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sábado, 3 de enero de 2009

A prepararse para la crisis

Dos tipos de reacción a la crisis parecen predominar en el Presidente García: la resistencia a reconocer primero su existencia y ahora la gravedad de la crisis en curso. Están representadas por el estamos blindados y por el será corta. También por el voluntarismo expresado en llamamientos como !inviertan! o !no despidan! Por un tiempo hemos estado ante una política que consistía en ahuyentar a gritos una crisis sobre cuya existencia se dudaba. Finalmente, acosado por los reclamos de empresarios que ya constatan el cambio en los mercados ha lanzado un Plan Anticrisis.

Conforme se sigue revisando la sustancia tras las cifras y los prerrequisitos institucionales para ponerlo en marcha, hay crecientes razones para pensar que dicho plan sigue expresando la resistencia del gobierno para reconocer la magnitud del problema. Las declaraciones oficiales parecen seguir el clásico caminar del FMI que conocemos bien de crisis pasadas: ante los primeros síntomas se declara que no pasa nada; de ahí, cuando no se hacen evidentes, se pasa a que es de poca importancia; cuando la caída es general, se sigue con un será de corta duración. Luego, cuando las políticas de ajuste administran la caída y distribuyen los costos de la crisis, se indica que hay que tragarse la medicina. Finalmente, cuando no dan resultado se indicará que la dosis de empobrecimiento no fue suficiente para equilibrar las cuentas. Por eso hemos necesitado en el pasado tantos “paquetes” para estabilizar la economía.

El debate sobre políticas macroeconómicas para atenuar la crisis es imprescindible pero, por lo dicho, la inercia del gobierno es grande. Por eso, mientras se pone en marcha el plan anticrisis y las políticas macroeconómicas mejoran, sería importante movilizar todo lo que en la sociedad y en los distintos niveles del gobierno se pueda con iniciativas a niveles sectoriales, intermedios y de base.

En esta oportunidad, vamos a proponer que cada organización social cada gobierno local y regional así como cada ministerio debe prepararse creando “comités de crisis” para enfrentarla. Cuando hay preparación hay menos daños. No pretendemos entrar en grandes precisiones que requieren diagnósticos detallados de líneas de base y de las características sectoriales, sociales o territoriales que tendrá la crisis y que sólo in situ se pueden hacer rápidamente. Sugeriremos, a manera de ejemplo, algunas ideas para la acción privada y pública, público-privada como se estila decir ahora.

• En el campo de la educación pública, una de las múltiples consecuencias previsibles es que muchas familias tendrán que cambiar a sus hijos e hijas del sistema privado al público. En algunos casos, será retornar, en otros ocurrirá por primera vez. ¿Qué harán los padres de familia, los colegios y escuelas? ¿Esta preparándose el Ministerio de Educación y los colegios para ello? ¿Se podrían reforzar los desayunos y almuerzos escolares, comprar a microempresas uniformes para todos?

• Mientras se declara para las tribunas que las MYPES son las grandes generadoras de empleo, los despidos resultantes de la crisis internacional aumentarán el número de los competidores en esos mercados y bajarán los márgenes destinados a la supervivencia. ¿Se están organizando los microempresarios para capear el temporal? Y esto viene después de una “ley MYPES” que aumenta la competencia que tienen las microempresas desde el frente interno ya que las pequeñas y las medianas empresas que compiten en los mismos mercados con ellas lo harán en mejores condiciones al habérseles equiparado la legislación. ¿Están adecuándose los gobiernos locales y regionales, y el Ministerio de la Producción para contrarrestar los efectos negativos de la crisis y de la ley MYPES sobre el empleo?

• En el agro, se acabarán los altos precios que le dieron rentabilidad a muchos pequeños productores. ¿Seguirán dispersos y sin defensa? ¿Qué política pondrá en marcha el Ministerio de Agricultura? ¿Se aprovechará para instalar una política amplia y persistente de, por ejemplo, compras estatales o de subsidio a insumos claves para sostener la productividad? ¿Será, más bien, la ansiada oportunidad para que las grandes y medianas les “compren” sus tierras aprovechando que estarán en crisis? La agresividad exhibida por el gobierno contra la pequeña propiedad agrícola augura una interesada indolencia al respecto.

• En vivienda, se puede prever una mayor dificultad para seguir pagando las cuotas de las recientes adquisiciones y para muchos la necesidad de abandonar los departamentos comprados. ¿Qué harán los vecinos? ¿Qué está planeando al respecto el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento? Sabemos de las construcciones presentadas como parte de la política anticrisis; bienvenidas. ¿Se ha calculado que se llevarán a cabo en medio del deterioro del poder de compra de los potenciales beneficiarios? ¿Habrá una política que beneficie especialmente la autoconstrucción para renta?

• Las crisis hacen más difícil sostener el empleo en las empresas. ¿Qué política facilitará la retención de asalariados y el sostenimiento de sus familias? Por ejemplo, por qué no subsidiar una parte de la contribución a la seguridad social, a condición de que no haya despidos?

• En el campo de la atención a la enfermedad, el sistema público recibirá más carga debido al empobrecimiento de las familias que se atendían por su cuenta y la pobreza hará que otros ni se acerquen por los costos que supone recibir la atención “gratuita”. ¿Podría ser realmente gratuita la atención? ¿Qué planea el Ministerio de Salud? ¿Llegará a tiempo el aseguramiento universal? ¿Se podría hacer que ESSALUD mantenga el seguro por más tiempo después de que se pierda el trabajo? ¿Porqué no contratar a 30,000 promotores de salud nombrados por los centros poblados de más de 50 habitantes?

Reiteramos, nos parece imprescindible organizar comités de crisis en vecindarios, escuelas, postas y hospitales, en zonas comerciales, igualmente en empresas y entidades del sector privado, para pensar a tiempo sobre las consecuencias y la protección posible en la eventualidad de una crisis cada vez mayor. Pero también en gobiernos locales, regionales y ministerios. Es necesario imaginar maneras de ayudarse que no esperen ayuda para actuar, que la reclamen y que hagan más eficiente la ayuda pública cuando llegue.

Quizá las reuniones familiares, laborales, en la escuela y vecinales en esta Navidad puedan servir para formar comités que piensen juntos. Después de todo, el mejor huaico es el que no viene, el peor es el que no nos encuentra preparados.

AUTOR :Javier Iguiñiz Echeverría
FUENTE : ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU

Lo peor está todavía delante de nosotros

En el 2008 se acabaron las vacas gordas y se desató la crisis internacional más grande del capitalismo desde 1929. Los ritmos y plazos de su desenlace tienen mucho que ver con el desempeño de la economía internacional, comenzando por la de EEUU.

Por eso es importante conocer la opinión del economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, uno de los pocos que predijo, desde principios del 2006, que se venía la recesión. Como reconocimiento a su capacidad académica y a su convincente capacidad divulgadora, Roubini acaba de obtener el 2do puesto en la selección de los 100 intelectuales públicos más importantes del 2008 realizada por la revista inglesa Prospect y Foreign Policy.

En su más reciente artículo Roubini dice que “se está formando un nuevo falso consenso entre algunos economistas. Nos dicen que los precios de muchos activos y papeles riesgosos –lo que incluye las acciones en la Bolsa– han caído tanto que ya tocaron fondo. Por ello, nos espera una rápida recuperación del crecimiento económico. Pero esto no es cierto, pues lo peor está todavía delante de nosotros”. (¿Se recuperarán los bancos y los mercados financieros en el 2009?, 30/12/08, (www.rgemonitor.com).

Roubini dice que estos analistas se siguen autoengañando y no quieren reconocer la gravedad de la actual crisis. Se equivocan porque el problema no es solo que ya haya reventado la burbuja inmobiliaria, pues “el exceso de crédito en EEUU también alcanza a las hipotecas de residencias y empresas comerciales, a las tarjetas de crédito y los préstamos de consumo, a los préstamos para la compra de autos y los préstamos a los estudiantes. También hubo una burbuja en el endeudamiento de los gobiernos locales, en el financiamiento apalancado de las fusiones y adquisiciones que nunca debieron haber ocurrido, en los bonos de las empresas privadas, que sufren pérdidas masivas debido a las quiebras, entre otros”.

Más: “Estas patologías no fueron exclusivas de EEUU. También hubo burbujas inmobiliarias en muchos otros países, alimentada por un excesivo crédito barato que no reflejaba los riesgos. Igual hubo burbuja en el mercado de productos básicos “commodities” (petróleo, minerales, alimentos) y en los fondos de cobertura”.

El resultado es “el reventón de la burbuja de activos y crédito más grande de la historia de la humanidad, que arrojará pérdidas cercanas a los dos billones de dólares (trillones, en inglés). Por eso, si es que los gobiernos no recapitalizan rápidamente a las instituciones financieras, la escasez de créditos se volverá aún más severa”. También podría producirse una deflación, que encarece el costo real del capital y de las deudas, llevando a un círculo vicioso que recorta el consumo, la inversión y los salarios.

En este contexto, EEUU experimentará su peor recesión en décadas, que durará cerca de 24 meses, hasta fines del 2009 (comenzó a fines del 2007) y toda la economía global se contraerá: “habrá recesión en la zona euro, el Reino Unido, Canadá, Japón y en las demás economías avanzadas. También existe el riesgo de un duro aterrizaje en las economías emergentes, pues los lazos comerciales, financieros y los tipos de cambio transmitirán los shocks a sus mercados financieros y a la economía real”.

Como se aprecia, Roubini, a quien llaman Dr. Doom (que se podría traducir como Dr. Apocalipsis o, más popularmente, Don Pésimo) no se guarda nada y dice cosas que muchos no quieren escuchar. No por eso sus anteriores conclusiones dejaron de ser ciertas y quizá éstas también lo sean. Hay lugar, sin embargo, para un pequeño toque de cauto optimismo: no se derretiría completamente el sistema financiero debido a las acciones tomadas por los gobiernos en noviembre y diciembre pasados.

Para terminar: “el 2009 será un año doloroso de recesión global, mayores problemas financieros, pérdidas y bancarrotas. Es necesario que se adopten políticas agresivas, coordinadas y efectivas por los países industrializados y las economías emergentes para que la economía global se recupere en el 2010, en lugar de que entremos en un período de estancamiento económico más pronunciado”.

AUTOR : HUMBERTO CAMPODONICO
FUENTE : CRISTAL DE MIRA

Inflación y salarios en el 2008 y 2009

La inflación del 2008 cerró en 6.65%, superando a la del 2007 (3.9%) y, también, a las de años anteriores que fueron sensiblemente menores. En el 2008, el sector que tuvo más inflación fue Alimentos y Bebidas, con 9.66%, seguida de Alquileres de Viviendas, Combustibles y Electricidad, con 5.39%.

Lo que más influyó en el aumento de precios de los alimentos fue la llamada “inflación importada” de la soya, el trigo y el maíz pues son componentes claves del consumo familiar de aceite, pan y fideos y alimentos para pollos. También contribuyó al aumento del Índice General el alto precio de los combustibles.

Los más afectados, claro está, fueron los sectores de menores ingresos, pues tienen que gastar una mayor porción de sus ingresos mensuales en el “día a día”. Es el caso del gasto en alimentos y bebidas, los limeños gastan el 47.5% de sus ingresos mensuales. No sucede lo mismo en países vecinos como Chile, Colombia, Argentina y Brasil, donde la población solo gasta en alimentación del 22 al 29% de sus salarios. Dicho de otra manera, los salarios aquí son mucho más bajos que en esos países (ver Inflación de alimentos golpea más a Perú, www.cristaldemira.com, 7/7/08).

La alta inflación del 2008 tendrá un impacto en los niveles de pobreza, que habían bajado al 39% de la población en el 2007. Diversos estudios realizados durante el año indican que esta habría aumentado en 2 a 3 puntos porcentuales. Veremos qué nos dicen los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares en los próximos meses.

En el 2009, la inflación debiera retornar al techo de la meta del BCR, que es el 3% anual, la misma que no fue cumplida ni en el 2007 ni en el 2008. Esto debido a que, desde julio del año pasado, se reventó la burbuja de precios de los productos básicos (petróleo, minerales y alimentos).

En efecto, la rebaja de la tasa de interés en EEUU de 5.25% en setiembre del 2007 a 2% en abril del 2008 (para combatir la crisis financiera y la recesión) provocó una fuerte depreciación del dólar frente al euro y el yen. Por ello, una gran cantidad de inversionistas decidió poner su dinero en los mercados de “commodities”, lo que derivó en una especulación brutal y una burbuja (alza de precios ficticia; ver “Los precios de los alimentos y la especulación”, www.cristaldemira.com, 3/11/08).

Esta burbuja fue la que se quebró en julio pasado y desde esa fecha casi todos los precios de los alimentos se han reducido en un 50 a 60%. Como somos un país importador neto de alimentos, esto nos beneficia. Lo mismo sucede con el precio del petróleo (también somos importadores netos). Pero lo que no nos beneficia es la caída de precios de los minerales, sobre todo, cobre, zinc y plomo, pues caerán los ingresos fiscales y el canon minero.

Esa es la noticia “buena”. La mala es que la pérdida de poder adquisitivo de los sueldos y salarios en el 2008 no ha sido recuperada. El salario mínimo de S/. 550/mes que rige desde enero del 2008 ha perdido toda la inflación del año. Lo mismo sucede con los sueldos y salarios que se han mantenido virtualmente estancados. Y aquí va a llover sobre mojado pues se anuncian ya decenas de miles de despidos.

Si bien la inflación del 2009 podría ser menor al 6.65% del 2008, igual los sueldos y salarios, y el sueldo mínimo, seguirán perdiendo poder adquisitivo. Como el gobierno no quiere institucionalizar el salario mínimo, como no están previstos aumentos de sueldos en el sector público y como tampoco habrá aumentos en el sector privado (de vez en cuando García les hace pedidos a los empresarios para salvar la cara, pedidos que caen en saco roto), los trabajadores saldrán perdiendo.

Conclusión: tendremos una inflación más baja en el 2009 (siempre que no haya devaluación del sol y los oligopolios bajen los precios), pero no una recuperación del poder adquisitivo de los que menos tienen.

AUTOR : HUMBERTO CAMPODONICO
FUENTE : CRISTAL DE MIRA