sábado, 14 de enero de 2017

La globalización y los trabajadores del mundo

La globalización fue anunciada como algo beneficioso para todos, como un vigoroso paso adelante hacia una mejora económica universal. Era claramente falso, y no fueron solo los economistas de izquierdas, sino también muchos economistas de la línea “dominante” como Paul Samuelson los que lo dijeron desde el primer momento.
El motivo que aducían era muy sencillo: si el régimen económico mundial permitía la libre importación en Estados Unidos de mercancías procedentes de China o de la India, ello afectaría negativamente a los salarios reales de los trabajadores norteamericanos, porque los trabajadores norteamericanos, con unos salarios mucho más altos, tendrían que competir, en detrimento suyo, con los salarios más bajos de los trabajadores chinos o indios.

 Por consiguiente, el hecho de que la globalización perjudicaría necesariamente a los trabajadores de Estados Unidos y de otros países avanzados, les parecía obvio a ellos, y de hecho a todos, de lo que se seguía que no era posible que beneficiase a todos los segmentos de la clase trabajadora mundial. Ahora bien, de acuerdo con esta argumentación, se consideraba que la globalización beneficiaría a los trabajadores de países como China o la India, es decir, de aquellos países del tercer mundo con los salarios bajos.
Formulando este argumento de otro modo, ya que la libre circulación de mercancías y de capitales por todo el mundo intensifica la competencia entre los trabajadores de los diferentes países, se produciría una tendencia hacia una disminución de las diferencias salariales entre estos países, y si bien esto representaría un cierto incremento en los salarios reales de los trabajadores del tercer mundo, también representaría una reducción en los salarios reales de los trabajadores metropolitanos.
Este mismo argumento puede formularse de un modo más preciso, de acuerdo con las categorías de la economía marxiana, del siguiente modo: la globalización, al transferir determinadas actividades económicas desde los países avanzados a los países del tercer mundo (debido a los salarios más bajos de estos últimos) agotaría las reservas de mano de obra en estos últimos al tiempo que produciría un aumento de las reservas de mano de obra en los primeros. Esto, si no cambian otras circunstancias, provocará una subida de los salarios en los últimos y un descenso de los mismos en los primeros. La globalización, por ejemplo, mientras que no beneficia a todos los trabajadores, reduce las diferencias relativas entre los trabajadores de los países avanzados y los trabajadores del mundo subdesarrollado. Pero, según este argumento, no es posible que empeoren las condiciones de los trabajadores en las dos partes del mundo.


EL EMPEORAMIENTO DE LAS CONDICIONES

Esto es, sin embargo, lo que ha sucedido. La globalización, por supuesto, ha empeorado las condiciones de los trabajadores en los países metropolitanos, un hecho recientemente puesto de relieve por el economista Joseph Stiglitz. Casi un 90 por ciento de norteamericanos, lo que significa la casi totalidad de la población trabajadora en aquel país, tiene actualmente unos ingresos reales apenas superiores a los que tenían hace treinta años. Actualmente, el salario mínimo de los trabajadores norteamericanos está en términos reales muy poco por encima de donde estaba hace 60 años. Dado que ha habido ciertas mejoras en estas magnitudes durante la primera parte de los años transcurridos, lo que esto significa es que se ha producido un deterioro en el período más reciente, que coincide con el apogeo de la globalización. Un dato estadístico aún más revelador es el relacionado con el fuerte descenso en la esperanza de vida entre los varones norteamericanos en los últimos tiempos, un descenso que recuerda la fuerte caída en la esperanza de vida que se produjo en Rusia después del colapso de la Unión Soviética. Un descenso en la esperanza de vida cuando no hay ninguna epidemia obvia a la vista es un asunto muy grave, y que este descenso se dé en el país capitalista más avanzado del mundo es una prueba fehaciente del ataque a los medios de vida de la clase trabajadora que ha traído consigo la globalización.
Una historia muy similar es la que puede contarse de otros países capitalistas avanzados. Estados Unidos es considerado normalmente como una de las economías más exitosas, el lugar donde se produjeron los booms de los años noventa del siglo XX y de la primera década del siglo actual, que originaron respectivamente las burbujas de las empresas punto.com y la del mercado inmobiliario, y también la economía que está experimentando aparentemente una recuperación después del colapso de la burbuja inmobiliaria. Dicho esto, el hecho de que la población trabajadora de este país esté pasando tantas dificultades es muy significativo. En los últimos años, en el Reino Unido se ha producido una fuerte caída de los índices salariales reales de los trabajadores No tiene nada de extraño, pues, que el descontento con la globalización esté cada vez más extendido entre los trabajadores de las economías metropolitanas, y dado que la izquierda no ha tenido hasta ahora un conocimiento adecuado de ello, el descontento está siendo explotado por la derecha. Fenómenos como el voto en el Brexit y la emergencia de Donald Trump se explican desde este punto de vista.
Lo que resulta inexplicable en el marco del debate que estamos teniendo hasta aquí, sin embargo, es el hecho de que la situación de los trabajadores ha empeorado incluso en una gran franja de los países del tercer mundo con los salarios bajos, entre los cuales la India es un buen ejemplo. Las pruebas más concluyentes en este sentido las proporcionan los datos sobre el consumo de alimentos básicos. Partiendo de los estudios realizados por el NSS en los períodos 1993-1994 y 2009-2010 , que corresponden en líneas generales al período de políticas neoliberales asociadas con la globalización, los porcentajes de la población rural total con una ingesta calórica de menos de 2200 calorías por persona y día (el “parámetro” que define la pobreza rural) de estos dos períodos anuales fue de un 58,6 y un 76 por ciento respectivamente. Los porcentajes de población urbana por debajo de las 2100 calorías por persona y día (el “parámetro” para definir la pobreza urbana) en estas dos fechas fueron de un 57 y un 73 por ciento respectivamente.

Tan sorprendente fue este incremento, especialmente durante un período en el que se suponía que la India estaba experimentando un crecimiento sin precedentes de su PIB, que el gobierno encargó un nuevo estudio al NSS para el período 2011-2012, durante el cual había habido una cosecha extraordinaria, con la idea de que las cifras de la ingesta calórica en el período 2009-2010, un año con una cosecha pobre, habían sido excepcionalmente bajas debido precisamente a esta escasez en la cosecha. Una vez completado el estudio, las cifras que arrojaba, aunque sin duda eran mejores que las del período 2009-2010, todavía mostraban un notable incremento en los porcentajes de población que estaban por debajo de este umbral de ingesta calórica durante el período de la globalización: en el caso de la población rural, el porcentaje era del 68 por ciento (comparado con el 58,5 por ciento de 1993-1994) y en el de la población urbana era de un 65 por ciento (comparado con el 57 por ciento de 1993-1994). Tanto la ingesta de calorías como la de proteínas per cápita en la población había sufrido un descenso durante el período estudiado.
Este incremento del déficit alimenticio se trató de explicar de diferentes formas, incluida la sugerencia de que tal vez era un indicio de que la gente estaba aprendiendo a diversificar su consumo, reduciendo el de comida en beneficio de otras cosas como la educación y la salud. Pero esta explicación era a todas luces falaz: en cualquier parte del mundo, a medida que los ingresos reales aumentan, la gente consume una mayor cantidad de cereales tanto directa como indirectamente (en forma de alimentos procesados y de productos animales en cuya elaboración entran los cereales como forraje). Así pues, el descubrimiento de que en la India se había producido un descenso real en el consumo de cereales en todos sus usos, y en consecuencia un descenso en la ingesta de calorías y proteínas durante el período de la globalización, indicaba claramente que los ingresos per cápita reales de los trabajadores, después de calcular la incidencia de la inflación, especialmente la subida de precios que acompaña a la privatización de servicios esenciales como la educación y la salud, estaban por término medio disminuyendo en vez de aumentar. Dicho de otro modo, un fenómeno similar al que se producía en los países capitalistas avanzados estaba teniendo también lugar en la India y en otros países del tercer mundo, lo que contradice el argumento presentado más arriba, hasta el punto de que son muy pocos ya los que creen que este sea un argumento correcto. ¿Cómo podemos explicar esta contradicción?




LA PRESIÓN SOBRE LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN

El argumento presentado más arriba suponía básicamente que la esencia de la globalización consiste en la transferencia de actividades económicas desde los países avanzados a las economías del tercer mundo, y que esta transferencia reduciría drásticamente las reservas de mano de obra del tercer mundo y provocaría una subida de salarios. Lo que no se decía es que la globalización también tiene otros efectos, incluido sobre todo una restricción de la pequeña producción por parte del sector capitalista. El resultado es que varios pequeños productores dejan sus ocupaciones tradicionales para emigrar a las ciudades en busca de empleo, lo que incrementa el ejército total de mano de obra a disposición del capitalismo. Esta migración, junto con el incremento natural de la población activa, no puede ser totalmente absorbida por el ejército laboral activo debido a que las políticas neoliberales asociadas a la globalización también llevan a la eliminación de todas las restricciones relativas al ritmo del cambio estructural y tecnológico, lo que aumenta el ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo a expensas del crecimiento del empleo.
Se produce de este modo un círculo vicioso. En la medida en que aumenta la reserva de mano de obra respecto a la población activa, esto lleva a un estancamiento o incluso a una disminución en la media de salarios reales (y ciertamente a una disminución de los ingresos reales de los trabajadores, que es igual al índice salarial diario multiplicado por el número de días de empleo). El estancamiento o la disminución del salario real en una situación de mayor productividad laboral tienen como consecuencia un incremento en la tasa de excedentes en la producción. Dado que el superávit, incluso si suponemos que se realiza completamente (es decir, que no hay problemas de insuficiencia de demanda agregada) se gasta normalmente en artículos de consumo que generan menos empleo a nivel nacional que en artículos que se compran con los ingresos salariales, esta transferencia de los salarios a los excedentes tiene también el efecto de producir una contracción en el empleo y en consecuencia contribuye todavía más al incremento del tamaño relativo en las reservas de mano de obra, a una nueva transferencia de salarios a excedentes, y así sucesivamente.
Este círculo vicioso, que se intensifica todavía más cuando se produce una crisis (debido a que las reservas de mano de obra respecto a la población activa crecen todavía más) implica que el efecto de la globalización de agudizar la pobreza absoluta afecta también a los trabajadores de los países del tercer mundo y no se limita solo a los trabajadores metropolitanos, como pretenden los economistas liberales como Samuelson.
Afirmar esto no equivale a sugerir que todos los segmentos de la población activa se ven igual de adversamente afectados por la globalización. Obviamente, el segmento que disfruta de mayores oportunidades de empleo debido a la transferencia de actividades experimenta un incremento en su nivel de vida, y en la India este segmento consiste habitualmente en trabajadores cualificados del sector servicios, como los relacionados con las tecnologías de la información. Este incremento en el nivel de vida de un sector tiene a su vez efectos multiplicadores en el nivel de empleo de otros sectores, y así sucesivamente. Así, un segmento normalmente clasificado como de clase media y cuyo tamaño absoluto es bastante grande (pese a ser pequeño respecto al conjunto de la población activa), se vuelve partidario incondicional de la globalización. Dado que este segmento suele estar bien articulado y tiene un peso desproporcionadamente grande en los medios de comunicación y de creación de opinión pública, resulta un instrumento útil en manos de la oligarquía empresarial y financiera integrada en el proceso de la globalización para propagar sus efectos beneficiosos.
La mejora en las condiciones de un segmento de la clase media de la población activa, y su consiguiente apoyo a la globalización, se utiliza para crear la falsa impresión de que la globalización ha sido positiva para el pueblo indio en su conjunto. Un uso similar es el que hacen segmentos de la clase media en otros lugares del mundo que se han beneficiado entre otras cosas de la enorme “financiarización” que ha acompañado a la globalización. Todo esto ha generado un ruido que nos impide reconocer que la globalización ha tenido realmente como consecuencia un empeoramiento general de las condiciones de los trabajadores, tanto en los países avanzados como en los países en vías de desarrollo.

AUTOR: Prabhat Patnaick
FUENTE: Peoples Democracy

jueves, 5 de enero de 2017

Aire acondicionado y la Reserva Federal frenan la economía

Por Dean Baker
COUNTERPUNCH
Traducion : google



A principios de diciembre, la Junta de la Reserva Federal se movió para frenar la economía elevando las tasas de interés. Si bien se esperaba ampliamente esta subida de tasas, su impacto sería ralentizar la tasa de crecimiento económico, reduciendo así - la tasa de creación de empleo. El movimiento de la Fed siguió a un acuerdo que el presidente electo Donald Trump negoció con Carrier, un fabricante de electrodomésticos, para salvar 800 empleos en Indiana. Carrier se había convertido en un tema importante en la campaña presidencial, ya que había revelado planes para cerrar una fábrica de aire acondicionado en Indiana y trasladar la producción a México. Donald Trump había criticado este plan como una traición a los trabajadores estadounidenses y se comprometió a aplicar aranceles a las empresas que trasladen puestos de trabajo, aplicando dichos aranceles cuando se convirtiera en presidente. Después de las elecciones, fue interrogado sobre esta promesa. Trump, junto con su vicepresidente Michael Pence, que actualmente es el gobernador de Indiana, trató de llegar a un acuerdo con Carrier. Ellos negociaron un paquete, incluyendo $ 7 millones en incentivos del estado de Indiana, lo que persuadió a Carrier para mantener algunos de los puestos de trabajo en el estado. Parece que Trump también puede haber amenazado con represalias contra United Technologies, la compañía matriz de Carrier, que es un importante contratista militar. Independientemente de los méritos del trato, fue una enorme victoria en las relaciones públicas de Trump. Se le vio como llevando a cabo una promesa de campaña. Quizás lo más importante, Trump fue visto como un líder que gestiona para los trabajadores estadounidenses, algo que rara vez hemos visto en los presidentes de Estados Unidos en los últimos años.

El impacto del protagonista consiguió la enorme atención en esa coyuntura, con todas las demostraciones importantes de las noticias que la destacaran prominente como lo hicieron los periódicos importantes del país. Esto vale la pena contrastar con el alza de la tasa de interés de la Reserva Federal, que prácticamente no recibió atención fuera de las páginas de negocios.
Mientras que el impacto exacto de un alza de la tarifa no es fácil de calcular, en parte porque las alzas de la tarifa son a menudo ampliamente anticipadas, un rango razonable podría poner el impacto entre 5.000 y 15.000 trabajos al mes. En otras palabras, debido a que la Fed elevó las tasas en diciembre, al final de año es probable que tengamos entre 60.000 y 180.000 menos empleos en un escenario en el que la Fed dejó las tasas de interés sin cambios.
 Vale la pena comparar este impacto con los empleos ahorrados en el negocio de Carrier. El extremo bajo de la gama sería 75 veces más trabajos que se ahorraron en el reparto de la portadora. El extremo superior sería más de 200 veces más puestos de trabajo que se salvaron en Indiana.

Además, el alza de la tasa de interés de la Fed en diciembre no puede ser vista aisladamente. La Fed está en una senda de la tasa de ajuste, casi todo el mundo espera nuevas subidas en 2017 y 2018. Habrá un debate considerable dentro y fuera de la Fed sobre la necesidad de mayores tasas de interés.
La justificación ostensible para la subida de diciembre fue la necesidad de frenar la economía para evitar que la inflación saliera fuera de control. Sin embargo, la tasa de inflación se mantiene muy por debajo del rango objetivo de la Fed, y los datos de inflación publicados en la semana siguiente a la subida de tasas mostraron una moderada desaceleración de la inflación.
Esto plantea la posibilidad de que la Fed desacelere innecesariamente la economía e impida que los trabajadores obtengan empleo. Además, al debilitar el mercado de trabajo, la Fed está reduciendo el poder de negociación de los trabajadores, impidiéndoles obtener aumentos salariales. Esto es especialmente lamentable, ya que una mayor tasa de desempleo desproporcionadamente daña a los trabajadores menos favorecidos, incluyendo aquellos con menos educación, como a los afroamericanos e hispanos.
Teniendo en cuenta lo que está en juego, el alza de la Fed debería haber estado dominando los informes de noticias para los días inmediatamente antes y después de la caminata. Los reporteros deberían haber transmitido la opinión de los expertos junto con datos claves sobre la inflación, el crecimiento del empleo y las tasas de empleo.

Como era, el alza de la tarifa de la Fed recibió poca atención fuera de las páginas de negocios. Aunque hubiera sido casi imposible evitar las noticias sobre el negocio de Carrier, incluso la mayoría de las personas que siguen las noticias de cerca saben probablemente casi nada sobre el alza de la tasa de la Fed y las cuestiones que plantea.
La diferencia en la atención dada a estos dos eventos es preocupante, pero la mayor preocupación es la forma futura de la presentación de informes en lugar de esta historia. Donald Trump es una persona que es conocida por la mayoría de la gente en primer lugar de sus actuaciones en un programa de televisión, The Apprentice.
Mientras este espectáculo se supone es "reality TV", es en realidad una producción cuidadosamente puesta en escena en la que Donald Trump es retratado como un hombre de negocios reflexivo y decisivo, evaluando las habilidades y el rendimiento de sus asistentes. Con el fin de transmitir esta impresión, las escenas pueden ser filmadas una cantidad interminable de veces, y luego editado descaradamente a fin de producir el efecto correcto.
Dado el éxito de su programa y su campaña presidencial, Donald Trump probablemente adoptará el mismo enfoque para la presidencia, poniendo en escena eventos con la idea de conseguir que los medios de comunicación retraten la imagen deseada del Presidente Trump. Su primer tiro en este esfuerzo fue el acuerdo de Carrier donde obtuvo los medios de comunicación para dar tiempo de máxima audiencia a un acuerdo que probablemente tendrá menos del 1,0 por ciento del impacto en los puestos de trabajo como un notado hito de la Fed. Pronto averiguaremos si los medios de comunicación estadounidenses están preparados para actuar como periodistas serios o se contentan con actuar como asistentes de producción en un reality show de la vida real.

martes, 27 de diciembre de 2016

La FED frena el riesgo de la débil recuperación económica.

Por Michael Roberts *
SIN PERMISO



En la segunda semana -  Diciembre, la Reserva Federal de Estados Unidos ha elevado su tasa de interés de referencia del 0,5% al 0,75% por segunda vez desde la crisis financiera de 2008, con el argumento de que la economía estadounidense se está expandiendo "a buen ritmo". El comité monetario de la Fed también ha señalado que planea aumentar su tipo de interés al menos tres veces en el año 2017 con el argumento de que el crecimiento económico, el empleo y la inflación se está acelerando y las propuestas políticas de reducción de impuestos a las empresas y aumento del gasto en infraestructura del presidente electo Trump podría acelerar la recuperación económica de Estados Unidos.  "Mis colegas y yo están reconociendo los considerables progresos que la economía ha hecho", dijo Janet Yellen, presidenta de la Fed, "Esperamos que la economía seguirá mejorando".
Hay una cierta ironía en las declaraciones de Yellen, dado que hace un año, al aumentar la tasa de interés política por primera vez en nueve años, hizo una declaración similar de confianza en la economía; pero el crecimiento económico se desaceleró fuertemente y la Fed pospuso cualquier nueva alza.
La economía de Estados Unidos se ha expandido a un promedio anual de sólo el 2% desde el final de la Gran Recesión en 2009. La tasa de desempleo se ha reducido más o menos al mismo nivel que antes de la crisis financiera global, pero el crecimiento de la inversión y de la productividad ha sido muy débil.
En diciembre del año pasado, planteé la cuestión de que, dada la debilidad de la inversión empresarial, la subida de las tasas de interés podría poner en peligro a todo un sector de empresas estadounidenses y desencadenar una nueva recesión o una depresión. De hecho, esa fue la razón por la que la Fed se abstuvo de hacer nuevas subidas de la tasa de interés durante este año.
¿Están las cosas mucho mejor de manera que se pueda descartar el riesgo de que un aumento de las tasas de interés provoque una recesión? Bueno, Yellen describió el aumento de la tasa de interés como "un voto de confianza en la economía."   Y la justificación para ello es que han mejorado algo las cifras de crecimiento real del PIB en el tercer trimestre de este año, con una tasa anual de 3.2%. Sin embargo, el crecimiento se ha situado todo en la construcción de viviendas y en los inventarios (constitución de reservas que no se venden), mientras que la inversión empresarial se mantuvo constante. Y sobre una base anual, el PIB real de Estados Unidos ha aumentado sólo un 1,6%, mientras que la inversión empresarial se contrajo un 1,4%.
Sin embargo, después de caer en el 2do Trimestre, los beneficios empresariales aumentaron en el 3er Trimestre un 6,6% en comparación con el 2do Trimestre  y un 2,8% en relación con el 3er Trimestre de 2015. Se podría argumentar que la economía de Estados Unidos está mejor en la segunda mitad de 2016 en comparación con la primera  mitad, que no fue buena. Los precios de las viviendas han superado su pico previo a la recesión y la confianza del consumidor está en un nuevo máximo.




A nivel mundial, las ganancias empresariales también han crecido en el tercer trimestre de 2016. El promedio ponderado de las cinco principales economías (Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Reino Unido) testifica que las ganancias aumentaron en más del 5% anual. Junto con el aumento de los indicadores de actividad empresarial en los EE.UU. y Europa, parece que las grandes economías se han recuperado un poco en el tercer trimestre. Sin embargo, el crecimiento global de la inversión empresarial sigue siendo débil.
Hay dos riesgos que podrían afectar el confiado pronóstico de Yellen (por segunda vez). El primero es que el aumento de las tasas de interés de lugar a un aumento de los costes del servicio de la deuda de las empresas y las familias, hasta el punto que no puedan ser financiados a través de beneficios adicionales o ingresos reales de los hogares. Así que las tasas de morosidad del servicio de la deuda subirían.
No ha habido una reducción real de la acumulación de la deuda del sector privado en las economías más importantes como la que tuvo lugar en la década del 2000 y que culminó en la crisis global de crédito de 2007. Esa acumulación de deuda tuvo lugar en un contexto de condiciones favorables para los créditos: bajas tasas de interés y crédito fácil. Entre 2000 y 2007, la proporción de la deuda mundial del sector privado en relación con el PIB se elevó de alrededor de 140% a 163%, según el FMI.



La deuda del sector público creció rápidamente después de la crisis financiera mundial para rescatar a los bancos y financiar los fondos para el desempleo y otros beneficios. El nivel medio de la deuda pública en relación con el PIB se elevó del 34% a aproximadamente el 90 % - un máximo histórico después de 1945. Junto  con la deuda del sector privado, el nivel de endeudamiento no financiero total en relación con el PIB en las economías capitalistas avanzadas es en realidad mayor que en 2007.
En las economías emergentes, después de la Gran Recesión, el aumento de la deuda del sector privado ha sido masiva. China está en una liga propia, con un aumento del 96% porcentual en su ratio de 205% en relación con el PIB. Incluso excluyendo a China, las cifras siguen siendo grandes, de hasta 25% pts y el 92% del PIB para las economías emergentes. De hecho, el aumento de la demanda privada como porcentaje del PIB en las economías emergentes fuera de China ahora excede lo que tuvo lugar en las economías desarrolladas en la expansión del 2000.
La mayor parte de esta deuda adicional es resultado de que las empresas en estos países se endeudan más para aumentar la inversión, pero a menudo en áreas no productivas como la propiedad inmobiliaria y las finanzas. Y gran parte de este mayor endeudamiento se hizo en dólares. Así que la decisión de la Fed de elevar el coste de los préstamos en dólares aumentará a su vez la deuda de las empresas.
Moody, el organismo de supervisión de crédito de Estados Unidos, estima que ahora hay 7 billones de dólares de deuda pública global que sufrira recortes en su calificación ante el riesgo de incumplimiento debido a los crecientes costes de financiación si el dólar se mantiene fuerte y las tasas de interés globales empiezan a subir durante el 2017. Es el 16 % de la deuda pública global total. En el año 2016 de todos modos, hubo 35 rebajas de calificación crediticia para la deuda de los países.
No obstante, los mercados bursátiles en las principales economías se dirigen hacia nuevos máximos en la expectativa de que las principales economías están en el camino de la recuperación sostenida y que las políticas de Trump estimularán el gasto y aumentarán los beneficios empresariales el próximo año.

Ya he cuestionado con enormes signos de interrogación la posibilidad de que Trump puede lograr un crecimiento económico rápido y sostenido en los EE.UU. con sus políticas. Y no soy el único que duda. Ya me he referido a los puntos de vista de Deutsche Bank y JP Morgan sobre la probable recuperación económica en los EE.UU. en 2017.
Ahora el enorme fondo de capital privado, Bridgwater Associates, tiene también dudas sobre la recuperación económica esperada. Su fundador, Ray Dalio, reconoce que "esto no es un ciclo normal; la política monetaria será mucho menos eficaz en el futuro; los rendimientos de las inversiones serán muy bajos".   Haciéndose eco de la opinión presentada, hasta la saciedad, en su blog, Dalio identifica un "ciclo de deuda a corto plazo, o ciclo económico, con una duración de cinco a diez años, pero también un ciclo de deuda a largo plazo", de más de 50 a 75 años".   Y comenta: "la mayoría de la gente no entiende adecuadamente el ciclo de la deuda a largo plazo, ya que se hace notar con muy poca frecuencia. Pero esta es la fuerza más importante detrás de lo que está sucediendo ahora".  Dalio estima que el crecimiento de la deuda ha superado el crecimiento de los ingresos en forma de beneficios e intereses necesarios para dar servicio a los niveles actuales de deuda. El dinero fácil y las bajas tasas de los bancos centrales no pueden contrarrestar los crecientes costes de servicio de la deuda por mucho tiempo.
Parece que en 2017 el suelo de las tasas de interés a nivel mundial, establecidas por la tasa de la Fed, se va a elevar, si la Fed mantiene su plan de subirla tres veces más y de nuevo en 2018. Al mismo tiempo, se prevé un aumento de los precios del petróleo, suponiendo que los productores de petróleo de la OPEP cumplen su plan para recortar la producción. Esto aumentará los precios de los combustibles y reducirá las ganancias empresariales. Y si el dólar se mantiene fuerte frente a otras divisas, el servicio de la deuda en dólares a nivel mundial va a encarecerse, poniendo a muchas empresas en dificultades.



Así que la recuperación relativa de los beneficios empresariales globales y de la actividad económica en la última parte de 2016 no puede durar en 2017.



*Es un reconocido economista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.

Titulo original: La Fed asume el riesgo de frenar la débil recuperación