Por Aditya Chakrabortty *
Lo que van a
leer, lo reconozco, suena a una teoría conspirativa. Comprende gente poderosa
que se reúne en despachos particulares, cientos de miles de millones de euros y
arreglos clandestinos que determinan el destino de países enteros. Lo único que
falta es un montículo de hierba [uno de los enigmas del asesinato de Kennedy] o
una banda errante de illuminati. Hay,
sin embargo, dos diferencias cruciales: estos acontecimientos todavía se están
desarrollando…y son más preocupantes que cualquier fantasía acerca de
quien-mató-a-JFK que yo haya oído.
Volvamos
mentalmente a las conversaciones sobre la crisis del euro el año pasado, cuando
se estaba decidiendo el futuro de Grecia. Cuánto debía pagar Grecia a sus
alguaciles en los bancos, en qué condiciones, y las penurias que habrían de
soportar los griegos del común como resultado.
Hubo momentos en
que el conjunto de 2011 pareció una larga cumbre europea, cuando se oía hablar
de Papandreu y Merkozy más de lo que era estrictamente necesario. Pero lo más
probable es que no encontraran ustedes muchas referencias a Charles Dallara y
Josef Ackermann.
Se trata de dos
de los banqueros más veteranos del mundo, de los que están entre el 1% del 1%
más alto. Dallara trabajó en el Tesoro con Ronald Reagan, antes de pasar a Wall
Street, en tanto que Ackermann es alto ejecutivo del Deutsche Bank. Pero su
papel en las negociaciones del euro, y a la hora, por tanto, de decidir el
futuro de Grecia, consistía en actuar como representantes del Instituto
Internacional de Finanzas [Institute of International Finance,