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domingo, 12 de marzo de 2017

Entrevista a Michael Hudson

La economía ficticia: escondiendo como funciona realmente la economía.









Michael Hudson, autor del recientemente publicado J is for Junk Economics, afirma que los medios de comunicación y la academia utilizan eufemismos bien elaborados para ocultar como funciona realmente la economía


SHARMINI PERIES: Michael Hudson es un distinguido profesor e investigador de Economía en la Universidad de Missouri, en la ciudad de Kansas. Es autor de numerosos libros, incluidos, “The Bubble and Beyond” y “Finance Capitalism and Its Discontents”, “Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy”, y más recientemente, por supuesto, “J is for Junk Economics”.

Michael, tu libro me recuerda unas palabras clave de Raymond Williams. Aquella fue una contribución increíble a la crítica cultural, una crítica de los estudios sociales y culturales como disciplina. Y pienso que tu libro va a realizar una contribución fenomenal al campo de la economía. Sería una referencia para la gente para volver atrás, especialmente para que los estudiantes regresen, y miren hacia tu versión de la definición de esos términos y observen la economía desde un prisma crítico. Así que mi primera pregunta para ti es realmente sobre este libro. ¿Por qué lo escribiste?


MICHAEL HUDSON: Originalmente lo escribí como apéndice a un libro que se habría llamado, “The Fictitious Economy”. El borrador fue escrito antes de la crisis de 2008. Mi tesis era que la forma en la que la economía es descrita en la prensa y en los cursos de la Universidad tiene muy poco que ver con cómo funciona realmente la economía. La prensa y las informaciones periodísticas utilizan una terminología hecha de eufemismos bien elaborados para confundir el entendimiento de cómo funciona la economía.
Además de ofrecer palabras clave para explicar qué es positivo y cómo entender la economía, discuto el vocabulario engañoso, el doblepensar orwelliano utilizado por los medios, lobistas financieros y empresariales para persuadir a la gente de que la austeridad y toparse con la deuda es la clave del crecimiento, no su antítesis. El motivo es hacerles actuar contra sus propios intereses, dibujando una imagen ficticia de la economía como si fuese un universo paralelo.
Si puedes hacer que la gente use un vocabulario y conceptos que hacen parecer que cuando el 1% se hace más rico, el conjunto de la economía se está enriqueciendo –o que cuando el PIB sube, todo el mundo está mejorando– entonces a la gente, al 95% que no mejoró su posición desde 2008 a 2016, se le puede hacer sufrir de alguna manera de síndrome de Estocolmo. Pensarán, “Mierda, debe ser culpa mía. Si el conjunto de la economía está creciendo, ¿por qué yo soy más pobre? Con solo dar más dinero al 5% o al 1% más ricos, algo nos caerá. Tenemos que recortar impuestos y ayudarles para que así me puedan dar un trabajo porque como Trump y otros dicen, bueno, nunca conocí a un pobre que me diera un trabajo.”
He conocido a un montón de gente rica, y en lugar de dar trabajo a la gente cuando compran una empresa, habitualmente hacen dinero para ellos despidiéndola, empequeñeciendo y externalizando el trabajo. Así que no vas a conseguir hacer que los ricos necesariamente te den trabajo. Pero si la gente puede de alguna manera pensar que hay una asociación entre la riqueza en la cima y más empleo, y que tienes que recortar los impuestos a los ricos porque acabará filtrándose hacia abajo, entonces tienen una visión del revés de cómo funciona la economía.



Yo había escrito un apéndice al libro y aquello tomó vida propia.
Si tienes un vocabulario que describe cómo funcionan realmente el mundo y la economía, entonces una palabra llevará a otra y pronto habrás levantado una imagen más realista de la economía. Así que, no solo discuto sobre las palabras y el vocabulario, discuto con algunos de los individuos y economistas clave que han hecho contribuciones que no aparecen en el currículum académico neoliberal.
Hay una razón por la que la historia del pensamiento económico ya no se enseña más en las universidades. Si la gente leyera realmente lo que escribió Adam Smith, lo que escribió John Stuart Mill, verían que Smith criticaba a los terratenientes. Decía que tenías que gravar sus rentas, porque nada es gratis en este mundo. Mill definía la renta como aquello que los terratenientes hacen mientras duermen, sin trabajar. Adam Smith decía que siempre que los hombres de negocios se reúnen, van a conspirar sobre cómo sacar dinero del público en su conjunto –como hacer un acuerdo y engañar a la gente de que todo es por el bien de la sociedad–.
Este no es el tipo de libre empresa que gente que habla sobre Adam Smith explica cuando le describen como si fuese un recortador de impuestos, un economista austriaco o un neoliberal. No quieren escuchar lo que realmente escribió. Así que mi libro es realmente sobre economía de la realidad. Encontré que para discutir economía real, tenemos que tomar de nuevo el control del lenguaje o la metodología económica, no usar la lógica que ellos usan.
Los economistas convencionales hablan como si cualquier status quo estuviese en equilibrio. El truco subliminal aquí es que si piensas en la economía como algo que está siempre en equilibrio, eso implica que si tú eres pobre o no puedes pagar tus deudas, o tienes problemas para mandar a tus hijos al colegio, eso es solo parte de lo natural. Como si no hubiese una alternativa. Es lo que Margaret Thatcher decía: “No hay alternativa.” Mi libro es sobre cómo por supuesto que hay una alternativa. Pero para hacer una alternativa, necesitas una forma alternativa de mirar el mundo. Y para hacer eso, como dijo George Orwell, necesitas un vocabulario diferente.



SHARMINI PERIES: Hablar de vocabulario y conceptos económicos eufemísticos, es lo que es tan único en este libro. No son solo las palabras, como en el de Raymond Williams, sino también la teoría y los conceptos lo que estamos abordando. También hablabas sobre los hombres de negocios y como usan esas terminologías para confundirnos. Pues aquí tenemos a un hombre de negocios en el cargo, como Presidente de los Estados Unidos, quien está proponiendo todo tipo de reformas económicas supuestamente en nuestro favor, en términos de trabajadores. Y como sabes, los grandes proyectos de infraestructuras que está proponiendo supuestamente para sacar a la gente de la pobreza y darles empleos y todo eso. ¿Cuál es la mitología ahí?




MICHAEL HUDSON: Bueno, tú solo usaste la palabra “reforma.” Cuando yo crecí, y durante el siglo pasado, “reforma” significaba sindicalizar el trabajo, proteger a los consumidores, regular la economía para que hubiese menos fraude contra los consumidores. Pero la palabra “reforma” hoy, tal y como es usada por el Fondo Monetario Internacional en Grecia cuando insiste sobre las reformas griegas, significa justo lo contrario: se supone que hay que bajar los salarios en un 10% o un 20%. Recortar las pensiones sobre un 50%. Idealmente, dejas de pagar pensiones para pagar al FMI y a otros acreedores extranjeros. Detienes el gasto social. Así que, lo que tienes una inversión del vocabulario tradicional. Reforma ahora significa lo contrario de lo que significaba a comienzos del Siglo XX. Ya no es socialdemócrata. Es “reforma” de derechas, antisindical, pro-financiera, para recortar el gasto social y dejar todo en una forma privatizada para los ricos y el sector de las corporaciones.
Así que reforma es la primera palabra que usaría para ilustrar como el significado ha cambiado y es usado por la prensa convencional. Básicamente, lo que ha hecho la derecha en este país es secuestrar el vocabulario que fue desarrollado por el movimiento obrero y los economistas socialistas durante un siglo. Se lo han apropiado y le han dado la vuelta para que signifique lo contrario.
Hay 400 palabras con las que me enfrento. Muchas de estas palabras muestran como el significado ha sido puesto del revés, para conseguir que la gente tenga una visión al revés de cómo funciona la economía.


MICHAEL  HUDSON es un antiguo economista de Wall Street. Distinguido profesor e investigador de la Universidad de Missouri, en la ciudad de Kansas (UMKC), es autor de numerosos libros, incluidos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire (nueva edición en Pluto Press, 2002). Su nuevo libro es: Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Bondage Destroy the Global Economy (edición digital de CounterPunch). Sharmini Peries es productor ejecutivo de The Real News Network. Esta es una transcripción de la entrevista de Michael Hudson con Sharmini Peries en Real News Network.


FUENTE: SIN PERMISO
AUTOR : SHARMINI PERIES

jueves, 29 de mayo de 2014

“La economía monetaria está completamente fuera de control”

Entrevista a Susana Martín Belmonte, autora de “Nada está perdido. Un sistema monetario y financiero alternativo y sano”



Economista independiente, especializada en el mundo de Internet y las nuevas tecnologías, Susana Martín Belmonte participa actualmente en los proyectos de dos monedas complementarias, el Ecosol y, fundamentalmente, el Eurocat. También es cofundadora del Instituto de la Moneda Social, que trabaja en nuevos enfoques de teoría económica respecto a la función del dinero y del crédito, y apoya iniciativas de monedas complementarias. Muchos de estos novedosos puntos de vista los explica en el libro “Nada está perdido. Un sistema monetario y financiero alternativo y sano” (Icaria). Susana Martín, candidata a las elecciones europeas por el Partido X, considera que la economía monetaria “está completamente fuera de control (el mercado de derivados representa 10 veces el PIB mundial), porque el diseño del sistema monetario es algo que jamás nadie cuestiona”.

P-“¿Crisis financiera o crisis monetaria?”, te preguntabas en un artículo publicado en la revista “Alternativas Económicas”. El negocio tradicional de la banca, captar ahorros para financiar créditos e inversiones, ¿se mantiene hoy? Si no es así, ¿Cuáles son las diferencias?

No es que el funcionamiento del sistema bancario sea esencialmente distinto ahora, es que el concepto popular que se tiene de él siempre ha sido muy diferente de la realidad. Por ejemplo, es cierto que los bancos captan ahorro y dan préstamos, pero eso no significa que el dinero para dar los préstamos salga de los ahorros captados, como se suele deducir. La realidad es que los bancos crean el dinero de la nada al prestárnoslo. Una vez creado, ese dinero se mueve en el sistema económico y normalmente acaba depositado en algún banco, de forma que los bancos, compitiendo entre sí, pueden captar esos depósitos para poder cumplir sus ratios. Lo que ha cambiado es que ese tipo de dinero, el dinero bancario, que también se puede llamar dinero-crédito, es el más abundante hoy día: un 97,7% del total de la masa monetaria. Los bancos son quienes tienen la capacidad de crearlo, o no y decidir qué financiar con él. El poder que eso les da es inmenso, lo que se puede ver en sus retribuciones.

lunes, 6 de agosto de 2012

“Lean a Marx; él les contará cómo sucedió”

 

POR Andres Hax

 

 

Crisis financiera, calentamiento global y desigualdades son algunos temas de este diálogo con el historiador y filósofo estadounidense, quien hace desde el marxismo una crítica feroz del modelo capitalista. “La historia no se entiende; con suerte se soporta”, ha escrito.

La vida del profesor y filósofo estadounidense Hayden White (1928) es irresolublemente contradictoria y él lo sabe. Es un hombre que dice conocer las verdades espantosas sobre la trágica actualidad del mundo, pero sabe que ese conocimiento no sirve para cambiar nada. Es un hombre que denuncia el capitalismo salvaje y suicida (son sus palabras) y la política del espectáculo, pero sabe que el mismo sistema que denuncia lo ha beneficiado (tiene 83 años y podría pasar fácilmente por 60). Es un hombre de un pesimismo absolutamente negro e inflexible por el porvenir del hombre (hasta tal punto que celebra la eventual extinción de la raza humana), pero a la vez alguien que sonríe y que disfruta de la buena vida (vive mitad del año en Italia) y que goza de una existencia intelectual cosmopolita.
White estuvo en Buenos Aires recientemente como invitado de honor de una ponencia dedicada exclusivamente a él, organizada por la Universidad Nacional Tres de Febrero, y titulada como uno de sus libros: Ficción histórica, historia ficcional y realidad histórica , editado por Verónica Tozzi, que compila varios artículos de White de la última década.
El venerado profesor recibe Ñ en la habitación de un hotel boutique a cuadras de la plaza Vicente López, en el barrio porteño de La Recoleta. Sobre su mesa ratona, delante de una cama hecha improvisadamente por el profesor mismo, rebalsan libros y cuadernos escritos. Usa un arito de oro en la oreja derecha, como los que se pone a los bebés recién nacidos. Su aspecto físico es no sólo impecable, sino también imponente, si se tiene en cuenta que White es un octogenario.

sábado, 21 de enero de 2012

El mundo ya ingresó en la segunda fase de la crisis





Entrevista a Gérard Duménil, economista francés


En todas partes la derecha retomó la ofensiva. Ella se limita a la cuestión del déficit fiscal y al aumento de la deuda pública. Ella simula no ver que la austeridad presupuestaria, además de la transferencia del peso de la deuda a las clases populares que le agrada, no puede sino producir la recaída en una nueva contracción de la actividad. Se trata de la segunda fase de la crisis. Esta segunda fase no será la última. La nueva inmersión en la recesión necesitará de nuevas políticas, sostiene el economista francés Gérard Duménil en una entrevista con Jornal da Unicamp (Universidad de Campinas).




El economista francés Gérard Duménil es autor de varios libros y ensayos sobre el capitalismo contemporáneo. Este año publicó, en colaboración con Dominique Lévy, el libro La crisis del neoliberalismo (Harvard University Press, 2011). Duménil participó en una Conferencia sobre la actual crisis, realizada por el Centro de Estudios Marxistas (Cemarx), en el ámbito del programa de graduados en Ciencias Políticas del Instituto de Filosofía y Ciencias Humanidades (IFCH) de la Unicamp.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El capitalismo es capaz de destruir la posibilidad de una vida digna


Por Noam Chomsky


Son personas como Joe Stack [el informático que se suicidó estrellando su avión contra una oficina del Servicio de Recaudación Fiscal en Austin, Texas]. Le recuerda preguntándose qué le pasa. Dice haber hecho todo bien, es un cristiano devoto, que trabaja duro para su familia. Tiene un arma. “Creo en los valores de mi país y mi vida está derrumbándose”. Chomsky (Filadelfia, 1928) sabe lo que le ocurre, y ha seguido el derrumbe del sistema económico y político de los EEUU en obras como Sobre el poder y la ideología y Los guardianes de la libertad.
El ensayista norteamericano es implacablemente autocrítico y se indigna con los actos de violencia y opresión. Es incómodo, muy incómodo, para la clase política que se disfraza de falsa progresía y se sirve de la crueldad del capitalismo desenfrenado y la guerra imperial.
Ha desmantelado desde hace décadas el fraude moral e intelectual y una pequeña muestra de su trabajo queda recogido en los escritos, conferencias y respuestas que el articulista de Público selecciona en La era Obama y otros escritos sobre el imperio de la fuerza, de la editorial Pasado y Presente.
“El neoliberalismo de los últimos
30 años ha sido un desastre para
la mayoría de la gente”
Joe Stack formaba parte de una calle, en la que Chomsky ha sentido la frustración, la ira y el odio ante una crisis que ya ha tocado también las cuentas de la esperanza. “Exacto. La calle está así y con muy buenas razones. El periodo neoliberal de los últimos 30 años ha sido un desastre para la mayoría de la población, sin contar con los países que directamente ignoraron las reglas, como gran parte de Asia oriental”, explica Chomsky a este periódico.
Ese derrumbe de la dignidad ha crecido en la misma proporción en la que disminuía la credibilidad de la clase política. ¿Cuál es la razón? “Las políticas que se han impuesto han servido a la riqueza y el poder”, dice. Ciudadano desasistido, votante escéptico. Por eso no le extraña que, entre tanta amenaza de bomba y de gobiernos patrioteros,solo haya lugar para el pesimismo: “¿Optimismo? Solo queda entre aquellos que están ansiosos por ver las especies destruirse entre sí”.
“Está en las manos de la población
parar a tiempo la devastación
provocada por el capitalismo”
Si se le pregunta por sus intenciones o metas habla de animar a que las personas piensen por sí mismas. Pero para cuestionar las suposiciones convencionales de cada uno hace falta mucho escepticismo. “Obliga a buscar una justificación a la sabiduría convencional: es incapaz”, dice. Reclama esfuerzo y análisis. No pide cinismo para tratar la desigualdad, la injusticia, ni para desafiar a la hipocresía del sistema capitalista para decir la verdad. “La forma del capitalismo que generalmente se ha llamado ‘capitalismo’, es capaz de destruir la posibilidad de una vida digna, y desde luego se encamina en esa dirección. Si la devastación capitalista se puede parar a tiempo, está en las manos de la población”, aclara en un guiño a los levantamientos ciudadanos de todo el mundo.
Armas, derechos humanos, salud social, sesgos informativos, Palestina, Irak, Afganistán o el asesinato de Bin Laden son algunos de los temas favoritos en el pensamiento de Chomsky, en los que hurga para encontrarse con un panorama realmente crudo. Su preocupación le hace utilizar para dos asuntos la misma expresión: “Una horrible perspectiva”. La primera, para analizar las consecuencias más inmediatas y significativas del asesinato de Osama Bin Laden en Pakistán, el pasado 1 de mayo. “El fervor antiestadounidense ya había alcanzado un punto álgido en Pakistán y estos acontecimientos probablemente lo exacerbarán”, dice.
Peligros nucleares
Para el autor de El beneficio es lo que cuenta, Pakistán es el país más peligroso del planeta, y también la potencia nuclear de más rápido crecimiento del mundo, “con un arsenal enorme”. Si EEUU pusiera a los soldados paquistaníes en una posición en la que sientan menospreciado su honor, muchos lucharán contra los estadounidenses. Y si Pakistán se derrumba… el flujo de una cantidad de exsoldados muy bien adiestrados, incluidos expertos en explosivos e ingenieros, hacia los grupos islamistas sería un serio riesgo de que materiales fisibles acabaran en manos de los yihadistas. Es decir, “una perspectiva horrible”.
“Es una lástima que muchos
ciudadanos fueran engañados
por el marketing de Obama”
¿La segunda visión catastrófica? La imparable carrera armamentística de Obama. “En lugar de adoptar medidas prácticas para reducir la amenaza real y grave de la proliferación de armas nucleares, EEUU está preparándose para tomar medidas de envergadura con el propósito de reforzar su control de las regiones productoras de petróleo en Oriente Próximo, e incluso para recurrir a la violencia si los otros medios se revelan poco efectivos”, dijo el 25 de julio de 2010, en su discurso en la Conferencia Nacional Contra la Guerra.
El ocaso de un líder
Si Obama ha acelerado el proceso de multiplicación de la capacidad bélica de las fuerzas armadas estadounidenses, si las amenazas crecientes de una acción militar contra Irán han aumentado, si en lugar de adoptar medidas prácticas para reducir la amenaza real y grave de la proliferación de armas nucleares EEUU se prepara para controlar por la fuerza el petróleo en Oriente Próximo, si el “compromiso retórico” de Obama con la no proliferación le ha valido muchos elogios, e incluso un premio Nobel de la Paz, ¿quién era ese presidente que en 2008 era carismático y honesto cuando salió elegido?
“Yo escribí sobre él antes de las elecciones, sin esperar nada. Ya no estaba solo. Inmediatamente después de las elecciones, la industria de la publicidad le dio su premio anual por la mejor campaña de marketing del año. Es una lástima que mucha gente fuera engañada por Obama”,explica Chomsky.
“La izquierda parlamentaria
es lo que solemos llamar
la derecha moderada”
En el epílogo de La era Obama, la edición en castellano ha incluido un extenso artículo en el que el autor analiza el asesinato de Bin Laden. ¿No era una acción como esa más propia de George W. Bush que de Obama? “Bajo los Bush, los sospechosos fueron secuestrados y enviados a las cámaras secretas de tortura. Con Obama, se los asesina, en una campaña de asesinatos creciente”, suelta tajante.
Chomsky recoge las palabras del prestigioso abogado británico Geoffrey Robertson, que respaldó la intervención pero no la ejecución. El letrado describió aquel “se ha hecho justicia” de Obama como un “absurdo”. Debería resultar evidente para alguien que ha sido profesor de Derecho Constitucional, que aquello fue una violación del Derecho Internacional.
Democracia acosada
Otra pata importante sobre la que estructura su pensamiento Noam Chomsky queda bien definida en este nuevo volumen: la amenaza que supone para la elite la democracia. “Ciertas cuestiones se marginan, un reflejo del desagrado que la democracia inspira a la elite en general y el temor que esta tiene a sus consecuencias”, cuenta.
Ya en 1997 Noam Chomsky escribió en Lucha de clases, ensayo sobre las victorias presidenciales de Ronald Reagan en 1980 y 1984, que los grupos de elite aprovecharon el descontento de la población para destrozar el Estado del bienestar y “redirigir la política socialhacia los intereses de los poderosos y de los privilegiados”. ¿En qué año hemos dicho que escribió esto?
Pero si esta inquietud se ve reforzada por el hecho de que en una buena cantidad de cuestiones, habitualmente las más importantes, ambos partidos, demócratas y republicanos en EEUU (los que sean en el resto del mundo), se encuentran a la derecha de las opiniones del electorado, ¿quién salvará a la clase trabajadora, a la izquierda? “Pero ¿quién es ‘la izquierda’? Si te refieres a la izquierda parlamentaria, ellos son más o menos lo que solemos llamar ‘la derecha moderada”.

martes, 30 de agosto de 2011

“El ajuste lleva al estancamiento”



Por Tomás Lukin *

Enemigo de la ortodoxia, presentó sus ideas en un encuentro mundial de galardonados en Alemania. Defendió las políticas de estímulo fiscal, dijo que el desempleo es el principal problema y elogió lo que hizo Argentina después del default.


El economista Joseph Stiglitz fue la estrella y la oveja negra de la Conferencia de premios Nobel en la isla de Lindau, al sur de Alemania, que terminó ayer. El profesor de la Universidad de Columbia forma parte de un reducido grupo entre los 17 galardonados que participaron del encuentro, los que no reclaman públicamente medidas de austeridad sino mayores estímulos fiscales para enfrentar la crisis y reducir el desempleo.
Mientras que los jóvenes economistas y periodistas lo rodean en cada oportunidad, sus pares lo miran con recelo. Las declaraciones que hace sobre el fracaso y la incapacidad de las ideas económicas dominantes para comprender y ofrecer una respuesta a la crisis chocan con la visión que poseen otros Nobel. Estos especialistas consideran que el marco teórico no tuvo ninguna responsabilidad, posición que comparten muchos de los 373 economistas de todo el mundo que forman parte del evento y desestiman las críticas de Stiglitz.
Luego de varios intentos interrumpidos a pocos instantes de comenzar, el ganador del premio en 2001 concedió una entrevista a Página/12 durante una caminata desde el centro de conferencias hasta la ópera de la isla, donde debía participar de una reunión a puertas cerradas. A lo largo del recorrido, el economista destacó el desempeño de los “países emergentes” y señaló que Argentina debe profundizar la industrialización, ya que “los commodities no alcanzan para el desarrollo”, así como fortalecer el mercado interno. Antes de terminar el reportaje preguntó: “Parece que va a ser elegida de nuevo, ¿no?”, en referencia a Cristina Fernández de Kirchner. Y luego adelantó que “todavía no está confirmado, pero me parece que voy a volver a la Argentina en diciembre”.
–¿Por qué considera errados los planes de ajuste fiscal?
–Esas políticas llevan al estancamiento, se necesitan más planes de estímulo fiscal para recuperar el crecimiento y alcanzar menores niveles de desempleo en Estados Unidos y Europa. La política monetaria hoy no es efectiva. Los primeros paquetes de estímulo fiscal en 2008 funcionaron bien, si no la desocupación hubiera sido mucho mayor. Al mismo tiempo, esa expansión generó importantes déficit presupuestarios. La mejor forma para enfrentar esos déficit es con mayor gasto, la austeridad va en la dirección contraria. Es una visión equivocada, es la misma receta que aplicó el FMI en la Argentina. Sabemos lo que pasa: la economía se desacelera, luego entra en recesión y finalmente termina con una depresión. Sin crecimiento no es posible salir de la crisis. Cuanto más se demore el resultado político mayores serán la inestabilidad y los costos.
–Los argumentos contra los estímulos fiscales sostienen que esas medidas profundizarán todavía más los déficit.
–El problema no son los déficit presupuestarios, ni siquiera la recesión, el problema es el déficit de empleo que hay. Hoy en Estados Unidos tenemos 14 millones de desocupados, pero en realidad son 25 millones las personas que no pueden conseguir un empleo de tiempo completo. Esta situación sólo va a empeorar con los planes de austeridad. La mejor forma para enfrentar la crisis es crear puestos de trabajo. La teoría económica tradicional fracasó. Hay un principio muy simple llamado “multiplicador presupuestario”: si uno recauda impuestos y gasta dinero en forma balanceada de forma tal que no crezca el déficit, la economía crecerá. En el mediano plazo, esa política tiende a reducir el déficit y asegura la sustentabilidad de la economía porque el PIB crecerá y la deuda y el déficit serán más pequeños en términos relativos. Si uno diseña bien el multiplicador, el estímulo fiscal puede ser muy grande. En ese sentido, en Estados Unidos se pueden cobrar impuestos al uno por ciento más rico que concentra el 25 por ciento del ingreso, y gastar el dinero en inversiones que aseguren mayor crecimiento. Esa dinámica es un forma de resolver este dilema.
–¿La crisis estructural en Europa desencadenará la desintegración de la unión monetaria?
–Va a ser necesario más dinero para que funcione el euro, así como también va a ser necesario más dinero para que deje de hacerlo. De una forma u otra, Alemania va a perder mucho dinero. Hay vida después del default y de abandonar un sistema de tipo de cambio fijo. En la Argentina, el fin de la paridad cambiaria y el default tuvieron un alto costo. Luego de un período de caída, Argentina comenzó a crecer muy rápido, incluso en ausencia de lo que mucha gente considera las “mejores” prácticas económicas, con buenas políticas pero no perfectas. Yo creo que es muy difícil volver a unir un huevo revuelto, me parece que el euro es una muy buena iniciativa. Por eso, no creo que sea necesario que ningún país abandone el euro. Como le dije antes, es necesario impulsar planes de estímulo. Para eso se puede inyectar más recursos al Fondo de Estabilidad Financiera Europeo para hacer frente a los problemas de la región. También, es posible emitir eurobonos.
–¿La profundización de la crisis en Estados Unidos y Europa golpeará sobre los países en desarrollo?
–En 2010, el crecimiento global fue bueno. Hasta ahora, a los países emergentes les ha ido muy bien, ésa es una gran noticia. Muchos se recuperaron con fuerza, como China y Brasil. Pero si se profundiza la recesión en Estados Unidos y Europa, las economías emergentes van a tener dificultades. Creo que van a poder enfrentar una caída en las exportaciones, pero es necesario que fortalezcan la demanda interna. Si bien una disminución del crecimiento chino presionaría a la baja los precios de las commodities y eso golpearía a la Argentina, considero que China va a poder sortear la crisis y mantener así los niveles de demanda de esos productos.
–¿El buen desempeño de las economías como Argentina responde solamente a las exportaciones de bienes primarios y los elevados precios internacionales?
–No, esa situación va a beneficiar a América latina y otros países dependientes de las exportaciones de commodities. Pero esas exportaciones no son suficientes para garantizar el crecimiento sostenido y la reducción del desempleo, los países de la región como Argentina tienen que diversificar sus estructuras productivas, invertir en sectores de alta tecnología. Es un proceso que demora tiempo. Los países como Argentina, Brasil y China desplegaron muy buenas políticas macroeconómicas. Comprendieron la importancia de un estímulo keynesiano bien diseñado para apuntalar la economía y garantizar que el desempleo no se dispare. Hay un conjunto de aspectos que permiten que los países emergentes no se vean directamente afectados por la crisis. Por ejemplo, las regulaciones bancarias en muchos países son mucho mejores, de mejor calidad, que las de Estados Unidos y Europa. En algunos casos eso se debió a que los países ya habían atravesado grandes crisis. Argentina hizo muy bien las cosas en los últimos años para garantizar un fuerte crecimiento a tasas muy altas y controlar la inflación.
–¿La inflación es un problema para las economías emergentes?
–Argentina enfrenta, como muchos países emergentes, el desafío de controlar la inflación en un mundo en recesión. Es un tiempo muy difícil para llevar adelante esa tarea porque se experimentan shocks negativos de demanda y shocks inflacionarios externos. No hay una forma sencilla para atravesar ambos desafíos. El foco excesivo de los bancos centrales en controlar la inflación es un error, pero también es un error ignorar el fenómeno. La estabilidad financiera, el crecimiento y el empleo también tienen que formar parte de sus objetivos. La baja inflación no asegura el crecimiento sostenido. En Europa, la preocupación del Banco Central por los aumentos de precios es uno de los factores que debilita la economía. Por su parte Brasil logró crecer, pero su enfoque excesivo en la inflación ha dado como resultado tasas de interés muy elevadas, entre las más altas del mundo.
–¿Qué quiere decir cuando afirma que la teoría económica tradicional fracasó?
–Los modelos utilizados por los bancos centrales, economistas, los banqueros, crearon un marco de política que estuvo en el epicentro de la crisis. Decían que no era necesaria la regulación, que los mercados eran eficientes por su cuenta o que la baja inflación era suficiente para garantizar un sendero de crecimiento. La macroeconomía no se autorregula y no conduce al pleno empleo. El problema no es la simplificación a la que recurren los modelos, el asunto es que estos modelos dicen que la crisis no podía suceder. Si los modelos no contemplan a los bancos entonces no existe el crédito. ¿Cómo es posible pensar en estrategias para impulsarlo? En materia laboral, la teoría señalaba que uno de los problemas eran las rigideces en el mercado de trabajo. Pero los países donde hoy se profundiza el problema del desempleo son aquellos que más desregularon ese mercado. En cambio, donde no se aplicaron esas políticas el desempleo es menor. Uno de los principales problemas en nuestra sociedad es la creciente desigualdad, esa situación disminuye la demanda agregada y la brecha que se generó fue cubierta por una burbuja bancaria de consumo artificial que impulsó la inestabilidad. La agenda de la economía ignoró esto y pensaba que alcanzaba con aumentos de productividad. Los modelos dominantes tradicionales no se hacían las preguntas adecuadas.


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viernes, 18 de febrero de 2011

Hay que poner a los bancos bajo tutela



La activista alter-globalización es partidaria de defender el legado de la Ilustración y de la toma de control del sistema financiero y bancario por parte del Estado.
Los Sabios rebeldes de nuestra República son esas voces que nos despiertan porque mezclan el agua y el fuego, la experiencia y la pasión. Entre ellos Stephane Hessel, de 93 años, Albert Jacquard, de 85, y Edgar Morin, de 89 años. Pero también Susan George, de 75: presidenta de honor de Attac y autora de numerosos libros, la franco-estadounidense lleva años luchando por un mundo menos injusto en relación con el Sur y contra el sistema económico neoliberal.
La conversación ha comenzado justamente con el éxito del pequeño folleto “¡Indignaos!” de Hessel, un hombre al que describe como “impecable desde el punto de vista moral, que practica lo que predica.”
Rue89: Llamar a la indignación, un término que se queda en el terreno moral, ¿es el mejor enfoque para cambiar las cosas? ¿No sería más eficaz un “¡razone!” o un “¡rebélese!” ?
Susan George: Hessel se mueve en el plano de los valores, no en el del análisis de las cuestiones económicas o geopolíticas. Él llama a la indignación como un preludio a la acción. Dice: únete a algo. Y se dirige especialmente a los jóvenes. Orgulloso de su pasado, es cierto, no quiere resignarse. Pero lo que yo siento muy especialmente es el ataque que se está realizando contra la Ilustración. Y me entristece: tanto filosóficamente como en términos de acción, creo que es un logro muy grande de la humanidad. El liberalismo político -como se entendía en el siglo XVIII, ese movimiento europeo que se inicia con Locke y continúa con los enciclopedistas franceses- es el fundamento de la Constitución de EE.UU., es el fundamento de las libertades -políticas, religiosas, de prensa, de opinión… Muchas personas dieron la vida por eso y la democracia viene de esa época. Bueno, creo que esta Ilustración está siendo objeto de un grandísimo ataque ideológico. Yo intento seguir esa tradición, que vale la pena defender.
Las generaciones más jóvenes ¿no se resignan de antemano ante este ataque?
Europa está un poco KO. Todo esto ha sucedido muy rápidamente. En 2009, cuando estaba en Londres para las acciones contra el G-20, había una reacción. Éramos 35.000 en Hyde Park. Los medios de comunicación al día siguiente estaban con nosotros, incluso Gordon Brown, por entonces primer ministro británico, se apresuró a decir que estaba de nuestro lado. El mundo estaba a un paso de la catástrofe. El G-20 habló de los paraísos fiscales, de la presión de los mercados financieros, del empleo, del medio ambiente, etc. Y después, una vez que los bancos se salvaron, todo esto ha desaparecido por completo. El G20 y el G8 remiendan soluciones para salvar a los bancos por segunda vez. Y luego nada. ¿Por qué esta renuncia? La gente puede pensar que sus dirigentes están tratando de salvar a Grecia o a España. Esto es completamente falso, lo que están salvando es a los bancos que compraron deuda griega o deuda española… No intentan hacer lo que sea por los pueblos. Y no sólo se rescata a los bancos por segunda vez, sino que ¿quién lo hace?: los pueblos, por la amputación de sus pensiones de jubilación, la reducción de sus salarios, el despido de funcionarios. ¿Por qué hoy día la gente no consigue agruparse [frente a todo esto]? En Francia, tenemos puesto el foco en las elecciones de 2012, que en realidad son secundarias.
La crisis que acabamos de vivir ¿no ha desbloqueado algo en el pensamiento económico?
La gente ha visto que esto no funciona, que el neoliberalismo no funciona. Sin embargo, siguen como si funcionara… La mayonesa de la contestación no liga, se corta. Sería preciso que la gente hiciera alianzas, como tratamos de hacer en Attac: por ejemplo, sobre los impuestos financieros nos hemos asociado con los sindicatos y otras organizaciones – Sécours Catholique [Cáritas Francia], Comité Catholique contre la Faim et pour le Développement [CCFD Terre Solidaire - Manos Unidas Francia], Oxfam, Amigos de la Tierra… Tratamos de federar el mundo sindical, el asistencial, el asociativo, el ecológico. Es la pista correcta, nadie puede ganar solo.
En un escenario optimista, el cambio que usted desea ¿por dónde empezaría?
Por aprender. Tenemos que comenzar por aprender. Hoy en día, la política se ha vuelto mucho más complicada. Es bueno estar indignados, pero primero tenemos que entender por qué esto ya no funciona. Cuando empecé a militar, decíamos: “¡Estados Unidos fuera de Vietnam!” La gente estaba de acuerdo o no, pero entendían lo que significaba. Cuando decíamos: “Basta ya de apartheid”, no era necesario un largo discurso. Hoy en día esto no pasa. He hecho una larga campaña contra el AGCS [Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios, N. de la R.] y nadie sabía lo que era: una OPA sobre los servicios públicos y los servicios locales de proximidad. Si no sabemos cómo se produce esto, que es lo que se ha votado y en qué momento, no podemos actuar. No tiene sentido estar “contra” si no podemos ni explicárselo a los demás ni llamar a la puerta adecuada. Lo que hacemos es darnos de cabezazos contra las paredes. Así que debemos aprender, ayudar a aprender a otros, organizar, hacer alianzas. Y comunicar: cada vez más, necesitamos cosas visibles que interesen a los medios de comunicación. Y esto se hace muy mal. Hay que salir de los rituales. Hacer una manifestación es como si te pidieran que te interesaras por la misa de doce. Hace años que vengo diciendo que con 30 personas se puede hacer algo visible, divertido y que toque allí donde más duela. Vengo proponiendo igualmente desde hace mucho tiempo que no se hagan “sentadas” sino “risotadas” : ir a reírse delante de tal ministerio o delante del MEDEF … Porque esto es lo que más se teme en Francia, especialmente entre los políticos: el ridículo.
Ha habido iniciativas tales como “Salvemos a los ricos”. O la “operación Cantona”, para retirar todos el dinero del banco un mismo día. ¿Qué piensa usted de esto?
Fue divertido, pero también una falsa buena idea. [Cantona] no entiende el funcionamiento de los circuitos financieros. Estamos trabajando en otro enfoque: “Para cambiar la banca, cambie de banco.” Pero no pedimos que la gente lo haga de inmediato, porque el único banco al que hoy en día aconsejamos ir es el Nef, que sólo tiene 60 empleados, y ninguna sucursal. No sería serio. Pero esto puede cambiar: el Nef se está aproximando a la Banca Ética [otro banco pero más grande en Italia, N. de la R.] y a otros bancos europeos.
Entre las iniciativas a emprender, usted no habla del voto. Y considera 2012 como una preocupación “secundaria”; ¿por qué?
Para mí, estas primarias del Partido Socialista son una energía política que se pierde. No entiendo el concepto de primarias para este partido. Es una idea importada de Estados Unidos, lo cual es comprensible allí, pero que no tiene mucho sentido aquí.
Pero ¿no se puede también presionar a los principales partidos en vísperas de una elección importante? Esto es lo que hizo Nicolas Hulot en 2007, por ejemplo…
Desconfío de las ambiciones personales que puedan surgir. En el seno de organizaciones como Attac, ya lo hemos visto. Pero influir en los programas, eso sí, es nuestra vocación. Es más fácil con celebridades como Hulot… Organizamos reuniones, principalmente en provincias, en las cuales están presentes los partidos de izquierda.
Para el poder político, ¿cuál sería la primera decisión a tomar?
Tomar el control de los mercados financieros, los bancos. Es muy obvio. Ellos hacen que llueva y que haga buen tiempo: hay que ponerlos bajo tutela.
¿Es realista empezar en un solo país?
[Pausa] Difícil cuestión. No he profundizado en ello, para mi vergüenza. Yo dejaría que los bancos intercambiaran divisas, pero impondría un impuesto a las transacciones. Prohibiría el acceso a la mayoría de los derivados, esa ciénaga. Algunos derivados sirven de seguro, muy bien. Pero soy muy hostil a los derivados “desnudos”, que permiten asegurar algo que no se tiene. Es un poco como si yo tomara una póliza de seguro de incendios por una casa suya. Entonces tendría interés en quemarla…

Algo así es lo que hizo Goldman Sachs…
¡Y más! Este mercado es enorme. 600 billones de dólares al año. La inversión se va en productos financieros sin pasar por la economía real. Necesitamos una Ley Glass-Steagall de los bancos [aprobada en los Estados Unidos después de la crisis de 1929, N. de la R.] para separar las actividades de crédito de las de inversión. En un país también se puede decir a los bancos: “ustedes deben prestar prioritariamente a las PYMEs, especialmente a las que tengan proyectos ambientales o sociales.” Se trata de un control del crédito en el sentido de que habría unos beneficiarios prioritarios; pero no vamos a nacionalizar toda la economía.
¿Por qué regular el crédito de forma rígida? Se pueden también imaginar subsidios de crédito para las PYMEs.
Por qué no, debemos estudiar las mejores sugerencias, no soy economista.

¿Hay soluciones internacionales?
Para los paraísos fiscales, sí. Si podemos prohibir a la Société Générale que tenga sus recursos en un solo país, ¿podríamos por ley obligarles a cerrar su sucursal en Jersey? Yo no estoy segura. Me he preguntado si sería posible prohibir a las agencias de calificación que emitan calificaciones sobre los Estados. Sin embargo, en Estados Unidos, la Corte Suprema sostuvo que la Primera Enmienda las protegía en nombre de la libertad de expresión.
¿El G-20 es un espacio que podría utilizarse para algo?
El G-20 es ilegítimo. Representa solo a los principales actores en el sistema. ¿Dónde está el G172?
¿Y Europa?
Imponer a Grecia una solución neoliberal de tal magnitud es una bancarrota política y moral de Europa. Se castiga a las personas. Esto es un motivo de indignación.
Algunos proponen hoy abandonar el euro.
Debemos mantener el euro pero cambiándolo. Nunca asumiría la responsabilidad de decir “salgamos del euro”, eso sería un desastre. Creo que necesitamos más solidaridad. Es una lucha de clases sociales, no de países contra países.
Emmanuel Todd defiende la solución proteccionista…
Por supuesto que se necesita, pero proteccionismo en el ámbito europeo, no en el francés. La doctrina del libre cambio o libre comercio se puso en marcha en un momento en el que el mercado, el territorio, el derecho y el capital tenían los mismos límites. Pero coloque este sistema en un mundo donde el capital va a su propia velocidad y donde el derecho es inexistente, y los trabajadores acaban compitiendo entre sí. Estoy a favor de un proteccionismo razonado.

Se declara hostil a los multimillonarios filántropos…
Lo que Bill Gates hace contra el SIDA está muy bien, sin duda, pero la revolución verde [un controvertido programa de ayuda a los agricultores africanos, N. de la R.] puede ser un desastre para África. Un millonario no tiene que decidir qué es lo mejor para los pueblos. Si un multimillonario quiere donar su fortuna, debe hacerlo de acuerdo con los expertos locales.
Estos multimillonarios – Bill Gates, George Soros o Warren Buffet – ¿pueden tener un papel útil en la sociedad?
Le pregunté a un amigo americano que tiene entrada en esos círculos si él o alguna otra persona podría decirle por fin a Bill Gates que la revolución verde será un desastre. Me respondió: “Nobody can say anything to Bill Gates ["Nadie puede decirle nada a Bill Gates, N. de la R.]. Warren Buffett es un caso aparte, representa la vieja tradición: en mi ciudad, recuerdo que a partir de 10-12 años debíamos hacer cosas para la comunidad cuando se era un privilegiado. Hoy en día se exacerba el interés individual. He hablado de la Ilustración precisamente porque ese espíritu se está perdiendo. Sobre la importancia de la cohesión social, el libro de Richard Wilkinson y Kate Pickett muestra hasta qué punto la desigualdad es mala para la sociedad, en qué momento cuesta cara. Los barrios marginales en los suburbios, los sin-techo, los niños sin hogar que no saben contar ni escribir, esto le cuesta caro a la sociedad. Debemos abordar las causas.
Usted propone una curiosa Orden de los “Caballeros del Medio Ambiente.”
Es una fantasía. Hace mucho tiempo que me pregunto cómo movilizar a los ricos para que hagan algo útil. Por ejemplo, se les podría animar a ser más verdes que sus vecinos, en lugar de competir a ver quién tiene la fortuna más grande. Una orden muy cerrada y muy prestigiosa recompensaría al más verde. Una especie de Nobel. Le pregunté a alguien en Inglaterra que conoce al príncipe Carlos si podríamos poner de acuerdo a los miembros de la realeza, o a sus hijos, para que se reunieran y concedieran un premio de este tipo en el ámbito del medio ambiente. Fue completamente desalentador cuando mi contacto me respondió que estas personas tienen unas agendas infernales. Pero fue una idea que surgió así. Fitzgerald dijo: “Los ricos no son como tú y como yo”; si no se les puede involucrar por el lado del honor y del reconocimiento ¿qué otra cosa les podemos ofrecer?

¿Tiene la impresión de que su pensamiento va cambiando?
Puedo cambiar de tema, pero sigo trabajando en lo mismo, el poder. Lo que me interesó inicialmente fue la expresión del poder en el Norte y sus relaciones con el Sur. He cambiado de sector, después de diez años centrada en la agricultura, para volverme hacia la deuda. Ya con el hilo en la aguja, después de los efectos del neoliberalismo amplié mi enfoque hasta trabajar sobre las causas de esta doctrina completamente loca. Es una religión, o más bien una secta: es cienciología. No tengo la impresión de estar desvariando. A veces, como otros, me desespero. Pero tenemos que actuar en contra de este sentimiento.
En su libro, usted escribe que no cree en la revolución: ¿creyó alguna vez en ella?
[Pausa] No sé si creí en ella. A mi alrededor sí que se creía en ella. De todos modos, siempre he sido no-violenta. En Génova y en otros lugares, llegué a la conclusión de que para los movimientos alter-globalización era estratégicamente estúpido enfrentarse al Estado allí donde éste es más fuerte [en la cumbre de 2001, Carlo Giuliani, un manifestante, resultó muerto, N. de la R.]. Tal vez la revolución todavía tenga sentido en países donde la democracia no existe. En Túnez diré ¡bravo! si se las arreglan para hacer algo más que una revuelta.

lunes, 10 de enero de 2011

Europa: los intereses financieros dictan la política soberana. Entrevista


En un artículo suyo reciente, "Esquemas de ricos y codiciosos", cita usted los rescates en Europa entre esos esquemas. ¿Cuáles son los yerros capitales de esos rescates? ¿A favor de quién se han concebido?
Lo que el sector financiero busca es que los políticos se allanen a chupar dinero de los trabajadores y de la producción industrial para pagar a los banqueros. Eso dañará la formación de capital y hará disminuir los niveles de vida.
Los bancos falsearon el valor real de sus balanzas contables, y por lo tanto, su haber en las actuales circunstancias del mercado. Ahora que han cogido el dinero y se han largado, exigen a la economía "real" que pague las pérdidas derivadas de sus malos préstamos. Lo desapoderado de su exigencia llevó a la mismísima Angela Merkel a preguntarse en voz alta por qué deberían los gobiernos –es decir, los contribuyentes— pagar el pato de unos préstamos malos y de unas prácticas financieras corruptas.
¡Menuda jugada, si los banqueros pueden salirse con la suya! Por mi parte, me alegra que al menos Alemania se oponga a la propuesta de la UE de doblar sus fondos de rescate.
Usted ha escrito que "Letonia se ha convertido en un experimento en el que lo que anda en juego es hasta qué punto pueden rebajarse los niveles de vida, hasta qué punto puede ser fiscalmente exprimida una economía al mismo tiempo que se retiran la asistencia social pública, y todo ello a favor de una clase cleptocrática situada en la cúspide". Cree usted que se busca lo mismo en Grecia, en Irlanda, en España y en otros PIIGS que podrían perder el control de sus asuntos fiscales a manos de la UE y del FMI?
Los bancos extranjeros están conminando a Grecia: "¿Por qué no hacéis como Letonia y sacrificáis vuestra economía para nuestro beneficio?" La realidad es que pagar a los acreedores en esas condiciones es como pagar tributo a una potencia que te ha conquistado militarmente.
Afortunadamente, el mundo del trabajo organizado es mucho menos pasivo en Europa que en Letonia. Las economías postsoviéticas tienen poca tradición sindical, y la política es, por mucho, de naturaleza étnica. Gracias a la opresiva era estalinista, que sustituyó con rusos para a los profesionales locales de clase media en los 50, los neoliberales ahora dominantes han sido capaces de dirigir la frustración de los votantes sobre todo contra los rusófobos, desviando la atención sobre lo que constituye el régimen más hostil a los trabajadores y más favorable a los propietarios de toda su historia.
El resto de Europa tiene ahora ante sus ojos la pésima política fiscal y financiera de Letonia y de los países bálticos como lección viva sobre lo que hay que evitar. Cuando la burbuja neoliberal estalló, Letonia recibió préstamos de la UE y del FMI en unas condiciones que la obligan a tal austeridad, que la economía se ha desplomado más de un 20%, mientras crece el desempleo y la fiscalidad plana sobre salarios y remuneraciones del trabajo es ya superior al 68%. Más del 12% de la población trabaja ya en el extranjero. Repatrían el dinero que pueden para que sus familias consigan sobrevivir.
Lejos, pues, de ser un modelo a imitar, Letonia muestra los yerros de la política neoliberal, cuya adopción exigen los banqueros a otros países. No es un rescate de la economía, sino una estrategia económica que amenaza con la depauperación de las economías.
¿Cómo explica usted el papel del FMI en la crisis de la deuda europea? ¿Es que la UE carece de la pericia técnica para afrontar asuntos de deuda soberana, como algunos han sugerido, o es porque el FMI es un socio aventajado del capital financiero multinacional?
Lo que pasa por "pericia técnica" es de todo punto político, y en ningún caso objetivo o neutral. En manos de los neoliberales, la "pericia financiera" significa calcular de qué volumen de excedente fiscalmente imponible, de qué cantidad de ingreso personal disponible, de qué porción de ingresos rentistas y beneficios empresariales puede apropiarse el sector financiero.
Los peritos y expertos de verdad seguirían el consejo que John Maynard Keynes dio en los años 20 del siglo pasado en relación con las reparaciones alemanas y las deudas interaliadas. Es mejor anular las malas deudas que tratar de pagar a los acreedores a costa de reducir la formación de capital, deprimir los niveles de vida y encoger el gasto público en educación, asistencia sanitaria y otras infraestructuras básicas. Un gobierno sabio sometería al sector financiero, a fin de promover el crecimiento económico, estimular la formación de capital y elevar los niveles de vida.
La política del "Consenso de Washington" practicada por la UE y el FMI fue aplicada por las dictaduras militares del Tercer Mundo en los 60, los 70 y los 80 a punta de fusil, pero Europa es libre para elegir. Seguir el consejo de los "expertos", como hicieron presta y dócilmente Islandia e Irlanda, termina en un ejercicio de despojo de activos y en la substitución del estado democrático y social por una oligarquía financiera extractiva.
¿Está en el interés de Alemania expulsar de la eurozona a los países fiscalmente débiles?
¿Qué es realmente Alemania? ¿Sus bancos? ¿Sus exportadores industriales? ¿Los trabajadores alemanes? Los políticos al servicio del lobby bancario adoptan la siguiente posición: 
'Alemania ha producido grandes compositores, físicos y químicos, así como grandes clasicistas e investigadores del mundo antiguo. Pero nuestro banqueros son crédulos. Fueron lo bastante estúpidos como para confiar en los saqueadores de la banca islandesa, en los especuladores irlandeses y en los vendedores norteamericanos de hipotecas basura. Así que han perdido un montón de dinero. Y nos han pedido que os exijamos a vosotros, griegos, irlandeses, etc., que paguéis impuestos hasta la muerte y que destruyáis vuestras economías para que ellos no tengan que pagar por su ingenuidad arrostrando todos los costes de su carísima educación en la experiencia del real funcionamiento del presente mundo de tiburones financieros.'
No se puede culpar a los banqueros por intentarlo. Pero los otros países deberían descubrirles el juego. Alemania estaría mejor servida ayudando a los países a recuperarse de los cuentos de hadas neoliberales y a adoptar políticas fiscales y financieras más progresivas. De otro modo, los banqueros terminarán haciendo en casa lo que ahora tratan de hacer al resto de Europa.
¿Le ve usted una salida a la crisis europea de deuda soberana?
El problema económico no está causado por la deuda soberana, sino por los préstamos bancarios, las prácticas financieras fraudulentas y la desregulación bancaria neoliberal. Los saqueadores vikingos de Islandia, la banca Anglo-Irlandesa en Irlanda y otros bancos extranjeros buscan evitar sus pérdidas con exigencias financieras que son en gran parte ficticias, pues rebasan con mucho la capacidad de pago de las economías endeudadas. La 'crisis' puede resolverse haciendo que los bancos deprecien sus títulos de acreedores, rebajándolos a valoraciones mas realistas como lo que son, títulos "basura". No hay necesidad de destruir a las economías sometiéndolas a un proceso de despojo financiero de activos.
En tales casos, siempre hay que atenerse a un principio básico: las deudas que no pueden ser pagadas, no serán pagadas. La cuestión es: ¿de qué forma dejarán de ser pagadas? Tal como están las cosas, se exige a los países que se sometan a un desahucio masivo, no sólo a la confiscación de sus hogares, sino de su entera política nacional.
En este sentido, la crisis soberana es una crisis de la propia soberanía: ¿quién controlará la economía, su filosofía fiscal t su gasto público? ¿Las autoridades democráticamente elegidas actuando conforme al interés público, o una intrusa oligarquía financiera?  La UE se equivocó al pedir a los gobiernos que secundaran sus consejos –y sus presiones— y confiaran en bandidos financieros y desregularan la supervisión bancaria. El Banco Central Europeo debería  reembolsar a los gobiernos víctimas por los rescates que han sido pagados. Ese reembolso podría hacerse por la vía de una política fiscal progresiva y con la creación de un banco central que ayudara a financiar a los gobiernos.
El objetivo genuino de una economía nacional es la promoción de la formación de capital y la elevación de los niveles de vida del conjunto de la población, no de una angosta clase financiera instalada en la cúspide de la pirámide. Así pues, me parece que hay dos grandes políticas para salir de este lío.
Primero: hay que volver a desplazar la carga fiscal sobre la renta de la tierra y de los recursos y sobre las ganancias financieras y de capital. Eso prevendrá la formación de otra burbuja inmobiliaria hinchada mediante deuda apalancada. Al mantener bajos los precios de la vivienda, ahorrará a los trabajadores el tener que pagar un volumen equivalente en impuestos al ingreso. Los impuestos bajo sobre los bienes raíces (por debajo del 1% hasta hace poco) no han ahorrado dinero a los propietarios de vivienda en Letonia. Los impuestos bajos sobre la propiedad simplemente han dejado más renta de ingreso como colateral para los bancos, colateral que estos han capitalizado con grandes préstamos inmobiliarios.
Segundo: hay que desprivatizar los servicios básicos y los monopolios naturales para salvar a Europa de unos rentistas dispuestos a convertirla en una economía de peajes. Europa necesita un banco central que pueda hacer lo que se supone que hacen los bancos centrales: crear dinero para financiar los déficits públicos. Pero el Banco Central Europeo y el artículo 123 de la Constitución Europea enmendado por el Tratado de Lisboa prohíbe que el banco central preste a los gobiernos. Eso obliga a los gobiernos europeos a aumentar los impuestos para pagar intereses a los bancos, intereses que se limitan remunerar la creación por éstos de crédito electrónico: ¡una actividad que un banco central de verdad podría hacer tranquilamente desde sus pantallas de ordenador!
La banca pública no es necesariamente inflacionista. Financia lo que requiere el crecimiento de las economías: la inversión en infraestructura y formación de capital, a fin de aumentar la productividad y minimizar el coste de la actividad económica.
Lo que termina siendo inflacionista es el préstamo de la banca comercial. Hincha improductivamente los precios de los activos. Los bancos prestan contra el colateral de los bienes raíces y otros activos ya existentes y contra acciones y bonos ya emitidos. Eso es crédito improductivo, no creación real de riqueza. La única manera de mantener solvente ese gasto improductivo de deuda pasa por hinchar todavía más los precios de los activos: por desgravar fiscalmente los activos, a fin de que dejar libre un mayor ingreso para poder pagar a los bancos unas deudas de crecimiento exponencial.
Y no tiene por qué ser así. Los últimos 30 años de polarización financiera son reversibles. La alternativa a eso es sucumbir a la austeridad neoliberal. 

AUTOR  :  Michael Hudson 
FUENTE : SIN PERMISO

miércoles, 15 de diciembre de 2010

David Harvey: "Las crisis distribuyen riqueza hacia arriba"



David Harvey, autor de 'Breve historia del neoliberalismo', ha calificado la actual bancarrota de los países industrializados como el fracaso de la revolución neoliberal de Reagan y Thatcher.



¿Esta crisis será similar?
Las crisis se desplazan geográficamente. O sea, el capital jamás resuelve sus problemas: simplemente los cambia de lugar. De modo que creo que en esta crisis estamos viendo la misma clase de reestructuración a gran escala que se inició en Nueva York en los setenta.

¿Nueva York marcó una tendencia?
Fue un caso icónico. Unos años después, en la crisis de deuda en México se tuvo una versión de lo que pasó en Nueva York con los ajustes impuestos por el FMI. Ahora lo vemos en Europa. La consigna suele ser: "¡Salvad a los banqueros; dadles fuerte a los ciudadanos!". En Nueva York la banca se apoderó de la ciudad para forzar los recortes que permitirían que pagara a los acreedores. Fue una especie de golpe de Estado en el que se redistribuyó la riqueza hacia arriba. Esto ya lo estamos viendo en Irlanda.

¿Cree que se aprovechará esta crisis en Europa como se aprovechó aquella?
Ya lo estamos viendo. Países en la zona euro están aún peores que en EE. UU. California, por ejemplo, tiene un déficit más grande que España. Tuvo una burbuja inmobiliaria en la vivienda bastante parecida. Pero California es parte de un sistema federal, así que por lo menos se beneficia de transferencias desde Washington. Nadie habla de quiebra en California. La zona euro tendrá que federalizarse.

¿Por qué se repiten las burbujas y las crisis?
Porque el capital debe buscar salidas para el excedente que genera. Lo vimos con la suburbanización de las ciudades estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial, que canalizó el excedente en la construcción de enormes áreas metropolitanas de Nueva York, Chicago o Los Ángeles,ayudado por una red de carreteras y transformaciones en infraestructuras financiadas con endeudamiento. En 1973 se pinchó la burbuja inmobiliaria mundial y la crisis fiscal de Nueva York fue el ojo del huracán. Acaba de pasar algo parecido con el frenesí de construcción que vimos en casi todas las ciudades del mundo en los años de la burbuja. Ahora sólo quedan China y Asia. Pero la crisis se desplaza. Crece la inflación. China está en el filo de la navaja.

¿En Nueva York en el año 1975 hubo alguna alternativa a la austeridad?
La ciudad tuvo que atender a las necesidades de los banqueros de inversión reduciendo el nivel de vida de los ciudadanos. Es lo que pasa cuando Merkel da la señal de que los tenedores de bonos deberán asumir pérdidas en caso de una crisis de insolvencia. Provoca el pánico, y el ajuste se endurece.

¿Y si optamos por no pagar a los acreedores?
En 1830 los estados americanos suspendían pagos de manera constante sobre deuda británica. Argentina lo hizo en el 2001. Y le salió bastante bien.

FUENTE : LA VANGUARDIA

domingo, 5 de diciembre de 2010

EEUU, un país en vías de subdesarrollo



AMY GOODMAN: En Bonn, Alemania tuve oportunidad de conversar con Manfred Max-Neef, el reconocido economista chileno que ganó en 1983 el Right Livelihood Award, dos años después de haber publicado su libro Economía Descalza: Señales desde el Mundo Invisible. Empezé preguntándole que explique el concepto de la economía descalza.

MANFRED MAX-NEEF: Bueno, es una metáfora, pero es una metáfora que se originó en una experiencia concreta. Yo trabajé alrededor de diez años de mi vida en áreas de pobreza extrema, en las sierras, en la jungla, en áreas urbanas en distintas partes de Latinoamérica. Al comienzo de este periodo, estaba un día en una aldea indígena en la sierra de Perú. Era un día horrible; había estado lloviendo todo el tiempo. Estaba parado en una zona muy pobre y enfrente de mí estaba otro hombre parado sobre el lodo (no en el barrio pobre sino en el lodo). Y bueno, nos miramos. Este era un hombre de corta estatura, delgado, con hambre, desempleado, cinco hijos, una esposa y una abuela. Yo era el refinado economista de Berkeley, maestro de Berkeley, etc. Nos mirábamos frente a frente y de pronto me di cuenta de que no tenía nada coherente que decirle en esas circunstancias; que todo mi lenguaje de economista era obsoleto. ¿Debería decirle que se pusiera feliz porque el producto interno bruto había subido un 5% o algo así? Todo era completamente absurdo. Entonces descubrí que no tenía un lenguaje para ese ambiente y que teníamos que inventar un idioma nuevo. Ese es el origen de la metáfora “barefoot economy” o economía descalza, que, en concreto, significa la economía que un economista usa cuando se atreve a meterse en los barrios bajos. El punto es que los economistas estudian y analizan la pobreza desde sus oficinas lujosas, poseen todas las estadísticas desarrollan todos los modelos y están convencidos de que saben todo lo que hay que saber sobre la pobreza. Pero ellos no entienden la pobreza. Ese es el gran problema. Y es también el motivo por el cual la pobreza aún existe. Esto cambió completamente mi vida como economista. Inventé un lenguaje coherente para esas condiciones de vida.

AMY GOODMAN: ¿Y cuál es ese idioma? ¿Cómo aplicas un sistema económico o haces que las circunstancias expliquen esos cambios?

MANFRED MAX-NEEF: No, la cosa es mucho más profunda. Es decir, no es como una típica receta que te da alguien de tu país, en donde te dicen "te garantizamos quince clases o la devolución de tu dinero." Ese no es el punto. Deja ponértelo de esta manera. Hemos alcanzado un punto en nuestra evolución en el que sabemos muchas cosas. Sabemos muchísimo pero entendemos muy poco. Nunca en la historia de la humanidad ha habido tanta acumulación de conocimiento como en los últimos cien años. Mira cómo estamos. ¿Para qué nos ha servido el conocimiento? El punto es que el conocimiento por sí mismo no es suficiente. Carecemos de entendimiento. La diferencia entre conocimiento y entendimiento te la puedo explicar con un ejemplo. Vamos a pensar que tú has estudiado todo lo que puedes estudiar desde una perspectiva teológica, sociológica, antropológica, bioquímica y biológica sobre un fenómeno llamado amor. El resultado es que tú sabrás todo sobre el amor, pero tarde o temprano te vas a dar cuenta de que nunca entenderás el amor a menos de que te enamores. ¿Qué significa esto? Que sólo puedes llegar aspirar a entender aquello de lo que te vuelves parte. Como dice la canción latina, somos mucho más que dos. Cuando perteneces, entiendes. Cuando estás separado, solo acumulas conocimiento. Y esa ha sido la función de la ciencia. Ahora bien, la ciencia se divide en partes pero el entendimiento es completo. Holistico. Eso sucede con la pobreza. Yo entendí la pobreza porque estuve allí; viví con ellos comí con ellos y dormí con ellos. Entonces comienzas a entender que en ese ambiente hay distintos valores, y diferentes principios-–comparados con los que existen allí de donde tú provienes y te das cuenta de que puedes aprender cosas fantásticas de la pobreza. Lo que he aprendido de los pobres supera lo que aprendí en la universidad. Pero pocas personas tienen esa oportunidad, ¿te das cuenta? Ellos ven la pobreza desde afuera en lugar de estarla viviendo desde adentro. Aprendes cosas extraordinarias. Lo primero que aprendes y que los que quieren mejorar el sistema de vida de los pobres no saben, es que dentro de la pobreza hay mucha creatividad. No puedes ser un tonto si quieres sobrevivir. Cada minuto tienes que estar pensando, ¿qué sigue? ¿qué puedo hacer aquí? ¿qué es esto y lo otro y lo otro? Así que el estado creativo es constante. Además, están los contactos, las cooperativas, la ayuda mutua y toda una gama de cosas extraordinarias que ya no se encuentran en las sociedades dominantes, las cuáles, son individualistas, avaras, egocentristas, etc. Allá encuentras exactamente lo opuesto de lo que ves acá. Y es sorprendente porque a veces llegas a encontrar gente más feliz entre los pobres que la que encontrarías en tu propio ambiente. Lo que ya te dice que la pobreza no solo es una cuestión de dinero. Es algo mucho más complejo.

AMY GOODMAN: ¿Qué crees que debamos cambiar?

MANFRED MAX-NEEF: ¡Oh!, casi todo. Somos dramáticamente idiotas. Actuamos sistemáticamente en contra de las de las evidencias que tenemos. Conocemos todo lo que no debemos hacer. No hay nadie que no sepa esto. Especialmente los grandes políticos saben exactamente lo que no se debe hacer. Y aún así lo hacen. Después de lo que pasó en octubre del 2008, tú pensarías que van a cambiar porque se han dado cuenta de que el modelo económico no funciona. Que incluso tiene un alto nivel de riesgo. Es drásticamente peligroso. Y uno se pregunta:¿Cuál fue el resultado de la última reunión de la Comunidad Europea? Ahora son más fundamentalistas que antes. De tal modo que de lo único de lo que se puede estar seguro es de que ya viene la próxima crisis y que será mucho más fuerte que la actual. Pero para entonces ya no habrá suficiente dinero. Esas son las consecuencias de la estupidez humana.

AMY GOODMAN: Si tú estuvieras al cargo de la economía ¿qué harías para evitar otra catástrofe?

MANFRED MAX-NEEF: Primero que nada, necesitamos economistas más cultos, que sepan historia, de dónde vienen, cómo se originan las ideas, quién hizo qué y así sucesivamente. Lo segundo es que un economista se percibe como un subsistema dentro de un sistema más grande que es finita: la biosfera. También entiende que el crecimiento económico es imposible. En tercer lugar, un sistema que entiende lo anterior sabe que no puede funcionar sin tomar en serio los ecosistemas. Pero los economistas no saben nada de ecosistemas. No saben nada de termodinámica, ¿sabes? Nada de biodiversidad. Quiero decir, son totalmente ignorantes con respecto a estos temas y otra cosa así. Realmente no entiendo en qué puede dañar a un economista saber que si los animales desaparecen, él también desaparecerá porque entonces ya no habrá qué comer. Pero él no lo sabe, que dependemos completamente de la naturaleza ¿te das cuenta? Sin embargo, para los economistas que tenemos hoy en día, la naturaleza es un subsistema de la economía. Es completamente absurdo. Además, debemos acercar al productor con el consumidor. Yo vivo en el sur de Chile y ésa es una zona fantástica, tenemos toda la tecnología para la creación de productos lácteos de calidad. Hace unos meses estaba en un hotel desayunando. Noté estos paquetitos de mantequilla sobre la mesa. Tomé uno y descubrí que la mantequilla venía de Nueva Zelanda. Es absurdo ¿sabes? ¿y por qué sucede una cosa así? Porque los economistas no saben calcular costos. Traer mantequilla desde un lugar que queda a 20,000 kilómetros a un lugar en donde se produce la mejor mantequilla bajo el pretexto de que es más barato es una estupidez descomunal. ¿No toman en cuenta el impacto que causan esos 20,000 km de transporte sobre la naturaleza? Por si fuera poco, es más barato porque está subsidiado. Es un caso muy claro en el que los precios no revelan la verdad. Todo tiene un doble fondo ¿sabes? Pero ésos causan mucho daño. Si se acerca al productor con el consumidor, uno comerá mejor, tendremos mejores alimentos y sabremos de dónde vienen. Incluso podrías llegar a conocer a la persona que lo produjo. Se humaniza el proceso ¿sabes? Pero hoy en día lo que los economistas hacen está totalmente deshumanizado.

AMY GOODMAN: ¿No crees que la misma tierra nos forzará a actuar de diferente modo? ¿Estamos llegando al fin?

MANFRED MAX-NEEF: Sí claro. Ya algunos científicos lo están diciendo pero yo aún no he llegado a ese punto. Pero muchos lo creen y piensan que es definitivo: estamos fritos. Dentro de algunas décadas no habrá más humanos. Yo personalmente no creo haber llegado a ese punto, pero si diré que ya cruzamos el primero de los tres ríos. Y si observas lo que está pasando en todos lados, sí es alarmante cómo la cantidad de catástrofes ha ido en aumentando. Y se manifiestan de todas formas: tormentas, terremotos, erupciones volcánicas. El número de eventualidades crece dramáticamente y nosotros seguimos haciendo lo mismo.

AMY GOODMAN: ¿Qué has aprendido en las comunidades en las que has trabajado que te de esperanza?

MANFRED MAX-NEEF: La solidaridad de la gente. El respeto por los otros. Ayuda mutua. Nada de avaricia. Éste es un valor inexistente dentro de la pobreza. Y uno pensaría que allí es donde estaría más presente. Que la avaricia la poseen los que menos tienen. No, al contrario, entre más tienes más quieres. Esta crisis es el producto de la avaricia. La avaricia es el valor dominante del mundo actual. Mientras persista, estamos acabados.

AMY GOODMAN: ¿Cuáles serían los principios que enseñarías a los jóvenes economistas?

MANFRED MAX-NEEF: Los principios de los economistas deberían estar fundamentados en cinco postulados y un valor esencial.
Primero: la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.
Segundo: el desarrollo es para las personas, no para las cosas.
Tercero: crecimiento no es lo mismo que desarrollo y el desarrollo no necesariamente requiere de crecimiento.
Cuarto: no hay economía que sea posible en la ausencia de servicios de ecosistema.
Quinto: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito: la biosfera. Por ende, el crecimiento permanente es imposible.
Y el valor esencial para sostener una nueva economía debería ser que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima de la reverencia de la vida.

AMY GOODMAN: Explica lo que acabas de mencionar.

MANFRED MAX-NEEF: Nada puede ser más importante que la vida. Y digo vida, no seres humanos porque, para mí, el centro es el milagro de la vida en todas sus manifestaciones. Pero hay un interés económico, es decir, uno no solo se olvida de la vida y otros seres vivientes sino, de los humanos. Si recorres esta lista que acabo de mencionar, uno a uno, verás que lo que tenemos ahora es exactamente lo contrario.

AMY GOODMAN: Ve al tercer punto, crecimiento y desarrollo y explícalo por favor.

MANFRED MAX-NEEF: El crecimiento es una acumulación cuantitativa. Desarrollo es la liberación de posibilidades creativas. Cada sistema vivo de la naturaleza crece hasta cierto punto y para de crecer. Tú ya no estás creciendo, ni él ni yo. Pero continuamos desarrollándonos. De otro modo no estaríamos dialogando en este momento. El desarrollo no tiene límites pero el crecimiento sí. Y este es un concepto muy importante que políticos y economistas no entienden. Están obsesionados con el crecimiento económico. He estado trabajando a lo largo de varias décadas y se han hecho muchos estudios. Soy el autor de una famosa hipótesis: la hipótesis liminal, que dice que en cada sociedad hay un periodo de crecimiento económico-–entendido convencionalmente o no-–que trae una mejora en la calidad de vida ; pero sólo hasta cierto punto, el punto liminal, a partir del cuál, si hay crecimiento, la calidad de vida comienza a decaer. Esta es la situación en la que nos encontramos actualmente. Es decir, tu pais es el ejemplo más extremo que puedes encontrar. En una parte de un capítulo de mi libro que saldrá publicado el próximo mes en Inglaterra, titulado La economía desenmascarada-–se encuentra un capítulo llamado " Estados Unidos, una nación en vías de subdesarrollo" la cuál es una nueva categoría. Tenemos el concepto de desarrollado, subdesarrollado y en vías de desarrollo. Ahora tenemos el nuevo concepto de en vías de subdesarrollo y tu país es el mejor ejemplo. El 1% de los americanos cada vez están mejor y el 99% va en decadencia y se refleja en todo tipo de manifestaciones. Las personas que viven en sus autos, ahora duermen en sus carros, ¿sabes? estacionados enfrente de la casa que fue suya. Millones de personas que uno conoce han perdido todo. Pero aquellos que especularon, los que trajeron consigo todo el problema, esos están muy bien. Para ellos no hay problemas.

AMY GOODMAN: ¿Entonces, cómo cambiarías las cosas?

MANFRED MAX-NEEF: Bueno, no sé cómo cambiarlas. Es decir, solitas van a cambiar ¿sabes? pero de forma catastrófica. No entiendo cómo no hay millones de personas en las calles de Estados Unidos destruyendo las cosas. Pero podría suceder. No lo sé. La situación es dramáticamente mala. Se supone que es el país más poderoso del mundo. Y a pesar de las condiciones, siguen con sus guerras absurdas gastando miles de milliones y billones. Trece billones de dólares se especularon y ¡ni un centavo se fue para las personas que perdieron sus casas! ¿Qué tipo de lógica es esa?

Entrevista al economista Max-Neef


AUTOR  : AMY GOODMAN
FUENTE : DEMOCRACY NOW

viernes, 26 de noviembre de 2010

En los EEUU tenemos una economía a punto de asfixiarse. Entrevista a Dennis Kucinich



Aunque las elecciones de EEUU ya se realizaron, hemos creído interesante traducir esta entrevista con Dennis Kucinich, exdiputado de la Cámara de representantes, excandidato a las elecciones presidenciales estadounidenses, y el representante acaso más interesante del ala izquierda del Partido Demócrata. 

Entrevista con Dennis Kucinich, exdiputado de la Cámara de representantes, uno de los jefes de fila de los demócratas progresistas.  Se ha reunido con l'Humanité unos días antes del escrutinio de este martes mientras hacía campaña en su circunscripción de la periferia de Cleveland.
¿Cual es el ambiente en el que van a votar los habitantes de Cleveland este martes para las elecciones de mitad de mandato? ¿Cual es el impacto de la crisis en la ciudad?
Dennis Kucinich. Cleveland es el epicentro del seísmo de los embargos inmobiliarios. En algunos lugares, una de cada tres o cuatro viviendas ha sido embargada. Con frecuencia estas viviendas se dejan luego abandonadas y entonces, lo que ocurre es simple, el barrio a su alrededor se muere.
El origen de todo esto ha sido la posibilidad de que los bancos pudieran vender créditos hipotecarios sin ninguna regulación de la Reserva Federal. Además, el proceso de titularización de estas deudas ha permitido una extensión fenomenal del casino de Wall Street.
No había ninguna protección digna de este nombre para los subscriptores. Con frecuencia, personas modestas  o de clase media, que pensaban poder acceder de este modo a unos recursos que les permitirían  aumentar su nivel de vida, cosa que nunca podrían haber hecho con sus ingresos salariales que se estancaban desde hacia años.
Esto ha funcionado, bien que mal, durante todo un período en que los precios de las casas no cesaban de apreciarse. Hasta el día en que el valor de las viviendas, en base al cual estaban indexados los préstamos, se hundió con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Miles y miles de personas se encontraron en la imposibilidad de pagar sus obligaciones contractuales y fueron literalmente echadas a la calle, mientras los bancos confiscaban la casa en la que habían vivido, a veces durante años. Imaginemos el grado de sufrimiento que esto significa.
Desde hace algunas semanas un "forclosuregate" (escándalo de ejecuciones inmobiliarias) sacude la actualidad después de las revelaciones sobre los errores monstruosos cometidos por los bancos para acelerar los procedimientos de ejecución. Y hoy ha irrumpido un debate sobre si tiene o no fundamento el congelar estas ejecuciones ¿Cual es su posición?
Dennis Kucinich. Claro que hay que congelar las ejecuciones. En primer lugar para impedir que la gente sea echada a la calle. Esto es lo primero.
También es en interés de la economía, puesto que si precipitas en dificultades a miles y miles de personas  estás reduciendo las salidas.
Pero el Secretario del Tesoro, Tim Geithner, se ha comprometido fuertemente contra cualquier moratoria de las ejecuciones, aduciendo que ello retardaría el restablecimiento del mercado inmobiliario, crucial, según él, para la recuperación.
Dennis Kucinich. Creo que no hay que dejarse llevar por los estados de ánimo. Si los bancos cooperan y aceptan hacer la luz sobre los procedimientos que han utilizado, muy bien. Pero si lo rechazan no hay alternativa: hay que congelar los procedimientos. Tim Geithner debe ser capaz de comprenderlo. Tanto más cuando ha sabido reaccionar positivamente al decidir crear un fondo especial de varios millones de dólares para ayudar a los millones de personas afectadas por las ejecuciones, proporcionándoles los medios para conocer todos sus recursos o consejos en materia de renegociación de préstamos.
Estos esfuerzos son útiles, pero haría falta una intervención de un carácter totalmente distinto. El trabajo de la administración consiste también en aceptar responsabilidades y establecer reglas para proteger a las personas.
En este país hay quince millones de personas en el paro. Otros doce millones están subempleados. Tenemos una economía que se está asfixiando debido a nuestros gigantescos déficits comerciales. El éxito de la recuperación no puede continuar midiéndose únicamente en términos del retorno a los rendimientos financieros de Wall Street.
Las transacciones en papel no son productivas. Crean valores pero son valores de papel. No son valores que generen empleo, permitan acceder a una vivienda, hagan aumentar el bienestar o faciliten la vida a los ciudadanos.
Hay otro escándalo que afecta al Pentágono y que, aquí, llena las crónicas, es el asunto WikiLeaks.  ¿Piensa Ud. que estas revelaciones pueden hacer progresar la verdad sobre la verdadera cara de la guerra en Irak?
Dennis Kucinich. Me he comprometido mucho, desde el principio, contra esta guerra de la administración Bush. Y he iniciado muchas investigaciones parlamentarias respecto a la misma. Mi estimación es que ha habido cerca de un millón de víctimas civiles debido a la invasión de Irak. Se han movilizado miles de millones de dólares en esta guerra – lo que, a su vez, pesa actualmente sobre la situación económica. Y todo se ha desencadenado a raíz de una mentira a propósito  de unas armas de destrucción masiva inexistentes.
Este asunto Wikileaks confirma cosas terribles respecto a la naturaleza de esta guerra. ¿Por qué nos han enviado allá abajo? El pueblo americano tiene derecho a saber la verdad sobre todo lo que ha pasado. De lo contrario, ello va a acechar largo tiempo a esta nación.
Otra guerra, la que se está llevando a cabo actualmente contra Afganistán ¿es más útil o más justa?
Dennis Kucinich. No, en absoluto. Estados Unidos tenían derecho a responder al 11 Septiembre. 3·000 personas fueron víctimas de estos ataques. Hacía falta demostrar al mundo que no dejaríamos impunes estos crímenes. Podríamos haber golpeado los campos de entrenamiento de los terroristas, técnicamente ello habría sido perfectamente posible. Pero una invasión no era la respuesta apropiada. Y una ocupación, todavía menos.
No había ninguna razón estratégica que pudiera conducirnos a esta opción. Se ignoraron las lecciones de la historia. Se ignoró la experiencia rusa. Debemos retirarnos de Afganistán. No tenemos derecho a ser una nación por encima  de las naciones. Debemos ser una nación entre las naciones.
Debemos trabajar con la comunidad internacional para reforzar la seguridad de la humanidad. ¿Por qué no imaginar una fuerza militar aérea global, encargada de vigilar, prevenir y eventualmente combatir al terrorismo con un objetivo claro? La guerra no es la respuesta a este desafío. Por el contrario, lo que hace es alimentar al terrorismo que pretende combatir.
¿Existe un peligro de retorno de los neoconservadores? Si es así ¿por qué, si la Administración Bush tiene un enorme descrédito?
Dennis Kucinich. Desde luego existe el peligro. Los neoconservadores continúan teniendo una gran influencia sobre la política norteamericana. Por supuesto, el hecho de que George Bush y Dick Cheney no hayan tenido todavía que rendir cuentas por una guerra desencadenada a partir de una mentira constituye ya en si mismo una ilustración de ello.
Un pequeño grupo formuló el proyecto "nuevo siglo americano" y ello desembocó en la invasión de Irak y en un programa para la hegemonía global. Esto está anticuado. Corresponde a visiones estratégicas del siglo XVIII o XIX que se basan en la fuerza y en ningún caso en los desafíos del siglo XXI.
Pero esto existe y persiste. Por lo tanto hay que afrontarlo, mostrar que debemos ir en otra dirección, la única posible, la del respeto de todos los pueblos. La humanidad es un hecho. Estas guerras niegan esta realidad cuando cada vez es más evidente que en este planeta todos somos uno.
El principal riesgo para los demócratas en las elecciones de mitad de mandato ¿no reside quizás en la decepción de quienes ayudaron a Obama a llegar al poder?
Dennis Kucinich.  Comprendo las frustraciones pero la gente también debería tener en cuenta que podría ser mucho peor (risas). Y en una elección como ésta, si la abstención permite que gane la oposición, se pasará de un tiempo en que se podía tener cierta esperanza a otro en que habrá menos.
¿Confía usted en su reelección?
Dennis Kucinich. Aquí, quizás todavía más que en otros lugares, la gente lucha para sobrevivir, para encontrar un empleo, para conservar su vivienda, para alimentar a su familia.  Pero con estas dificultades tengo una relación todavía más fuerte con ellos. Saben que pueden confiar en mí. Especialmente respecto a este asunto tan sensible de las ejecuciones inmobiliarias.
Lo que hoy se vive aquí no es la imagen que seguramente se tiene todavía en Europa de la vida en los Estados Unidos. Es una América con enormes sufrimientos, una América donde millones de personas que anteriormente habían pertenecido a las clases medias se encuentran empobrecidas,  por no decir arruinadas.
¿Se ha evaporado el sueño americano?
Dennis Kucinich. No  sé si se ha evaporado. Pero para muchos la vida se ha vuelto muy dura. No hay suficiente democracia en la esfera económica. Y una democracia económica es la precondición de una verdadera democracia política. Cuanta menos gente tiene trabajo, mas se concentran el poder y las riquezas en las manos de una minoría y se hace más difícil preservar el funcionamiento de un sistema democrático. Esto abre la puerta a los miedos, a la puesta en entredicho de los derechos civiles, refuerza el papel de los cuerpos de mantenimiento del orden, de la policía...
¿Es también la causa del éxito del Tea Party?
Dennis Kucinich. Sí, los neoconservadores o la gente del Tea Party explotan miedos, sufrimientos y desazón de forma demagógica, cuando son ellos mismos los máximos responsables de la situación en la que nos encontramos.
La gente tiene toda la razón de encolerizarse. Pero se equivocan cuando piensan que van a poder cambiar las cosas simplemente castigando al gobierno saliente, pensando que es suficiente con cambiar el equipo en Washington. Es todo un sistema el que está en entredicho. El desafío actual es mucho más amplio.
Dicho esto, este gobierno debería haber creado más empleos, hacer lo que antaño hizo Franklin Delano Roosevelt para relanzar la economía, dando nuevos derechos sociales a la población e invirtiendo masivamente en las infraestructuras y los servicios públicos, de lo que hay gran necesidad actualmente.
¿Cual es su opinión de lo que está pasando en Francia actualmente para defender la jubilación a los 60 años?
Dennis Kucinich. La gente tiene razón de luchar contra las agresiones a los derechos sociales adquiridos. ¿Sabe usted? en Estados Unidos hay un debate paralelo Después de nuestra entrevista debo ir a un interview para una cadena de televisión nacional sobre la reforma prevista de la Seguridad Social (nombre que se da en Estados Unidos a la pensión básica garantizada por un sistema de reparto – NDLR). Se ha lanzado un debate, en nombre del rigor presupuestario, sobre la necesidad de elevar la edad de la jubilación a los 70 años y de recortar las pensiones. Esto no tiene ningún sentido económico. Al contrario, habría que bajar la edad de jubilación. Para crear empleos para los jóvenes y tener jubilados jóvenes disponibles para la formación, para actividades sociales paralelas útiles.
Algunos reclaman incluso a grandes voces con Wall Street, una privatización de la seguridad social. Hace algunos años Bush ya había intentado hacerlo. Por suerte fracasó. Pero imaginemos lo que habría pasado si hubiera tenido éxito....Después del desastre de las guerras y del crac financiero, las pensiones de la gente se habrían evaporado totalmente. Actualmente han perdido en muchos casos una parte de sus ahorros, puesto que las apuestas bursátiles, que se han jugado con el dinero que ellos habían colocado en sus pensiones complementarias, han ido mal. Pero si la seguridad social se hubiera privatizado lo habrían perdido todo.

AUTOR  :  Bruno Odent
FUENTE  :  DIARIO FRANCES  L'Humanité. S.P.