Por Naomi Wolf *
El
otoño pasado argumenté que la reacción violenta contra el movimiento
Ocupa y otras manifestaciones de protesta en todo el mundo tenía que ver
con el temor del 1% a que la gente común sacara a la luz el fraude
masivo si llegara a ver los libros. Entonces no tenía evidencia de esa
motivación aparte del hecho de que la reforma del sistema financiero y
un aumento de la transparencia estaban en los primeros puestos de la
lista de las exigencias de los manifestantes.
Pero
esta semana aparece un repugnante tesoro de nuevos datos que demuestra
con creces esa hipótesis y confirma el cuadro. La noción de que todo el
sistema financiero global está plagado de fraude sistémico –y que los
protagonistas cruciales en los papeles de guardianes, tanto en las
finanzas como en el gobierno, incluidos los organismos reguladores, lo
saben y prefieren mantener en silencio esa realidad– hasta hace poco
habría parecido una loca hipótesis de adeptos a las teorías de la
conspiración, pero los titulares de esta semana nos llevan a una
conclusión, por desgracia, inevitable.