Por Paul Krugman*
EL PAIS
La Administración vuelve a funcionar y no hemos suspendido pagos. Vuelven los tiempos felices, ¿no es así?
Pues no. Una de las razones es que el Congreso solo ha votado una solución provisional y, en unos cuantos meses, podríamos encontrarnos pasando por todo esto otra vez. Se podría pensar que los republicanos tendrían que estar locos para provocar otro enfrentamiento. Pero cometieron la locura de provocar este, así que ¿por qué dar por hecho que han aprendido la lección?
Más allá de eso, sin embargo, es importante admitir que el daño económico causado por la obstrucción y la extorsión no empezó cuando el Partido Republicano paralizó la Administración. Por el contrario, ha sido un proceso continuo, que se remonta al momento en que los republicanos se hicieron con el control de la Cámara de Representantes en 2010. Y el daño es grande: el paro en Estados Unidos sería mucho más bajo de lo que es si la mayoría de la Cámara no se hubiese esforzado tanto por debilitar la economía.
Un punto de partida útil para evaluar el daño causado es un informe muy citado de la empresa consultora Macroeconomic Advisers, que calculaba que las políticas fiscales “motivadas por la crisis” —que han sido la norma desde 2010— han restado aproximadamente un 1% a la tasa de crecimiento de EE UU durante los tres últimos años. Esto conlleva unas pérdidas económicas acumulativas —el valor de los bienes y servicios que Estados Unidos podría y debería haber producido, pero no ha producido— de unos 700.000 millones de dólares. La empresa también calculaba que el paro es 1,4 puntos porcentuales más alto de lo que lo habría sido en ausencia de enfrentamientos políticos, lo cual basta para deducir que la tasa de paro ahora mismo estaría por debajo del 6% en vez de por encima del 7%.
No hay que tomarse estos cálculos como si fueran el Evangelio. De hecho, tengo mis dudas respecto al intento que hace el informe de evaluar los efectos de la incertidumbre política, evaluación basada en una investigación que no aguanta demasiado bien un análisis pormenorizado.
Pero sería un error llegar a la conclusión de que Macroeconomic Advisers ha exagerado el problema. El argumento principal de sus cálculos es la caída en picado del gasto discrecional como porcentaje del PIB que se ha producido desde 2010 (es decir, el gasto que, a diferencia del destinado a programas como la Seguridad Social y Medicare, debe aprobar el Congreso cada año). Como el principal problema al que se enfrenta la economía de EE UU sigue siendo la escasez de demanda, esta reducción del gasto ha hundido tanto el crecimiento como el empleo.