Por Vicenc Navarro *
Uno de los fenómenos sociales y económicos más inquietantes que ha estado ocurriendo en las últimas tres décadas es el enorme crecimiento de las desigualdades, las cuales han crecido todavía más durante esta gran crisis económica y financiera que los países de la OCDE están experimentando. De ahí que haya aparecido un número considerable de estudios e informes de organismos internacionales que han intentado analizar las causas de tal crecimiento de las desigualdades. Entre ellos, el más conocido es el producido por la OCDE titulado Divided We Stand. Why Inequality Keeps Rising, publicado en 2011, y que generó gran interés y debate. Entre las causas que tal estudio consideró como de gran importancia estaba el cambio tecnológico que afectaba en gran medida a la distribución y la productividad dentro del mundo del trabajo y de las rentas generadas por él.
Uno de los fenómenos sociales y económicos más inquietantes que ha estado ocurriendo en las últimas tres décadas es el enorme crecimiento de las desigualdades, las cuales han crecido todavía más durante esta gran crisis económica y financiera que los países de la OCDE están experimentando. De ahí que haya aparecido un número considerable de estudios e informes de organismos internacionales que han intentado analizar las causas de tal crecimiento de las desigualdades. Entre ellos, el más conocido es el producido por la OCDE titulado Divided We Stand. Why Inequality Keeps Rising, publicado en 2011, y que generó gran interés y debate. Entre las causas que tal estudio consideró como de gran importancia estaba el cambio tecnológico que afectaba en gran medida a la distribución y la productividad dentro del mundo del trabajo y de las rentas generadas por él.
El estudio más reciente en esta
bibliografía científica sobre las desigualdades es el publicado por el
Center for Economic and Policy Research, de Washington DC titulado
Missing the Story: The OECD’s Analysis of Inequality, en el que sus
autores David Rosnick y Dean Baker critican extensamente el estudio de
la OCDE mostrando serias limitaciones en la conceptualización y
metodología del estudio. Muestran convincentemente que el enorme
crecimiento de las desigualdades de los países de la OCDE no ha ocurrido
entre la mayoría de la población (el 90%) que deriva sus ingresos de la
renta del trabajo, sino entre una minoría muy exigua (el 1%) de la
población que deriva sus ingresos de las rentas del capital y muy en
especial del capital financiero (0,2% de la población) y todos los
demás. El crecimiento de las rentas de estos últimos ha sido geométrico,
es decir, explosivo. El documento muestra que este hecho ha ocurrido
también en España, donde el mayor crecimiento de las rentas ha sido
también en este 1% (y muy en especial en el 0,12%) de la población. En
lenguaje normal y corriente, los súper ricos se han ido forrando de
dinero.
Como bien señalan los autores, esta
enorme concentración de las rentas (y también, por cierto, de las
riquezas) no se debe al cambio del sistema educativo o a cambios
tecnológicos, sino a las políticas públicas llevadas a cabo durante los
últimos treinta años en la mayoría de países de la OCDE (iniciadas por
el Presidente Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en Gran Bretaña),
políticas conocidas en lenguaje normal y corriente como políticas
neoliberales y que sistemáticamente han favorecido a las rentas del
capital a costa de las rentas del trabajo. David Rosnick y Dean Baker
muestran claramente que el debilitamiento de las instituciones que
defienden los intereses del mundo del trabajo ha jugado un papel clave
en esta redistribución de las rentas a favor de las rentas del capital y
de la consecuente concentración tan acentuada de las rentas. Es
importante y justo señalar que el informe de la OCDE había reconocido
también la enorme importancia del debilitamiento de las instituciones
que regulan el mercado del trabajo y garantizan la protección social
para explicar también el crecimiento de las desigualdades. Pero los
autores del CEPR ponen esta causa en el centro de su explicación,
señalando convincentemente el papel clave que tal debilitamiento ha
tenido en el crecimiento de las desigualdades.
David Rosnick y Dean Baker también
señalan que otro factor determinante de esta enorme concentración de las
rentas son las políticas fiscales llevadas a cabo por los Estados que
sistemáticamente han favorecido de forma exagerada a las rentas del
capital y a las rentas superiores a costa de las rentas de la mayoría de
la ciudadanía. Basta sólo comparar los niveles de imposición de las
rentas superiores en los años cincuenta en EEUU, por ejemplo, con tales
niveles ahora. La diferencia es enorme.
El estudio de CEPR también señala lo que
un número creciente de estudios está documentando y es que la
concentración de las rentas está ligada a la expansión del sector
financiero. Éste es uno de los hechos de mayor importancia para explicar
la crisis y que menos atención ha recibido en los análisis de la crisis
actual. La evidencia es abrumadora. A mayor concentración de las
rentas, mayor es el crecimiento del tamaño del sector financiero medido
como porcentaje del PIB. Y lo que es igualmente importante es que a
mayor concentración de las rentas (en una minoría muy reducida de la
población), mayor es la actividad especulativa del capital (y de las
instituciones financieras), una de las mayores causas de la crisis.
Este comportamiento especulativo se basa
en la escasa rentabilidad de la economía productiva, resultado de una
escasez de demanda, consecuencia de la disminución de las rentas del
trabajo. Esta disminución de las rentas del trabajo es la que está
también detrás del enorme endeudamiento de las familias, endeudamiento
que enriquece el capital financiero. Y ahí está la clave del problema, y
que nunca aparece en los mayores medios de difusión, y ello debido a su
propio endeudamiento y, por lo tanto, dependencia del capital
financiero (los mayores medios de información y persuasión españoles
tienen en sus consejos de dirección a representantes de las
instituciones financieras que les han prestado el dinero). La crisis
actual la han creado las políticas públicas neoliberales, que han
determinado una gran concentración de las rentas y de la riqueza, lo que
ha afectado negativamente la propia eficiencia del sistema económico.
Pero, lo que es todavía peor es que esta concentración ha deteriorado
enormemente la calidad de las instituciones democráticas, las cuales han
pasado a ser meros instrumentos de tal capital financiero. Lo que está
ocurriendo hoy en España es un claro ejemplo de ello.
*Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona.
Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad
Pompeu Fabra (Barcelona, España). Es también profesor de Políticas
Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU)
FUENTE : VICENC NAVARRO.ORG
No hay comentarios.:
Publicar un comentario