Por Sam Pizzigati*
SIN PERMISO
Traducción: Marta Mestre
“El 0,01% más rico de Estados Unidos, tuvo 993 veces más
ingresos en 2012 que los contribuyentes que forman parte del 90% de la parte
más inferior”
Los americanos están consiguiendo -muy
lentamente- disponer de una imagen más precisa que muestra hasta qué punto se
ha extendido la brecha que separa a la parte de la sociedad increíblemente
privilegiada del resto.
Los datos obtenidos mediante
los formularios de nóminas y las declaraciones de la renta nos dicen mucho
acerca de la magnitud de nuestra desigualdad. Pero el total del tema sigue sin
concretarse.
¿A qué nivel de desigualdad
han llegado los lugares de trabajo en los Estados Unidos? Nuestra mejor
respuesta procede de un lugar inesperado: la Administración del Seguro Social.
Estadistas de la Seguridad
Social cuentan cada año hasta qué punto se cumplen las compensaciones anuales
de W-2, aquellos formularios que los empresarios tienen que presentar sobre
todos sus empleados, desde los secretarios hasta los directores ejecutivos. La
seguridad social informa de estos números una vez al año en relación al nivel
de ingresos – y en el proceso pinta un retrato increíblemente detallado sobre
qué suponen los salarios de los trabajadores de la sociedad estadounidense
contemporánea.
Para el trabajador medio, el
lugar de trabajo se ha vuelto cada vez menos gratificante. Los últimos datos de la Seguridad Social publicados el mes pasado,
muestran como los salarios anuales del típico trabajador americano bajaron $980
en el 2012, en relación a los cinco años anteriores. David Cay Johnson, el
mejor analista sobre los datos de los salarios de la seguridad social, marcó
ese número en una perspectiva de sueldo la semana pasada.
El trabajador americano medio
–un empleado situado justo en el punto medio de pago de la nación- trabajó 52
semanas el año pasado, señala Johnston, “pero ganó el equivalente de 50 semanas
de trabajo de los niveles de pago del 2007.”
Por contraste, en las
oficinas de las élites americanas los salarios siguen derramándose. Las filas
americanas que ganan más de $5 millones al año crecieron un 27% en el 2012, tal
y como muestra las nuevas cifras de la Seguridad Social, para cerca de 9.000
almas afortunadas. Las compensación real de esta cohorte recogió un 40% más de
los $5 millones que las masas se embolsaron en 2011.
Debemos tener claro que estas
cifras no muestran de un modo completo la desigualdad de ingresos que existe en
América. Estadistas de la Seguridad Social sólo tienen en cuenta los datos que
tienen que ver con el sueldo. Su trabajo deja al margen a los incontables
ingresos por dividendos e intereses, así como las ganancias de capital y los
beneficios de las operaciones de negocios.
Para entender el total de
estos y otros ingresos no-salariales, tenemos que adentrarnos en lo que se
colecta en el Servicio de Rentas Internas (IRS).
El economista Emmanuel Saez
de la Universidad de California se ha sumergido ahí dentro. Sus últimos
cálculos, publicados en setiembre pasado, muestran que los contribuyentes más
ricos en el 0,01% de Estados Unidos, tuvieron 993 veces más ingresos en 2012
que los contribuyentes que forman parte del 90% de la parte más inferior.
En 1975, este noble 0,01%
solo superó por 114 veces al 90% de los americanos de la parte inferior.
Los números que se muestran
en el Servicio de Rentas Internas (IRS) dicen mucho sobre la gran brecha de
ingresos que existe en los Estados Unidos. Pero, ¿nos lo cuentan todo? No todo.
Las dramáticas cifras del IRS sobre las rentas altas sólo cuentan lo que los
ricos de los Estados Unidos quieren que el gobierno cuente. Aquí no se están
contabilizando todos los ingresos de los paraísos
fiscales secretos que hay en el extranjero.
¿Cuántos ingresos deben
generar estos escondites? Poco a poco nos estamos haciendo una mejor idea, en
parte gracias a un programa de amnistía federal para controlar los evasores de
impuestos.
Los ricos evasores pueden
evitar entrar en prisión en la actualidad si pagan todos los impuestos
atrasados de sus ingresos secretos, más intereses y multas. Con este programa
de amnistía, de hecho, explican en el Wall
Street Journal, los funcionarios del IRS están viendo “una nueva fiebre de los
contribuyentes estadounidenses para confesar todas sus cuentas secretas en el
extranjero.”
¿Qué es lo que impulsa a
hacer esto? En un grado sorprendente, los bancos suizos. Hace cuatro años, el
enorme muro de secretos bancarios suizos empezó a agrietarse cuando los
funcionarios del gigante banco suizo UBS se vieron obligados a admitir que
habían estado ayudando a los estadounidenses a ocultar sus activos. UBS tuvo
que pagar $100 millones en multas.
Otros bancos suizos, ansiosos
por evitar un destino similar, están presionando a sus depositantes secretos
estadounidense para que terminen con sus errores a la hora de evadir impuestos,
y parece que las presiones de los banqueros están teniendo un impacto.
Sólo un abogado en Nueva
York, Bryan Skarlatos, ya ha tramitado más de un millar de confesiones.
Skarlatos solía recibir un par de llamadas de confesión a la semana. Ahora
mismo recibe de dos a tres al día… muchos
de los ricos que Skarlatos lleva a IRS tienen más de $10,5 billones en sus
paraísos fiscales, y unos pocos disponen de más de $100 millones.
No podemos saber cuántos
miles de millones descubrirá ésta amnistía cuando acabe el año. Desde el año
pasado, 38.000 contribuyentes de Estados Unidos han revelado bienes en el
extranjero que no había declarado todavía. Las declaraciones de estos evasores
de impuestos, cuentan los informes del IRS, sacan a la luz unos $10,5 billones.
Sin embargo, este total sigue sin incluir los recientes aumentos de
confesiones.
La suma total, sin duda,
empequeñecerá las cantidades que se conocen hasta el momento, y rellenarán un
nuevo capítulo para la historia de la profunda e inquietante desigualdad de los
Estados Unidos.
Sam
Pizzigati es
periodista especializado en trabajo, miembro del Institute for Policy Studies.
Escribe frecuentemente sobre desigualdad. Su último libro: Los ricos no siempre
ganan: el triunfo olvidado sobre la plutocracia que creó la clase media
estadounidense, 1900-1970 (The Rich Don’t Always Win: The Forgotten
Triumph over Plutocracy that Created the American Middle Class, 1900-1970 ).
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