viernes, 29 de marzo de 2013

Derivados de Crédito: El corazón de las tinieblas

  



Por Juan Luis Berterretche


El mecanismo privilegiado de la especulación capitalista siempre se basa en la creación fraudulenta de capital ficticio e invariablemente se manifiesta como una forma de fetichización y enajenación del capital que devenga interés. “El interés en cuanto precio del capital es, desde un principio, una expresión cabalmente irracional.”/1

Es la división de los capitalistas en capitalistas dinerarios (prestamistas o financieros) y capitalistas industriales, la que en su origen transforma una parte de la ganancia bruta en interés, la que crea realmente la categoría del interés; y es sólo la competencia entre ambas variedades de capitalistas la que crea el tipo de interés. De esta forma se procesa el fetichismo del capital dinerario: con la apariencia de “dinero que incuba dinero”.


No fue Marx quien descubrió que el interés es sólo una parte del plusvalor o ganancia bruta obtenido en el proceso de producción; fueron los propios economistas burgueses quienes lo determinaron /2. Es decir la fetichización del interés hace aparecer a éste como un plusvalor que arroja el capital en sí y para sí, sin emplearlo productivamente. Para el marxismo sólo produce valor el trabajo humano (sin importar si es trabajo material, intelectual o intangible). Esto implica que no se puede producir plusvalor sin producir valor. Marx no sólo afirmaba que el interés era parte del plusvalor sino que el propio capital era resultado de la acumulación del plusvalor. “El propio interés, empero, ya implica que el capital surge de la producción como plusvalía, pues el interés mismo es tan sólo una forma de la plusvalía”/3

Cada pocos años surgen “teorías económicas” basadas en el fetichismo del interés. La Nueva Economía fue la última versión de estas “teorías” en el mercado mundial globalizado /4. Todas ellas son construcciones ideológicas que intentan encubrir el origen histórico no-legítimo de la acumulación primitiva del capital. Todo el valor generado en la sociedad y materializado como capital, proviene históricamente de la expropiación directa de los trabajadores, de sus instrumentos y materiales de trabajo. Pero esta verdad se pierde en la bruma del pasado remoto. Cuando se opone la maquinaria al trabajador como si aquella fuera un valor creado por el capitalista y que es capaz de crear nuevo valor, se oculta su origen en la plusvalía extraída. Y que, la maquinaria en el proceso de producción, libera trabajo pretérito, condensado por el trabajador, en el momento de su creación.

El origen del Capital Ficticio

En el capítulo III del libro I del Capital, Marx describe como a partir de la circulación mercantil simple, se forma la función del dinero como medio de pago y la relación entre el productor de mercancías como acreedor del comerciante y éste como deudor del productor. El desarrollo del comercio y del modo de producción capitalista expande el sistema crediticio. Con el sistema crediticio que en su origen relaciona a productores y comerciantes, la mercancía deja de venderse a cambio de dinero y la transacción se hace por medio de la promesa de pagar la mercancía en una fecha determinada. Todas estas promesas de pago –y las variedades de ellas son innumerables- tienen el origen en las denominadas letras de cambio.

“Así como estos adelantos recíprocos de productores y comerciantes entre sí constituyen el fundamento real del crédito, así también su instrumento de circulación, la letra de cambio, constituye la base del dinero crediticio, propiamente dicho, de los billetes de banco, etc.” /5.

El desarrollo del comercio y del modo de producción capitalista expandió el sistema crediticio como forma de “facilitar los negocios”. Pero la historia del capitalismo nos demuestra que “Todo cuanto facilite los negocios, facilita asimismo la especulación. En muchos casos, los unos y la otra están tan estrechamente ligados, que resulta difícil decir dónde termina el negocio y donde comienza la especulación.” /6

Todos los tipos de papeles que tienen origen en las letras de cambio se expanden en el capitalismo de forma incontrolable. “Es imposible decidir cuánto proviene de transacciones reales, por ejemplo de compras y ventas reales, y que parte ha sido creación artificial (fictitious) producida y sólo consiste”...”en capital ficticio por fabricación de simples medios de circulación.” /7

Las representaciones del Capital

Las acciones de las corporaciones representan -en el mejor de los casos- capital real, es decir el capital invertido y operante en esas empresas, o la suma de dinero adelantada por los accionistas para ser gastada como capital en tales empresas. “Pero este capital no existe de dos maneras, una vez como valor de capital de los títulos de propiedad, de las acciones, y la otra como el capital realmente invertido o a invertir en esas empresas. Sólo existe en esta última forma, y la acción no es otra cosa que un título de propiedad, pro rata, sobre el plusvalor que se ha de realizar por intermedio de ese capital.” (…) El que compra acciones “habrá convertido su capital en un mero título de propiedad sobre el plusvalor que cabe esperar del capital accionario.” /8 De manera que una cartera de acciones no se trata de capital real sino de capital ficticio que representa el capital de las empresas y un posible plusvalor futuro.

Títulos u obligaciones públicas, títulos nacionales, certificados, letras o bonos del tesoro, todos se tratan de capital ficticio. En general es lo que compone la deuda pública, el Estado debe pagarle anualmente a sus acreedores cierta cantidad de intereses por el capital prestado. En este caso el acreedor no puede reclamar el pago de la deuda a su deudor, sino solamente vender la exigencia, su título de propiedad de la misma. El propio capital ya ha sido consumido, gastado por el estado. Un déficit aparece ilusoriamente como capital. No sólo porque la suma que se prestó al estado ya no existe en absoluto, sino porque a partir del momento en que estos certificados de deuda se tornan invendibles, se desvanece la apariencia de este capital.

Así como las acciones de las empresas que se cotizan en la bolsa y los certificados o bonos de deuda pública, las hipotecas también son capital ficticio. En las hipotecas, el capital real tampoco existe de dos maneras: una vez como hipoteca y otra como construcción inmobiliaria. Solo existe como inmueble, y la hipoteca no es otra cosa que un título de propiedad sobre los pagos fraccionados que deberá hacer el comprador para saldar el valor del inmueble. En el mejor de los casos también es capital pretérito. Con las sub prime no se trata de capital ficticio sino de simple fraude. Porque son hipotecas que se otorgaban, con pleno conocimiento, a quienes no tenían condiciones de cumplir con los pagos fraccionados.

El capital ficticio es en el mejor de los casos una representación del capital real en la forma de un título de propiedad sobre dicho capital; o sobre el plusvalor que este puede generar -acciones-; un título de propiedad sobre los pagos fraccionados que deberá hacer el deudor de una hipoteca; o el derecho a percibir los intereses que el estado se compromete a pagar sobre un título de deuda pública. En el peor de los casos pueden ser acciones de Enron, hipotecas sub-prime, o títulos de deuda pública de un país en default.

O peor aún, la burbuja accionaria actual se puede desinflar y como en 2008 la mitad del capital ficticio que representaba la cartera accionaria mundial se evapora. “El valor de los mercados de acciones mundiales se redujo en cerca de 30 billones de dólares (o treinta trillones en inglés) en un año, o sea a la mitad”/9. Es decir, durante 2008, la cartera accionaria mundial, se desvalorizó en una suma equivalente a más del 50% del PIB mundial. Es decir, hasta 2008 la mitad del capital accionario no representaba ningún capital real.

Los seguros son contratos que permiten, transferir el riesgo de siniestros, daños o perdidas individuales o de entidades, a una empresa o comunidad que lo soporta en forma conjunta. El capital dinerario de las aseguradoras proviene de las primas aportadas por asalariados, rentistas o empresarios. La seguridad social de los estados utiliza el mismo mecanismo: los aportes previsionales de los trabajadores en actividad y sus patrones, garantizan una prestación económica en caso de jubilación, incapacidad laboral, fallecimiento, desempleo etc. Los fondos de pensión privados también provienen del ahorro mensual en salarios o rentas para obtener una mensualidad o sueldo para la vejez o incapacidad. La diferencia con la seguridad social es que al privatizar el manejo de esos enormes fondos, las posibilidades de invertirlos en negocios contrarios a las necesidades sociales o de caer en la especulación o el fraude se acrecientan. Los ejemplos negativos son innumerables. Tanto seguros como pensiones fueron un objetivo central de las privatizaciones, porque son los dos mecanismos centrales de acumulación de capital dinerario a largo plazo.

Y los derivados de crédito ¿qué son?

Un derivado de crédito es una operación financiera cuyo valor no es representante de un capital como los clásicos mencionados antes. Sino que se “basa” en el precio de otro activo que se denomina subyacente y se procesa en los mercados de futuros. Veamos un ejemplo: es la opción de comprar 100 toneladas de maíz dentro de un año a un precio fijo de US$ 200 la tonelada. Si al año la tonelada en el mercado está más de 200 dólares el comprador de la opción gana la diferencia. El derivado es la posibilidad -no la obligación- de comprar el maíz al precio establecido por el comprador de la opción.

Por lo tanto su valoración depende del precio del activo subyacente; requiere una inversión reducida en comparación con la compra directa del activo subyacente al cual está referenciado; la operación se liquida en una fecha futura; y puede cotizarse en las bolsas u otros mercados paralelos. Los derivados de crédito emanan de cuatro grandes grupos de activos financieros: divisas; materias primas; y bonos o títulos de renta fija o variable. Los derivados de crédito actúan sobre el riesgo existente en operaciones con esos activos financieros: el riesgo de la desvalorización (o valorización) de una moneda, el riesgo de la caída (o aumento) del precio de una materia prima, o el riesgo de impago por parte del emisor de los bonos o títulos, sean estos con renta fija o variable. Aíslan el riesgo con el objetivo de transferir o cubrir ese riesgo. Los derivados de crédito no son un capital real, tampoco es una representación de un capital real, es un capital ficticio creado exclusivamente para la especulación financiera.

Los Credit Default Swaps o Swaps de incumplimiento crediticio, son los instrumentos más modernos de Wall Street y constituyen, en su forma más simple, un contrato bilateral entre un comprador y un vendedor de protección. En este contrato el comprador se compromete a realizar una serie de pagos en el tiempo (primas) y el vendedor se compromete a cubrir parte o el total del crédito asegurado en caso de que éste no sea cancelado.

En base a esta definición “la relación con los seguros se hace evidente, pero hay diferencias importantes. En primer lugar, frente a los seguros, existe en forma tangible el bien asegurado (una casa, un auto, una persona). En el caso de la cobertura de los CDS, no existe nada tangible, excepto los papeles. De ahí que esta importante innovación financiera sea considerada una forma de apuesta, como en el hipódromo, dado que aquí el apostador no es dueño del caballo, ni de la pista, sólo del boleto.” /10

Existen otras diferencias importantes con los seguros: el vendedor no requiere ningún tipo de regulación, y no está obligado a mantener ninguna clase de reserva para pagar a los compradores. Además, mientras el contrato de un seguro ofrece una indemnización por las pérdidas efectivamente producidas por el titular de la póliza (incendio, robo, accidente de tránsito), los CDS establecen un pago similar a los titulares, sin que exista ninguna pérdida real para ellos. Compraron la “apuesta”, acertaron, cobran.

Los CDS se utilizan en el aseguramiento de grandes corporaciones, en el aseguramiento de paquetes de referencia crediticia (CDO) o en el aseguramiento de los bonos de deuda soberana, y se dieron a conocer al gran público tras el estallido de la crisis subprime. Su monto mínimo de operación es de 10 millones de dólares. Pueden ser a 1 año, 2, 3, 5 años o 10 años. Pero también se aplican a plazos más cortos.

El derivado de crédito más utilizado, durante la crisis de las hipotecas subprime, fue el collateralized debt obligation (CDO), se trata de un bono cuyo subyacente es deuda de hogares o empresas. En el caso de empresas, la deuda toma la forma de préstamos bancarios o de bonos emitidos en el mercado de renta fija; en los hogares, normalmente son los créditos con garantía hipotecaria. Y paquetes de estos activos son los que subyacen al CDO. Si alguna de las compañías que forman el activo subyacente se declara en quiebra o la hipoteca deja de pagarse, la pérdida la soporta el tenedor del CDO, ya que este instrumento deja de pagar parte del flujo financiero que estaba respaldado por esas compañías o familias. En última instancia, a través del CDO el inversor soporta el riesgo de impago de los activos subyacentes.

Se trata entonces de un capital ficticio creado primordialmente para especular sobre la calidad crediticia de la entidad o de un paquete de títulos. Es decir, se apuesta por una ventanilla comprando paquetes de inversiones, obligaciones de deuda colateralizada (CDO) o paquetes de deuda soberana, y por la otra ventanilla se adquieren los seguros CDS en caso de que la operación fracase (default). Esto fue así con las hipotecas subprime, como las de Fannie Mae y Freddie Mac, donde los grandes bancos, junto a comprar los paquetes de valores con respaldo hipotecario u obligaciones de deuda colateralizada (CDO), los aseguraban con CDS. De esta forma ganaban por el pago de intereses y también ganaban por la vía de impago con el cobro del CDS, o seguro de incumplimiento cuando el negocio fracasaba.

American International Group, Inc. (AIG) era en 2008 el líder mundial de seguros y servicios financieros y el actor más importante en el sector de seguros comerciales e industriales en Estados Unidos. Al acumularse los impagos de los créditos con garantía hipotecaria, los derivados de crédito CDS de AIG que cubrían ese riesgo llevaron a la quiebra a la aseguradora. El secretario del tesoro del gobierno Bush Jr., Henry “Hank” Paulson /11, aprobó un enorme plan de rescate de 85 mil millones de dólares para AIG que entre enero y setiembre de 2008 había perdido el 92% de su valor en bolsa. Al día siguiente del rescate, AIG devolvió 13.000 millones de dólares que debía a Goldman por los seguros sobre las hipotecas sub-prime. El rescate de AIG era un rescate encubierto al Goldman Sachs. AIG había emitido gran cantidad de CDS; Goldman había comprado gran cantidad de esas garantías /12. AIG fue rescatada, aunque eso quiere decir que el dinero de los contribuyentes, en cierta parte, fue a parar al bolsillo de Goldman, para que AIG pudiera cumplir con sus obligaciones de colateral (léase compinche) de dicho banco /13. Goldman Sachs, recibió además 10 mil millones de dólares del programa gubernamental de rescate financiero.

Estos derivados de crédito habilitan todo tipo de maniobra fraudulenta. Los derivados con activo subyacente en divisas pueden presionar a una desvalorización que empuje al borde del abismo un país elegido como víctima. En el mercado de futuro de commodities se pueden manipular los precios de los granos y provocar una hambruna con aumentos o caídas especulativas. Y la amenaza de los derivados con subyacente en rentas de interés fijo o variable, sean bonos, títulos o hipotecas, ya los experimentamos en el crac de 2007-2008.

Wall Street: otra vez las mismas artimañas /14

Mientras Washington aún debatía la regulación financiera -setiembre de 2009- y los mayores bancos estadounidenses usufructuaban de su recapitalización con dineros de los contribuyentes, los banqueros estaban consagrados a inventar nuevos productos tan fuleros como los que provocaron el colapso financiero.

Por un lado están “titulizando” los seguros de vida (life settlements), es decir reuniéndolos y presentándolos como bonos de inversión. “Los banqueros proyectan comprar los seguros de vida con efectivo: por ejemplo, 400.000 dólares por una póliza de un millón de dólares, según la expectativa de vida de la persona asegurada, que suele estar enferma o ser muy mayor. Luego planean “titulizar” esas pólizas, según la jerga de Wall Street, mediante la agrupación de centenares o miles de seguros. Entonces revenden esos bonos a inversores como grandes fondos de pensión, que recibirán los pagos cuando la gente asegurada se muera”/15. Estos bonos implican una apuesta sobre la vida y la muerte de las personas: cuanto antes se mueran los titulares de las pólizas, mayor es el dividendo y cuanto más sobrevivan más se achica la ganancia o directamente la inversión da pérdidas. Pero en ese caso se puede “asegurar el riesgo” comprando CDS. En todos los casos Wall Street siempre gana cobrando sus comisiones por crear y negociar los bonos. Para el inversor es una forma de apostar a favor de la muerte, menos atroz que comprar acciones de la industria de armamentos.

Como en Estados Unidos hay 26 billones -millones de millones- de dólares en pólizas de seguros se prevé que el mercado de estos títulos podría llegar a los 500.000 millones de dólares. Credit Suisse se prepara a comprar cantidad de pólizas de seguros de vida para entrar en la especulación. Goldman Sachs ya posee un “índice negociable de seguros de vida” donde los inversores pueden apostar “si la gente vivirá más de lo esperado o morirá antes de los previsto”/16; es decir un casino que permite hacer apuestas sobre la incerteza de la muerte.

Algunos bancos ni siquiera se han molestado en inventar nuevos productos financieros. Tomaron sus títulos hipotecarios envenenados los “retitularon” y pagaron a las tramposas agencias calificadoras para que recalificaran los títulos fallutos, como hicieron antes de la crisis de 2007-2008. Los denominan “re-remics” (sigla en inglés de retitulación de vehículos de inversión inmobiliarios hipotecarios). Morgan Stanley afirma que en 2009 se obtuvieron 30.000 millones de dólares en re-remics.

La reincidencia en las mismas triquiñuelas financieras no puede extrañarnos ya que en la conducción de la economía estadounidense continúa el mismo equipo que condujo la economía mundial al colapso de 2007-2008.

Derivados de crédito: ¿Cuántos billones son?

Al 31 de diciembre de 2010 el total de derivados era de 601 billones de dólares. Al 30 junio de 2011 la dinámica del sistema lo hizo crecer hasta los 707 billones de dólares. Esta cifra representa el mayor número conocido para estos instrumentos financieros y da cuenta de que la burbuja de derivados se sigue inflando a niveles absurdos que no tardarán en conducirla a otro colapso. La información fue publicada en el reporte del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés), en noviembre 2011 /17. Hoy se estiman en 750 billones.

El número dado a conocer en el informe es de US$ 707.568.901.000.000, y representa el total de los derivados en circulación a esa fecha. Este es un gran salto cuantitativo/cualitativo y demuestra que el sistema financiero se sigue alimentando de su propio veneno. Si comprendemos que el PIB mundial es de aproximadamente 63 billones de dólares (2011), constatamos que estos papeles representan la producción total mundial de 11 años. Otra forma de ver el tema es que el crecimiento de los derivados en el primer semestre de 2011 igualó al desempeño que tuvieron estos instrumentos en los últimos 12 años, cuando también aumentaron en 100 billones de dólares /18.


Por otra parte, “El aumento en el volumen de derivados a esta magnitud, nos ayuda a comprender las convulsiones y espasmos del sistema; sus ataques e infartos, donde la violenta volatilidad no hace más que reflejar el campo de batalla donde unos mueren y otros prolongan su agonía. Prueba de ello son las masivas quiebras bancarias de unos, y las enormes ganancias transitorias de otros. Esto explica también la fuerte rentabilidad de una parte del sector bancario durante el primer semestre de 2011.

Derivados de crédito: ¿dónde están?



No todos los bancos han sufrido pérdidas masivas, y hay unos que operan con clara ventaja, devorando y aniquilando a los que dan asomo de debilidad”/19.

Hasta el año 2009, cinco bancos estadounidenses acaparaban el 80% de los derivados financieros. La magia de la concentración financiera hace que en octubre de 2011 fueran sólo cuatro bancos los que concentraban el 95,9% de los derivados, de acuerdo a un informe de la Oficina de Contralor de Divisas /20. Los cuatro bancos son: JP Morgan Chase, Citigroup, Bank of America y Goldman Sachs. Los mismos que difundieron desde Wall Street hacia el mundo globalizado sus papeles envenenados, antes del colapso de 2007-2008.

Estos 707,5 billones o millones de millones de dólares en derivados de crédito representan 44 veces el PIB de Estados Unidos. Es decir hoy no tienen ninguna clase de respaldo real. El PIB mundial está en torno a 60 billones de dólares, lo que es apenas el 8% del mercado mundial de derivados que superaba en 2011 esos 707 billones de dólares.

El sistema ha llegado a un punto de alta distorsión, y la quiebra del mercado financiero global, producto de su rápida insolvencia, demuestra que el sistema está viviendo una batalla terminal que implosionará una vez que reviente esta enorme burbuja, veinte veces mayor a toda la deuda del mundo /21.

Esto nos pone nuevamente frente a la característica principal del esquema Ponzi /22, la estructura que está en el eje de las finanzas modernas. Con el fin de “hacer caja” para enfrentar los pagos de primas y vencimientos actuales, la banca ha debido acelerar el proceso de venta y reproducción de derivados: papeles especulativos sin ninguna clase de respaldo de capital real. Por esto hay sequía de liquidez, pese a que la Fed inyectó al sistema financiero mundial la nada despreciable suma de 16 billones entre 2007 y 2010 para salvar a los grandes bancos /23.

El 21 de Julio 2011 se conoció el resultado de la auditoría integral realizada por la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government Accountability Office, GAO por su sigla en inglés) dependiente del Congreso de Estados Unidos, en la Reserva Federal (Fed) el banco central de los Estados Unidos, la primera que se practica a dicha institución desde que fuera creada en 1913 /24. Los resultados son asombrosos: en un plazo de poco más de dos años y medio, entre el 1º de Diciembre del 2007 y el 21 de Julio de 2010, la Fed otorgó préstamos secretos a grandes corporaciones y empresas del sector financiero por valor de 16 billones de dólares, una cifra mayor que el PIB de los Estados Unidos que en el año 2010 fue de 14.5 billones de dólares y más elevada que la suma de los presupuestos del gobierno federal durante los últimos cuatro años. Los 10 primeros favorecidos fueron Citigroup, Morgan Stanley, Merrill Lynch, Bank of America, Barclays PLC, Bear Sterns, Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland, JP Morgan Chase y Deutsche Bank, y se llevaron la friolera de 12 billones de US$. Se beneficiaron con el 75% de los “préstamos” de la Fed

“La investigación también reveló que la Fed tercerizaba a contratistas privados como JP Morgan Chase, Morgan Stanley y Wells Fargo la administración de sus programas de préstamos de emergencia. A la vez las mismas firmas también recibían billones de dólares de la Fed por préstamos concedidos a tasas de interés cercanas al cero.”/25

La Sed de liquidez del capital financiero continúa a pesar que el 13 de septiembre de 2012 la Fed anunciara la tercera ronda de flexibilización cuantitativa, (“quantitative easing” QE en inglés): emitiendo dólares (sin el respaldo de un crecimiento real de la producción) para comprar bonos del tesoro a los bancos, con la “expectativa” que estos bancos con más capital dinerario ficticio amplíen el crédito a las empresas y a los consumidores y la economía se estimule. Pero las corporaciones transnacionales de Estados Unidos están sentadas sobre un billón 700 mil millones de dólares, porque, para ellos, no hay donde invertirlos de manera rentable. Y mientras no aumente la ocupación y mejoren las condiciones de trabajo no va a aumentar el consumo. Con 44 millones de estadounidenses en condiciones de pobreza y con más de 50 millones sin cobertura médica no hay mucha esperanza de estimulación del consumo.

Con la QE3 la Reserva Federal comprará también de los bancos -imprimiendo dólares- 40 mil millones de dólares al mes en valores “respaldados” por hipotecas, por un período indefinido. ¿Cuántas hipotecas fallutas le endosará la banca a la Fed en esta operación? Estas “rondas” denominadas flexibilización cuantitativa no son más que impresión de billetes sin control y sin respaldo de creación de valor.

Hasta ahora la impresión e inyección de dinero de las operaciones de flexibilización cuantitativa por la Reserva Federal, sólo han ayudado a que el dinero se canalice dentro del circuito financiero: se vuelven a inflar los precios de las acciones en Wall Street y aumenta la burbuja de los derivados de crédito, posponiendo el ajuste financiero con la realidad, aumentando las presiones inflacionarias y preparando el camino para crisis mayores en el futuro.

De nuevo a las previsiones de Marx

A mediados de siglo XIX, Marx había advertido sobre lo absurdo de una transformación del capital total en capital dinerario, anulando la intervención de capitalistas que compren y valoricen los medios de producción: “Esto encierra la insensatez aún mayor de que, sobre la base del modo capitalista de producción, el capital arrojaría un interés sin actuar como capital productivo, es decir sin crear plusvalor, del cual el interés sólo constituye una parte; que el modo capitalista de producción seguiría su curso sin la producción capitalista”/26. Y aquí Marx advertía cuales serían las consecuencias prácticas de un desatino de esa naturaleza: “Si una parte desproporcionadamente elevada de los capitalistas transformase su capital en capital dinerario, la consecuencia sería una enorme desvalorización del capital dinerario y una tremenda caída del tipo de interés…”/27. Como aconteció en 2007-2008.

Derivados: el corazón de las tinieblas

En la ideología capitalista, los inversores deberían en principio asumir la responsabilidad de sus propios errores. Si confiaron en la burbuja accionaria, inmobiliaria o en los derivados de crédito, pues bien, la consecuencia es perder sus inversiones. Pero cuando esta liberalidad de las operaciones financieras conduce a vaciamiento de bancos, a quiebras, o crisis financieras nacionales o globales, los estados se transforman en generosos salvadores de la integridad y la liquidez de las instituciones financieras sin importar en absoluto el costo que esto signifique para los contribuyentes. En estos casos la “mano invisible del mercado” deja paso al dispendioso brazo de la intervención estatal neoliberal. Para los millones de trabajadores que pierden su trabajo y pasan a ser parte de los excluidos o se someten a ocupaciones con condiciones degradantes, la “mano invisible del mercado” empuña una guadaña.

La crisis del Capital tiene muchas aristas y su “corazón de las tinieblas” es un enorme globo de derivados de crédito, que el gobierno estadounidense está decidido a seguir inflando en Wall Street y que es, junto a su aparato de guerra, el amenazante respaldo de la economía del imperio.

Notas:

1/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7, p 452 Siglo XXI editores, México, 5ta. Edición 1982.
2/ Joseph Massie (?-1784) primero, y luego de él, David Hume (1711-1776), a mediados del siglo XVIII.
3/ Karl Marx, Grundrisse, tomo 1 p. 259, México, Siglo XXI editores, vigésima edición 2007.
4/ El término Nueva Economía fue acuñado por el economista Brian Arthur aunque fue popularizado principalmente por Kevin Kelly, el editor de la revista “Wired”. Este término fue creado a finales de los años 90 para describir la evolución económica desde una economía basada principalmente en la fabricación y la industria a una economía basada en el conocimiento, en Estados Unidos y otros países desarrollados, debido en parte a los nuevos progresos en tecnología y a la globalización. En ese momento, algunos ilusos analistas entendieron que este cambio en la estructura económica había creado un estado de crecimiento constante y permanente, de desempleo bajo, y relativamente inmune a los ciclos macroeconómicos de auge y depresión. Las empresas Puntocom eran las estrellas de esta “novedad” económica. La recesión de 2001 y la debacle del 90% de las Puntocom desacreditó los delirios optimistas de sus inventores. La crisis global iniciada en 2007-2008 terminó de enterrar esta “teoría”.
5/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p.512.
6/ Federico Engels en El Capital, Tomo III, Vol. 7, p 521, citando a James William Gilbart, The History and principles of Banking Londres, 1834.
7/Karl Marx El Capital, Tomo III, Vol. 7, p. 512 - 513, citando a William Leatham (banquero de Yorkshire) Letters on the Currency 2da. edición, Londres, 1840.
8/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p. 601.
9/ The Economist, editorial 06 12 2008.
10/ Marco Antonio Moreno ¿Qué son los CDS (Credit Default Swaps)? El blog Salmon 05 05 2010
11/ Henry Paulson fue director ejecutivo de Goldman Sachs. Se unió al banco en 1974, se convirtió en socio en 1982 y en socio director de la oficina de Chicago en 1988. De 1990 a noviembre de 1994, fue co-director de Banca de Inversión y, a continuación, Director de Operaciones, de diciembre de 1994 a junio de 1998, cuando sustituyó a Jon Corzine (actual gobernador de New Jersey) como director ejecutivo de Goldman Sachs. Antes de asumir como Secretario del Tesoro, debió vender todas sus acciones en Goldman Sachs, de conformidad a disposiciones legales. La venta de dichas acciones incluía impuestos diferidos, con una compensación de casi 200 millones de dólares en beneficios fiscales. Esto dio lugar a suspicacia sobre sus verdaderos motivos para unirse al gobierno.
12/ Holman W. Jenkins Jr Goldman Sachs, una historia de amor y odio. Wall Street Journal online, octubre 2009.
13/ Holman W. Jenkins Jr en Wall Street Journal. Ibíd.
14/ J.L. Berterretche Wall Street: otra vez las mismas artimañas Desacato.info Montevideo, setiembre 2009.
15/ Jenny Anderson, Wall Street Pursues Profit in Bundles of Life Insurance The New York Times, 5 de setiembre de 2009.
16/ Jenny Anderson, ibíd.
17/ Ver reporte en Bank For International Settlements, noviembre 2011 : http://www.bis.org/publ/otc_hy1111.pdf
18/ El Blog Salmon. Weblog colectivo dedicado a la economía, las finanzas y el mundo de la empresa. www.elblogsalmon.com/
19/ El Blog Salmon, Ibíd.
20/ Oficina de Contralor de Divisas (Comptroller of the Currency Administrator of National Banks) OCC’s Quarterly Report on Bank Trading and Derivatives Activities Second Quarter 2011 http://www.occ.gov/topics/capital-markets/financial-
21/ El blog Salmon. Ibíd.
22/ El esquema Ponzi es una operación fraudulenta de inversión del tipo esquema en pirámide que promete el pago de rendimientos anormalmente altos a los inversores a costa del dinero pagado por los inversores que van llegando posteriormente. Sin invertir el dinero recibido en ningún negocio real. El nombre del esquema proviene de un criminal financiero ítalo-americano Charles (Carlo) Ponzi, autor de un gigantesco fraude en Estados Unidos en la década de 1920, por el cual consiguió tener mayor repercusión de que otros fraudes similares anteriores. La estafa de Bernard Lawrence "Bernie" Madoff tuvo el mismo esquema: el fraude alcanzó los 50.000 millones de dólares, lo que lo convirtió en el mayor fraude llevado a cabo por una sola persona. El 29 de junio de 2009 Madoff fue sentenciado a 150 años de prisión. Los derivados de crédito que no son más que capital ficticio que paga los intereses a los inversores con la creación y venta de nuevos productos financieros ficticios, funciona con el mismo esquema... hasta el colapso de “confianza” como en 2007-2008. Se trata de una burbuja de capital ilusorio que crece indefinidamente... hasta estallar en pedazos.
23/ Matthew Cardinale, First Federal Reserve Audit Reveals Trillions in Secret Bailout Inter Press Service, Common Dreams, August 28 2011.
24/La versión completa del informe de la GAO puede consultarse en : http://www.gao.gov/new.items/d11696.pdf
25/ Todos los entrecomillados pertenecen al informe del senador Bernie Sanders. Elegido como senador en el 2007 con un 65 % de los votos, un aluvión electoral muy poco frecuente en la política de ese país, fue apoyado por diversos movimientos sociales y pequeñas organizaciones políticas de Vermont. Ver sus declaraciones en: http://sanders.senate.gov/newsroom/news/?id=9e2a4ea8-6e73-4be2-a753-62060dcbb3c3
26/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p 483 Ibíd.
27/ Ibíd. p 542.
 

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