por Eric Toussaint
CADTM
A comienzos de julio de 2013, la fiscalía de la Confederación Helvética pidió una pena de dos años de prisión en suspenso y el pago de 162.000 euros de multa (200.000 francos suizos) |1| para Jacques de Groote, ex administrador del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). Para los cinco checos inculpados, |2| la fiscalía ha pedido cinco años de prisión y multas que van de los 242.000 euros a 1,2 millones de euros (1,5 millones de francos suizos). Según diferentes fuentes de prensa, todos han sido acusados de haber desviado los activos de la sociedad minera checa Mosteck Uhelna Spolecnost (MUS) entre 1997 y 2003.
En el transcurso de la instrucción de este proceso, la fiscalía había ordenado la confiscación de cerca de 660 millones de francos suizos (540 millones de euros o 705 millones de dólares) depositados en cuentas bancarias en Suiza. Esta suma continúa confiscada. El veredicto debería llegar en octubre de 2013. Si éste confirma lo requerido por la fiscalía, más de 425 millones de francos suizos (344 millones de euros) deberían ser restituidos a los damnificados, según las conclusiones de la fiscalía, o sea, 149 millones de francos suizos al Estado checo y 276 millones de francos suizos a la sociedad MUS. Siempre de acuerdo con la requisitoria, la parte de este dinero que no sea restituido ni al Estado checo ni a la empresa MUS debería quedar confiscado en forma definitiva.
El proceso que se abrió en marzo de 2013 en Bellinzona (cantón suizo del Tesino) concierne a uno de los más importantes asuntos de blanqueo de dinero jamás juzgados en Suiza. Los acusados se declaran no culpables y piden la restitución del dinero requisado.
Por su parte, la fiscalía afirma que los acusados se aprovecharon de la privatización de la mina MUS, situada en el norte del país —cuya hulla servía en aquel momento para la producción del 40 % de la electricidad checa—, para enriquecerse ilegalmente gracias a una compleja arquitectura de sociedades-pantalla internacionales.
Según la agencia de prensa checa, CTK, el gobierno checo fue cómplice de la desviación de bienes públicos, puesto que aceptó liquidar la empresa vendiendo sus acciones a una quinta parte de su valor real. |3|
El actual presidente de la República Checa, Miloš Zeman, neoliberal, era el primer ministro en el momento de la privatización y siempre afirmó que la venta de la mina MUS no había causado ningún perjuicio al Estado. |4| Por lo tanto, el Estado checo no enjuició a los responsables del fraude. Si la justicia suiza no hubiera tomado por su cuenta este asunto, los acusados no habrían tenido de qué preocuparse.
Más allá de la persona de Jacques de Groote
El Banco Mundial y el FMI lanzaron un vasto programa de privatización en la República Checa, como en la mayoría de los otros países del ex bloque soviético, en la época en que Jacques de Groote era director ejecutivo (su mandato terminó en 1991 en el BM y en 1994 en el FMI).
Más allá del individuo Jacques de Groote y cualesquiera que sean las intenciones de la justicia suiza, el proceso en curso debe ser la ocasión de poner en evidencia hasta qué punto la acción del FMI y del BM han sido perjudiciales (y lo continúan siendo). Manifiestamente, la justicia suiza se cuida muy bien de encausar a estas instituciones, y persigue solamente a las personas. Esto no debe impedirnos ver que detrás de las personas individuales existe un sistema y unas instituciones que les permiten actuar de esa manera o que los estimulan a hacerlo.
Es importante comprender que lo que pasó en la República Checa con la privatización de la mina MUS ocurrió muchísimas veces durante estas tres últimas décadas. Ya fuese en los países del ex bloque soviético, o en los llamados países en «desarrollo», y como actualmente en Grecia, Portugal, Chipre y en tantos otros lados. En casi todos los casos, los gobernantes locales han sido cómplices permitiendo a un puñado de personas y empresas privadas sacar provecho en detrimento del bien común. Pero esto también pasó en países industrializados, como Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Estados Unidos, Italia, Bélgica… países en los que, hasta ahora, la intervención del FMI y del Banco Mundial no había sido necesaria, ya que las decisiones fueron tomadas directamente por los gobernantes en estrecha relación con las grandes empresas.
Para que puedan llevarse a cabo desviaciones masivas de dinero público, es necesaria también la participación activa de los grandes bancos. En el caso que nos concierne, el Crédit Suisse (uno de los principales bancos suizos) está implicado, y sin embargo no está directamente sentado en el banquillo de los acusados. Una cuestión a señalar.
El caso particular de Jacques de Groote
Independientemente de la decisión final que tome la justicia suiza, está claro que Jacques de Groote participó activamente en la gestión de las privatizaciones que fueron nefastas para las poblaciones y muy lucrativas para un grupo de individuos que se enriquecieron a costa de la colectividad.
En el caso de Jacques de Groote, mientras seguía en funciones como director ejecutivo del FMI, si podemos creer al patrón de la sociedad CAASA, Alain Aboudharam, recibió una importante remuneración de parte de esta sociedad suiza por los servicios prestados a dicha empresa. Aunque no se trataba de la mina MUS, existía una relación con actividades en la República Checa.
En una carta con fecha del 19 de junio de 2013 dirigida al CADTM, Alain Aboudharam, propietario de la sociedad CASAA, con sede en Lausana, afirma que pagó a Jacques de Groote más de 1,2 millones de dólares durante el período 1992-1994, mientras continuaba siendo funcionario del FMI. |5|
He aquí un extracto de esa carta: «Por sus contactos mientras era administrador del FMI hasta 1994, me ayudó, a través de mi sociedad, a reunirme con dirigentes en la República Checa. Así fue que me encontré, en mayo de 1992, con el presidente de la sociedad Skodaexport, una sociedad especializada en el ámbito de los proyectos industriales e infraestructuras. Mi sociedad acordó diversos proyectos con esa empresa, de los que sólo dos fueron apoyados por el Sr. de Groote, en el nivel de sus relaciones en la República Checa. Uno de los proyectos era la construcción de un oleoducto en la India, que unía Kandla y Bathinda, financiado íntegramente por el gobierno indio, y el otro era sobre la renegociación de las deudas fiscales de Skodaexport con el ministerio de Finanzas. |6|»
Alain Aboudharam prosigue su carta precisando el monto de las sumas pagadas: «El trabajo de asesoramiento dado por el Sr. de Groote con respecto a mi sociedad, únicamente entre los años 1992 y 1994, le permitió percibir comisiones de cerca de 1.292.902 dólares. A fines de 1996 la suma total era de 1.611.537 dólares. En esta fecha nuestra colaboración profesional terminó y desde entonces no existió ninguna relación financiera entre nosotros.»
Alain Aboudharam indica cómo se habían efectuado los pagos: «Los honorarios del Sr. de Groote fueron pagados, en general, mediante el reembolso de deudas que había contraído en el pasado ante diferentes personas físicas o morales. De esta manera, desde fines de 1992 hasta el 31 de diciembre de 1994, pagué las comisiones debidas al Sr. de Groote saldando sus deudas, algunas provenían de 1980, con el Banco Belgolaise, el Banco Nagelmakers, el Banco de Crédito Hipotecario de Amberes, entre otros, con otras personas físicas.»
Alain Aboudharam agrega que después de cesar su colaboración de «tipo profesional» (para utilizar su vocabulario), prosiguió con unas relaciones de índole personal con el Sr. de Groote. «En 1998, a título personal y de manera informal, le presté dinero para que pudiese reembolsar la hipoteca que tenía su casa de Washington. Continué ayudándolo hasta fines del año 2000. La deuda que tenía conmigo, al 31 de diciembre de 2000, se elevaba a 421.584 dólares. Cuando le comuniqué mi deseo de ser reembolsado, eso significó una gestión muy laboriosa y, finalmente en 2002, al presentar mi caso ante la justicia estadounidense, el Sr. de Groote buscó refugio en el famoso capítulo 11 (ley sobre quiebras) con el fin de protegerse de sus acreedores.»
En el artículo titulado «Una figura emblemática del FMI y del Banco Mundial ante la justicia suiza» |7|, se hacía referencia a las sentencias dictadas por la justicia estadounidense en el proceso incoado por Aboudharam contra de Groote. En su carta; Aboudharam insiste en precisar las razones por las que la justicia estadounidense había desestimado su demanda. |8| «La razón por la que el Sr. de Groote ganó el proceso en Estados Unidos es puramente técnica. Los préstamos concedidos por mis servicios al Sr. de Groote eran a título personal. Los pagarés firmados en los que reconocía su deuda conmigo habían sido cursados a nombre de mi sociedad Conseil Alain Aboudaram. Yo los había cedido a mi sociedad en el momento del proceso. El juez estadounidense consideró que mi sociedad y yo mismo no éramos la misma entidad y por lo tanto denegó, no sobre el hecho que de Groote era mi deudor, porque eso fue confirmado por un jurado popular, sino sobre la imposibilidad técnica de comprobar esos pagarés para que la deuda fuera saldada.»
Finalmente. Alain Aboudharam insiste en separar el asunto judicial en curso en Suiza de las relaciones que mantuvo con Jacques de Groote: «No habiendo jamás desmentido, hasta este momento, los propósitos enunciados por el Sr. de Groote, por un sentido de confidencialidad y anonimato, me permito ahora, para evitar justamente que se amalgame ya sea lo que pasó entre 1992 y 1996 entre nosotros en el plano profesional, o ya sea el proceso que nos opuso entre 2002 y 2006 por un préstamo personal no reembolsado, con lo que está pasando hoy en Bellinzona, donde el Sr. de Groote está en el banquillo de los acusados , con otras cinco personas, acusado de blanqueo de dinero, gestión desleal y estafa, corrupción y blanqueo agravado.»
Jacques de Groote, una figura emblemática de la elite que gobierna el planeta
Más allá de las peripecias de su itinerario personal, Jacques de Groote simboliza los aspectos profundamente nefastos de las políticas aplicadas de manera metódica por el Banco Mundial, el FMI y la elite que gobierna al mundo, buscando sólo el máximo beneficio privado y la consolidación del sistema.
Resumiendo, sin ser exhaustivos: |9| De Groote participó en representación de Bélgica, que dominó el Congo «belga» hasta junio de 1960, en el sostén del BM y del FMI de la política expoliadora de las potencias coloniales hasta las independencias, y en flagrante contradicción con la carta de las Naciones Unidas, como por ejemplo, la desestabilización y derrocamiento de Patrice Lumumba (Bélgica estuvo implicada en el asesinato del ex primer ministro congoleño en enero de 1961); el respaldo a la dictadura de Mobutu desde los años sesenta hasta los años noventa, siendo de Groote consejero de Mobutu y de su gobierno; sostén del BM y del FMI al régimen del general Habyarimana en Ruanda desde los años ochenta hasta comienzo de los noventa, siendo de Groote consejero del gobierno ruandés. Recordemos que las dictaduras de Mobutu y de Habyarimana fueron culpables de violaciones sistemáticas de los derechos humanos y de crímenes contra la humanidad. La lista debe ser completada: aplicación sistemática de la agenda neoliberal con la generalización de políticas de ajuste estructural con el fin, principalmente, de reembolsar una deuda odiosa y/o ilegítima, y de abrir totalmente las economías de los países endeudados a los intereses de las grandes sociedades privadas internacionales—de Groote participó en ello como director ejecutivo en el BM entre 1975 y 1991, y en el FMI entre 1973 y 1994—; el vasto programa de privatizaciones dictado por el FMI y el Banco Mundial que benefició a un puñado de individuos y a algunas grandes empresas privadas, estando las privatizaciones con frecuencia ligadas a fraudes y a estafas, como denuncia la justicia suiza en el caso de la privatización de la mina MUS. Se suma al caso de Groote un manifiesto conflicto de intereses ya que, mientras todavía era director ejecutivo del FMI, percibió importantes sumas de dinero por sus ayudas aportadas al sector privado. Es necesario señalar que el FMI y el BM nunca decidieron alguna sanción, alguna medida para hacer frente a este conflicto de intereses, ni tampoco Bélgica, que de Groote representaba en esas instituciones.
En este asunto se mezcla de manera repugnante la codicia con la violación de los derechos humanos fundamentales. Las instituciones responsables permanecen hasta ahora intocables y sus dirigentes se creen beneficiarios de una escandalosa impunidad. ¡Llegó el momento para terminar con todo eso! Por lo tanto, es necesario conseguir que los funcionarios del FMI y del BM sean responsables ante la justicia por los actos efectuados durante el ejercicio de sus funciones y que las instituciones, como tales, rindan cuentas antes la justicia por las múltiples violaciones de los derechos humanos que realizaron y continúan realizando, tanto en el Norte como en el Sur.