Por Paul Krugman *
Últimamente, la desigualdad ha vuelto a ser tema de conversación nacional. Ocupa Wall Street dio visibilidad al asunto, mientras que la Oficina de Presupuestos del Congreso proporcionó datos rigurosos sobre el aumento del desfase salarial. Y el mito de una sociedad sin clases ha quedado en evidencia: entre los países ricos, Estados Unidos sobresale como el lugar en el que la condición económica y social tiene más probabilidades de ser heredada.
Así que ya sabíamos lo que iba a pasar a renglón seguido. De repente, los conservadores nos están diciendo que, en realidad, la cuestión no es el dinero; es un problema de moralidad. El estancamiento de los salarios y todo eso es lo de menos, el verdadero problema es el hundimiento de los valores familiares de la clase trabajadora, lo cual por alguna razón es culpa de los liberales.
¿Pero de verdad que todo es una cuestión de moralidad? No, es fundamentalmente una cuestión de dinero.
Últimamente, la desigualdad ha vuelto a ser tema de conversación nacional. Ocupa Wall Street dio visibilidad al asunto, mientras que la Oficina de Presupuestos del Congreso proporcionó datos rigurosos sobre el aumento del desfase salarial. Y el mito de una sociedad sin clases ha quedado en evidencia: entre los países ricos, Estados Unidos sobresale como el lugar en el que la condición económica y social tiene más probabilidades de ser heredada.
Así que ya sabíamos lo que iba a pasar a renglón seguido. De repente, los conservadores nos están diciendo que, en realidad, la cuestión no es el dinero; es un problema de moralidad. El estancamiento de los salarios y todo eso es lo de menos, el verdadero problema es el hundimiento de los valores familiares de la clase trabajadora, lo cual por alguna razón es culpa de los liberales.
¿Pero de verdad que todo es una cuestión de moralidad? No, es fundamentalmente una cuestión de dinero.