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domingo, 28 de octubre de 2012

El secreto de nuestra falta de éxito

 Por Paul Krugman
El Pais


Parece que por fin la economía estadounidense está recuperándose en serio, ahora que la vivienda empieza a repuntar y la creación de empleo supera el aumento de la población en edad de trabajar. Pero la noticia es buena, no estupenda —tendrán que pasar años hasta que recuperemos el pleno empleo— y se ha hecho mucho de rogar. ¿Por qué se ha alargado tanto la recesión?
La respuesta —respaldada por pruebas abrumadoras— es que esto es lo que suele pasar después de una crisis financiera severa. Pero el equipo económico de Mitt Romney rechaza esas pruebas. Y este rechazo a ultranza no augura nada bueno para la política si Romney gana el mes que viene.
En cuanto a las pruebas: el estudio más famoso es el de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de Harvard, que han analizado crisis financieras anteriores y observado que este tipo de crisis por lo general van seguidas por años de desempleo elevado y crecimiento débil. Trabajos más recientes llevados a cabo por economistas en el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones han confirmado este análisis: las crisis que se producen como consecuencia de una fuerte acumulación de deuda del sector privado, desde el pánico de 1983 en Estados Unidos hasta la crisis bancaria sueca de principios de la década de 1990, proyectan largas sombras en el futuro de la economía. No había razón para creer que esta vez sería diferente.

domingo, 23 de septiembre de 2012

El odio contra Ben Bernanke

 Por Paul Krugman


La semana pasada, Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, anunció un cambio en las estrategias de la institución para combatir la recesión. Al hacerlo, parecía estar respondiendo a las argumentaciones de las voces críticas que han afirmado que la Reserva Federal puede y debe hacer más. Y los republicanos se volvieron locos.
Ahora bien, muchas personas de la derecha llevan mucho tiempo obsesionadas con la idea de que empezaremos a enfrentarnos a una inflación descontrolada en cualquier momento. Lo sorprendente es la inmediatez con la que Mitt Romney se ha unido a la locura.
¿Y qué fue lo que anunció Bernanke, y por qué?
La Reserva Federal normalmente responde a una economía débil comprándoles a los bancos deuda pública de Estados Unidos a corto plazo. Esto aumenta las reservas de los bancos; estos se animan a prestar más, y la economía mejora.
Desgraciadamente, la escala de la crisis financiera, que ha dejado tras de sí un enorme excedente de deuda de los consumidores, ha deprimido la economía tanto que los canales habituales de la política monetaria no funcionan. La Reserva Federal puede rellenar las reservas de los bancos, pero estos tienen pocos incentivos para prestar el dinero, porque los tipos de interés a corto plazo están cerca del cero. Así que las reservas se quedan ahí sin más.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Arreglando la economía

 Por Paul Krugman


El discurso de Bill Clinton en la Convención Nacional Demócrata fue una excelente combinación de análisis técnico bastante serio —¿ha habido alguna vez un discurso en una convención con tanto detalle político?— y de ocurrencias memorables. Quizás una de las mejores fuese su sarcástico resumen del argumento republicano para rechazar la reelección del presidente Obama: “Le dejamos un desaguisado total, y no lo ha arreglado con la suficiente rapidez. Por eso despídanle y póngannos de nuevo en el poder”.
Gran frase. ¿Pero se está arreglando realmente el desaguisado?
Yo sostendría que la respuesta es que sí. Los próximos cuatro años van a ser posiblemente mucho mejores que los últimos cuatro, a no ser que unas políticas equivocadas creen otro desaguisado.
Al decir esto, no estoy poniendo excusas al pasado. El crecimiento del empleo ha sido mucho más bajo y el desempleo ha sido mucho más alto de lo que debería haber sido, a pesar del desbarajuste que heredó Obama. Me extenderé más sobre eso más adelante. Pero, en primer lugar, veamos qué se ha logrado.
El día de la investidura en 2009, la economía estadounidense se enfrentaba a tres problemas principales. El primero, y el más acuciante, era que había una crisis en el sistema financiero, en la que muchos de los canales de crédito fundamentales estaban congelados; a efectos prácticos, estábamos sufriendo la versión del siglo XXI de los pánicos bancarios que provocaron la Gran Depresión. En segundo lugar, la economía se estaba viendo afectada gravemente por el pinchazo de una enorme burbuja inmobiliaria. En tercer lugar, los altos niveles de la deuda familiar, una gran parte de la cual se había estado generando durante la burbuja de la época de Bush, estaban reduciendo el gasto de los consumidores.

lunes, 16 de julio de 2012

¿Quién es muy importante?

 Por Paul Krugman *


"¿Hay una entrada VIP? Somos VIP”. Ese comentario, hecho por un patrocinador que esperaba para entrar en una de las recientes fiestas para recaudar fondos celebradas en los Hamptons, resume bastante bien la actitud de la élite adinerada de Estados Unidos. La base electoral de Romney —olvidémonos del 1% con ingresos más altos, estamos hablando del 0,01% superior o más alto— está compuesta por gente que se considera muy importante.
Concretamente, se trata de personas que creen que son, como decía otro patrocinador de Romney, “el motor de la economía”; que debería valorárseles y que los impuestos que pagan, que ya son los más bajos en 80 años, deberían rebajarse aún más. Por desgracia, decía otro patrocinador diferente, las “personas corrientes” —por ejemplo, las manicuras— simplemente no lo entienden. Vale, es fácil burlarse de estas personas, pero la verdad es que son ellos los que se ríen de nosotros, somos el blanco de las bromas. Porque la panda del “somos VIP” se ha apoderado por completo del Partido Republicano moderno, hasta el punto de que los líderes republicanos consideran que la utilización notoria por parte de Romney de cuentas en paraísos fiscales para evadir impuestos federales no solo es aceptable sino loable. “Es genuinamente estadounidense evitar pagar impuestos, legalmente”, declaraba la senadora Lindsey Graham, republicana por Carolina del Sur. Y hay, claro está, bastantes posibilidades de que los republicanos controlen tanto el Congreso como la Casa Blanca el año que viene. Si eso sucede, seremos testigos de un giro radical hacia las políticas económicas basadas en la premisa de que tenemos que ser especialmente solícitos con los superricos (perdón, los “creadores de empleo”, quería decir). Así que es importante comprender por qué eso no está bien.

sábado, 7 de abril de 2012

Los gerentes de los fondos de inversión de EE.UU. 
pueden comprar cualquier cosa, excepto respeto


Por Paul Krugman.




Alec MacGillis, editor sénior de The New Republic, publica un artículo fantástico en la última edición sobre cómo el amor de los gerentes de los fondos de inversión por el presidente Barack Obama se ha convertido en un odio ciego y feroz. Su principal argumento es que sienten que les han faltado el respeto: “No fue cualquiera quien los criticó; fue el presidente de Estados Unidos, señala Eugene Fama, un legendario profesor de Finanzas de la Universidad de Chicago... Muchos (gerentes de fondos de inversiones) empezaron siendo pobres, e hicieron una enorme cantidad de dinero y, de paso, crearon miles y miles de empleos. Están acostumbrados a ser el Sueño Americano y, ahora, tenemos a un presidente que los mira con desprecio como si fueran los malos. Pese a todas las bravatas y desparpajo que acontecen en su mundo, parecería que los gerentes están extrañamente inseguros con respecto a su propósito”.

Y continuó: “Durante años, ‘la mayoría de la gente del sector de servicios financieros fue vista con enorme y descomunal respeto y adulación’, dice Daley (Bill Daley, ex jefe de Estado Mayor de Obama)... Barney Frank, ex presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, fue más mordaz: ‘No sólo quieren que representemos sus intereses, quieren que les digamos que lo que hacen es muy bueno. Quieren ser honrados por lo que hacen por la sociedad. Y Obama ha herido sus sentimientos. Elevar sus impuestos no sólo es un golpe para sus ingresos. Es un golpe para su ingreso psíquico, una falla para reconocer el enorme bien que hacen por el mundo’”.