Hay numerosas interpretaciones sobre la crisis financiera así llamada mundial y hay pocas lecturas desde un ángulo tecnológico. Este texto pretenderá mostrar a la crisis actual como una crisis de relevo en términos de Carlota Pérez (2004) y por lo tanto en búsqueda de soluciones integrales radicales en términos productivos, institucionales, y comerciales.
La crisis del capitalismo financiero maduro
Como en 1930, 1872 y 1827 hay una crisis del sistema financiero en el país líder que arrastra el funcionamiento del sistema financiero internacional dependiente de sí. Esto indica el final de una etapa de financiarización a la que se han referido tanto Marx (1977) como Kindelberger (1978) en el plano político y el Presidente Sarkozy en el plano político. Pérez asocia la financiarización con el momento de despliegue de la nueva tecnología tras una crisis general de productividad cuando la tecnología debe de cambiar. Para comprender las razones de la financiarización, es decir, de sacar del manejo financiero de “caja y bancos” y de los pasivos la rentabilidad de la empresa y no de los márgenes de ganancias sobre los productos vendidos – de la economía real – es necesario comprender que los cambios tecnológicos son muy costosos tanto para el que introduce la innovación, que este ciclo tecnológico de la información ve como la siguiente innovación sale al marcado antes que haya recuperado su inversión, como para el que la utiliza.
Quizás el ejemplo más evidente es una empresa que compró computadoras para toda su planta profesional y secretarial que costaban 3,000 USD en 1982 (equivalentes a 6,000 USD en dólares del 2006) y que una vez instaladas quedaron obsoletas en un año. Todo el equipo de cómputo inicial queda desechado y debe de comenzar nuevamente.
Este proceso y otros análogos se han dado desde inicios de los años 80 sobre todo durante el periodo de despliegue de la nueva tecnología. La empresa que no realiza la modernización queda fuera de la competencia, pero por otro lado, el que la realiza pierde rentabilidad al invertir cantidades sustantivas de dinero en el proceso de modernización. La única alternativa es hacer un manejo de la liquidez “creativo” y un manejo de los pasivos, “agresivo”. Eso explica que la financiarización comenzara junto con el cambio tecnológico en los primeros años 70 del siglo pasado y que se fuera acentuando hasta llegar al paroxismo a fines de la década de los años 90 cuando la búsqueda de innovaciones se extremó.
La crisis de sobreproducción
La crisis que se está viendo se inició hace más de una década y fue medianamente controlada hasta que llegó al centro, a la raíz del problema. Hay un problema de las reglas del juego económicas que han consistido en abrir las economías de forma que las trasnacionales incrementaren su rentabilidad a partir de mano de obra barata en países remotos lo que ha requerido la apertura del mercado de capitales, la apertura del mercado de bienes y servicios, y sobre todo, el cierre de los espacios de movilidad de las personas para mantener los salarios bajos.
La liberación del mercado de capitales acompañada de la privatización de las empresas públicas permitió la expansión del capital trasnacional que compró tanto bienes públicos globales como agua y aire, como servicios públicos en general. Lo paradójico es que al funcionar de este modo y estar hecha dicha teoría económica, y sus instituciones, con esa finalidad, el incremento del gasto público estadounidense para salir de la recesión/depresión con deflación del 2000-2001, no arrastra su crecimiento.
Se ha demostrado que la economía de los Estados Unidos es porosa y que los efectos del gasto público del país del norte se ven en el crecimiento del déficit externo habiendo llevado a la devaluación de su moneda. De este modo, la invasión a Irak se reflejó en un alza en los precios de los commodities al mismo tiempo que en un auge de las bolsas pero en lugar de beneficiar a la economía de Estados Unidos en su conjunto generó un déficit externo solo imaginable en una economía que imprime el dinero internacional. Los beneficiarios de esa guerra tuvieron en los Estados Unidos nombre propio: Carlyle, Bechtel, los Bush, Cheney, Rumsfeldt y ahora el General MacAfree. El problema es que las guerras ya no arrastran a la economía que las genera. Es más, lo que es bueno para las empresas que hacen la guerra ya no es bueno para los Estados Unidos.
Sobre la generalización
La crisis es sobre todo de Estados Unidos pero es de la marcha del capitalismo estadounidense bajo las reglas del juego de utilizar la mano de obra barata de alrededor del mundo para beneficiar a las trasnacionales. Es también una crisis de un orden internacional surgido en los años 70 donde siete países deciden su destino económico y le imponen a los otros 187 como hacerle para su propio beneficio, arrebatando la libertad de esos gobiernos. Esta crisis es también general porque es evidente que le teoría económica ortodoxa evidentemente no la pudo ni prever ni resolver en los términos del mercado. Ahora ya no pueden decir que saben más y por eso subordinan al resto.
Sobre la crisis global
Una crisis se vuelve global cuando hay elementos de contagio y el arrastre de la economía mayor en efecto impacta sobre todas las demás muy adversamente. Históricamente cuando caían las bolsas subían las tasas de interés a niveles record y los países deudores suspendían pagos de deuda. En este proceso se suspendían los mecanismos de crédito internacionales y los precios de las materias primas se desplomaban.
En economías lideradas por las exportaciones con un único mercado grande esto tenía un efecto letal. El gran cambio es que ya no hay una economía líder que arrastra toda la economía global, aunque los periodistas del Wall St Journal insistan en la crisis global y peor en un mundo Estados Unidos-céntrico. No se resignan a que es una crisis de Estados Unidos contagiada a algunos más que a otros. Si bien el grueso del comercio es intra G7, para el resto del mundo el G7 es la mitad del comercio y los circuitos intraregionales están fortalecidos. Hoy están muy severamente impactados los del G7 que comercian y cruzan instrumentos financieros entre sí, así como México y Centroamérica por sus grados de interpenetración con el vecino del norte.
En el plano financiero están más severamente impactados los que trabajaron en el mercado de derivados aunque todas las bolsas de valores del mundo se cayeron de forma sincronizada. La caída de las bolsas no significa lo mismo para todas las economías por el peso diferenciado de éstas en la economía. El efecto sobre los sistemas privados de pensiones será parecido para todos aunque en algunos países el sistema privado cubra a una parte ínfima de la fuerza de trabajo y en otros a porciones mayores.
En conclusión, en este contexto se abre el espacio para el fortalecimiento de los sistemas intraregionales de comercio y finanzas, para la reorganización del sistema financiero internacional dándole nuevos roles al FMI y al Banco Mundial que necesariamente deberán tener una estructura representativa de los acreedores del mundo actual y sobre todo, es el momento de pensar una teoría económica contracíclica que privilegie el mercado interno, acompañado del externo, que imagine sistemas productivos que conserven el medio ambiente y sistemas distributivos que incorporen a todos y todas.
AUTOR : OSCAR UGARTECHE
FUENTE :PERIPECIAS # 129
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