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miércoles, 2 de noviembre de 2016

La crisis financiera mundial y el comercio


Ponencia para el Encuentro Internacional Europa – América Latina, aliados estratégicos en la cooperación para el desarrollo - CEXECI – LATN.



Por Umberto Mazzei*



La crisis financiera



La crisis actual no es una crisis del comercio ni de la producción de bienes o servicios. La crisis del sector financiero y su causa es de naturaleza ideológica: la distorsión de las ideas del liberalismo clásico. El liberalismo admitía la naturaleza egoísta del empresario como un motor de movimiento económico, pero con normas que lo encausen. El célebre «laissez faire, laissez passer» se refería sólo al movimiento de mercancías.
La eliminación de las restricciones a la emisión de dinero inorgánico acordadas en Bretton Woods con el patrón oro (35$/onza) en 1971, lo que técnicamente fue un «default», unido a la gradual eliminación de restricciones a la actividad bancaria en los centros financieros llevó a la separación de la economía de mercado en dos mundos económicos. El mundo de la economía real y el mundo de la economía especulativa.


La economía real es socialmente positiva, porque a medida que crece reparte beneficios a todos los actores. Esa economía se basa en la producción de bienes agrícolas, industriales y servicios. En el comercio y en el ahorro.
La economía especulativa es socialmente negativa. Sus actores suelen ser empresas apátridas, sin vínculos sociales. La base es financiera, con la emisión de valores sin respaldo que se comercian entre las plazas financieras, su principal actividad es la manipulación de futuros y su único móvil es la ganancia a corto plazo, que no viene distribuida ni puede ser absorbida en la economía real.
La economía real se mueve con el comercio nacional e internacional de bienes y servicios. Su relación con la parte financiera la señalan el teorema de Hecksher y Olin y la Paradoja de Leontiev. Su desarrollo lo explican las teorías de Kondratieff, Schumpeter, Pérez y Freeman sobre las innovaciones como motor de ciclos económicos. En la economía real hay una revolución incesante marcada por crisis que causan el relevo de los protagonistas históricos. Creo que vivimos uno de esos momentos.

En el año 2008 explotaron cuatro burbujas:

*  Burbuja de materias primas y alimentos, cuya primera expresión fue la llamada « crisis de la tortilla » en México. Aumentaron, súbitamente, de precio el maíz, el petróleo y los cereales, sin que hubiese aumentado el consumo ni disminuido la producción. Por los cereales se culpó la producción de agro-combustibles, sin que esa hubiese aumentado. Los precios bajaron de pronto y nadie dio explicaciones.

*  La burbuja inmobiliaria donde los precios que venían subiendo estimulados por préstamos irresponsables respaldados por hipotecas con un valor superior al de los bienes hipotecados (derivatives y otros « productos » financieros. 

*  La burbuja de las bolsas, donde los valores suben y bajan sin que hayan mayores inversiones ni mayores dividendos. Siguen los movimientos de cifras colosales que, por ser mucho mayores que las de la economía real, solo pueden circular en ámbitos virtuales.

*  Burbujas en el cambio de las divisas, donde las monedas suben y bajan sin que haya cambio en las cifras macroeconómicas de los países. La campaña de prensa contra el euro sucede cuando el dólar está en situación crítica. La deuda pública de España con relación al PIB es del 68 %, mucho menor que la de Estados Unidos que oficialmente ya superó su PIB (13 billones) y que garantiza valores emitidos en dólares por cifras que superan los 160 billones (trillions).  La balanza de pagos española es equilibrada y ventajosa, cosa que no se puede decir de Estados Unidos, sin embargo es España quien debe someterse a una política de austeridad, es decir, de sacrificio. La deuda de Grecia es del 166 % de su PIB y la de Japón es de 228 %, pero los intereses que se cobran a Grecia son más caros, porque así lo decretaron las evaluadoras de riesgo.

Esas burbujas que hicieron crisis señalan que estamos ante uno de esos momentos de cambio en protagonistas. Está claro que hay dos mundos económicos divergentes.  Un mundo que rescata a sus banqueros con cifras siderales a cargo del contribuyente. Otro mundo que ya sufrió esa práctica y que ahora utiliza el dinero público para estimular su crecimiento.
El primero se caracteriza por: a) la falta de control en sus servicios financieros, b) deuda pública superior al PIB, c) bajo crecimiento y creciente desempleo, d) reservas decrecientes o nulas, e) exportación de capitales y de empleo, f) gran importancia de los servicios en el PIB, g) excelente tecnología e infraestructura, h) agricultura subsidiada, i) erosión demográfica, g) salarios altos y vida cara.
El segundo se caracteriza por: a) control racional de servicios financieros, b) deuda pública muy inferior al PIB, c) expansión económica, d) reservas crecientes, e) importación de empleo calificado y de capitales, f) mayor participación del sector industrial en el PIB, g) Nivel de tecnología e infraestructura muy desigual, h) agricultura no subsidiada, i) ventaja demográfica, g) salarios bajos y desiguales.

Es preferible que el cambio de equilibrio entre los protagonistas se haga de manera gradual y por la vía pacífica, porque ya hemos vivido dos grandes guerras mundiales y algunas regionales, estimuladas por ese tipo de rivalidad.

El comercio

El impacto de la crisis financiera en el comercio ha sido desigual; afectó más a unos que a otros y afectó más a los bienes que a los servicios. Tampoco hubo un reflejo inmediato; la crisis tuvo su momento más agudo en el 2008 y el comercio se vio afectado sobre todo en 2009. La recuperación ha sido de una velocidad desigual. La hipótesis más evidente es que la crisis financiera afectó el poder adquisitivo de los consumidores en los países directamente expuestos.

Las diferencias en la disminución del comercio son marcadas cuando analizamos el desarrollo del comercio país por país. Una primera mirada sugiere que el comercio se vio afectado primero y de manera más radical en aquellos países donde el consumidor estaba más endeudado y donde las redes de estabilidad social son endebles, como en Estados Unidos. Su comercio total cayó de 3.319 millardos (billions) a 2.615 ; un 23 %. La ventaja para Estados Unidos es que su déficit comercial bajó de -816.199 a -503.582, un 38 %.
La disminución del crédito disminuyó la capacidad de compra de los consumidores del principal mercado importador del mundo. Aún así, el modo en que eso afectó a sus socios comerciales no fue para nada homogéneo. Las exportaciones de los países petroleros no mostraron cambio. Las exportaciones de bienes intensivos en capital, que son productos caros, se vio mucho más afectada que la de bienes intensivos en mano de obra, que son más baratos.
Por eso las exportaciones de Europa (-16%) -grande exportadora de maquinaria sofisticada- se vieron más afectadas que las de China (-12%) y mucho más que las de los exportadores de bienes primarios. Un detalle interesante, es que el movimiento de joyas y productos de gran lujo aumentó; un indicio de que el grupo pudiente, apodado el 1 %, no fue visiblemente perjudicado.
Hay que admitir el principio mercantilista de que un país sufre más cuando en su comercio bajan las exportaciones que cuando es a la inversa. También que el efecto de una alteración en el flujo del comercio afecta de manera diferente según el signo de la balanza comercial, la balanza de pagos o las reservas.
Las cifras del comercio de Estados Unidos con Iberoamérica muestran que la crisis no perjudicó el comercio de modo uniforme. Tampoco el efecto posterior fue el mismo, pero ese análisis escapa el horizonte del presente trabajo.  Al abordar el efecto de la crisis financiera, originada en Wall Street, sobre el comercio de Estados Unidos con Iberoamérica, analizamos primero el de los países que comercian bajo las normas de un TLC.
El comercio con su principal socio, México, comenzó a desacelerase desde 2008 y en 2009 cayó en un -18 %. El comercio total con CAFTA, donde las exportaciones norteamericanas crecían, cayó abruptamente en 2009 : de 44.746 millones a 38.7786, un -13 %. Con Chile, las importaciones ya habían caído de 8.999 en 2007 a 8.198 millones (8%) en 2008 y luego se zambulleron a 5.949 en 2009, un desplome del -27 %. Las importaciones chilenas habían subido de 8.148 a 11.857 en 2008, pero cayeron a 9.346 en 2009 (-21%) pero la balanza comercial negativa de Chile varió mucho menos: de 3.662 a 3.396 (-7%). Perú fue también afectado. Sus exportaciones, que venían subiendo mucho, cayeron de 5.813 en 2008 a 4.223 en 2009 (27%) y las importaciones bajaron de 6.183 a 4.919 en 2009 (- 20 %).


Colombia firmó su TLC con Estados Unidos y modificó su legislación para poderlo implementar, pero el acuerdo no fue ratificado por Estados Unidos durante 6 años, y solo entró en vigencia en mayo de 2012. En todo caso, visto que se vienen aplicando las normas por el lado colombiano y que a Colombia se le aplicaban las normas de la CBI, no parece que esa formalidad jurídica cambie mucho en el comercio entre los dos países. Las exportaciones colombianas habían subido mucho: de 9,433.6 en 2007 a 13,093.2 en 2008, de modo que en 2009, cuando fueron golpeadas por la crisis, bajaron a 11,323 (13%), pero quedaban muy encima del nivel anterior. En esto tiene mucho que ver que el petróleo sea el principal producto de exportación colombiano.
Fuera de la red de los TLC figura eminente Mercosur, que es el segundo socio comercial iberoamericano de Estados Unidos. La crisis financiera tuvo en ese comercio dos rasgos sobresalientes. 1º) En 2009 duplicó el déficit comercial de Mercosur con Estados Unidos, que de 4.199 millones en 2008, pasó a 9.510. Más relevante aún es que en 2010 se duplicó de nuevo con 17.547 y siguió subiendo hasta 19.452 en 2011. Esto es signo de un cambio estructural en la relación comercial. 2º) El principal socio de Mercosur, y marcadamente de Brasil, pasó a ser China. Esto pudiera explicar en parte lo señalado en el primer punto.
El Paraguay mantiene una balanza comercial muy desfavorable con Estados Unidos. Sus exportaciones a Estados Unidos son poco significativas cuando se les compara con las importaciones. En el 2007, por ejemplo, fueron apenas el 5,6 %. Su mejor año ha sido 2011, en que exportaron 110 millones, pero que fueron de nuevo el 5,6 % de sus 1975 millones de importaciones.
Las exportaciones de Uruguay a Estados Unidos venían bajando desde el 2006, cuando de 512 millones descendieron a 492 en 2007 para desplomarse a 244 (50%) en 2008, el año mismo de la crisis. Por eso puede decirse que mejoraron tendencia durante 2009, el año en que más afectó la crisis al comercio, cuando bajaron a 239 (-2%), una tendencia que siguió durante el 2010. Sólo en 2011 remontaron a 292, que es apenas un 57 % de lo que exportaron en 2007.
Las exportaciones de Argentina a Estados Unidos llegaron a su cima en 2008, en pleno descalabro financiero, con 5.822 millones. En 2009 bajaron a 3.890 (33%) y continuaron bajando hasta 3.803 en 2010 (2%). Solo en 2011 recuperaron los niveles del 2007. Aún deberían crecer 1.320 millones (27%) para llegar al nivel del 2008.
Brasil es el país de Mercosur que más exporta a Estados Unidos. Algo como 6 veces la suma de las exportaciones de sus socios. En América del Sur es el principal socio comercial de Estados Unidos. Sus exportaciones a Estados Unidos apenas han aumentado en 5 años en 5.369 millones, de 26.367 millones en 2006 a 31.736 en 2011. Si consideramos la devaluación del dólar en ese lapso obtenemos un valor negativo. Es importante notar que el flujo del comercio brasileño se ha desviado hacía Mercosur, Iberoamérica y en sus cifras más importantes hacia los BRICS, notablemente China e India.

Los BRICS como nuevos actores


El término BRICS, inventado como por caso por un funcionario de Goldman Sachs, es un nombre que agrupa a las economías emergentes de mayor peso. Aunque las dimensiones económicas y su peso en el comercio son desiguales, entre ellos tienen en común ser economías que aún representan el mundo en desarrollo, del cual emergen como nuevos actores. Otro elemento en común su relativa  independencia y su competencia  con los actores tradicionales y que a pesar de las disparidades de escala son las economías de más peso en sus regiones respectivas.
China es ya la segunda economía del mundo y si se midiese el PIB de manera más orgánica, bien pudiese ser la primera. Por ahora es sin duda la de mayores reservas entre las grandes economías. Sus detractores pintan a China como una máquina de sólo exportaciones que quita empleos, pero en realidad su comercio es bastante equilibrado. Al punto de haber sustituido a los Estados Unidos desde que impactó la crisis financiera como la economía cuyo crecimiento arrastra la economía mundial.
La percepción de China como maquina exportadora viene desde la perspectiva de Estados Unidos, porque tiene poco que exportar a China. Los países en desarrollo que son proveedores de materia prima hace tiempo que tienen crecientes saldos positivos o equilibrados en su comercio con China. La Unión Europea es su principal proveedor de bienes industriales de alta tecnología.
El comercio de la Unión Europea con China crece a un alto ritmo. Las exportaciones Europeas a China pasaron de 156 millardos de euros en 2009 a 255 en 2011. Un crecimiento de 99 millardos en dos años, que significa un aumento del 63 %, algo verdaderamente dramático. Es cierto que la balanza comercial sigue siendo desfavorable, pero mientras las importaciones chinas de Europa aumentan, la balanza permanece casi estática. Entre 2009 y 2011 paso de 206 millardos a 235, un aumento del 14 %, mientras que el comercio total aumentó de 518 millardos en 2009 a 744 millardos en 2011, un aumento del 44 %.
Otro fenómeno interesante que estimuló la crisis financiera y que apunta hacia un futuro distinto en el flujo del comercio es el incremento del intercambio comercial entre los países del grupo BRICS. Es un hecho que comenzó impulsado por el desplome de los mercados tradicionales y que ahora es una política deliberada, que evita el dólar y acepta otros instrumentos de pago, como compras hechas en las monedas nacionales del grupo.
China, la economía más grande del grupo es también su garantía de crecimiento y su motor más potente. Durante los años de la crisis el comercio entre el grupo y sobre todo con China creció con cifras espectaculares. En gran parte porque una característica común del grupo es el alto crecimiento de sus economías. Entre, 2008, el año de la crisis, y el 2011, el comercio de China con sus socios BRIC no cesó nunca de crecer. Con India creció un 43 %; con Rusia un 39 %; con Brasil un 73 % y con África del Sur un 154 %.

La crisis y el comercio de servicios

Los servicios son un sector difícil de medir y sobre el que es difícil encontrar estadísticas directas. En los países iberoamericanos, las cuentas nacionales casi siempre presentan cifras agrupadas que al preguntar en los bancos centrales o las entidades que las emiten, no es frecuente que las sepan desagregar. En los países europeos las fuentes directas son asociaciones de actividades específicas, pero lograr por ese método una cobertura total es altamente improbable. Las fuentes usadas son por lo tanto las cifras de la OCDE, la UNCTAD y la OMC, cuyo divulgador es el Centro de Comercio Internacional de Ginebra.
El impacto de la crisis en el comercio de bienes causó oscilaciones más dramáticas que en el comercio de servicios, pero la recuperación fue más rápida. El comercio de servicios venía creciendo de manera sostenida hasta 2008, el año de la crisis financiera. Igual que con los bienes, el impacto se sintió el año siguiente. El comercio mundial de servicios llegó a 5.758 millardos en 2008 y bajó a 3.541 en 2009, una caída del 38 %. El impacto ha sido duradero, porque aún en el 2011, con 4.096 millardos estaban lejos de recuperar sus niveles. Un motivo evidente de ese rezago es que el carácter intangible de los servicios hizo que muchas de esas cifras crecientes hasta 2009, fueran un reflejo de la burbuja que impulsaba la especulación en el sector de los servicios financieros.
Los cuatro principales actores en la exportación de servicios son hoy día los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y China. La crisis no los afectó en la misma medida. En Estados Unidos el impacto fue coyuntural y limitado al año 2009, donde sus cifras muestran un descenso de 32 millardos, un 6 %. El país más afectado fue el Reino Unido, otro actor de primer rango en la crisis financiera. Sus cifra de servicios cayó en 55 millardos, un 10 %. En Alemania la caída fue de 31 millardos, un 11 %, pero la recuperación ha sido algo más sostenida, sin duda por el mayor vigor de la economía alemana. China fue también afectada con un descenso de 17 millardos, que por ser sus cifras menores que la de los otros protagonistas, fueron un 11 % de su anterior cifra de negocios; sin embargo al año siguiente los recuperó con creces, subiendo de 130 millardos a 171, un ascenso del 32 %. Al año siguiente sube 183 millardos, un 7 %.
En la importación de servicios los actores son los mismos y las cifras andan por los mismos rangos, pero hay que destacar que China ya desplazó al Reino Unido en el tercer lugar. Entre el 2009 y el 2011 la importación de servicios de China pasó de 159 millardos a 238, un crecimiento de 79 millardos, un 50 %.
El principal rubro en el comercio de servicios son los viajes, un hecho coherente con un mundo globalizado. Como en la mayoría de los casos la crisis financiera influyó en el comportamiento del comercio en el año 2009, cuando cayó un 9 %.  En el 2011 ya había superado el nivel del 2008 en dólares, pero no en euros.
España figura en segundo lugar en las cifras sobre exportaciones de servicios de viaje, con 60 millardos, un 5,3 %.  Sus exportaciones van principalmente a Europa  donde tuvieron una caída de la cual aún no parece recuperada. En cambio las exportaciones hacía América no fueron afectadas y han seguido creciendo durante la crisis sin alteraciones. De 3,7 millardos en 2007 pasaron a 5 en 2011, un aumento del 35 %. Esto es un indicio de las posibilidades de la cooperación entre España e Iberoamérica.
El segundo rubro en importancia es el de transporte y su comercio bajó de un 23 % durante el 2009 y en las cifras del 2011 aún no se había recuperado. En transporte, España es más discreta (2%) y su comercio es principalmente con África.
Los siguientes rubros con mayores cifras en el comercio de servicios son Otros Servicios empresariales, Servicios Financieros, Regalías y Derechos de Licencia, Servicios de Informática e Información. En todos, la crisis tuvo algún impacto y en servicios financieros aún no se han recuperado los niveles del 2007, lo cual es una buena noticia. En ninguno de esos comercios España tiene una participación de alto relieve.
El otro rubro que sigue en importancia es Servicios de Construcción y allí de nuevo se destaca España, con un 5,5 %. Esos servicios tampoco han recuperado a nivel mundial los niveles del 2007, pero en España las cifras del 2010 y el 2011 ya las superaron.
Conclusión
El comercio mundial no tiene problemas propios. El problema viene de un mundo paralelo de finanzas que fluye en un circuito desligado del mundo real de la producción y el comercio. Son actividades especulativas que interfieren con la economía real y la distorsionan.
El mundo de las finanzas tiene cifras inventadas que no pueden hacerse realidad porque son varias veces superiores a la economía real. 
La fantasía monetaria, que sin algún respaldo continúa circulando en las bolsas, deben seguir su destino y desaparecer. Eso provocará la quiebra de muchas entidades financieras, pero es el destino que la economía de mercado ha dictado para las empresas ineficientes. Los rescates solo prolongan su agonía.
La economía real no está enferma de enfermedades económicas.  Está enferma de la captura de la clase política por el sector financiero especulativo. Europa tiene más que nunca la capacidad técnica para mantener su nivel competitivo y una población que garantiza su consumo.
La economía europea se diferencia marcadamente de la de Estados Unidos que tiene un saldo comercial crónicamente deficitario. El problema comenzó en 1971, cuando Estados Unidos renegó sus deudas, hizo « default », y desde entonces paga con moneda sin fondos. La crisis que estamos viviendo es una consecuencia cumulativa de ese fenómeno parasitario.
La debilidad de Europa fue que. con el pretexto de homogenizar la legislación financiera europea, se importaron las normas inglesas y norteamericanas, que dejan plena libertad a la codicia. Lo que demuestra que la crisis la han sufrido menos los países que mejor controlan sus bancos. El remedio es político.

-* Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales Sismondi, en Ginebra.






















sábado, 15 de junio de 2013

El gran desdén

 

 

 

Por Paul Krugman

EL PAIS

 

 

 

Los responsables políticos, en EE UU como en Europa, parecen ser presa de la sensación de que ni se puede ni se debe hacer nada.

 

 

Llevo ya algún tiempo en esto de la economía. De hecho, llevo tanto tiempo en ello que todavía me acuerdo de lo que la gente consideraba normal en aquellos lejanos días de antes de la crisis financiera. Normal, por aquel entonces, era una economía que creaba un millón o más de puestos de trabajo cada año, lo suficiente para seguir el ritmo del crecimiento de la población en edad de trabajar. Normal era una tasa de paro no muy por encima del 5%, salvo en breves periodos de recesión. Y aunque siempre había algo de paro, lo normal era que los parados de larga duración fuesen muy pocos.
Y en aquel tiempo lejano, ¿cómo habríamos reaccionado a las noticias del pasado viernes de que el número de estadounidenses con trabajo sigue estando dos millones por debajo de la cifra de hace seis años, de que el 7,6% de la mano de obra está en paro (y muchas personas, en una situación de infraempleo u obligadas a aceptar trabajos mal pagados) y de que hay más de cuatro millones de parados que llevan más de seis meses sin trabajar? Bueno, sabemos cómo han reaccionado la mayoría de los entendidos: han dicho que este informe sobre el empleo es bastante bueno. De hecho, algunos hasta lo están aplaudiendo por considerarlo una “prueba” de que el secuestro presupuestario no está causando ningún perjuicio.
En otras palabras, el discurso político sigue estando muy alejado del lugar donde debería estar.
 Durante más de tres años, algunos hemos luchado contra la perniciosa obsesión de la élite política con los déficits presupuestarios, una obsesión que ha llevado a los Gobiernos a recortar la inversión cuando deberían estar incrementándola, y a destruir empleo cuando la creación de empleo debería haber sido su prioridad. Esa batalla parece ganada en gran medida (de hecho, no creo haber visto nunca nada comparable al repentino naufragio intelectual de la economía de la austeridad como doctrina política).

viernes, 8 de junio de 2012

La crisis del capitalismo



Por Alberto Garzón Espinosa *




A veces parece que el concepto de capitalismo ha escapado de nuestro vocabulario. De hecho, entre los economistas no es hoy una palabra habitual ni en las intervenciones públicas ni en los debates privados. Ni siquiera los sindicatos, la mayoría de los cuales se definen como "de clase", mencionan la bicha. Es más, me consta que estos últimos incluso han obligado a sus trabajadores, y en no pocas ocasiones, a modificar sus informes públicos con el fin de usar palabras más modernas con las que referirse a nuestro sistema económico. Reflejo todo ello de que una falsa ilusión, la de que estábamos instalados en "el fin de la historia", embriagó a casi todo el mundo durante décadas.