Por Nouriel Roubini
Project Syndicate
La subida de los mercados mundiales de acciones que se inició en julio está perdiendo fuelle ahora, cosa que no es de extrañar: al no haber habido mejora importante alguna en las perspectivas de crecimiento ni en las economías avanzadas ni en las grandes economías en ascenso, la recuperación no dejó en ningún momento de parecer que carecía de fuste. Si acaso, la corrección podría haberse producido antes, en vista de los decepcionantes datos macroeconómicos de los últimos meses.
Project Syndicate
La subida de los mercados mundiales de acciones que se inició en julio está perdiendo fuelle ahora, cosa que no es de extrañar: al no haber habido mejora importante alguna en las perspectivas de crecimiento ni en las economías avanzadas ni en las grandes economías en ascenso, la recuperación no dejó en ningún momento de parecer que carecía de fuste. Si acaso, la corrección podría haberse producido antes, en vista de los decepcionantes datos macroeconómicos de los últimos meses.
Comenzando
por los países avanzados, la recesión de la zona del euro se ha
propagado desde la periferia hasta el centro, al entrar en recesión
Francia y afrontar Alemania una doble mala racha de crecimiento
desacelerado en un importante mercado de exportación (China/Asia) y una
clara contracción en otros (Europa meridional). El crecimiento económico
en los Estados Unidos ha seguido anémico, al ascender a 1,5-2 por
ciento durante la mayor parte del año, y el Japón está deslizándose a
una nueva recesión. El Reino Unido ya ha padecido, como la zona del
euro, una doble recesión y ahora incluso los grandes exportadores de
productos básicos –el Canadá, los países nórdicos y Australia– están
desacelerándose con los vientos contrarios que llegan de los EE.UU.,
Europa y China.
Entretanto,
las economías con mercados en ascenso –incluidas todas las de los BRIC
(el Brasil, Rusia, la India y China) y otros participantes importantes
como la Argentina, Turquía y Sudáfrica– también se desaceleraron en
2012. La desaceleración de China puede haberse estabilizado durante unos
trimestres, en vista de la última inyección fiscal, monetaria y
crediticia del Gobierno, pero ese estímulo no hará otra cosa que
perpetuar el insostenible modelo de crecimiento del país, basado en
demasiada inversión fija y ahorro y demasiado poco consumo privado.