero es solo un avance, porque hasta hoy no existe la descentralización fiscal.

Hay una limitación, sin embargo: el canon solo se le da a los departamentos donde está ubicado el recurso natural (Art. 121 de la Constitución de 1979 y Art 77 de la de 1993), no recibiendo nada los demás, rompiéndose el concepto de república unitaria. En Colombia, por ejemplo, del 100% de las regalías petroleras, el 70% va a los departamentos donde se produce el recurso, mientras el 30% restante va a los departamentos no productores.

En los últimos años, la enorme alza de los precios internacionales del petróleo y los minerales ha redundado en un gran aumento del canon petrolero y minero. Así, por ejemplo, en el 2007 solo 7 Regiones (departamentos) concentraron el 80% del canon minero de S/. 5,150 millones. Esto ha agudizado la desigualdad en la distribución de recursos entre Regiones y, también, entre los municipios de una misma Región.

A su vez, buena parte de los ingresos por canon no han podido gastarse, por varias razones. En parte porque la capacidad de diseño y ejecución de programas de inversión se vio mermada por las políticas neoliberales de reducción del aparato del Estado (incluido el gobierno central). En parte, también, porque los cuantiosos montos de utilidades de las empresas -que han llegado de golpe- exceden las capacidades de los gobiernos regionales y los municipios (y, ojo, también, del propio gobierno central).

La cuestión de fondo es que el enorme aumento del canon podría desvirtuar su carácter progresivo inicial, complicando el proceso de descentralización. Así, las regiones productoras no quieren integrarse con otras para no perder el canon. En el caso actual, los mecanismos de repartición de la producción de Southern, determinaron el aumento del canon para Tacna en detrimento de Moquegua, lo que ha movilizado a su población para recibir “lo que le corresponde”.

Ha habido también inacción del MEF, que no reaccionó a tiempo para conversar sobre nuevas reglas de juego, pues solo le preocupan “las inversiones”. Tampoco se planteó el impuesto a las sobreganancias mineras y petroleras, lo que hubiera aumentado los recursos fiscales destinarlos, entre otros fines, a un fondo de compensación para las regiones no productoras de recursos naturales. Y no se avanzó en la descentralización fiscal (que incluye la reforma del canon, lo que ya está planteado en el Congreso) para tener una repartición más justas de los recursos de la Nación.

Finalmente, no solo se trata de apagar el fuego ni de restaurar el “principio de autoridad”. No solo se trata de crecer, sino de “crecer redistribuyendo”, poniendo el péndulo al medio en las relaciones entre mercado y Estado. Si desde el Ejecutivo no se avanza en la reducción de las desigualdades –más bien, se deja que se profundicen al ritmo del libre mercado del perro del hortelano-, entonces muchos pensarán que ellos tampoco tienen por qué hacerlo.

AUTOR : HUMBERTO CAMPODONICO
CRISTAL DE MIRA,6/18/2008

CRISIS MUNDIAL DE ALIMENTOS


Armando Mendoza


Como causas de la crisis mundial de alimentos -reflejada en el alza continua de precios en el Perú y el mundo- se han mencionado el creciente consumo de China e India, las malas cosechas en Australia, la producción de biocombustibles, etc., todas las cuales contribuyen a reducir la oferta y elevar la demanda por trigo, maíz, soya y otros alimentos básicos. Pero a esos factores debe agregarse uno más, artificial y perverso: la creciente especulación por mega inversionistas internacionales, que han visto en la crisis de alimentos una oportunidad de lucro.

Lo sucedió es sencillo: por determinadas razones (como la reducción de cosechas en Australia) se produjo un desbalance entre oferta y demanda en los mercados internacionales –demasiados compradores y no suficiente oferta-, desbalance que lógicamente tiene que ajustarse con un incremento de precios hasta que nuevamente demanda y oferta se equilibren. El problema es que al subir los precios para ajustar el mercado, surgen los especuladores –grandes firmas y fondos de inversión internacionales- que comienzan a comprar y demandar alimentos; no porque realmente los requieran, sino simplemente por especular apostando a que los precios subirán aun más: compro hoy a diez y venderé mañana a veinte.

Así, estos especuladores inflan artificialmente la demanda, creando una “burbuja especulativa”: un desequilibrio del mercado generado por precios elevados, lo que atrae a especuladores que incrementan nuevamente los precios, atrayendo más compradores y elevando aun más los precios, etc., etc., etc. En esta situación, los precios se elevan por encima del valor real o valor intrínseco del bien. En otras palabras, una vez desatada una burbuja especulativa, nadie sabe hasta que niveles llegaran los precios, producto del capricho y la irracionalidad.

¿Recuerdan cuando los peruanos acaparábamos dólares esperando que el tipo de cambio subiese? Eso, pero en grande, es lo que ahora están haciendo con los alimentos los inversionistas internacionales. Y es que, más allá de toda su parafernalia, los fondos internacionales de inversión son en realidad simples y vulgares especuladores, que hacen su riqueza saltando de una burbuja a otra, buscando siempre comprar barato y vender caro. El despegue de la Internet, la ola de inversiones en Rusia, o el reciente auge inmobiliario en Estados Unidos son ejemplos de burbujas especulativas pasadas. Justamente, una vez liquidada la burbuja inmobiliaria estadounidense, los inversionistas se han lanzado a buscar un nuevo “el dorado”, entrando masivamente a especular en los mercados internacionales de alimentos.

Así -según el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA)- mientras del 2004 al 2007 la inversión internacional en oro y otros metales ha sido estable, por el contrario, la inversión en otros bienes –lo que incluye alimentos- se disparó, multiplicándose por ocho, hasta alcanzar la monumental suma de 8,400 billones de dólares para diciembre del 2007, estimándose que hasta 30% del alza en los precios internacionales de alimentos se explica por la presión especulativa, reflejada en las crecientes inversiones en instrumentos financieros vinculados a alimentos.

La teoría económica dice que tarde o temprano toda burbuja especulativa termina por estallar y los precios vuelven a un nivel de equilibrio “normal”. Pero mientras tanto, las consecuencias económicas y sociales de esta especulación, en el Perú y en el mundo, serán muy graves. La apuesta de los especuladores es lucrar con una carestía mundial de alimentos que significara para millones de personas, hambre y miseria. ¿Se quedaran con los brazos cruzados los gobiernos y organismos internacionales?

AUTOR : ARMANDO MENDOZA

ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU, 6/18/2008