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sábado, 10 de diciembre de 2016

La ofensiva del gran capital y las amenazas para Latinoamérica

Por Theotonio do Santos*



La discusión en marcha en el mundo hoy se concentra en comprender la profundidad de la crisis financiera iniciada en 2007 y su relación con el conjunto de graves limitaciones del actual sistema mundial para garantizar la sobrevivencia de la humanidad. Estaríamos en una crisis final del capitalismo que hasta 2016 no ha alcanzado una recuperación suficiente, por lo menos en sus centros más importantes. En este contexto general, las economías hoy llamadas "emergentes" se desprenden de una posición subordinada del sistema mundial y conducen al surgimiento de muchos grupos de investigación que trabajan sobre la crisis mundial.
Como resultado de este giro de preocupaciones, emergen nuevos temas antes menospreciados en los centros de investigación conservadores, como la importancia de la concentración de la producción, del ingreso y de las riquezas, así como del intercambio mundial de bienes y valores. Podría deducirse que sería casi imposible prever e interpretar estos fenómenos antes despreciados o, inclusive, suprimidos del centro de las preocupaciones científicas.
No creo que debamos hacer un trabajo demasiado grande para localizar las principales tendencias que se están desarrollando en la economía mundial para tener una capacidad de previsión y de identificación de sus posibles direcciones. La verdad es que la crisis iniciada en 2007 era relativamente previsible, pero su profundidad y duración sí se hizo más difícil de prever, debido a la existencia de muchos factores condicionantes de la misma. Si analizamos globalmente las últimas estadísticas macroeconómicas, veremos que emergen nuevos poderes económicos, sobre todo en Asia y, particularmente, China e India. El gobierno chino, principalmente, está activando sus reservas (de cerca de 400 billones de dólares, o trillones en inglés) que representan un enorme volumen de liquidez en un mundo donde prevalecen las deudas en los antiguos centros de poder. El antiguo grupo de las siete mayores economías y la Trilateral (Estados Unidos, Europa y Japón) son cada vez más incapaces de pagar sus deudas que son, por lo general, mayores que el valor de sus Productos Internos Brutos (PIB), pues se trata de economías donde prevalecen los déficits comerciales externos y los déficits fiscales internos.


De esta manera prevalece la tendencia a la valorización del yuan. Al valorizarse el yuan, China gana el poder de emitir su propia moneda con circulación internacional. Esto se multiplica cuando el gobierno de China busca fortalecer su economía creando "fondos soberanos" juntamente con otras potencias superavitarias con el objetivo de ampliar mundialmente sus inversiones. El gobierno chino ya lo viene haciendo desde algún tiempo atrás, mientras el yuan tiene circulación internacional creciente (del 2% de las divisas en el mercado internacional en 2012 el yuan alcanza el 8% en 2016). Es así como países de la OPEP y de Asia que están actuando en la misma dirección pueden aumentar su preferencia por la divisa China. Venezuela, como veremos, disminuyó mucho su capacidad de influencia internacional con la drástica caída del precio del petróleo y perdió mucha capacidad de crear un fondo soberano poderoso, porque ya no tiene reservas importantes en este momento. Pero esta situación provisoria debe cambiar. Se hace necesario que economías poderosas como la brasileña se liberen de la dictadura ejercida por sus bancos centrales que impiden la creación de estos fondos, además de sabotear la creación del Banco del Sur y del Banco de los BRICS, que los pondrían en el centro del desarrollo de las Américas del Sur y Central, del Caribe y del Atlántico Sur. Sin despreciar una audaz política de aproximación del comercio con el Pacífico —centro privilegiado de los cambios de la economía mundial—.

Los cambios en el cuadro mundial y el destino de la humanidad

Después de un período de confrontación con estos cambios tan perjudiciales para los antiguos centros de poder hegemónico, se inició una ofensiva comandada por los Estados Unidos de presión sobre las economías del antiguo Tercer Mundo con un movimiento concentrado en la baja del precio internacional del petróleo. Este cuadro llevó a intentos de golpes e invasiones contra los centros alternativos al poder de estas potencias. Es así que Estados Unidos desata una situación de caos en el Oriente Medio, centrándose en Irán, Irak, Siria, Libia y extendiéndose a Paquistán y Afganistán, pero perdiendo poder en toda la región. Al naufragar en sus intentos de dominar el Oriente Medio, intenta frenar el crecimiento de Rusia y su influencia creciente en la región que históricamente se vinculó con la Unión Soviética. Su intento de arrinconar a Rusia a través de un golpe en Ucrania desemboca en la pérdida de Crimea. Pero todo se hará más grave con el fin de la debacle petrolera, con la dificultad de integrar Turquía en un frente fracasado en el Oriente Medio y en Siria, en particular. Toda la ofensiva desatada en la región está en grave crisis en razón del aumento del precio del petróleo. Si Venezuela consigue estar aún bajo la dirección de la izquierda, en los próximos años, seguramente va a entrar en ese esquema de aprovechamiento productivo de las reservas ya descubiertas y su utilización como fondo de inversión que sirva de base, incluso, para fondos de inversión privados y compra de empresas mixtas. Es muy interesante anticipar esta situación porque, como veremos, el uso estratégico de estas reservas puede revertir rápidamente los impases de la presente coyuntura.

El mundo latinoamericano (incluido Brasil) y caribeño se encuentra en este momento sobre-determinado por la amenaza de la rebaja de las inmensas reservas que aún posee en este momento. Sin embargo, estos países han vivido, desde inicios de este siglo hasta hace tres o cuatro años, una situación de aumento espectacular de sus reservas monetarias que contrastan con las enormes deudas internacionales con que convivían en los años 80 y 90 del siglo pasado. Un mundo de países debilitados por deudas colosales y que no tenían dinero para impulsar una política de desarrollo debido a una deuda paralizante, se encontraban con grandes excedentes financieros, que permitían instalar gobiernos capaces de unir crecimiento económico y redistribución de renta, aunque moderada. Pero la miseria en que vivía y aún vive un tercio de la población de estos países permite que la reorientación de 2 a 3% de sus Productos Internos Brutos hacia estas poblaciones produzca cambios radicales en las vidas de millones de personas.
Es difícil aprender a convertir sus propios títulos de deuda en fuerzas para el desarrollo. Claro que hay poca gente dispuesta a comprar, en ese momento, los títulos de deuda sin ningún respaldo en producción de bienes o inclusive, valores ligados a servicios públicos o privados. Sin embargo, los Estados Unidos se mantienen con la emisión de títulos de deuda estatales que no tienen ninguna perspectiva de ser pagados por un gobierno que no tiene posibilidades de cubrir sus deudas, ya que no tiene ninguna propuesta a la vista de obtener un superávit fiscal que pueda permitir la disminución de su deuda. Con esta aventura, los Estados Unidos están recorriendo un camino muy peligroso porque se aguarda una gran devaluación que derrumbaría los valores del dólar masivamente. Podríamos prever que no solamente se trata de una hipótesis, sino que se siente, se sabe, que vamos a tener una gran devaluación del dólar. En un país que paga 0% de intereses por sus títulos públicos, comprar estos títulos que se emiten en una moneda en devaluación es un claro suicidio económico, cuyo costo solo puede ser asumido por países que tienen poderosos intereses geopolíticos comunes con el país de moneda decadente.
Esta situación nos muestra que tenemos que repensar mucho y estudiar mucho, no solamente con una visión regional del mundo, sino con una visión que se aproxime más a la realidad. Este fenómeno global, si lo analizamos con lo que está pasando en 2016, indica que estamos viviendo una alteración en la correlación de fuerzas dentro del sistema económico mundial, en el cual los centros de poder económico mundial están convirtiéndose en países comandados por grandes concentraciones financieras que dependen cada vez más de poderosas empresas estatales y colosales transferencias de recursos estatales. Este es un fenómeno realmente inesperado para aquellos economistas formados por el discurso neoliberal, e influenciados por una campaña contra las empresas públicas y por las ventajas de la privatización que predominaron desde la década del 80 hasta inicios del siglo XXI, cuando esta ofensiva entra en decadencia.

Las mayores empresas

A pesar de la campaña privatista, estas ideas fueron rápidamente reconvertidas a partir de los años 2000. Si nos basamos en las 10 primeras empresas, según el valor de sus acciones, veremos que la primera empresa en el mundo, en 2007, era Petro China con una diferencia bastante grande en relación a la segunda empresa. Mientras Petro China se acercaba a un trillón de dólares de acciones, (en inglés, un billón, en español), la Exxon de Estados Unidos, que es una empresa privada, pero muy relacionada al sistema estatal y particularmente al Pentágono, aparecía en segundo lugar. La demanda de los productos de esta empresa proviene de instituciones estatales, financiados con recursos públicos.

La General Electric se colocaba en tercer lugar, según el valor de sus acciones. Empresa muy ligada también al Pentágono y toda la estructura militar de EEUU, con inversiones a nivel global también. Luego se coloca la China Mobil e Industria y en quinto lugar la Microsoft, seguida de Gazprom, empresa estatal de Rusia. Habría que destacar que el Estado ruso retoma recientemente esta empresa que había sido privatizada por políticas de conversión de empresas públicas en privadas, generando súbitamente grandes riquezas, que promovió que los especuladores empezaran a comprar la Gazprom. No queda claro cómo fueron exactamente privatizadas esta y varias otras empresas.
Al re-nacionalizarla, el presidente Putin logró retomar el eje principal de la economía rusa, cambiando drásticamente la correlación de fuerzas de la economía mundial. No solamente por la situación del petróleo y gas, la presencia rusa inaugura una fase muy complicada, porque su participación aumentó mucho la competencia en la explotación petrolera y gasífera mundial. La presencia de Gazprom permitió, por ejemplo, que en ese momento se realicen reuniones de Rusia con Arabia Saudita, que es una acción fuera de lo común, excepto por los intereses comunes en relación a los hidrocarburos.
China también se ubica en este juego de poder en el Oriente Medio, y probablemente esto tiene que ver con una estrategia petrolera que no se administra solamente desde la OPEP, sino que articula el apoyo de otros centros petroleros para conseguir, realmente, tener una posición de fuerza mundial. La obsesión de los Estados Unidos de mantenerse como líder incontestable de la economía petrolera mundial lo pone en confrontación con casi todos los países del mundo.
En el caso de América Latina, estas ambiciones desmedidas de los grupos dominantes en Estados Unidos llevaron al gobierno de ese país a forzar situaciones políticas en la región. Frente al decisivo hecho de que no cuentan más con apoyo militar para sus aventuras totalitarias, tienen que promover golpes de Estado apoyados fundamentalmente en congresos deslegitimizados, leyes absurdas improvisadas para servir a sus intereses, intervenciones jurídicas que convierten a la policía y a los tribunales en poderes medievales, así como en el dominio y monopolio absoluto de los medios de comunicación.
Es grave observar cómo las fuerzas de izquierda latinoamericanas se ablandaron con los pocos años de ejercicio del poder. Frente a la ofensiva general del gran capital en decadencia, se acomodan a su propuesta de retroceso ideológico y cultural que pretende transformar estas acciones desesperadas en fuente de una nueva legalidad que confunde la democracia con la movilización monopólica de los medios de comunicación y la restricción a los poderes populares que venían acumulándose en el siglo XXI, para desespero del gran capital en general.
El intento de "restringir" la cuestión democrática a una posibilidad de escoger un candidato entre los ya definidos por partidos sin participación popular; una incorporación formal de los pueblos sometidos desde las colonias, negándoles las cuotas para integrarse en los verdaderos centros de decisión; unas restricciones a la moral patriarcal que se restringe a la libertad y realización parcial de las mujeres sin darles el derecho de decidir sobre su propio cuerpo. En fin, transformando conquistas parciales en objetivos finales y buscando ocultar la radicalidad del moderno ideal democrático según el cual la plena realización de los individuos no solamente debe ser "reconocida" socialmente, sino que debe buscar el pleno ejercicio de su condición de ser humano y de su poder para orientar los destinos de la humanidad, liberándola del sometimiento a las fundamentales contradicciones sociales que la oprimen. Se trata, en fin de cuentas, de restringir la plenitud del ideal democrático a simulacros de democracia.


Además, está claro que no se puede aceptar la reducción del concepto de democracia a los principios liberales que contradicen históricamente los principios democráticos. La libertad de los explotadores y violentos dominadores no puede ser un principio ordenador de un mundo cada vez más interactivo. No podemos aceptar como principio el de explotar a las grandes mayorías y acumular el 50% de la riqueza en manos del ya famoso 1% de la población mundial, en nombre de una eficiencia económica muy discutible. Si no fuera por el terror organizado y promovido por un sistema de poder en crisis profunda, sería jocoso pretender que la humanidad deba someterse a un mundo marcado por colosales desequilibrios económicos, crisis humanas y ambientales, permanentes amenazas de violencia y amenazas dramáticas a la sobrevivencia de la humanidad y del propio planeta tierra.
Está, pues, al orden del día una batalla de ideas que se dibuja en el planeta con fuertes colores. Nuestra capacidad de movilización contra la ofensiva del gran capital es crucial. Pero ésta debe reivindicar la defensa de una nueva sociedad, de una nueva economía y de una nueva cultura, así como la creación de los instrumentos necesarios para que cada ser humano se convierta en el dueño de su propio destino.


*Theotonio Dos Santos es Profesor Emérito de la UFF; Investigador Nacional Senior de la UERJ; Presidente de la Cátedra UNESCO sobre Economía Global y Desarrollo Sustentable (REGGEN); Premio Mundial Economista Marxiano 2013, de la Asociación Mundial para la Economía Política (WAPE); Director del CEPPES; Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales de CLACSO (2015); Premio Cátedra Mestro Torres Gaitán, del IIEc / UNAM (2016).

viernes, 19 de abril de 2013

Flujos de Corto Plazo: una aproximación





Por Oscar Ugarteche - Leonel Carranco
 
 
 
Cuando se inició el proceso de desregulación financiera se argumentó que  traería mayor inversión y crecimiento económico en el mundo.  Lo que se ha podido ver es que desde los años 80 hay más volatilidad en los mercados financieros y que hasta el año 2003 no había señales de que el crecimiento económico estuviera en proceso de recuperación estable.  Otros dirán que esto sigue sin ocurrir por la evidencia del G7.  Fue en marzo del 2003, cuando se observó el alza brusca de los precios de los commodities y de los índices de bolsa mientras las tasas de interés administradas por el FED iniciaban su viaje de descenso conllevando auges de precios de commodities y crecimiento exportador en las economías emergentes mientras crecían las burbujas de bienes raíces y de bolsas de valores en los países desarrollados.  Las inversiones de corto plazo por diferenciales en las tasa de interés entre Estados Unidos, Europa y América latina inyectaron un auge de los mercados de valores de América latina y con ello el abultamiento en los niveles de reservas internacionales y la apreciación cambiaria.  Todo esto vino aparejado de contracción del crédito interno para frenar la inflación potencial y plagó de enfermedad holandesa a la región.
 
En el año 2001, según el FMI, los flujos de capital a corto plazo a los países del Mercosur y de la Alianza del Pacifico desde el resto del mundo sumaba 222,718 millones de dólares.  En orden, los fondos estaban invertidos en las plazas de México, Brasil, Argentina y Venezuela que representaban el 90% de los flujos a la región.  Dos años más tarde, los flujos crecieron a 272 mil millones y el orden cambió: Brasil, México, Argentina y Chile concentraron el 90% de los mismos en el 2003.  El común denominador son los instrumentos de deuda pública en moneda nacional.  Al 2011, la cifra se cuadriplicó y sumó 844,867 millones de dólares concentrados en Brasil y México, Chile y Colombia.  Los flujos hacia Brasil crecieron más de seis veces de 81,399 millones de dólares a 493,229 entre 2001 y 2011.  Los flujos a México poco más que doblaron de 86,000  a 209,000 millones en el mismo periodo.  Los flujos a la Argentina se redujeron de 25,000 millones a 23,000 y los flujos a Chile se quintuplicaron de 8,000  a 39,000 millones.  Quizás el más sorprendente sea Venezuela que dobló de casi 11,000 millones en 2001 a más de 22,000 millones, diferenciándose de este modo de la tendencia contractiva de Argentina y con una tendencia similar a la mexicana.  Hipotéticamente esto ocurre porque los intereses sobre la deuda pública de corto plazo en moneda nacional son más altos en Brasil que en ningún otro país, seguido respectivamente de México, etc.
 
Esta deuda pública y privada –para la balanza de pagos estos flujos son una deuda de corto plazo- trae consigo el fantasma  de los años 70.  Solo que esta vez se dice que no hay riesgo cambiario.  Salvo que los inversionistas sean extranjeros, y entonces si lo hay.  Según El Financiero de México, la mitad de los tenedores de bonos de corto plazo son extranjeros en este país.  Esto quiere decir que del total invertido en México en bonos de corto plazo en moneda nacional, la mitad es sujeta de retiro en divisas y esto suma más que el total de reservas internacionales del país.  En Brasil debe de ser más acentuado todavía.  El impacto de las bajas tasas de interés en los países del G7 sobre los precios de los commodities es análogo a los 70, pero esta vez además hay un proceso de sobre apreciación cambiario,  y de auge en las bolsas de valores y los mercados de bienes raíces en las economías emergentes derivado de la desregulación.  Que los mercados no teman no es de sorprender.  Tampoco temían cuando estaban prestando en exceso en los años 70.  Cuando irrumpe la crisis recién temen y salen en estampida como horda.  Los que deben de temer son los bancos centrales latinoamericanos y los ciudadanos.
 
Según la misma fuente, el Perú se benefició con 3,071 millones de dólares de corto plazo en el 2001 y la cifra se multiplicó por siete para llegar a 20,318 millones de dólares en el 2011, casi igual que Venezuela.  Esto lo hace el mercado más dinámico y el más pequeño también, con Venezuela.  Dichos capitales al país son una combinación de créditos interbancarios, con flujos a la bolsa de valores y apuestas al tipo de cambio.  La gravitación de estos flujos en el 2011 en las reservas internacionales totales peruanas de 48, 858 millones de dólares es de 42% del total.  Esto explica las altas tasas de interés peruanas fruto de la contracción del crédito interno para evitar la inflación que esos flujos causarían.  A esto hay que sumar el peso del oligopolio bancario concentrado.  En las semanas pasadas, el presidente del  Banco de México ha mostrado preocupación por el tema de las tasas de interés estadounidenses, lo que debería indicarnos que puede haber nubarrones.
 
Del tema de la desregulación financiera es preciso señalar los movimientos de capitales por medio de paraísos fiscales a las economías que integran el Mercosur (MS) y la Alianza del Pacífico (AP).  En el 2008 hay una caída de estos flujos (ver gráfica de abajo) a causa de la crisis financiera y en el año siguiente continuo con su tendencia anterior a la crisis, impulsada en gran parte por las políticas monetarias de flexibilización cuantitativas a nivel mundial y en gran particular la Fed.
 
Existe una importante participación de los flujos de capitales en los países integrantes de MS y AP, (ver el caso de Brasil), y dado los niveles de pasivos (ver cuadro de abajo), nuestra región se vuelve muy vulnerable financieramente y mas en una situación como la actual de “guerra de divisas”.  Es por eso que se necesita un Comité de Vigilancia de Flujo de Capitales en el Mercosur y en el sistema de UNASUR o de la CELAC que emita recomendaciones de política cambiaria, monetaria y fiscal para garantizar la estabilidad y poder enfrentar mejor los shocks financieros externos en la región.
 
Para los países que integran la AP y el MS, Luxemburgo es el mayor paraíso fiscal ya que este en el 2011 representaba el 62% y 44% respectivamente, del total del movimiento de flujos de capitales por medio de paraísos fiscales. 
 
 
 
Oscar Ugarteche, Economista peruano. Investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org
Leonel Carranco, Obela.org.  IIEC UNAM, 27 de febrero de 2013

viernes, 1 de marzo de 2013

La transformación del modelo de desarrollo de China y su impacto sobre América Latina (Parte II)

  


Por Daniel Munevar
CADTM


La transformación del modelo de desarrollo de China analizada en el artículo anterior posee profundas implicaciones para América Latina. Estas pueden ser desagregadas en 3 grupos: su impacto sobre los precios de las materias primas y por definición sobre los términos de intercambio de América Latina; su impacto sobre los ingresos reales de la población; su impacto sobre los ingresos fiscales y la estrategia de desarrollo de los países en la región. Estos elementos serán explorados en la siguiente parte del artículo.
En lo que respecta al primer punto, la desaceleración de la economía China en el marco de un proceso de rebalanceo eliminaría el último sostén en la economía real de la especulación de materias primas. Los últimos meses se han caracterizado por una creciente desconexión entre la evolución de la demanda y oferta real en los principales mercados de materias primas y las curvas de precios de futuros de estas |1| . Mientras un número creciente de indicadores en la producción y demanda de metales y petróleo indican sobreoferta e incapacidad para lidiar con masivos stocks acumulados, los precios de futuros indican escases en el corto y mediano plazo |2|. En este contexto, para los futuros y derivados sobre las materias primas la desaceleración del crecimiento de China sería el equivalente de lo ocurrido en el verano de 2007 con los primeros problemas de las hipotecas subprime.
Sin embargo aun si los precios de las materias primas no cayeran de manera estrepitosa, el proceso de rebalanceo de China demanda una modificación de sus términos de intercambio. La consecuencia básica del proceso de industrialización de China es un aumento de la frontera de posibilidades de incremento de la productividad y la retención de valor agregado. Mientras América Latina permanece sujeta a las limitaciones de los incrementos en materia de productividad inherentes a las materias primas, China ya se encuentra en capacidad de desplazarse a renglones más dinámicos e intensivos en tecnología del comercio global. Es esta diferencia clave en materia de crecimiento de la productividad la que marcara la evolución de los términos de intercambio entre China y América Latina, de manera desfavorable para esta última. En otras palabras las mejoras en términos de ingresos reales y crecimiento del consumo de los hogares en China tendrán lugar a costa de los sectores exportadores de materias primas en la región.
En este sentido es importante aclarar que mientras los volúmenes de ciertos renglones de materias primas se verán afectados, tales como petróleo y metales, otros seguirán creciendo de manera sostenida a la par del consumo de los hogares en China, fundamentalmente alimentos. Sin embargo, el crecimiento de la demanda tendrá lugar en un contexto marcado por precios significativamente más bajos. Es decir que la región se verá atrapada una vez más en el dilema Prebisch Singer de reducción secular de los términos de intercambio. Mayores volúmenes de exportaciones se traducen en menores ingresos reales para sus productores en la medida que los diferenciales de productividad permiten a los países industrializados, en este caso China, retener todas las ganancias de valor agregado. De esta forma mientras China aprovecho las últimas décadas para su reposicionamiento dentro la economía global, América Latina las ha desperdiciado cometiendo el mismo error en términos de políticas de desarrollo desde tiempos de la independencia al apostar en las materias primas como motor principal del crecimiento económico.
Asociado este dramático cambio en los términos de intercambio de la región se encuentra el segundo elemento a destacar, a saber el impacto sobre los ingresos reales de la población. Resultado del rápido crecimiento económico que ha tenido lugar en la región, cerca de 70 millones de personas pasaron de una situación de pobreza a integrar una clase media entre 2003 y 2010 |3|. Al mismo tiempo se produjo en la mayoría de los países una ligera reducción en los altos niveles de desigualdad de ingresos |4|. El problema con esta situación es que es un resultado directo de la especialización en materias primas y de la mejora en los términos de intercambio que experimento la región en los últimos años. Visto de otra forma, las mejoras observadas en América Latina representan la imagen inversa de lo ocurrido en China. Mientras en dicho país se adoptó un tipo de cambio que reprimía el consumo interno, la significativa apreciación del tipo de cambio que ha tenido lugar en algunas de las principales economías de la región como Brasil, Colombia o Chile resulta en el efecto opuesto. Al reducir el costo de las importaciones, una moneda apreciada fomenta el consumo y de facto representa un traslado de ingresos de los sectores exportadores netos de la economía a los sectores importadores netos. Desde el punto de vista de un hogar que percibe un aumento sostenido de su capacidad adquisitiva en términos de bienes importados dicha situación es bienvenida. Sin embargo, desde la perspectiva de la economía en su conjunto representa un desastre toda vez que se afecta de manera directa aquellos sectores con mayor capacidad de crecimiento y dinámica de generación de empleos.
La magnitud del impacto de los términos de intercambio sobre el ingreso real y los patrones de consumo ha sido amplificada por la dinámica del sistema financiero en los diferentes países, donde contrario a lo que ocurre en China, el crédito se ha concentrado en los renglones de consumo e hipotecario. Con tasas de crecimiento superiores al 20% en la mayoría de los países de la región, el crédito se ha concentrado en sectores que por un lado aumentan la dependencia de importaciones y por el otro incrementan la inestabilidad financiera al propiciar burbujas en los precios de activos, fundamentalmente finca raíz. El problema con el crecimiento del crédito, es que justo como las políticas de desarrollo regionales, está basado en dos supuestos. Primero, que el crecimiento económico basado en la exportación de materias primas se sostendrá en el tiempo, creando así los ingresos para validar la toma de créditos. Segundo, que la entrada de capitales asociada a la Inversión Extranjera Directa en materias primas y a las perspectivas de apreciación se mantendrá en el tiempo. Como se ha explicado anteriormente, ambos supuestos son incorrectos. Ante este escenario, los hogares en América Latina se van a encontrar en una situación en la cual la capacidad adquisitiva de su ingreso disminuye a la par del deterioro de los términos de intercambio regionales, justo al mismo tiempo que se produce una contracción del empleo y del acceso al crédito. Ello no necesariamente se tiene que traducir en una crisis económica, pero si es claro que tendrá como resultado una significativa disminución de la calidad de vida de la población en la región.
Esto nos lleva al último punto, el impacto sobre las políticas de desarrollo regionales. Independientemente de la orientación política del gobierno, los países de América Latina han experimentado un incremento de la participación de ingresos fiscales asociados a materias primas. Así, mientras en el año 2000 los ingresos fiscales asociados a materias primas representaban menos del 20% del total de los ingresos de los gobiernos en la región, en el año 2008 esta cifra se ubicó en cerca de 35% |5|. Este significativo aumento de los ingresos fiscales permitió una mejora de los indicadores fiscales, y con ello una reducción de los niveles de endeudamiento, al mismo tiempo que facilito el aumento del gasto social en la región. Como promedio los gastos sociales entre el año 2000 y 2010 pasaron de representar un 13,3% del PIB a 18,1%, un aumento del 36% |6|.
El problema es evidente. No solo el crecimiento económico ha incrementado su dependencia respecto a la exportación de materias primas, sino que también la implementación de políticas públicas en la región es altamente sensible a la evolución de los precios e ingresos asociados a estas. El rebalanceo de China con su impacto sobre los términos de intercambio y el crecimiento económico regional limitara la capacidad de los diferentes países en América Latina de hacer frente al nuevo escenario que se avecina. Precisamente en el momento en que los gobiernos se vean abocados a implementar políticas contra cíclicas y a reforzar las redes de seguridad social para hacer frente a la caída del crecimiento y el empleo, una de sus principales fuentes de financiamiento presentara una importante reducción. De hecho es una pregunta abierta si en un escenario de este tipo se podrían mantener los niveles de gasto social sin la implementación de reformas fiscales significativas.
Ante esta oscura perspectiva, el hecho más preocupante es la falta de previsión que aqueja a la mayoría de los gobiernos en la región. En cierta forma, la posición de estos se reduce a cerrar los ojos y esperar a que el futuro traiga lo mejor. Frente a esta postura de negación, es necesario dejar en claro que la toma de medidas para afrontar los desafíos impuestos por el modelo de desarrollo de China debe realizarse antes de que los efectos mencionados en este artículo empiecen a golpear a la región. Medidas tales como la aceleración de la integración regional, el abandono de un modelo económico extractivista y la realización de auditorías de la deuda son algunos de elementos que se pueden tener en cuenta en este sentido.

Notas

|1| Ver, “A physical vs forward commodity market disconnect”, disponible en: http://ftalphaville.ft.com/2013/02/...?
|2| Sobre oferta en la producción de metales ver, “Hey, spendy miners, operate Glencore style”, disponible en: http://ftalphaville.ft.com/2013/02/.... Sobre oferta en la producción de petróleo ver, “Scarcity amid plenty, Oil edition”, disponible en: http://ftalphaville.ft.com/2012/06/...
|3| Ver, BBVA Research (2013), “Emerging middle classes in fast track mode”, disponible en: http://www.bbvaresearch.com/KETD/fb...
|4| Ver, Palma G. (2011), “Homogeneous middles vs. heterogeneous tails, and the end of the ‘Inverted-U’: the share of the rich is what it’s all about”, disponible en: http://www.econ.cam.ac.uk/dae/repec...
|5| Ver, World Bank (2010) “Natural Resources in Latin America and the Caribbean: Beyond Booms and Busts?”, disponible en: http://siteresources.worldbank.org/...
|6| Datos para Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela. Base datos en línea de CEPAL.

La transformación del modelo de desarrollo de China y su impacto sobre América Latina (Parte I)





Por Daniel Munevar
CADTM


El rápido crecimiento económico de China a lo largo de las últimas décadas ha cambiado de manera radical la estructura de la economía global. América Latina no ha sido ajena a este proceso y se ha visto beneficiada de manera directa por el impacto de China sobre los mercados de materias primas. En el periodo comprendido entre 2013 y 2012, en un proceso amplificado de manera significativa por la especulación en materias primas, los precios de estas se incrementaron en términos reales un 111% |1|. Para el mismo periodo el valor de las importaciones de materias primas por parte de China creció en un 1136% |2|. Como resultado de esta dinámica, las exportaciones de América Latina a China pasaron de 10 mil millones de dólares en el año 2000 a 241 mil millones en el año 2011 |3|.
En el corto plazo este rápido crecimiento de las exportaciones ha beneficiado a la región. Al permitir la diversificación de las exportaciones regionales en términos de mercados de destino, facilito el proceso de recuperación económica de los países de América Latina tras la recesión de los Estados Unidos en el año 2001 y la crisis financiera de 2008. De la misma forma, al incrementar los ingresos fiscales de los países de la región, ha jugado un rol central en la reducción significativa en los volúmenes de endeudamiento externo al mismo tiempo que ha permitido el financiamiento de mayor gasto social.
De cierta forma, independiente de la orientación política de la administración, la mayoría de los gobiernos en la región basan sus proyecciones y políticas de desarrollo a futuro en el supuesto que estas dinámicas son de carácter estructural. A saber que la insaciable demanda de China por materias primas constituye una base estable tanto para el crecimiento de las exportaciones regionales como para la estabilización de los términos de intercambio en niveles altamente favorables para los países de América Latina. Sin embargo, este supuesto muestra un profundo desconocimiento de los elementos que componen el modelo de desarrollo de China.
Como en otros ejemplos históricos de desarrollo, tales como Corea del Sur o Japón, el modelo de desarrollo de China se basa en una transferencia sistemática de ingreso y riqueza de los hogares al sector productivo exportador. Dicha transferencia tiene como resultado una represión del consumo interno, aumento de la producción nacional y por definición de cuentas nacionales, un aumento del ahorro y superávit externo |4|. En la medida que la transferencia de ingresos por parte de los hogares limita la capacidad del consumo doméstico de impulsar el crecimiento económico, este depende de la inversión del sector productivo exportador y la demanda externa para mantenerse en el tiempo.
La transferencia de ingresos de los hogares al sector productivo tiene lugar a través de un conjunto de políticas económicas de las cuales es importante destacar 3. La primera es una represión sistemática del crecimiento de los salarios por debajo del crecimiento de los niveles de productividad. Dicho esquema representa un subsidio directo de los hogares al sector productivo y se constituye en un elemento clave para mantener la tasa de ganancia de este último. En el caso de China esto se ha reflejado en una reducción de la participación de los salarios en la economía de un 52% del PIB a finales de los años noventa a menos de 40% del PIB en 2007 |5|. Al mismo tiempo los retornos sobre la inversión crecieron en 20 puntos del PIB |6|. Así es importante anotar que el impacto negativo de la represión salarial sobre el bienestar de los hogares ha sido compensado por el crecimiento del empleo que ha tenido lugar durante las últimas décadas en China. Visto de otra forma, menores ingresos a nivel de hogares individuales han sido compensados con un mayor número de hogares con ingresos.
El segundo mecanismo es la represión financiera. El establecimiento de tipos de interés artificialmente bajos implica una transferencia de recursos de ahorradores a prestamistas. En la medida que los hogares son un sector con ahorro neto positivo y el sector productivo es un sector ahorro neto negativo, las bajas tasas de interés perjudican al primero y favorecen al segundo. De manera práctica los hogares se ven forzados a subsidiar el costo de las inversiones del sector productivo. En las fases iniciales del proceso de desarrollo este mecanismo de subsidios acelera el crecimiento al reducir el costo de inversión. Sin embargo, al mantenerse por periodos prolongados de tiempo, puede tener como efecto una distorsión sistemática de dichos costos lo que puede llevar a un aumento de proyectos de inversión poco viables desde el punto de vista económico, y más importante aún, sin capacidad para hacer frente al servicio de la deuda que financio originalmente tales proyectos.
La revisión de la experiencia de Corea del Sur y Japón muestra que la mala asignación de créditos en el sector corporativo jugo un rol clave en las crisis experimentadas por ambos países en los años noventa. En los dos casos, la crisis obligo a una reorientación de las políticas económicas para hacer frente a los problemas de endeudamiento del sector productivo tras años de bajas tasas de interés y subsidios masivos que incentivaban la toma de riesgos excesivos. En el caso de China, la evidencia sugiere que el país asiático está empezando a enfrentar precisamente el mismo problema. Entre 2007 y 2012 la deuda del sector corporativo no financiero en China paso de 130% del PIB a 190% |7|. Dicho incremento del endeudamiento se dio en el marco del plan de estímulo del gobierno para hacer frente a la crisis internacional, sin embargo la evidencia muestra que el impacto del crédito sobre el crecimiento económico se ha reducido de manera progresiva |8|. En la medida que se reduce la productividad del capital fijo, mayores niveles de crédito y endeudamiento son requeridos para mantener los niveles de crecimiento actuales, lo cual incrementa la vulnerabilidad de la economía china, tal y como ocurrió anteriormente en Japón y Corea del Sur.
El tercer mecanismo de la estrategia de desarrollo de China es un tipo de cambio artificialmente alto. Durante los últimos años este se ha convertido en un tema altamente controversial en el marco de la llamada guerra cambiaría. Mientras la atención se concentra en el aumento de la competitividad de las exportaciones chinas producto de un tipo de cambio alto, el elemento que se pierde en el debate es en el impacto de este sobre el consumo y el ahorro dentro del país. Al aumentar el costo de las importaciones, el tipo de cambio alto reduce el ingreso real de los hogares en términos de su capacidad adquisitiva. En otras palabras, tiene como efecto directo una reducción del consumo por parte de los hogares en China. Si esta reducción en el consumo es superior al incremento en la producción, por definición el ahorro nacional debe crecer y con ello el superávit externo del país. Es decir que la represión del consumo interno, vía tipo de cambio, va de la mano con el crecimiento de los superávit externos para sostener el crecimiento económico.
Para que la relación entre estos tres elementos pueda mantenerse en el tiempo se requieren dos componentes clave. En primer lugar, disposición por parte del país en general, y de los hogares en particular, de mantener unos términos de intercambio altamente desfavorables que afectan directamente el ingreso real y capacidad de consumo de la población. Como en el caso de la represión salarial, el sacrificio en términos de capacidad de consumo se ve compensado por la capacidad del sector productivo de generar nuevos empleos que permitan aumentar los niveles de vida de los cerca de 20 millones de personas que emigran anualmente de las regiones internas de China hacia las costas del país donde se encuentran las masivas zonas de manufactura y exportación del país. En segundo lugar, el resto del mundo debe estar dispuesto a acomodar el incesante crecimiento de la producción y ahorro de China en la forma de exportaciones de manufacturas y flujos de capital. A medida que la participación del consumo como porcentaje del PIB en China se redujo de cerca de 50% a menos de 35% a lo largo de la última década |9|, el resto del mundo ha tenido que acomodar cada vez mayores volúmenes de exportaciones provenientes de China.
Llegados a este punto resulta claro que en la actualidad el modelo de desarrollo de China enfrenta dos grandes obstáculos. El primero de ellos es el rápido crecimiento de los problemas de crédito asociados a un sistema financiero altamente distorsionado. Las presiones del gobierno para mantener un rápido crecimiento del crédito han resultado en una creciente malversación de recursos todas vez son cada vez menores las posibilidades rentables de inversión que justifiquen los créditos |10|. La implicación directa es que tarde o temprano las pérdidas derivadas de esta situación tienen que ser reconocidas. En la medida que las pérdidas del sistema financiero sean subsanadas por medio de mayores impuestos o captura de los ahorros, ello solo empeoraría los desequilibrios presentes dentro de China en términos de reducir aún más la participación del ingreso y consumo de los hogares en la economía y por ende la dependencia en la inversión y el crecimiento de las exportaciones.
Por otra parte se encuentra la disposición del resto del mundo de seguir acomodando los excedentes comerciales de China. Aun si el gobierno de China es capaz de posponer el reconocimiento de las perdidas en el sector financiero, las mayores presiones comerciales asociadas al contexto actual donde la economía de los Estados Unidos sigue recuperándose lentamente y las principales economías europeas se hunden en la recesión hacen poco probable que el país asiático pueda mantener su estrategia de desarrollo indefinidamente. Ante esta situación no es una casualidad que tras la crisis en el 2008, China haya aumentado sus esfuerzos para exportar sus excedentes de ahorro hacia América Latina y África. En la medida que las exportaciones de capital equivalen a una importación de demanda de otros países, este mecanismo representa un intento de última instancia para mantener el crecimiento económico y de empleo asociado con las exportaciones a costa del sector productivo de estos otros.
Así, el rebalanceo que debe ocurrir en la economía China, de la misma forma que tuvo lugar en Corea del Sur y Japón, será a través de una combinación de reducción de la tasa de crecimiento económico, reducción del ritmo de crecimiento del empleo y más importante aún, una mejora significativa de los términos de intercambio del país. Debido a que las políticas de transferencia de ingresos de hogares al sector productivo exportador están orientadas a la constitución de un sector manufacturero competitivo que permita retener el valor agregado generado por la economía, es lógico que una vez se alcanza este objetivo y se agotan las posibilidades iniciales del modelo de desarrollo, cambien las condiciones de vida de la población.
En este punto es importante dejar en claro que una reducción en el crecimiento económico no necesariamente se traduce en un deterioro de las condiciones de vida de los hogares. En realidad sucede lo contrario. Toda vez el cambio de modelo implica inevitablemente el abandono de las políticas de transferencia de ingresos, la desaceleración en el crecimiento de la economía y el empleo se ve compensada por una mejora en los ingresos reales de los hogares. Los ejemplos históricos muestran que medidas tales como el incremento de los salarios, mejoras en la red de seguridad social y de los términos de intercambio de la economía, son todos elementos que tienen lugar y permiten el desarrollo de un mercado interno una vez ha sido establecida una base manufacturera exportadora. Más importante aún son elementos absolutamente necesarios para mantener el apoyo político de la población por medio de la consolidación de una clase media con creciente capacidad adquisitiva, en un contexto marcado por el estancamiento en el crecimiento del empleo. Este es el proceso por el que China, aun de manera renuente, debe atravesar en los próximos años.
Visto desde esta perspectiva, la transformación del modelo de desarrollo de China posee profundas implicaciones para América Latina, las cuales pueden ser desagregadas en 3 grupos: su impacto sobre los precios de las materias primas y por definición sobre los términos de intercambio de América Latina; su impacto sobre los ingresos reales de la población; su impacto sobre los ingresos fiscales y la estrategia de desarrollo de los países en la región. Estos elementos serán explorados en la siguiente parte del artículo.

Notas

|1| Datos del Banco Mundial de precios reales de materias primas con base 100 en el año 2005. Promedio de incrementos no ponderados de los precios de los grupos de materias primas de energía, metales, alimentos y metales preciosos.
|2| Datos de UN Commtrade utilizando clasificación SITC Ver. 3.
|3| Ver, Kolesli K. “Backgrounder: China in Latin America” US-China Economic and Security Review Commision, disponible en: http://origin.www.uscc.gov/sites/de.... Para datos de 2011 ver, “China´s trade with Latin America grew in 2001” disponible en: http://in.news.yahoo.com/chinas-tra....
|4| Por definición de cuentas nacionales, el ahorro nacional es igual a la diferencia entre la producción y el consumo. En presencia de equilibrio fiscal, el ahorro nacional es igual a la diferencia entre exportaciones e importaciones. Por ende mayores niveles de ahorro nacional se corresponden por identidad macroeconómica con un aumento del superávit externo.
|5| Ver, “Should China raise wages”, disponible en: http://www.economonitor.com/blog/20...
|6| Ver, “Percentage of wage income in GDP falls”, disponible en: http://english.caixin.com/2010-05-1...
|7| Ver, Chancellor E. y Monelly Mike “Feeding the Dragon: Why China´s Credit System Looks Vulnerable”, disponible en: http://es.scribd.com/doc/121710465/...
|8| Ver, “Yuan lending expansión keeps momentum”, disponible en: http://www.chinadaily.com.cn/cndy/2...
|9| Ver, ¨ Household Consumption as a Percentage of GDP¨, disponible en:http://www.chinaglobaltrade.com/fac...
|10| Ver, “Deflating Shadow Credit in China”, disponible en: http://ftalphaville.ft.com/2013/02/...