Por Daniel Albarracin *
En
los últimos tiempos se nos presenta un debate entre los economistas
ortodoxos de las corrientes keynesianas y neoclásicas, que a veces se
trata de ejemplificar en las formas en que EEUU y la UE están
afrontando la crisis. Unos apuestan por un supuesto keynesianismo
comprometido con el estímulo y otros, los neoclásicos, con la
austeridad. Pero, detrás de esta disyuntiva, ¿hay realmente una
confrontación o se está mostrando confusamente lo que son dos rasgos
complementarios de una misma política neoliberal?.
En
primer lugar, los economistas de la escuela austriaca, como bien
sabéis, los más ultraliberales, vienen advirtiendo en los últimos años
que en realidad las políticas aplicadas en la UE son enormemente
intervencionistas por el papel del BCE, y que por eso los ciclos de la
economía privada están alterados, al impedirse la destrucción creadora
propia de la crisis. La crisis, para ellos, es buena. Naturalmente, su
posición, enormemente sesgada y muy derechista, no se sustenta sólo en
una observación subjetiva, sino también en algunos hechos que sí
aciertan a señalar.
Por muy lejos que estemos de estos autores, que sin embargo conviene no ignorar, hay una parte de verdad en lo que dicen.
Vengo
afirmando que el neoliberalismo realmente existente difiere
enormemente del esperado por la escuela neoclásica y austriaca. Sólo un
rasgo se está confirmando: el ajuste salarial y social permanente.
Pero otros dos no: las políticas monetarias restrictivas y la
restricción del gasto público. En la práctica, podemos hablar que lo
que estamos enfrentando estriba en un neoliberalismo de estado.
No hay menos Estado y más mercado, sino más Estado proburgués y un
mercado oligopólico más lucrativo y blindado para las oligarquías gran
capitalistas. En la revista Nuestra Bandera, próximamente se publicará un artículo firmado por mí en la que demuestro empíricamente esta afirmación.