Por Joseph Stiglitz *
Los nuevos descubrimientos de recursos naturales en varios países africanos – incluyendo aquellos en Ghana, Uganda, Tanzania, y Mozambique – plantean una pregunta importante: ¿serán estos descubrimientos inesperados una bendición que trae consigo prosperidad y esperanza, o serán una maldición política y económica tal como ya ha ocurrido en muchos países?
Los nuevos descubrimientos de recursos naturales en varios países africanos – incluyendo aquellos en Ghana, Uganda, Tanzania, y Mozambique – plantean una pregunta importante: ¿serán estos descubrimientos inesperados una bendición que trae consigo prosperidad y esperanza, o serán una maldición política y económica tal como ya ha ocurrido en muchos países?
En
promedio, el desempeño de los países ricos en recursos ha sido aún más
deficiente que el de los países sin recursos. Estos países han crecido
más lentamente, y con mayores desigualdades – ha ocurrido justo lo
contrario de lo que cabría esperar. Después de todo, imponer altas tasas
de impuestos a los recursos naturales no hará que dichos recursos
desaparezcan, lo que significa que los países cuya principal fuente de
ingreso son los recursos naturales pueden utilizarlos para financiar la
educación, la asistencia de salud, el desarrollo y la redistribución.
Se
ha desarrollado una gran cantidad de literatura económica y de ciencias
políticas para explicar esta “maldición de los recursos” y se han
establecido grupos en la sociedad civil (como por ejemplo “Revenue
Watch” y la “Extractive Industries Transparency Initiative”) para
contrarrestar dicha maldición. Tres de los ingredientes económicos de
dicha maldición son bien conocidos:
- Los países ricos en recursos naturales tienen la tendencia a tener monedas fuertes, lo que obstaculiza otras exportaciones,
- Debido a que la extracción de recursos a menudo implica poca creación de puestos de trabajo, aumenta el desempleo;
- La volatilidad de los precios de los recursos naturales causa que el crecimiento sea inestable, dicha inestabilidad se ve reforzada por los bancos internacionales que se apresuran a hacer negocios en el país cuando los precios de las materias primas están altos y se apresuran a salir cuando los precios bajan (este comportamiento refleja el principio aceptado a través de los tiempos que dice que los banqueros sólo prestan dinero a aquellos que no necesitan dichos préstamos).
Además,
los países ricos en recursos naturales a menudo no siguen estrategias
de crecimiento sostenible. No se dan cuenta que si ellos no reinvierten
su riqueza proveniente de los recursos naturales en inversiones
productivas por encima del suelo, en los hechos, se están empobreciendo
cada vez más. La disfunción política exacerba el problema, ya que el
conflicto sobre el acceso a las rentas provenientes de los recursos
naturales da lugar a que surjan gobiernos corruptos y antidemocráticos
Existen
antídotos bien conocidos para cada uno de estos problemas: un tipo de
cambio bajo, un fondo de estabilización, una inversión cuidadosa de los
ingresos provenientes de los recursos naturales (incluyendo inversiones
en la población del país), una prohibición sobre endeudamiento, y
transparencia (con el fin de que los ciudadanos por lo menos vean el
dinero que ingresa y que sale). Sin embargo, existe un creciente
consenso acerca de que estas medidas a pesar de ser necesarias son
insuficientes. Los países recientemente enriquecidos necesitan tomar más
pasos con el fin de aumentar la probabilidad de beneficiarse de una
“bendición de los recursos naturales”.
En
primer lugar, estos países deben hacer más por garantizar que sus
ciudadanos reciban el valor total de los recursos. Existe un inevitable
conflicto de intereses entre las empresas que explotan los recursos
naturales (que por lo general son extranjeras) y los países de acogida:
las primeras desean reducir al mínimo lo que pagan, mientras que los
segundos necesitan maximizar lo que reciben. Las licitaciones bien
diseñadas, competitivas y transparentes pueden generar muchos más
ingresos que los acuerdos preferenciales. Los contratos, también deben
ser transparentes, y deben garantizar que en caso de que los precios se
disparen – tal como ha ocurrido en repetidas ocasiones – las ganancias
extraordinarias no beneficien únicamente a la empresa.
Desafortunadamente,
muchos países ya han firmado contratos malos que dan un porcentaje
desproporcionado del valor de los recursos a las empresas extranjeras
privadas. Pero existe una respuesta simple a esto: renegociar; si la
renegociación es imposible, se debe imponer un impuesto a las ganancias
extraordinarias.
Los
países están procediendo de esta manera a lo largo y ancho del mundo.
Por supuesto que las empresas de recursos naturales responderán
airadamente, recalcarán la santidad de los contratos, y amenazarán con
irse. Sin embargo, el resultado por lo general es completamente
distinto. Una renegociación justa puede ser la base de una mejor
relación a largo plazo.
Las
renegociaciones de Botswana de tales contratos asentaron los cimientos
para su notable crecimiento durante las últimas cuatro décadas.
Asimismo, no sólo países en desarrollo, como Bolivia y Venezuela,
renegocian contratos; países desarrollados, como por ejemplo Israel y
Australia, han hecho lo mismo. Incluso los Estados Unidos ha determinado
que se pague un impuesto a las ganancias extraordinarias.
Es
igualmente importante que el dinero ganado a través de los recursos
naturales sea necesariamente utilizado para promover el desarrollo. Las
potencias coloniales de otrora consideraban a África simplemente como un
lugar del cual se extraían recursos. Algunos de los nuevos compradores
tienen una actitud similar.
Se
ha construido infraestructura (caminos, vías férreas, y puertos) con un
objetivo en mente: sacar los recursos del país al menor precio posible,
sin hacer ningún esfuerzo por procesar los recursos en el país, y mucho
menos por desarrollar las industrias locales que se basan en dichos
recursos.
El verdadero
desarrollo exige que se exploren todos los vínculos posibles:
capacitación de los trabajadores locales, desarrollo de las pequeñas y
medianas empresas para que provean suministros a las operaciones mineras
y a las empresas de petróleo y gas, procesamiento dentro del país de
los recursos naturales, e integración de dichos recursos en la
estructura económica del país. Por supuesto que es posible que estos
países, hoy en día, no tengan una ventaja comparativa en muchas de estas
actividades, y que algunos argumenten que los países deben atenerse a
sus fortalezas. Desde esta perspectiva, la ventaja comparativa de estos
países es hacer que otros países exploten sus recursos.
Dicha perspectiva esta errada. Lo que importa es la ventaja comparativa dinámica,
o la ventaja comparativa en el largo plazo, a la cual se le puede dar
la forma deseada. Hace cuarenta años, Corea del Sur tenía una ventaja
comparativa en el cultivo de arroz. Si se hubiese quedado adherida a
dicha fortaleza, no sería el gigante industrial que es hoy. Podría ser
el productor de arroz más eficiente del mundo, pero aún seguiría siendo
pobre.
Las empresas dirán a
Ghana, Uganda, Tanzania, y Mozambique que actúen de forma rápida, pero
existen buenas razones para que estos países se muevan de forma más
reflexiva. Los recursos no desaparecerán, y los precios de las materias
primas han estado elevándose. Entre tanto, estos países pueden poner en
marcha las instituciones, las políticas y las leyes necesarias para
garantizar que los recursos naturales beneficien a todos sus ciudadanos.
Los
recursos deberían ser una bendición, no una maldición. Los recursos sí
pueden ser una bendición, pero esto no es algo que va a suceder por sí
solo. Y no sucederá de manera fácil.
* Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, ha sido pionero en las teorías pioneras en el campo de la información económica, fiscal, de desarrollo, el comercio y el cambio técnico.
FUENTE: PROJECT SYNDICATE
VERSION INGLES: http://www.project-syndicate.org/commentary/from-resource-curse-to-blessing-by-joseph-e--stiglitzhttp://www.project-syndicate.org/commentary/from-resource-curse-to-blessing-by-joseph-e--stiglitz
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VERSION INGLES: http://www.project-syndicate.org/commentary/from-resource-curse-to-blessing-by-joseph-e--stiglitzhttp://www.project-syndicate.org/commentary/from-resource-curse-to-blessing-by-joseph-e--stiglitz
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