La Resolución Suprema que autoriza la intervención de las Fuerzas Armadas en el paro general de mañana miércoles tiene estos rasgos:
1. Implica una acción inconstitucional, violatoria del parágrafo primero del artículo 137 de la Constitución.
2. Confirma el carácter autoritario y represivo del régimen, y busca enfrentar, peligrosamente, una vez más, a los institutos castrenses con el pueblo.
La resolución se ampara en la Ley 28222, referida a la intervención de las Fuerzas Armadas en zonas no declaradas en emergencia. Los juristas oponen a esto un argumento decisivo: ninguna Ley prima sobre la Constitución.
La Carta establece, en el artículo y el parágrafo arriba mencionados, que el Presidente de la República puede decretar, con acuerdo del Consejo de Ministros, el estado de emergencia.
El estado de emergencia, dice la norma constitucional, se decreta “en caso de perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de graves circunstancias que afecten la vida de la Nación”. Ninguna de esas situaciones existe ahora.
El gobierno ha venido proclamando que el paro va a ser un fracaso, que no tiene apoyo de los trabajadores. ¿Para qué se requiere, entonces, la intervención militar?
La finalidad primordial de las Fuerzas Armadas es, reza el artículo 165 de la Constitución, “garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República”. Su papel no es actuar en apoyo de la policía. O del gobierno.
La verdad que emerge de este cuadro y de la arremetida propagandística del régimen es ésta: Alan García y su entorno le tienen miedo al paro, le tienen miedo al país.
El paro puede ser la confirmación de lo que dicen todas las consultas de opinión: que Alan García y sus ministros tienen el voto en contra de la aplastante mayoría. El paro puede resultar una encuesta en vivo y en directo.
Para el régimen ha de ser muy penoso comprobar que sus bravatas y amenazas, sus prebendas de 15 soles, y la furia de sus servidores mediáticos no evitan la paralización.
La intervención de las Fuerzas Armadas en los conflictos sociales no es novedad. En 1919, después del paro victorioso por la jornada de ocho horas -15 al 17 de enero-, se produjo, en mayo, el paro por el abaratamiento de las subsistencias. Esta paralización, caudalosa y enérgica, fue enfrentada con el estado de emergencia y la acción del Ejército. El resultado fue trágico. Hubo muchos muertos.
Parecido es el caso del paro general del 19 de julio de 1977: el general EP Francisco Morales Bermúdez lanzó a las Fuerzas Armadas contra el pueblo. Hubo muertos y heridos.
Los dirigentes del paro próximo han prometido que éste será pacífico. A ellos y a la multitud les corresponde montar guardia contra provocadores. Les asisten la justicia y el derecho.
AUTOR : CESAR LEVANO
DIARIO LA PRIMERA.07/08/2008
Mostrando las entradas con la etiqueta 07/08/2008. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta 07/08/2008. Mostrar todas las entradas
martes, 8 de julio de 2008
DISTRIBUCION Y EXCEDENTE ECONOMICO. PORQUE NO MEJORAN LOS SALARIOS?
Desde el 2002 la economía peruana viene creciendo a una tasa promedio anual superior al 6%. Si bien ello ha significado que el excedente económico crezca significativamente, su repartición viene configurando una estructura del ingreso más concentrada que antes. Así, por ejemplo, los ingresos de quienes viven de su trabajo han disminuido su participación en el PBI. Según el INEI, esta bajó del 30.1% en 1991 al 25.1% en el 2001 y al 21.8% en el 2006. Por su parte el excedente de explotación subió hasta el 62% del PBI, precisamente en los años de la recuperación económica.Entre el 2006 y el 2007, mientras el PBI per cápita mejoraba en más del 14%, los sueldos y salarios promedio en las empresas de más de 10 trabajadores de Lima Metropolitana, es decir del sector formal de la economía, se mantenían sin mayor recuperación adquisitiva y a niveles inferiores a los de 1994 (Ministerio de Trabajo, IEM de febrero 2008) no obstante la importante mejora en la productividad laboral lograda en los último cinco años (Ver el Marco Macroeconómico Multianual 2009 -2011).¿Por qué, entonces, las remuneraciones no vienen mejorando de la misma manera que el crecimiento de la economía? Básicamente, por la permanencia de un marco institucional adverso a la redistribución que se mantiene como herencia de las reformas liberales, económicas y laborales, de la primera mitad de los noventa. Y por ello, no hay reforma tributaria para gravar más la renta y el patrimonio del sector con mayor riqueza; hay, básicamente, un mantenimiento de la legislación laboral pro empresa y está la insistencia en propiciar una “reforma laboral” que recorta derechos laborales tras el argumento de la “progresividad” de los mismos y de la promoción de la microempresa.Conviene recordar que no hay hecho más político en la economía que el reparto del excedente económico. Es que su distribución entre remuneraciones, utilidades e impuestos es un proceso que está en función directa a la capacidad de negociación de cada uno de los actores involucrados: trabajadores, empresarios y Estado, respectivamente. El sector empresarial como tributario del ajuste estructural de los noventa es quien detenta, el día de hoy, el poder. Los asalariados privados, con una tasa de sindicalización inferior al 9% y con la mitad de ellos con menos de 3 años promedio de antigüedad en su puesto de trabajo no son, en el momento actual, un contrapeso real al poder del empresariado. Y el Estado, bajo el síndrome del “perro del hortelano” no quiere ejercer su rol regulador ni aumentar la presión tributaria.Esa primera ronda distributiva es la que marca el sentido general y final de la distribución del ingreso. Por ello, sus secuelas son difíciles de revertir salvo se incorpore un mecanismo político -¿el Pacto Social?- que quiebre el “acuerdo” de la reforma liberal. La segunda ronda distributiva, por su parte, concentrada en la cuantía y el manejo del gasto social, es sólo un paliativo de la primera ya que las ganancias distributivas asentadas en una mejora de la eficiencia de los programas sociales resultan marginales frente a los cambios en la distribución funcional del ingreso. La política social, por sí sola, no logra revertir la concentración del ingreso que se gesta por acción del mercado; más aún cuando no se incorpora en el menú de acción una reforma tributaria que redistribuya con progresividad. En ese sentido, mejorar la capacidad de negociación del sector trabajador alienta mejoras en la distribución, al igual que los aumentos del salario mínimo. Es por ello que la calidad del empleo, el trabajo decente, no puede estar ausentes de cualquier propuesta seria que pretenda la disminución de la brecha distributiva.
AUTOR : JULIO GAMERO,
ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU,07/08/2008
AUTOR : JULIO GAMERO,
ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU,07/08/2008
EL 9 POR DOS SUELDOS
El gobierno ha dado una nueva ley referida a las microempresas: el Decreto Ley 1064. Ya desde el 2003, los trabajadores de microempresas solo tenían derecho a la mitad de vacaciones y gratificaciones que el resto, y no tenían Compensación por Tiempo de Servicios (CTS). Esta reducción de derechos laborales se ha agravado, ya que ahora este sector podrá tener una Remuneración Mínima más reducida que para el resto, como si los alimentos en el mercado no costaran igual para todos.
En relación al seguro de salud, el nuevo decreto establece que las microempresas ahora asegurarán a sus trabajadores en el SIS - Seguro Integral de Salud (antes debían hacerlo en EsSalud). El DL 108 establece que el empleador deberá pagar la "mitad del aporte mensual total del Régimen Semicontributivo" del SIS y que el Estado pagará un monto similar. El problema es que de esa manera sólo se aportará la mitad de lo que efectivamente cuesta brindar este seguro para una persona. Además, el Decreto 1086 establece que estos aportes se hacen por trabajador, pero los beneficios son también para su cónyuge e hijos. Así, de seguirse al pie de la letra el DL 1086, el SIS recibirá ingresos para atender a media persona y con esa plata deberá atender a cuatro o más personas. Y eso, si es que el Tesoro pone los montos ofrecidos, algo en lo que no se puede tener demasiada confianza: históricamente nuestro Estado no ha cumplido con sus compromisos financieros con la seguridad social, y la salud no ha tenido ni tiene prioridad presupuestal.
Bajo estas condiciones, el SIS estará tremendamente desfinanciado, es decir, sin los recursos necesarios para atender a sus afiliados. Eso impediría que el decreto logre promover efectivamente su objetivo, que es el de formalizar a las microempresas. El pago del seguro de salud puede que vaya a ser barato (20 soles mensuales) para proteger a los trabajadores y sus familias, pero si la atención que reciben es muy mala, sigue sin ser atractivo. Es lo que ha pasado con los mototaxistas, a quienes se les ha ofrecido este mismo seguro por 10 soles mensuales: la gran mayoría de quienes se afiliaron al mismo dejaron de pagarlo por la deficiencia de la atención.
En la vigilancia que tanto la Defensoría como Forosalud han hecho sobre el SIS, las quejas de desabastecimiento de medicinas, largas colas, discriminación y mala atención son muy difundidas. Si el SIS no tiene el financiamiento necesario, los problemas se mantendrán, y con ellos el poco atractivo de este nuevo régimen de seguro de salud para las microempresas y sus trabajadores.
El nuevo decreto también establece un sistema de pensiones al que el estado aportará en la misma medida que la microempresa. Nuevamente, la clave para que esto sea atractivo es que los trabajadores tengan confianza en este sistema, pero el administrador será una empresa privada, sin mecanismos de participación de los trabajadores o condiciones mínimas de seguridad o transparencia.
En realidad, la formalización de las micro y pequeñas empresas no pasa principalmente por medidas legales sino por mejorar su economía, aumentando su productividad y ampliando su mercado. Por eso, programas de capacitación, asistencia técnica y apoyo a la comercialización son fundamentales. También lo son la protección del mercado interno frente a la competencia desleal, lo que el TLC con Estados Unidos y con China impiden. Subsidiar un seguro de salud para los trabajadores de microempresas es una buena idea, que puede ayudar a su progreso y formalización. La clave, sin embargo, es que ese seguro de salud otorgue una buena atención, lo que sin el presupuesto necesario y una gestión eficaz no será posible.
MEDIANAS EMPRESAS
Al mismo tiempo, este mismo decreto (DL 1086) ha reducido los beneficios a los trabajadores de empresas medianas, reduciéndoles a la mitad sus vacaciones, gratificaciones y CTS. El Decreto llama a estas empresas como "pequeñas empresas", pero en el Perú es evidente que una empresa con 100 trabajadores que vende 6 millones de soles, no tiene nada de "pequeña". Es sólo un truco propagandístico más para pasar gato por liebre.
El efecto sobre los trabajadores es sustancial: en esencia, este decreto les quita a estos trabajadores dos sueldos completos al año. Los trabajadores pierden medio mes de vacaciones, medio sueldo de CTS, medio sueldo en diciembre, medio sueldo en julio: ¡Feliz 28!
La nueva ley dice que estos beneficios no podrán ser retirados a los actuales trabajadores y que no se puede subdividir a una empresa en varias menores para gozar de este beneficio. Pero es improbable que esos controles funcionen. ¡Si el gobierno permite que las empresas destruyan sindicatos impunemente, incluso en empresas con miles de trabajadores! ¡Si se puede despedir a un trabajador para contratar a otro en el mismo puesto pero que sólo tenga la mitad de los beneficios!
Hagamos un cálculo: ¿cuánto puede ganar una empresa que tiene 300 trabajadores, subdividiéndola en cuatro y acogiéndose a la nueva ley? Para un obrero que gana mil soles mensuales, la empresa se ahorra dos mil soles anuales (que pierde el trabajador). Si son 300 trabajadores, la empresa se ahorra 600 mil soles anuales.
Recordemos: en el capitalismo, las empresas se dedican a buscar obtener las mayores ganancias posibles. Si lo pueden hacer restándole beneficios a los trabajadores, ¿por qué no lo harían?
En los últimos años, los trabajadores que recibían en total 25% del PBI, han pasado a recibir 20% del PBI. Esto quiere decir que han perdido unos US$ 7 mil millones de dólares al año, menores ingresos que han pasado a engrosar las ganancias de las empresas. Ahora, los trabajadores perderán otro poco frente al capital.
DESPUÉS DEL 9
Desde Fujimori en adelante, los trabajadores han ido perdiendo beneficios y derechos. Como algunos pronosticaron en su momento, el TLC ha servido para, con el pretexto de la competitividad, quitarles otros dos sueldos anuales a los trabajadores de medianas empresas. Es un pretexto, porque la competitividad se gana con avance tecnológico y aumento de productividad; en base a "cholo barato" ningún país llega muy lejos.
Los trabajadores han ido perdiendo beneficios y sus salarios están estancados en medio del mayor crecimiento económico de nuestra historia, porque están siendo avasallados políticamente.
Esto puede cambiar si los trabajadores hacen oír su voz, fuerte, como lo han hecho más de una vez en el pasado.
Es esto lo que puede hacer que, en contraposición a lo dicho Alan García, el 10 de julio sea distinto al 9.
Es esto lo que el gobierno teme del Paro Nacional.
AUTOR : PEDRO FRANCKE
ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU,07/07/2008
En relación al seguro de salud, el nuevo decreto establece que las microempresas ahora asegurarán a sus trabajadores en el SIS - Seguro Integral de Salud (antes debían hacerlo en EsSalud). El DL 108 establece que el empleador deberá pagar la "mitad del aporte mensual total del Régimen Semicontributivo" del SIS y que el Estado pagará un monto similar. El problema es que de esa manera sólo se aportará la mitad de lo que efectivamente cuesta brindar este seguro para una persona. Además, el Decreto 1086 establece que estos aportes se hacen por trabajador, pero los beneficios son también para su cónyuge e hijos. Así, de seguirse al pie de la letra el DL 1086, el SIS recibirá ingresos para atender a media persona y con esa plata deberá atender a cuatro o más personas. Y eso, si es que el Tesoro pone los montos ofrecidos, algo en lo que no se puede tener demasiada confianza: históricamente nuestro Estado no ha cumplido con sus compromisos financieros con la seguridad social, y la salud no ha tenido ni tiene prioridad presupuestal.
Bajo estas condiciones, el SIS estará tremendamente desfinanciado, es decir, sin los recursos necesarios para atender a sus afiliados. Eso impediría que el decreto logre promover efectivamente su objetivo, que es el de formalizar a las microempresas. El pago del seguro de salud puede que vaya a ser barato (20 soles mensuales) para proteger a los trabajadores y sus familias, pero si la atención que reciben es muy mala, sigue sin ser atractivo. Es lo que ha pasado con los mototaxistas, a quienes se les ha ofrecido este mismo seguro por 10 soles mensuales: la gran mayoría de quienes se afiliaron al mismo dejaron de pagarlo por la deficiencia de la atención.
En la vigilancia que tanto la Defensoría como Forosalud han hecho sobre el SIS, las quejas de desabastecimiento de medicinas, largas colas, discriminación y mala atención son muy difundidas. Si el SIS no tiene el financiamiento necesario, los problemas se mantendrán, y con ellos el poco atractivo de este nuevo régimen de seguro de salud para las microempresas y sus trabajadores.
El nuevo decreto también establece un sistema de pensiones al que el estado aportará en la misma medida que la microempresa. Nuevamente, la clave para que esto sea atractivo es que los trabajadores tengan confianza en este sistema, pero el administrador será una empresa privada, sin mecanismos de participación de los trabajadores o condiciones mínimas de seguridad o transparencia.
En realidad, la formalización de las micro y pequeñas empresas no pasa principalmente por medidas legales sino por mejorar su economía, aumentando su productividad y ampliando su mercado. Por eso, programas de capacitación, asistencia técnica y apoyo a la comercialización son fundamentales. También lo son la protección del mercado interno frente a la competencia desleal, lo que el TLC con Estados Unidos y con China impiden. Subsidiar un seguro de salud para los trabajadores de microempresas es una buena idea, que puede ayudar a su progreso y formalización. La clave, sin embargo, es que ese seguro de salud otorgue una buena atención, lo que sin el presupuesto necesario y una gestión eficaz no será posible.
MEDIANAS EMPRESAS
Al mismo tiempo, este mismo decreto (DL 1086) ha reducido los beneficios a los trabajadores de empresas medianas, reduciéndoles a la mitad sus vacaciones, gratificaciones y CTS. El Decreto llama a estas empresas como "pequeñas empresas", pero en el Perú es evidente que una empresa con 100 trabajadores que vende 6 millones de soles, no tiene nada de "pequeña". Es sólo un truco propagandístico más para pasar gato por liebre.
El efecto sobre los trabajadores es sustancial: en esencia, este decreto les quita a estos trabajadores dos sueldos completos al año. Los trabajadores pierden medio mes de vacaciones, medio sueldo de CTS, medio sueldo en diciembre, medio sueldo en julio: ¡Feliz 28!
La nueva ley dice que estos beneficios no podrán ser retirados a los actuales trabajadores y que no se puede subdividir a una empresa en varias menores para gozar de este beneficio. Pero es improbable que esos controles funcionen. ¡Si el gobierno permite que las empresas destruyan sindicatos impunemente, incluso en empresas con miles de trabajadores! ¡Si se puede despedir a un trabajador para contratar a otro en el mismo puesto pero que sólo tenga la mitad de los beneficios!
Hagamos un cálculo: ¿cuánto puede ganar una empresa que tiene 300 trabajadores, subdividiéndola en cuatro y acogiéndose a la nueva ley? Para un obrero que gana mil soles mensuales, la empresa se ahorra dos mil soles anuales (que pierde el trabajador). Si son 300 trabajadores, la empresa se ahorra 600 mil soles anuales.
Recordemos: en el capitalismo, las empresas se dedican a buscar obtener las mayores ganancias posibles. Si lo pueden hacer restándole beneficios a los trabajadores, ¿por qué no lo harían?
En los últimos años, los trabajadores que recibían en total 25% del PBI, han pasado a recibir 20% del PBI. Esto quiere decir que han perdido unos US$ 7 mil millones de dólares al año, menores ingresos que han pasado a engrosar las ganancias de las empresas. Ahora, los trabajadores perderán otro poco frente al capital.
DESPUÉS DEL 9
Desde Fujimori en adelante, los trabajadores han ido perdiendo beneficios y derechos. Como algunos pronosticaron en su momento, el TLC ha servido para, con el pretexto de la competitividad, quitarles otros dos sueldos anuales a los trabajadores de medianas empresas. Es un pretexto, porque la competitividad se gana con avance tecnológico y aumento de productividad; en base a "cholo barato" ningún país llega muy lejos.
Los trabajadores han ido perdiendo beneficios y sus salarios están estancados en medio del mayor crecimiento económico de nuestra historia, porque están siendo avasallados políticamente.
Esto puede cambiar si los trabajadores hacen oír su voz, fuerte, como lo han hecho más de una vez en el pasado.
Es esto lo que puede hacer que, en contraposición a lo dicho Alan García, el 10 de julio sea distinto al 9.
Es esto lo que el gobierno teme del Paro Nacional.
AUTOR : PEDRO FRANCKE
ACTUALIDAD ECONOMICA DEL PERU,07/07/2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)