Por Paul Krugman
La semana pasada, Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, anunció un cambio en las estrategias de la institución para combatir la recesión. Al hacerlo, parecía estar respondiendo a las argumentaciones de las voces críticas que han afirmado que la Reserva Federal puede y debe hacer más. Y los republicanos se volvieron locos.
Ahora bien, muchas personas de la derecha llevan mucho tiempo obsesionadas con la idea de que empezaremos a enfrentarnos a una inflación descontrolada en cualquier momento. Lo sorprendente es la inmediatez con la que Mitt Romney se ha unido a la locura.
¿Y qué fue lo que anunció Bernanke, y por qué?
La Reserva Federal normalmente responde a una economía débil comprándoles a los bancos deuda pública de Estados Unidos a corto plazo. Esto aumenta las reservas de los bancos; estos se animan a prestar más, y la economía mejora.
Desgraciadamente, la escala de la crisis financiera, que ha dejado tras de sí un enorme excedente de deuda de los consumidores, ha deprimido la economía tanto que los canales habituales de la política monetaria no funcionan. La Reserva Federal puede rellenar las reservas de los bancos, pero estos tienen pocos incentivos para prestar el dinero, porque los tipos de interés a corto plazo están cerca del cero. Así que las reservas se quedan ahí sin más.
La semana pasada, Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, anunció un cambio en las estrategias de la institución para combatir la recesión. Al hacerlo, parecía estar respondiendo a las argumentaciones de las voces críticas que han afirmado que la Reserva Federal puede y debe hacer más. Y los republicanos se volvieron locos.
Ahora bien, muchas personas de la derecha llevan mucho tiempo obsesionadas con la idea de que empezaremos a enfrentarnos a una inflación descontrolada en cualquier momento. Lo sorprendente es la inmediatez con la que Mitt Romney se ha unido a la locura.
¿Y qué fue lo que anunció Bernanke, y por qué?
La Reserva Federal normalmente responde a una economía débil comprándoles a los bancos deuda pública de Estados Unidos a corto plazo. Esto aumenta las reservas de los bancos; estos se animan a prestar más, y la economía mejora.
Desgraciadamente, la escala de la crisis financiera, que ha dejado tras de sí un enorme excedente de deuda de los consumidores, ha deprimido la economía tanto que los canales habituales de la política monetaria no funcionan. La Reserva Federal puede rellenar las reservas de los bancos, pero estos tienen pocos incentivos para prestar el dinero, porque los tipos de interés a corto plazo están cerca del cero. Así que las reservas se quedan ahí sin más.