viernes, 18 de febrero de 2011

Petróleo, alimentos y revueltas populares: Un cóctel explosivo en Medio Oriente

 Por Manuel Freytas *




Las revueltas populares en África y Medio Oriente reviven el fantasma de la escalada global en los precios de los alimentos y del petróleo que el mundo padeció hace tres años. En el actual escenario, la confluencia de la suba del precio del petróleo y de los alimentos, combinados con la especulación financiera y los conflictos políticos y militares en las zonas calientes del planeta (como África y Medio Oriente) alimenta un cóctel explosivo cuyo desenlace a nivel planetario nadie puede prever o estimar.


Los disturbios en el Medio Oriente y en África y la creciente tensión en el Golfo Pérsico generan tensión internacional y, como efecto de la especulación financiera con la energía, disparan el precio del petróleo en los mercados mundiales.
La especulación financiera en el mercado de los alimentos y la energía, alimenta a su vez los temores de que se repitan los estallidos y protestas sociales masivas en contra de los aumentos, como sucedió en 2008.
El petróleo subió el miércoles a su mayor nivel en casi dos años y medio por las renovadas tensiones entre Israel e Irán, que se sumaron a los temores ya existentes en el mercado por la propagación de disturbios en África y Medio Oriente.

El crudo Brent, uno de los principales puntos de referencia, subió a más de US$104 por barril, su nivel más alto en los últimos dos años y medio.
Las protestas sociales y sindicales contra los gobiernos aliados o pro-EEUU inspiradas en las revueltas populares que derrocaron a los presidentes en Túnez y Egipto están cobrando impulso en todo Medio Oriente y África del Norte pese a las concesiones políticas y económicas anunciadas por los regimenes amenazados.
Más de un tercio de la producción mundial y más del 60% de las reservas petrolíferas conocidas están en el Medio Oriente y África del Norte, y hace que el mercado sea muy sensible a la situación política en la región.
El crudo Brent cerró el miércoles en 103,78 dólares por barril, el precio más alto desde septiembre de 2008. Durante la sesión llegó a tocar los 104,52 dólares.

Los mercados de petróleo ya estaban alterados tras conocer noticias de disturbios en Irán, Yemen y Bahréin, esta situación  alimentó los temores de que una revuelta como la de Egipto y Túnez se extiendiese a los países productores de crudo en Medio Oriente.
"Los problemas en Oriente Próximo volvieron a la agenda, las protestas en Bahréin y Arabia Saudí han alentado la tensión política", dijo Rob Montefusco, un operador de petróleo de Sucden Financial.

La crisis en Egipto, que culminó con la salida del ex presidente Hosni Mubarak, ayudó al crudo Brent a superar los 100 dólares por barril a finales de enero y disparó su prima frente a los futuros estadounidenses a niveles récord de más de 16 dólares por barril.

La especulación con los alimentos

En un primer capítulo, en el 2008, y a causa del aumento de los precios del petróleo, hubo una escalada mundial del precio de los alimentos que incrementó el proceso de hambruna que padecen habitualmente las poblaciones más desprotegidas de Asia, África y América Latina.
En un segundo capítulo, con el desarrollo de la crisis recesiva global, ese proceso se agudizó arrojando a más población desposeída a la marginalidad y a la carencia de alimentos para subsistir aunque sólo sea a escala precaria.
Además, y según el Foro Humanitario Global con sede en Ginebra, el cambio climático afecta seriamente a 325 millones de personas al año, y el sistema de la alimentación está en el centro.
Controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su condición de "bien social", los alimentos y el petróleo se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación financiera,  convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales que se desarrollan por todo el planeta.
Los precios mundiales de los alimentos continuaron aumentando fuertemente en los últimos meses,  arrastrado a millones de personas a la pobreza y podrían influir y exacerbar las críticas condiciones políticas y sociales de Medio Oriente, afirmó el martes el presidente del Banco Mundial.

El índice de precios de los alimentos del Banco aumentó un 15% entre octubre de 2010 y enero, un alza de cerca del 30% frente al mismo lapso de un año antes y sólo un 3% por debajo del máximo de 2008.
Los aumentos, que han incluido fuertes alzas en el costo del trigo y el maíz, arrastró a un total estimado de 44 millones de personas a la pobreza desde junio del año pasado, señaló el Banco Mundial.

El presidente del Banco, Robert Zoellick, dijo a la prensa en una conferencia telefónica que los precios de los alimentos se encuentran en "niveles peligrosos" y que hay razones para pensar que esto podría provocar nuevos disturbios en países como Egipto o Túnez, donde existen conflictos políticos.
Los valores de los alimentos alcanzaron su nivel más alto en dos años, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

La tendencia indica que de continuar los conflictos y revueltas en Medio Oriente, la escalada de los precios del petróleo y los alimentos , producida por la especulación financiera y por la alta concentración de la producción y comercialización en manos de un puñado de trasnacionales de la alimentación, continuará en ascenso.
Además, la plaga del hambre, de la exclusión social y del desempleo que ya se extienden como una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta están generando las condiciones para un "Apocalipsis social".
En la realidad, la producción de alimentos está fuera de la órbita del control estatal de los gobiernos.
Los recursos esenciales para la supervivencia están supeditados a la lógica de rentabilidad capitalista de un puñado de corporaciones trasnacionales (con capacidad informática, financiera y tecnológica) que los controlan a nivel global, y con protección militar-nuclear de EEUU y las superpotencias.
En ese escenario, la producción y comercialización de alimentos no está supeditada a la lógica del "bien social", sino a la más cruda lógica de la rentabilidad capitalista.
Según la propia FAO, diez corporaciones trasnacionales controlan actualmente el 80% del comercio mundial de los alimentos básicos, y similar número de mega empresas controlan el mercado internacional del petróleo, de cuyo impulso especulativo se nutre el proceso de suba de los alimentos, causal de la hambruna, que ya se extiende por todo el planeta.
Por lo tanto, no hay "crisis alimentaria" (como sostienen la FAO, la ONU, el Banco Mundial, y las organizaciones del capitalismo como el G-8) sino un incremento de la hambruna mundial por la especulación financiera y la búsqueda de rentabilidad capitalista con el precio del petróleo y los alimentos.
El control de las fuentes, de la producción, de la comercialización internacional y de la masa de recursos financieros emergentes por las corporaciones trasnacionales, tornan impotentes a los gobiernos dependientes (sin poder de gerenciación sobre esos recursos) para resolver los problemas de la hambruna que aqueja a sus pueblos. 

La especulación con el petróleo

El segundo actor de este cóctel explosivo activado por el conflicto en el mundo árabe islámico es el petróleo 
Según algunos analistas especializados de Wall Street, más de un 60% del precio del petróleo crudo tiene como causal a la especulación en futuros no regulada, de fondos "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.
Aunque no descarta otros factores que puedan estar influyendo en la escalada del barril, el secretario general de la OPEP, Abdullah Al-Badri, asegura sin dudas que "los precios están inflados, y están inflados por la especulación".

La tendencia que afirma que los precios del petróleo se fijan a partir de la especulación en los mercados energéticos, se nutre de un informe de un subcomité del Congreso estadounidense que reveló, en el año 2006, que la especulación financiera representaba cerca del 70% del precio del crudo, frente a sólo 37% en 2000.

El informe, de junio de 2006, del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de los EE UU sobre "El papel del mercado especulativo en los precios crecientes del petróleo y el gas", indicó que "hay pruebas sustanciales que apoyan la conclusión de que la gran cantidad de especulación en el mercado ha aumentado considerablemente los precios".

En este escenario, los precios no se fijan solo por la demanda del consumo, sino básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los mercados financieros agro-energéticos.

Detrás de este fabuloso negocio con los recursos petroleros, esenciales para la supervivencia humana, se encuentran los principales megabancos y grupos financieras de Wall Street, que juegan un rol determinante en la especulación en los mercados energéticos y de materias primas que impulsan la actual escalada de los precios.

En este frente especulativo del negocio agro-energético (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.

Goldman Sachs y Morgan Stanley son actualmente las dos principales firmas que negocian con energía en los Estados Unidos. Citigroup y Morgan Chase JP son actores importantes y financian numerosos hedge funds que también especulan.
"Necesitamos más transparencia en los mercados y, probablemente, más regulación también", ha señalado Nobuo Tanaka, director de AIE (Agencia Internacional de la Energía), quien pedía que se adopten medidas encaminadas a garantizar un mayor control en el movimiento de capitales.
Mientras en el mundo crecen la desocupación y se encarecen la energía y los alimentos, los pulpos petroleros y bancos de inversión fijan las reglas de juego y el funcionamiento de los mercados de la energía y del petróleo, cuyo precio sigue escalando a niveles récord por efecto de la especulación financiera.
En este escenario, la confluencia de la suba del precio del petróleo y de los alimentos, combinados con la especulación financiera y los conflictos políticos y militares en las zonas calientes del planeta como África y Medio Oriente alimenta un cóctel explosivo cuyo desenlace a nivel planetario nadie puede prever o estimar.


Periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.*

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