Mostrando las entradas con la etiqueta 07/07/2008. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta 07/07/2008. Mostrar todas las entradas

lunes, 7 de julio de 2008

ALVA CASTRO Y EL PARO



El antiaprismo feroz quiere que el doctor Luis Alva Castro se quede en la cima del ministerio del Interior.

Y es que nadie mejor que Alva Castro para que el antiaprismo cunda, se derrame como la lisura.

Alva Castro es la imagen del aprismo entendido como sebo de culebra y discurso de Melquíades presentándote el hielo como una novedad de los sabios de Memphis.

-La policía no llevó armas –miente Alva como marrano al referirse a los disparos que mataron a dos campesinos durante el último paro regional de Ayacucho.

Y claro que las llevó y por supuesto que las disparó, como lo sostienen un fiscal al que han silenciado en el ministerio público, el examen forense de la morgue donde llevaron a las dos víctimas, y hasta la Novena Dirección Territorial –con sede en Ayacucho- de la mismísima Policía Nacional.

-La licitación ha sido un proceso limpio –babea Alva Castro. Y por supuesto que ha sido inmunda, arreglada con una firma de traferos que querían vender 687 patrulleros chinos marca “Joy Way” (o algo así) a precios de carros japoneses, y abortada sólo porque la prensa independiente descubrió el miriñaque a tiempo.

-La policía tiene ahora los recursos para hacer sentir su presencia en todo el país –ventosea Alva Castro mientras descubren la enésima banda de ladrones y asesinos dirigida por un oficial de la policía en actividad y en el mismo momento en que el general Jordán tiene que rendirse ante una muchedumbre enardecida porque alguien, cumpliendo órdenes de Alva Castro, arrojó bombas lacrimógenas sobre la gente y desató el enfrentamiento: 700 policías versus 15,000 manifestantes.

Y así sucesivamente, sin remedio, inexorable como el herpes, Alva Castro va mintiendo y “haciendo política”, describiendo lo que no se hizo, reclamando los éxitos de ultratumba que no se lograron, profetizando lo que no se hará. Es decir, entendiendo la política –y casi la vida- como el arte del hueveo y la gracia de la impostura zarzuelera.

Este director que fuera de “La antorcha leonciopradina”, doctor honoris causa por las universidades apristas Federico Villarreal, Garcilaso de la Vega y Antenor Orrego, fue el que puso la primera piedra en el monumento a la ruina que empezó a levantarse en 1985 y fue autor específico del asalto a los certificados en dólares que el Estado perpetró cuando él era primer ministro, segundo de a bordo, tercero en discordia y cuarto del rescate a la hora de Alí Babá y los 40 principales.

Fue en esa época en que salió publicado su libro “El futuro comienza hoy”. Bueno, la verdad es que comenzó ese día y terminó a la semana siguiente (un viernes) porque lo demás fue pesadilla de intis que desaparecían, pollos que levitaban y una corrupción tan hedionda que, comparada, convirtió a Sodoma y Gomorra en parte del tour de los lugares santos y a Sin City en un parque temático de la cadena Disney.

Y después, cuando Fujimori quería matar a García, Alva Castro no es que se jugara la vida ni mucho menos. Por allí anduvo, dedicado “al estudio de Haya de la Torre” –pobre Haya- y al cultivo de diversas amistades. Una de esas camaraderías tuvo que ver con Humberto Abanto Verástegui, que llegó a ser gerente general de la empresa Algamarca (de los Sánchez Paredes) mientras asesoraba congresal y personalmente a Alva Castro. ¿Cuál es en este momento la naturaleza de ese vínculo, jamás negado por ninguna de las partes? La pregunta es pertinente si se recuerda que los Sánchez Paredes, dueños de varias minas y denuncios, tienen conflictos por lo menos con una comunidad campesina y con una empresa minera que reclama los mismos derechos que hoy hace prevalecer, judicialmente, esta familia diezmada por los ajustes de cuenta a plomo limpio.

El mejor retrato de Alva Castro lo pintó él mismo, cuando dijo que la plata que metió como publicidad estatal en RBC (280,000 soles) se justificaba “por la sintonía del Canal”. ¿Cómo podía saber Alva Castro qué sintonía tiene el canal del ex fujimorista Morey si hace años que nadie mide la temperatura de su antena polar? ¿O no sabe que Canal 11 no está en las encuestas de Ibope dado que no quiere pagar la cuota que pagan los otros?

Y ahora anuncia Alva Castro que para el paro de pasado mañana saldrá la Fuerza Armada “a resguardar el orden”. ¿Este señor pretende que los tanques intimiden a la CGTP, que los soldados de la II División patrullen las calles y que el general Edwin Donayre se haga cargo de la papa que a él le quema las manitas? ¿Qué quiere este padre exuberante de todas las incompetencias? ¿Que la policía sea sustituida de una vez por las Fuerzas Armadas?

Lo que quiere Alva Castro es un misterio. Lo que quiere la mayoría de la población en relación a tan distinguido funcionario sí está claro según todas las encuestas: que se largue. ¿No es que el Apra ha cambiado y ha dejado de ser sectaria, excluyente y mitómana? ¡Que lo demuestre!
AUTOR : CESAR HILDEBRANDT
DIARIO LA PRIMERA,07/07/2008

EL 9 NACE UN NUEVO RUMBO

Image

¡Chillidos! ¿De ratas de alcantarilla? Esa es la sensación –en los oídos del rey Alan I– de las millones de voces que protestan, "olvidando" –gracias a la infiltración comunista– que están viviendo en el paraíso de AL. "Saldrán a chillar" este 9 de julio, dijo a la prensa días atrás. ¿Como Moquegua? ¿Son solo chillidos irracionales las extendidas protestas en los últimos 20 meses, que han involucrado a más del 60% de las regiones del país, a obreros de construcción y trabajadores mineros en huelga, a médicos y trabajadores de la Salud, a cocaleros y algodoneros, a comunidades campesinas y nativas, a productores de leche y a pescadores, a maestros de escuela, docentes y estudiantes universitarios? ¿Está Palacio asediado por una plaga de ratas o serán chillidos de los corredores palaciegos?

García obvia un país erizado y una protesta que crece no solo en dimensiones, sino en razones. ¿Es irracional oponerse a una política de crecimiento económico sin desarrollo, sin redistribución de la riqueza, sin beneficios para las mayorías? ¿Es absurdo reaccionar frente a la incesante alza del costo de vida que golpea a los más humildes, ante la pasividad de un gobierno que ni regula ni actúa frente al problema que desborda todas las previsiones del mismo régimen? ¿Es tolerable que mientras las utilidades de las grandes empresas se multiplican varias veces, los salarios y sueldos de los trabajadores hayan permanecido prácticamente congelados durante los casi dos años de reinado alano-fujimorista? ¿Es un chillido demandar freno a que las grandes transnacionales se lleven nuestros recursos naturales a cambio de migajas, mientras hacen sobreutilidades gigantescas (más de S/.62,000 millones de soles en los últimos 3 años), con vergonzosos privilegios tributarios y atropellando comunidades campesinas y nativas, mientras el gobierno incumple su compromiso electoral de aplicar el impuesto a las sobreganancias? ¿Será que podemos seguir viendo –impasibles– cómo se deteriora nuestra educación y salud públicas, mientras del país parten –cual carabelas coloniales cargadas de oro– los ingentes recursos naturales que nos pertenecen?

La inflación anualizada del 2008, solo tomando en cuenta los tres primeros meses del año, supera el 5.55%, según los conservadores cálculos de la U. del Pacífico, sin aclarar que para los pobres, que emplean la mayor de sus ingresos en alimentos, es mucho mayor. A julio es más, pero Alan se niega a aumentar los sueldos y salarios. ¡Cómo no reaccionar!

La ofensiva gubernamental contra la propiedad de las comunidades campesinas y nativas, y su pretensión de subordinarlas a la expansión y expoliación de transnacionales mineras, petroleras o madereras no generan chillidos sino protestas y reacciones justificadas. La privatización de puertos y aeropuertos (entregándolos a intereses geopolíticamente negativos, como los del gran capital chileno) exacerba la reacción nacional. La privatización del mar, con la ley de cuotas del rey que maneja Produce, convoca a la acción a pescadores y armadores. La intención de subordinar el manejo de los recursos de las regiones a la autorización de la caja central, los turbios manejos del canon y la negativa a trasladarles las empresas públicas regionales alientan a los movimientos descentralistas. La negación de los derechos que corresponden a los trabajadores mineros reanima su huelga nacional. La obstaculización de la negociación colectiva por rama y la continua precarización de los derechos de los trabajadores de la MYPES para permitir a grandes empresas dividirse y aprovechar de regímenes laborales de mínimos derechos generan movilización y justificada reacción laboral. Y si a ello se suman la corrupción impune y una agresiva política de criminalización de la protesta social, persiguiendo y deteniendo a los que reclaman cambios y enfrentan los abusos, pues el Paro Nacional tiene razones.

Se equivoca García también al responder qué vendrá después del 9. Dice "después del 9, viene el 10, y el Perú continúa lo de siempre". No, el Perú no continuará "en lo de siempre" después del Paro Nacional Agrario del 8 y 9, y del Paro Nacional –cívico y popular– del 9. Estamos hartos de "lo de siempre". Algo nuevo está naciendo: una gran unidad de fuerzas por el cambio. Viene la Asamblea Nacional de los Pueblos del Perú, convocada para noviembre. Viene el esfuerzo de construir un gran tejido de organizaciones sociales, regionales y políticas, capaz de construir, articular y representar una propuesta de nuevo Perú, de nuevo rumbo para el país: un país dueño de su propio destino, en control de sus recursos naturales y sus servicios fundamentales, con capacidad de transferir una importante parte de la renta que hoy genera la explotación de nuestros recursos naturales agotables para promover un desarrollo sostenible, al servicio del bienestar de las mayorías. Viene el esfuerzo de forjar una representación amplia y consistente de esa alternativa, que sume a todos los que quieren y batallan por el cambio, por un Perú soberano y descentralista, con justicia social. Un nuevo rumbo se está abriendo paso.

AUTOR : JAVIER DIES CANSECO

DIARIO LA REPUBLICA,07/07/2008

INFLACION EN ALIMENTOS GOLPEA MAS AL PERU QUE AMERICA LATINA

Queda claro que la inflación, después de varios años, ha vuelto al primer plano de las preocupaciones económicas en todo el mundo. Son dos los rubros que contribuyen a su aceleración: los combustibles y los alimentos. Cada uno de ellos es explicado por factores estructurales y coyunturales, lo que es materia de amplio análisis en los medios de prensa. Y la conclusión es que los factores estructurales de ambos mercados pesan más que los coyunturales, lo que quiere decir que los precios continuarán en esos niveles (o seguirán creciendo) por muchos años.

Se sabe que la inflación golpea más a los sectores de menores ingresos y, sobre todo, a los pobres. Esa regla es general. Pero hay particularidades que determinan diferentes niveles de impacto del aumento de los alimentos. Así, por ejemplo, en EEUU el peso de los alimentos en la canasta promedio de las familias es de 16%. La cosa es distinta en los países africanos, donde ese mismo peso es 70 a 75%. Por tanto, si bien el alza de alimentos preocupa a los norteamericanos, para los africanos el problema es, literalmente, de vida o muerte.

¿Y cómo está América Latina? Veamos. En el Perú el peso de los alimentos es el 47.5% de la inflación que mide el INEI, sobre la base de un ingreso de S/. 1,200 soles mensuales para una familia de 5 personas. Este 47.5% es enormemente alto comparado con Brasil, Argentina, México, Venezuela, Chile y Colombia (ver cuadro), donde el peso de los alimentos en la canasta promedio es muchísimo menor (*).

Esto no se debe a que los alimentos en el Perú sean más caros que en los otros países, pues el nivel promedio de precios de los alimentos es parecido. La cuestión es que en el Perú la pobreza es más alta y el salario es más bajo, por lo que se destina una mayor porción de los ingresos en alimentos. A lo que se agregan tres elementos que agravan la situación: 1) que para los sectores pobres D y E de Lima, según cálculos de Apoyo, el peso de los alimentos en la canasta es de 55 y 59%, respectivamente.

2) Que la inflación que considera el BCR de 3.9% es solo la de Lima. Pero la inflación "del Perú que no es Lima" es mucho mayor: según el INEI fue de 4.94% (en Arequipa fue 8.7%, en Huancayo 6.1%). Y el poder adquisitivo "en provincias" es menor que el de Lima, porque el nivel de pobreza es mayor. 3) el Perú es un país importador neto de alimentos, como resultado del abandono de las políticas de soberanía alimentaria.

En el Perú, entonces, la inflación de alimentos "se siente" más porque hay más pobreza y se gana poco y a que la legislación vigente es antitrabajador, como es ampliamente conocido. Por ejemplo, a diferencia de Argentina, Colombia y Chile no está institucionalizado el aumento anual del salario mínimo. Además, muy pocos trabajadores están en planilla, por lo que casi no tienen beneficios laborales. A lo que se agrega que el DL 1086, Ley MYPE, ahora establece que la "pequeña empresa" abarcará hasta 100 trabajadores, lo que implica el recorte de salarios y de derechos sociales.

Es el resultado de los extremos de la política neoliberal, por lo que urge poner el péndulo al medio en las relaciones entre Estado y mercado. Así van las cosas en este país que crece con cifras de dos dígitos, pero que no reparte sus frutos de manera igualitaria. Es eso lo que explica y legitima la protesta social del Paro del 9 de julio.


(*) La información proviene de un trabajo reciente presentado al Consorcio de Investigación Económica y Social, CIES, por el economista Hugo Perea, del BBVA.

AUTOR : HUMBERTO CAMPODONICO

CRISTAL DE MIRA, 07/07/2008