Por Nouriel Roubini
Project Syndicate
Los riesgos que afronta la zona del euro se han reducido desde el verano, cuando la salida de Grecia parecía inminente y los costos del endeudamiento de España e Italia alcanzaron nuevos niveles insostenibles, pero, si bien han disminuido las tensiones financieras, las condiciones económicas en la periferia de la zona del euro siguen siendo precarias.
Project Syndicate
Los riesgos que afronta la zona del euro se han reducido desde el verano, cuando la salida de Grecia parecía inminente y los costos del endeudamiento de España e Italia alcanzaron nuevos niveles insostenibles, pero, si bien han disminuido las tensiones financieras, las condiciones económicas en la periferia de la zona del euro siguen siendo precarias.
Varios
factores explican la reducción de los riesgos. Para empezar, el
programa de “transacciones monetarias directas” del Banco Central
Europeo ha sido increíblemente eficaz: los márgenes de los tipos de
interés de España e Italia se han reducido en unos 250 puntos básicos,
aun antes de que se gastara un solo euro para comprar bonos estatales.
La introducción del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que aporta
otros 500 millones de euros (650 millones de dólares) para sostener los
bancos y las deudas soberanas, también ha ayudado, como también el
reconocimiento por los dirigentes europeos de que una unión monetaria
por sí sola es inestable e incompleta, pues requiere una integración
bancaria, fiscal y política más profunda.