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sábado, 7 de abril de 2012

Ajuste, salario y crisis en la economía mundial

Por Antonio Sanabria, Bibiana Medialdea, Luis Buendia, Miguel Montayà, Nacho Álvarez y Ricardo Molero.


La crisis por la que atraviesa actualmente la economía mundial tiene su origen en el modelo económico neoliberal surgido a partir de los años setenta. Dicho modelo se basaba en la puesta en marcha de un proceso de ajuste estructural de carácter permanente sobre el salario como base para la recuperación de la rentabilidad empresarial. Aunque este proceso, que devino en una progresiva pauperización de la clase trabajadora, permitió un relativo redespliegue del crecimiento económico mundial, presentaba, sin embargo, unos límites de carácter intrínseco. Así, la acumulación de importantes tensiones en el centro mismo de dicha economía ha hecho estallar ahora una burbuja financiero-especulativa que ha puesto en tela de juicio la viabilidad de dicho modelo neoliberal. Sin embargo, los indicios que empiezan a aparecer en forma de respuestas frente a la crisis hacen temer que la salida a esta crisis se haga sobre la base de una vuelta de tuerca más en el ajuste salarial.
 
Crisis de rentabilidad y ajuste salarial desde los años setenta: el modelo neoliberal
El modelo de acumulación surgido tras la II Guerra Mundial, denominado en ocasiones como “edad dorada” del capitalismo, mostraba síntomas de agotamiento ya a finales de los años sesenta. Entre ellos los que se hacían más evidentes eran la ralentización del crecimiento, la inflación y el desempleo[1]. Sin embargo, más allá de factores puntuales, el agotamiento del modelo venía determinado por una caída de la rentabilidad empresarial que mostraba el definitivo colapso del patrón de acumulación posbélico[2]. Los beneficios disminuían mientras que la inflación, al situarse en tasas superiores a las de los tipos de interés, erosionaban el valor de los préstamos y otros activos financieros. La reducción que ello supuso en términos de ingresos para el capital durante los años setenta, junto con la incapacidad de las políticas keynesianas para dar la vuelta a esta situación, terminaron por precipitar una crisis de enormes magnitudes.
Aquella crisis, lejos de constituir un episodio pasajero, se mostraba como un fenómeno estructural y duradero que, de hecho, según muchos autores ha llegado hasta nuestros días (Vidal Villa y Martínez Peinado, 2000:381-392). La escalada de reformas que, como respuesta a la crisis, se puso en marcha en la década posterior (Álvarez, 2007:19), tomó la forma de un ajuste permanente sobre el salario, como medida de recomposición de las relaciones capital-trabajo, con el objetivo último de recuperar la rentabilidad. Cinco son los ejes principales de esas políticas de ajuste (Edwards, 1995) que, con un carácter universal y bajo el conocido nombre de neoliberalismo, se impusieron a lo largo y ancho del mundo durante las tres últimas décadas: