Por Nuriel Roubini *
Parece ser que oscuras y amenazantes nubes financieras y económicas avanzan desde todas direcciones: la eurozona, Estados Unidos, China y otras áreas. De hecho, es posible que la economía mundial en 2013 resulte ser un ambiente donde resulte muy difícil encontrar abrigo.
Parece ser que oscuras y amenazantes nubes financieras y económicas avanzan desde todas direcciones: la eurozona, Estados Unidos, China y otras áreas. De hecho, es posible que la economía mundial en 2013 resulte ser un ambiente donde resulte muy difícil encontrar abrigo.
Para
empezar, la crisis de la eurozona se está agravando: al tiempo que el
euro sigue siendo muy fuerte, una carga frontal de austeridad fiscal
profundiza la recesión en muchos países miembros, y la contracción del
crédito en la periferia y los altos precios del petróleo socavan las
perspectivas de recuperación. El sistema bancario de la eurozona se está
balcanizando, a medida que se cortan las líneas de crédito
transfronterizas e interbancarias. La fuga de capitales podría
convertirse en una corrida bancaria total en la periferia si, como es
probable, Grecia acaba por salir desordenadamente del euro en los
próximos meses.
Más aún,
las tensiones fiscales y de la deuda soberana están empeorando a medida
que los diferenciales de las tasas de interés para España e Italia
regresan a sus insostenibles niveles máximos. De hecho, puede que la
eurozona precise no solo de un rescate bancario internacional (como
ocurrió hace poco en España), sino también de un plan de rescate
soberano pleno en un momento en que los "muros de protección"
internacionales y de la eurozona son insuficientes para la tarea de
respaldar a España e Italia. Por ello, sigue siendo posible la ruptura
desordenada de la eurozona.
Más
al oeste, el desempeño económico de EE.UU. se está debilitando, con un
crecimiento el primer trimestre de un mísero 1,9%, muy por debajo del
potencial. La creación de empleo desilusionó en abril y mayo, por lo que
el país podría alcanzar velocidad de pérdida a finales de año. Peor
aún, se está elevando el riesgo de que se produzca una recesión de doble
caída el próximo año: incluso si lo que parece un abismo fiscal en
ciernes resulta ser sólo un lastre menor, el probable aumento de algunos
impuestos y la reducción de algunos pagos de transferencia reducirán el
crecimiento de la renta disponible y el consumo.
Más
aún, es probable que persista el estancamiento político sobre el ajuste
fiscal, con independencia de si es Barack Obama o Mitt Romney quien
gana las elecciones presidenciales de noviembre. Por lo tanto, si se
producen nuevas luchas sobre el techo de la deuda, se presentan riesgos
de un cierre del gobierno y ocurren rebajas adicionales en la
calificación, podría deprimirse más todavía la confianza de los
consumidores y las empresas, reduciendo el gasto y acelerando la
búsqueda de seguridad, lo que agravaría la caída en los mercados
bursátiles.
En el este, el
insostenible modelo de crecimiento de China podría verse en aprietos en
2013, a medida que continúe el descalabro de las inversiones y las
reformas destinadas a impulsar el consumo prueben ser demasiado poco y
demasiado tarde. Un nuevo cuadro de dirigentes chinos debe acelerar las
reformas estructurales para reducir el ahorro nacional y aumentar la
participación del consumo en el PIB, pero las divisiones en su interior
acerca del ritmo de las reformas, junto con la probabilidad de una
transición política llena de baches, sugieren que éstas se producirán a
un ritmo que simplemente no es lo suficientemente rápido.
La
desaceleración económica en EE.UU., la eurozona y China ya supone un
lastre enorme para el crecimiento en otros mercados emergentes, debido a
su vínculos comerciales y financieros con EE.UU. y la Unión Europea (es
decir, no se ha producido un "desacoplamiento"). Al mismo tiempo, la
falta de reformas estructurales en los mercados emergentes, junto con
sus pasos hacia un mayor nivel de capitalismo de estado, está
obstaculizando el crecimiento y reducirá su capacidad de recuperación.
Finalmente,
en Oriente Medio las tensiones largo tiempo latentes entre Israel y
EE.UU., por un lado, e Irán por el otro sobre el tema de la
proliferación nuclear podrían llegar a un punto de ebullición en 2013.
Es probable que fracasen las negociaciones actuales e incluso que
sanciones más estrictas no eviten que Irán intente fabricar armas
nucleares de todos modos. Si EE.UU. e Israel no quieren aceptar
contenerlo mediante la disuasión, se podría producir una confrontación
militar en 2013 que daría lugar a una masiva alza del precio del
petróleo, contribuyendo a una recesión mundial.
Estos
riesgos ya están agravando la desaceleración de la economía: los
mercados de acciones están cayendo por todas partes, dando lugar a
efectos negativos sobre el consumo y el gasto de capital. Los costos de
financiamiento están aumentando para los bonos soberanos de países con
alta deuda, el racionamiento del crédito está socavando las empresas
pequeñas y medianas, y la caída de los precios de las materias primas
está reduciendo los ingresos de los países exportadores. La creciente
aversión al riesgo lleva a los agentes económicos a adoptar una actitud
de espera que, en parte, hace que la desaceleración se convierta en una
profecía auto-cumplida.
En
comparación con 2008-2009, cuando las autoridades gozaban de un amplio
margen de maniobra, las autoridades monetarias y fiscales se están
quedando sin munición de políticas (o, para expresarlo con más cinismo,
sin conejos que sacar del sombrero). La política monetaria se encuentra
limitada por la proximidad a la tasa de interés cero y las reiteradas
rondas de flexibilización cuantitativa. De hecho, las economías y los
mercados ya no se enfrentan a problemas de liquidez, sino más bien a
crisis de crédito e insolvencia. Mientras tanto, los insostenibles
déficits presupuestarios y de deuda pública en la mayoría de las
economías avanzadas han limitado gravemente la posibilidad de aplicar
más estímulos fiscales.
El
uso de los tipos de cambio para impulsar las exportaciones netas es un
juego de suma cero en momentos en que el desapalancamiento privado y
público está suprimiendo la demanda interna en los países con déficit de
cuenta corriente, y los problemas estructurales están teniendo el mismo
efecto en los países con superávit. Después de todo, una moneda más
débil y una mejor balanza comercial en algunos países implica
necesariamente una moneda más fuerte y una balanza comercial más débil
en otros.
Mientras tanto,
la capacidad de respaldar, garantizar y rescatar a los bancos y otras
instituciones financieras se ve limitada por las limitaciones del
sistema político y la incapacidad de las naciones soberanas casi
insolventes para absorber las pérdidas adicionales de sus sistemas
bancarios. Como resultado, el riesgo soberano se está convirtiendo en
riesgo bancario. De hecho, los países soberanos se están deshaciendo de
una mayor fracción de su deuda pública a través del balance de los
bancos, especialmente en la eurozona.
Para
evitar un desenlace desordenado en la eurozona, la austeridad fiscal
actual debería ser mucho más gradual, un pacto de crecimiento tendría
que complementar el nuevo pacto fiscal de la UE, y se debería
implementar una unión fiscal con mutualización de la deuda (Eurobonos).
Además, se debería dar inicio a un proceso tendiente a una unión
bancaria total, empezando por un seguro para los depósitos en toda la
eurozona, y considerar medidas hacia una mayor integración política,
incluso si Grecia abandona la eurozona.
Por
desgracia, Alemania se resiste a todas estas medidas esenciales, ya que
está obsesionada con el riesgo de crédito al que se verían expuestos
sus contribuyentes con una mayor integración económica, fiscal y
bancaria. Como resultado, se está elevando la probabilidad de un
desastre en la eurozona.
Y,
si bien puede que la nube sobre la eurozona sea la más grande a punto
de estallar, no es la única amenaza a la economía mundial. Cierren las
escotillas.
* Nouriel Roubini, profesor de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y presidente de Roubini Global Economics, fue uno de los pocos economistas para predecir la reciente crisis financiera mundial.
FUENTE : PROJECT SYNDICATE
VERSION INGLES : http://www.project-syndicate.org/commentary/a-global-perfect-storm
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