Por Joseph Stiglitz *
Al igual que un preso en el corredor de la muerte, el euro ha recibido otro aplazamiento de última hora: va a sobrevivir un poco más. Los mercados están celebrando, como lo han hecho después de cada una de las cuatro anteriores cumbres de "crisis del euro", hasta que comprendan una vez más que aún no se han abordado los problemas fundamentales.
Al igual que un preso en el corredor de la muerte, el euro ha recibido otro aplazamiento de última hora: va a sobrevivir un poco más. Los mercados están celebrando, como lo han hecho después de cada una de las cuatro anteriores cumbres de "crisis del euro", hasta que comprendan una vez más que aún no se han abordado los problemas fundamentales.
Hubo
buenas noticias en esta cumbre: los líderes europeos entendieron que
finalmente no va a funcionar la operación circular en que Europa presta
dinero a los bancos para salvar a los fondos soberanos, y a los fondos
soberanos para salvar a los bancos. Asimismo, ahora reconocen que los
préstamos de rescate que dan al nuevo acreedor un mayor orden de
precedencia sobre los demás empeoran la situación de los inversores
privados, que reaccionarán simplemente exigiendo tasas de interés
todavía más altas.
No deja
de ser profundamente preocupante el que las autoridades europeas se
hayan demorado tanto en ver algo tan obvio (y evidente hace más de una
década y media en la crisis del Este asiático). Pero lo que falta en el
acuerdo es aún más significativo que lo que hay. Hace un año, los
líderes europeos reconocieron que Grecia no iba a poder recuperarse sin
crecimiento y que el crecimiento no puede lograrse únicamente con
austeridad. Y sin embargo, es poco lo que se ha hecho para corregir el
asunto.